El estado y Bitcoin: un amor imposible

Estamos a punto de vivir uno de los momentos que pasarán a la historia de bitcoin. Todas las estimaciones apuntan que antes del 15 de marzo se hará pública la decisión de la SEC (Comisión de Valores de Estados Unidos) de permitir la entrada del primer fondo cotizado (ETF) de bitcoin. La moneda virtual ha protagonizado numerosos titulares en los últimos meses debido a su espectacular subida hasta los casi 1.300 USD por unidad, llegando incluso a superar el precio del valor reserva por excelencia, el oro.

En los próximos días se va a producir un desplome o un despegue en el valor de la moneda virtual, todo depende de las acciones que lleve a cabo la agencia gubernamental norteamericana. Podemos predecir lo que va a ocurrir analizando eventos similares del pasado, pero primero debemos aclarar qué es “blockchain” y qué supone esta tecnología para un ente de control centralizado como el Estado.

¿QUÉ ES BITCOIN?

Para quienes no estén familiarizados con el término bitcoin (BTC), es la primera y más famosa moneda virtual, su funcionamiento es totalmente descentralizado y está basado en el sistema blockchain o cadena de bloques. A grandes rasgos consiste en un sistema de procesamiento de transacciones en el que puede tomar parte cualquier usuario de la red bitcoin, en el que en cada bloque son verificadas las operaciones realizadas dando paso a la creación de un segundo bloque donde se repite el proceso creando así una cadena de bloques de verificación de transacciones.

Para comprender la perfección de este sistema sin entrar en complejas descripciones técnicas pensemos en lo siguiente, desde su creación en el año 2008 ha sido un sistema imposible de hackear. Existe una cantidad dada de 21 millones, y su valor fluctúa en función del número de usuarios activos. De esta manera actúa como una reserva de valor, un activo digital y un sistema de pago. Un sistema que permite al usuario disponer de un banco central en su teléfono móvil, pudiendo realizar transacciones libres y voluntarias sin que ninguna entidad superior altere su valor o incremente su masa.

LA PREOCUPACIÓN DEL ESTADO Y LOS BANCOS CENTRALES

Los bancos centrales son entidades que gestionan la moneda estatal, controlan la oferta y sus tipos de interés, detentan el monopolio del incremento de la masa monetaria y son gigantes burocráticos con el músculo y la fuerza bruta de un elefante. Sin embargo, su movimiento y capacidad de reacción es lento contra una realidad de crecimiento exponencial y colaborativo de la nueva era de la información, la red blockchain.

Hace algún tiempo que se viene escuchando el rumor de los bancos al respecto de la tecnología blockchain y las criptomonedas. Se les ve preocupados, y es normal. Están afrontando el tema desde la soberbia, la superioridad y la comodidad del diván en el que se vienen acomodando desde hace décadas. Parecen no ser conscientes de que esta tecnología no es algo contra lo que combatir o aliarse, más bien supone un avance tecnológico surgido de cerebros anónimos distribuidos entre la sociedad civil que los va a desplazar y a sacar completamente del juego.

¿DESPLOME O DESPEGUE?

La experiencia nos dice que cuando el Estado se acerca a BTC es para dos cosas: manipular su valor o desprestigiar la tecnología. Se sienten demasiado amenazados por un sistema que no entienden y sobre el que no pueden ejercer demasiado control. Su carácter descentralizado supone perder uno de sus mecanismos de control más preciados, el dinero.

En este caso todo apunta a una negativa por parte de la SEC, de hacerlo conseguirían dos cosas: la primera alterar el valor de la moneda a la baja y poder recomprarla en mínimos para ganar el diferencial, y la segunda seguir con sus intentos de desprestigio a una tecnología que consideran amenazante para su posición de dominio.

Autor: Raúl Asensi, Gestor de Comercio Exterior

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