Comprendiendo la economía. Capítulo 19. RIQUEZA, POBREZA Y DESIGUALDAD.

POBREZA ESPAÑAPOBREZA, RIQUEZA Y DESIGUALDAD.

1.- El objetivo de la Ciencia Económica.

Las personas que hayan leído hasta aquí es probable que piensen que he abusado de la teoría pero sin conseguir ningún objetivo práctico.

Sin embargo sin una buena Teoría Económica es imposible conseguir ningún resultado práctico. Parece lógico que como resultado del conocimiento teórico se pudiese eliminar o reducir la pobreza, pero ¿Qué es la pobreza? Aunque parezca una pregunta un tanto retórica no es tan fácil definir la pobreza.

 

2.- Pobreza Absoluta.

La primera definición sería considerar que alguien es pobre cuando no puede satisfacer una necesidad básica. Pero no es tan fácil establecer lo que es una necesidad básica.

Por ejemplo la necesidad de alimentos, que obviamente es básica, se pude satisfacer con una gran variedad de dietas de 2.000-2.500 calorías diarias y con diferentes precios. Sobre las demás necesidades también pueden ser satisfechas en una gran diversidad de grados. Vivienda, ropa, sanidad entre otras cosas pueden ser satisfechas con una gran diversidad de bienes que a su vez pueden ser combinados de diferentes maneras y con un amplio rango de precios.

Necesitamos una vivienda para satisfacer la necesidad de cobijo, pero hay muchas clases de vivienda: de distintos tamaños, con agua corriente o sin ella, con calefacción o sin ella, con luz natural o sin ella, con electricidad o sin ella, entre todas esas clases ¿Cuál sería la vivienda que se consideraría adecuada para satisfacer la necesidad de cobijo? ¿A partir de qué nivel de confort se consideraría que la necesidad de vivienda está satisfecha? Si no establecemos un límite a partir del cual una necesidad básica está satisfecha no podemos determinar lo que es pobreza dado que prácticamente no hay límite máximo para la satisfacción de una necesidad básica. ¿Cuál es el precio del bocadillo más caro? ¿Cuál es el precio de la casa más cara?

No es tan fácil calcular el coste de cubrir las necesidades básicas de una persona o de una familia. En países subdesarrollados se han puesto limites como el de un dólar al día o dos dólares al día por persona como indicadores por debajo de los cuales se estaría en una situación de pobreza extrema.

En países desarrollados (Noruega, Suecia, Finlandia, Islandia, Dinamarca, Polonia, Alemania, República Checa, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Francia, Reino Unido, Irlanda, España, Italia, Portugal, Grecia, Israel, Canadá, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, Singapur, Australia y Nueva Zelanda con más de 1.035 millones de habitantes, el 14,8 % de la población mundial) definir un límite es más difícil.

 

3.- Pobreza relativa.

Debido a las dificultades anteriormente dichas en los países desarrollados se utiliza otro indicador de lo que es el de la pobreza relativa. Como baremo de la pobreza relativa se usa el 60 % de la de la mediana de la renta de los hogares. La mediana de la renta de los hogares es la renta del hogar que tiene el mismo número de hogares con más renta que él que el número de hogares que tiene menos renta que él. Es decir si pusiésemos a todos los hogares en orden de menor a mayor renta, la renta del hogar que quedase en medio seria la mediana de la renta de los hogares.

Sin embargo la pobreza relativa sigue siendo referente a un país en concreto, cada país va a tener un nivel de renta diferente que va a marcar si se es pobre o no. Con la misma renta una familia sería pobre en USA mientras que no lo sería en España.

Voy a analizar la pobreza en dos de los dos países más ricos del mundo: Noruega y USA. Son dos países que aunque muy ricos son bastante diferentes. Noruega es un país con 5 millones de habitantes que debe gran parte de su riqueza a sus exportaciones de petróleo y gas. USA es un país inmenso con más de 300 millones de habitantes que debe su riqueza a cientos de multinacionales con la mejor tecnología del mundo y una mano de obra altamente cualificada, las mejores universidades del mundo y algunos de los clústeres más importantes del mundo.

En los dos países existe un Estado del bienestar que provee de varios servicios básicos a la gente con menos ingresos. Sanidad, educación, ayudas para alimentos y alquiler son algunos de los servicios que dan a sus ciudadanos.

El Estado del bienestar Noruego a pesar de ser probablemente el más extenso y el de mayores recursos del mundo no es capaz de evitar que el 12 % de su población sea pobre. En USA la pobreza está entre un 13 % y un 15 %. Pero tanto en Noruega como en USA los pobres tienen cubiertas las necesidades básicas de alimentación, vivienda, ropa, sanidad y educación para sus hijos. La pobreza se define más por la falta de bienes no esenciales como aire acondicionado, televisión por cable, lavavajillas, coche o vacaciones.

