Helmut Schmidt: el filósofo pragmático

La mirada clara tras las gafas caídas y el humo de su eterno cigarrillo.Helmut Schmidt siempre supo mirar de frente a quien le interpelaba. También lo hizo con la parte de la historia que le tocó protagonizar.

La mayoría le adoraba. En los años cincuenta había sido descrito ya como alguien «por encima de la media», «excepcional» y «superdotado». En los años sesenta sus rivales ideológicos le respetaban como un «agudo pensador», un «filósofo pragmático». Todos admiraban su capacidad de aprendizaje, de percepción, de memoria y de concentración. Decían de él que era muy trabajador, pertinaz, eficiente, exhaustivo, ordenado, con experiencia y bien preparado, casi un workalcohólico. Estos y otros adjertivos llenan las páginas de los artículos y libros escritos sobre su persona.

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Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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