Ni monarquía ni república. Yo quiero libertad

“El Libre no exige de sus conciudadanos “coincidencia en los fines”, pero la sabe cierta, pues nos es común a todos los humanos” (Die Philosophie der FreiheitSteiner, Rudolf. Berlín 1891).

Ser “Libre” es la forma más natural de ser “Humano”. La propiedad de “ser libre” no radica en el pasado del hombre (herencia o socialización), sino en su futuro; es expresión y marco de nuestra acción, la meta de nuestro desarrollo. De nada servirían los contratos, las normas, las reglas y las leyes si los humanos que se someten a ellas no dispusiesen ya de una predisposición natural por la acción conjunta, social. Y entonces, el nombre de la forma de sociedad elegida es absolutamente irrelevante.

Efectivamente, el culto puro al “yo-individuo” no deja sitio para el cerdo que llevamos dentro, sólo para los muchos que hay ahí fuera. Toda la parafernalia entorno al ego no desemboca ni en la autorealización, ni en la felicidad. Tampoco en la libertad.

Y de libertad se trata. Estudiar, informarse, formarse (lo contrario de adoctrinarse, aborregarse, apandillarse) proporciona esa masa crítica de ideas necesaria para, desde la percepción de uno mismo, poder proyectarse en las tareas de un grupo.

La verdadera base del pensamiento liberal es que nadie puede saber quien es el que más y mejor sabe sobre algo, y que el único proceso para averiguarlo es un proceso social espontáneo en el que cada cual intenta lo mejor de sí mismo para ponerlo al servicio de los demás.” Lo dice Friedrich August von Hayek.

Yo no soy creyente de ninguna religión o ideología. No existe ninguna ortodoxia con la que pueda sentirme completamente identificado. Pero ello no significa que no exista nada en lo que creer. Y de mi profundo respeto por aquello en lo que creo nace mi profundo respeto por aquellos que creen. Comunistas, conservadores, monárquicos, republicanos, católicos, budistas, mahometanos, cientólogos, ateos, calentólogos, … me da igual. Y de ese profundo respeto por los otros nace mi firme decisión de no imponer a nadie ni mis ideas, ni aquello en lo que creo. Mi manera de pensar es la mía, ni mejor ni peor que la suya. Podemos discutir, acaloradamente si le gusta. Pero mi meta no será jamás obligarle a pensar lo mismo que yo pienso. Mi meta jamás será obligarle a hacer lo mismo que yo hago. Mi meta se limitará a hacerle entender que usted no tiene ningún derecho a obligarme a mí a hacer lo que usted cree correcto, pues yo lo veo de otra manera.

Les ruego detengan su marcha y permitan que su bandera (la tricolor, la rojigualda, la que prefiera) ondee sola por un minuto. Piense en lo que quiere ser usted y piense en lo que quieren ser los demás. Lo sabe? y si no lo sabe: porqué cree que la suya es la mejor solución?

RECUERDE: los individuos fuertes impusieron siempre su voluntad, utilizando para ello las armas y argumentos que en sus manos ponen el Estado y las leyes. Los débiles serán quienes realmente se beneficien de la máxima “respeta al otro y su propiedad”. El hombre libre se protege a sí mismo y su propiedad en la misma medida en que respeta al otro y su propiedad, no limitándola ni destruyéndola. 

Le invito a que no se limite a cambiar de dueño o cambiarle su nombre! Le invito a dar ese pasito mínimo que le permitirá ver los árboles y no sólo el bosque. Ah! que no quiere? Me parece muy bien también pero, dígame, qué piensa hacer con los que sí queremos?

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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10 comentarios

  1. En realidad creo que la libertad no es posible sin un cierto grado de tolerancia. Mientras más tolerancia exista en una sociedad, más libre podrá ser. Pero como no podemos esperar que todos seamos tolerantes y buenos al 100% toda la vida, debe existir un Derecho (sí, con mayúscula) que la sociedad reconozca como válido y en el que se base la resolución de los conflictos que inevitablemente se producen en cualquier sociedad. El resto es economía. Pero para llegar a este punto se necesita un consenso tácito de la gente en torno a la preferencia general por este modelo de sociedad, de lo contrario la sociedad no puede funcionar. No creo en los botones mágicos que hacen explotar el estado y luego todo es maravilloso. Una revolución sin una idea de libertad basada en la tolerancia engendra la tiranía y la opresión. Acordaos del lema original de la Revolución Francesa: “Libertad, Igualdad y Fraternidad… o Muerte”.
    Por cierto, soy nuevo por aquí, pero como el sitio tiene buena pinta seguro que vuelvo en la medida en que tenga tiempo. Es bueno enterarse de que uno no es Robinson Crusoe. Saludos.

