Vox: en el punto de mira

La mentira y la violencia van de la mano. Son los dos recursos para obtener de otros lo que se desea en juegos de suma cero, donde el intercambio no se contempla o se considera malo. Entre los individuos es destacable que sean los psicópatas reconocibles por el uso del engaño y la intimidación o la agresión para lograr sus objetivos egoístas. Así que tampoco sorprende demasiado que en un orden superior y más complejo de trato social, en los asuntos de las «polis» o, como hoy los llamamos, la política, sean la manipulación y las amenazas y ataques físicos el «arma» utilizada por los maquiavélicos aspirantes a príncipes o a plebeyos de una feliz arcadia.

Hoy en España se está observando cómo funcionan estas herramientas en manos de los próceres de la izquierda política y (su medio), los medios de comunicación «afines». No hay nada nuevo bajo el sol porque la naturaleza humana, de ése animal político perfectamente identificado por Aristóteles, dispone de sólamente un número limitado de recursos cognitivos y comportamentales para obtener, dentro del marco de una sociedad de homo sapiens (presumiblemente inteligentes), su sustento o sus prebendas.

No voy a rehuir el discurso, ni a dejar de señalar a los responsables de nuestras miserias nacionales. Voy a bajar a la arena. Hoy es VOX la organización que está en el punto de mira de los que hacen uso de la manipulación en los medios de comunicación y en las redes, así como desde los poderes instituidos, investidos de la autoridad que da el haber sido elegidos democráticamente como representantes de la Soberanía Popular, de ésos que de momento tienen las riendas y a ellas se aferran con un frenesí casi histérico. Y por supuesto está en el punto de mira de su «brazo armado», que no es el que está establecido conforme a la ley y al Estado de Derecho, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, sino un conjunto de agitadores callejeros que entienden que representan al pueblo y son la democracia viva y activa, que se dedican a hacer escraches, acosos, y a amenazar a los que no piensan como sus líderes y lideresas, cuando no directamente a a agredirles físicamente.

Ahí los tenemos, los Señoritos y Señoritas que se lavan las manos como Pilatos en nombre del Progreso y la Democracia Avanzada y los tontos útiles que a pie de calle están dispuestos a manchárselas incluso de sangre, que han sido manipulados por el nuevo método de la izquierda de alcanzar la hegemonía: el marxismo cultural, ése que Rajoy despreció hasta el punto de no darse cuenta que iba a acabar con su «economicismo». Porque los pilares de una sociedad abierta no son económicos: es preciso un marco institucional estable (imposible de articular en medio de un caos posmoderno y relativista), pues solamente con éste marco institucional estable se puede salir en libertad a las calles, a los puestos de trabajo o al mercado así como a las actividades de ocio o las que no tengan ánimo de lucro, con tranquilidad para hacer posible el mantenimiento y la creación de las relaciones de producción necesarias para que exista una economía sana y próspera, en definitiva, una economía de mercado.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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6 comentarios

  1. La redes sociales están llenas de feministas que se encargan de recordarnos continuamente la violencia de género o que estamos en un estado patriarcal y yo pienso que estas mujeres necesitan de la protección del hombre al que “odian” pues no se entiende de otra forma su continua reivindicación de debilidad, una mujer valiente, fuerte, con amor propio, segura de sí misma no necesita más protección que de las leyes.

    Me pregunto cómo se pueden hacer leyes que contravienen nuestra Constitución y convenios internacionales a los que estamos sujetos y no haya nadfie denuncie estas leyes. ¿O en verdad es un negocio? Diría que además de dividir a la sociedad que tanto le gusta hacer a la izquierda, más bien es un negocio para determinados despachos de abogadas vinculadas la PSOE, os dejo lo datos y los convenios internacionales que no respeta España a los que estamos sujetos.
    https://situacionesdficiles.blog/2019/01/19/la-mal-llamada-violencia-de-genero/

  2. Completamente de acuerdo con el art.: echaba de menos que desde esta página, a la que se presume de orientación liberal, se defienda a las víctimas de las agresiones, en este caso a Vox, cuyo único pecado parece ser el que sus agresores la tilden de extrema dereha y su éxito electoral en Andalucía.
    Por cierto, durante la II República, desde los partidos y sindicatos de izquierdas y anarquistas se empezó una campaña de violencia, intimidación, que terminó finalmente en el asesinato de miembros y simpatizantes de un partido político muy minoritario llamado Falange (tan minoritario que era extraparlamentario), que solo respondió con los mismos medios, cuando fue evidente de que desde las instituciones republicanas se amparaba la violencia ejercida contra ellos y que era suicida seguir las instrucciones iniciales de su líder, J.A. Primo de Rivera, de no responder a las agresiones.
    Lo digo porque si llega el caso de que Vox ejerza su derecho a la autodefensa, no seré yo el fariseo jesuita que se lo reproche y que le recomiende que ponga la otra mejilla.

    • Gracias PVL.

      Desde aquí defendemos el liberalismo, y es por ello que también estamos obligados a defender lo que lo hace posible. Y eso, entre otras cosas, es lo que he hecho en este post.

      Confío razonablemente en que éste no sea un partido minoritario por mucho tiempo. Porque ya basta de comtemporizar con liberticidas.

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