A pesar de lo que pueda parecer por los medios de comunicación o por el cine, la televisión o algunos libros o blogs lo cierto es que en USA menos del 0,2 % de la población carece de vivienda o de alimentos suficientes.

Obviamente no todos los países desarrollados tienen el mismo nivel de pobreza ni las rentas sobre las que se calcula la pobreza son iguales. Por poner un ejemplo España tiene un nivel de pobreza superior al 20 % y el umbral de pobreza es un 20 % inferior al de USA. España es uno de los países con más pobres en términos porcentuales y absolutos de los países desarrollados. Si tomamos como umbral de pobreza los de los países más ricos entre los más ricos (USA, Noruega, Suiza) hay unos 200 millones de pobres en los países desarrollados, aunque siempre entendido como pobreza relativa. La pobreza entendida como la falta de satisfacción de alguna de las necesidades básicas apenas afecta a tres millones de personas en todo el mundo desarrollado (0,3 %) y aún habría que tener en cuenta que mucha de esa pobreza extrema es importada, es decir compuesta por inmigrantes de países del Tercer Mundo.

 

4.- Desigualdad. Redistribución de riqueza.

Desde el momento en que se liga la pobreza a la renta (mediana) y no a la satisfacción de las necesidades es inevitable que se tenga que tratar la desigualdad de rentas.

La desigualdad de renta tiene su origen por un lado en la desigualdad de capital y por otro en la de salarios, las dos fuentes de ingresos. Estas diferencias se producen debido a la diferencia de habilidades y en la cantidad de capital ahorrado y/o recibido en herencia y de la habilidad para invertirlo.

Se puede afrontar el problema de la desigualdad:

1.- Quitando riqueza a los ricos dándosela a los pobres. Lo que se denomina “redistribución de riqueza”.
2.- Aumentando la renta de los pobres sin interferir en el mercado.
3.- Una mezcla de 1 y 2.

Voy a tratar ahora el asunto de la redistribución de riqueza dejando el del aumento de renta sin redistribución para otros apartados.

Toda redistribución de renta (de los ricos a los pobres) lleva aparejada dos injusticias. La primera y más evidente es que se quita riqueza a unas personas con la excusa de que tienen “demasiado” para dárselo a otras con la justificación de que tienen demasiado “poco”. La otra injusticia es que los miembros de la clase media (los que no son ricos ni pobres) que se han esforzado por tener mejores trabajos, que trabajan más o que han ahorrado más van a tener relativamente menos ingresos que aquellos miembros de la clase más pobre que no lo han hecho y que reciben dinero de los ricos.

¿Cuál es la justificación para que los pobres reciban dinero de los ricos? Las justificaciones se basan en dos ideas: una es que los ricos obtienen demasiados ingresos («justica»), la otra es que la redistribución beneficiará también a los ricos y en general a toda la sociedad (externalidades).

Bajo estas ideas subyace una cierta envidia y una idea de que un mundo igualitario es necesariamente mejor.

Los que son favorables a la redistribución de riqueza creen que los ricos obtienen demasiados ingresos debido a las herencias o a negocios no demasiado limpios, es decir sus ingresos son en parte injustos. También se piensa que los ingresos del capital, es decir procedentes de los ahorros no tienen la misma legitimidad que los que provienen del trabajo. Por supuesto los que defienden la redistribución creen que la economía es un juego de suma cero y que la redistribución no causará un cambio en la cantidad de bienes producidos o que si lo hace no perjudicará a los pobres.

El planteamiento de que las herencias son injustas no tiene en cuenta que si en su momento la riqueza fue generada en un mercado libre su propietario debería ser libre de dejarla a quien quiera. Impedir que alguien deje sus bienes a quien decida puede causar toda una serie de daños colaterales: desde que una empresa no se desarrolle porque su dueño sabe que cuando muera ya no seguirá en manos de su familia, hasta que se intenten toda clase de artificios para que se produzcan cambios de la propiedad antes de la muerte de su propietario.

¿Quién, y por qué, debería decidir lo que se hace con los bienes de una persona cuando muere? Impedir que una persona deje en herencia sus bienes a quien quiera no es más que un atentado contra el derecho de propiedad y por tanto contra un principio básico de cualquier sociedad civilizada. A medio plazo toda la sociedad y en especial los pobres se van a ver perjudicados por una política que impida o grave las herencias.

Por otro lado es imposible saber si los herederos sabrán administrar los bienes adecuadamente o si los dilapidarán. Es evidente que los beneficiados con grandes herencias van a partir con una gran ventaja económica pero no necesariamente van a mantenerla.