  2. Ja, ja, Luis. Ayer quería haberte contestado que también en un sistema feudal «cada cual busca/ba la manera de hacer realidad sus proyectos de vida».
    Estas hablando de Libertad y Democracia, con mayúsculas, tu artículo no habla de un «sistema político», sino de esas cosas con mayúsculas: Libertad, Responsabilidad. Viejecita ha querido lijar un poco las mayúsculas y yo quiero solo decir que los libertarios podrian/mos ganar muchos puntos si hiciéramos hincapié en la responsabilidad (individual). Es la parte fea quizá, pero creo que sería util construir el discurso de la libertad a partir de ese punto.

  3. Don Luis

    Tengo que reconocer que no creo ni en la Libertad, ni en la Democracia, así con mayúsculas. Mi cerebro no está preparado, ni me apetece prepararlo, para el pensamiento tan general y tan abstracto.

    Eso sí, cada vez que me parece que se está mermando alguna de mis pequeñas libertades concretas, :
    – como lo de obligarme a ir pisando huevos por carreteras hechas para poder disfrutar conduciendo ,
    – como lo de impedirme comprar los DVDs de las películas que me apetecieran, en la parte del mundo que me apeteciera, por culpa de la división en zonas, acordada por los fabricantes, para obligarnos a esperar a los distribuidores locales,
    – O, por supuesto, que no se me pregunte si estoy o no estoy de acuerdo a que se parta mi país, España, que es mío entero, y del que soy suya entera, en distintos paisitos independientes..

    Cada vez que me de cuenta de algo de esto, que me afecte, protestaré en público y en privado, mandaré escritos a los organismos correspondientes, y haré todo lo que pueda en contra de ese pisoteado de mis libertades concretas…

    Pero claro, este hilo no iba de lo concreto, sino de lo Ideal, de lo Abstracto

    Ya siento

    • No, no, no lo sientas! Cada uno mide su libertad como le parece, Viejecita. Lo único que al final debe quedar es que «mi forma de entender la libertad» sólo sirve para mí y jamás debo imponerla a otros. Si lográsemos ponernos de acuerdo en eso, y fuésemos capaces de solventar las diferencias mediante acuerdos de verdad en los que participamos los interesados, otro gallo cantaría. Pero no, preferimos la comodidad de delegar en los políticos, poner en sus manos esas que citas y muchas otras más cosas, para luego quejarnos de que ELLOS lo hacen mal 😉

      • De acuerdo. Totalmente conforme.
        O sea, que Libertad es imposible e impensable sin Responsabilidad.

      • ¿Y si mi forma de hacer realidad mi proyecto de vida se basa en el robo, chantaje o amenazas? Es este momento en que el liberalismo más puro me pierde absolutamente. En un mundo libre, ¿qué me impide tomar el camino de la violencia? ¿las miradas a disgusto de la gente? ¿irán con pistolas por la vida? ¿y si yo me junto con un grupo con ideas similares a la mía y nos imponemos por la fuerza?

        No hago estas preguntas por molestar, es auténtica confusión sobre como se supone que se solventan estos problemas en una sociedad liberal pura, que no deja de ser básicamenta una anarquía.

        • No molestas en absoluto, Interesado.

          No creo que sea posible alcanzar utopía al 100% sinceramente. Quienes nos declaramos algo más radicales en la idea de una sociedad libre SIEMPRE recordamos al lector/oyente que lo más importante para la defensa de la vida, la propiedad y los contratos no es sólo la acción individual, también el imperio de la LEY. Lo que cambia es la perspectiva ética. Lo que no voy a hacer es salir a la calle a «negociar» mi libertad con un «libertad pero mucha policía, videovigilancia y horarios de paseo».

          Por ejemplo: tú ya eres parte de un grupo de afines que pretende no sólo defender su status social mediante la fuerza, nuestras agencias armadas (ejércitos) colaboran activamente en la imposición por la violencia de nuestros valores sociales («democracia») allí donde las circunstancias (incluso las económicas, o primariamente las económicas) permiten a nuestros gobernantes usar nuestro dinero (impuestos con los que pagar a los soldados) para hacerlo. La aplicación estricta del principio de no agresión impediría ese uso bastardo de nuestros medios de defensa.

          Siempre habrá delincuentes, personas que decidan hacer uso de otra ética o de ninguna. Por eso, independientemente de que se pueda disponer de sistemas de seguridad generales, el derecho a la defensa propia es incuestionable. Un intento por tu parte de entrar en mi casa a robar sería recibido no con una mirada de desacuerdo, sino con el cañón de mi fusil. Luego podemos discutir si debemos/podemos portar armas en la calle, u otros matices. PEro en mi propiedad, en el entorno en el que vive mi familia, (en las escuelas, por ejemplo) tengo derecho a defender mi vida, la de los míos y nuestra propiedad.

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