La riqueza obtenida en un mercado libre no es una injusticia, es un premio a los que más han aportado a la sociedad. Posibilita además que los capitales estén en manos de aquellos que han demostrado capacidad para generarlos y acumularlos.

La mayor objeción a las políticas de redistribución de la riqueza es que pasado un cierto límite lo que se está es incentivando es a no trabajar. Como quiera que prácticamente toda la población en los países desarrollados tiene cubiertas sus necesidades mediante la redistribución de rentas, mucha gente tendría pocos incentivos para trabajar si sabe además que no sólo van a tener las necesidades básicas cubiertas sino que con la excusa de la igualdad van a tener algo más. Sin cierto grado de incomodidad, sin la expectativa de poder conseguir mayor bienestar mucha gente preferiría no trabajar.

Pero cuanta menos gente trabaje menos bienes se producirán y más riqueza se tendrá que transferir y menos habrá para transferir. Es necesario buscar sistemas de redistribución que no fomenten la indolencia laboral y la dependencia de los subsidios.

En cualquier caso la redistribución no soluciona el problema de la pobreza sino que la enmascara con una ayuda que necesita la coacción del Estado y la creación de burocracias.

La redistribución de riqueza pasado un punto acaba generando una fractura social entre los que viven de las ayudas y los que las pagan. Los que viven de las ayudas acaban convirtiéndose en adictos a las ayudas mientras que los que pagan acaban resentidos y frustrados al verse obligados a mantener a una parte de la población, incluso la parte de la población a la que no le quitan y que no recibe dinero pueden sentirse discriminada. Más aún las propias personas que reciben la ayuda pueden sentirse frustradas.

El otro punto en favor de la redistribución de rentas es que también favorecerá a los que pagan las ayudas de una manera indirecta porque se generará “cohesión social”.

La cohesión social es una situación de relativa igualdad de rentas y de servicios recibidos por la gente que impediría que determinadas disfunciones sociales se produzcan.

Por ejemplo si consideramos que la pobreza o las fuertes desigualdades económicas producen delincuencia o vandalismo entonces una redistribución de rentas para conseguir unos ingresos más igualitarios producirá un beneficio a los más ricos porque sufrirán menor delincuencia (habrá una mayor cohesión social). Los impuestos pagados para la redistribución serían como un pago de los ricos para tener una mayor seguridad.

La idea de la “cohesión social” es en el fondo una justificación de la violencia que sólo se podría evitar mediante un pago de una especie de chantaje.

Pero no toda redistribución para una mayor “cohesión social” esta dudosamente justificada. Es el caso de los gastos en educación.

Los gastos en educación ayudan por un lado a nivelar el punto de partida de la gente al permitirles acceder a la educación y por tanto a cualquier tipo de empleo. De hecho esta es la más justa y necesaria de las redistribuciones puesto que ningún niño es culpable de no tener los medios para acceder a la educación. Por otro lado también es beneficiosa para los más ricos por el hecho de que la educación permitirá a la gente tener unos trabajos más productivos y por tanto disminuirá la necesidad de redistribución en un futuro.

Es cierto que aunque el Estado pague la educación de los pobres no puede influir en la educación que dan los padres a sus hijos, y que muchas veces es determinante de su rendimiento escolar, su espíritu de superación e incluso en su adaptación a la vida en sociedad. Pero ¿Cuál sería el criterio para retirar a los padres la custodia de sus hijos y darse la al Estado? Desgraciadamente no existe un mercado de “padres” donde los mejores expulsen a los peores pero salvo casos excepcionales es muy improbable que el Estado lo haga mejor.

Por muy atractiva que sea la redistribución de la riqueza para eliminar la pobreza a corto plazo, lo cierto es que disminuye el ahorro y por tanto la posibilidad de crear más riqueza y empleos en el futuro. También, y como he señalado antes, la redistribución produce dependencia e indolencia a la hora de buscar empleo o de trabajar.

No descarto completamente la redistribución de riqueza, voluntaria u obligatoria, como manera de aliviar la pobreza pero sólo en segundo término y de una manera específica. Dedicaré a eso un capítulo.

 

5.- La causa real de la pobreza en los países desarrollados.

El crecimiento económico ha sido la causa fundamental del fin de la pobreza. Por mucho que los defensores del mito de la lucha obrera digan que las mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores se debe a los sindicatos, a los partidos políticos más o menos socialistas y al Estado la realidad es que sin crecimiento económico debido a la acumulación de capitales y a la pericia de los empresarios toda la riqueza de los ricos hubiera sido insuficiente para sacar de la pobreza a la gente.

Los ricos son ahora más ricos que nunca y la pobreza ha desaparecido porque la productividad ha aumentado y la competitividad del sistema de mercado ha conseguido abaratar los precios de los bienes. Los ricos son más ricos y los pobres son mucho más ricos porque el crecimiento económico ha generado y genera muchísima más riqueza que antes. Futuros crecimientos de la producción debidos a la mejora de la productividad o a la creación de más empleos contribuirán a que los pobres tengan más ingresos sin tener que recurrir a la redistribución.

En los países desarrollados un crecimiento del PIB per cápita del 1 % anual generará un aumento de la renta del 35 % en una sola generación y del 80 % en dos generaciones. Y a eso habría que añadir la renta generada por la acumulación de capitales especialmente en lo referente a la vivienda.

Pero las posibilidades de crecimiento son muchísimo mayores de ese 1% si se deja actuar libremente a la gente. La mejor y más fácil manera de acabar con la pobreza es proporcionando a la gente un empleo. En los hogares en los que hay dos adultos que trabajan y tienen dos hijos (o menos) a su cargo no existe (menos del 5 %) la pobreza.

Por tanto si queremos eliminar la pobreza la mejor manera es acabar con el desempleo.

 

6.- Mitos sobre pobreza, riqueza y desigualdad.

Existen muchos mitos y muy populares sobre este tema:

 

«La pobreza es causada por la riqueza de unos pocos.»

En un sistema de libre mercado nadie puede imponer a otro un intercambio, por esa razón si alguien se hace rico es porque es capaz de satisfacer las necesidades de mucha gente pobre o de bastante gente de clase media o de algunos ricos. Si la gente es pobre no es porque nadie le haya quitado nada sino porque no son capaces de satisfacer suficientes necesidades a los demás. Si obligamos a los ricos a satisfacer las necesidades de la gente sin nada a cambio o con menos de lo que podrían pedir es más que probable que acabemos teniendo que poner un policía detrás de cada uno y en cualquier caso los esclavos no son buenos trabajadores. En definitiva en un mercado libre la única manera de hacerse rico es satisfaciendo muchas necesidades y acabar con los ricos supondría dejar de satisfacerlas es decir expandir la pobreza. La gente que mantiene este mito no ha comprendido que la economía no es un juego de suma cero.

 

«Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres».

No es más que otra versión de lo anterior. Independientemente de que empíricamente sea falso, ni la riqueza es una constante para que el enriquecimiento de unos tenga que acarrear el empobrecimiento de otros, ni nadie puede hacerse rico si no aumenta la riqueza total de tal manera que muchos se enriquecen un poco para que el rico pueda enriquecerse mucho.

Ford no se hizo rico quitándole nada a nadie sino enriqueciendo a mucha gente a la que proporcionó automóviles baratos y estos le enriquecieron dedicándole parte de su trabajo.

Si repasamos la gente que se ha hecho rica en un sistema de libre mercado todos, desde Rockefeller hasta Messi lo han hecho satisfaciendo necesidades de la gente.

 

«El capitalismo (libre mercado) genera crecimiento económico pero crea desigualdades».

En una sociedad igualitaria el crecimiento económico es nulo o muy bajo porque los incentivos para generar riqueza son nulos o muy bajos. En una sociedad capitalista las personas que contribuyen más a satisfacer las necesidades de la gente y por tanto a generar riqueza tienen mayores ingresos pero también contribuyen a que los demás mejoren sus ingresos. Puede que las desigualdades sean mayores pero los pobres serán menos pobres.

Una sociedad puede ser igualitaria y al mismo tiempo estar (casi) todo el mundo en la pobreza. Uganda es más igualitaria que USA pero dudo que nadie elija Uganda si es por su nivel de renta. Afganistan y Luxemburgo tienen el mismo nivel de desigualdad pero uno es uno de los países más pobres de la Tierra y el otro uno de los más ricos. La desigualdad no supone injusticia en un sistema de libre mercado, sólo supone que unos generan más riqueza que otros.

Sin embargo en los sistemas de libre mercado la pobreza, incluso la relativa, tiende a desaparecer o ser algo marginal. Incluso en el país con mayores desigualdades de los desarrollados (USA) los pobres no son más pobres que en otros países con una distribución de la renta más igualitaria y también desarrollados. La desigualdad en USA es fruto no de que los pobres sean más pobres, antes al contrario, sino de que los ricos son más ricos. Diferente cosa es que algunos prefieran que los pobres sean más pobres con tal de que los ricos sean menos ricos, actitud que a mí me parece patológica.

Arturo Taibo
Arturo Taibo

Economista. Liberal. Cansado de ver como se engaña a la gente y como se desperdician las posibilidades de desarrollo económico. Intentando que la gente aprenda un poco de Economía.

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