Esta «agresiva» reforma laboral pudo hacerla Zapatero (Actualizado)

Escenas de terror registradas en las colas del SEPE ante la «agresiva» reforma laboral.

Por fin, nuestro amado Gobierno ha anunciado, por voces de Soraya Sáenz  de Santamaría y Fátima Báñez, la tan esperada reforma de nuestra legislación laboral. Esta reforma es una de las más importantes que deben acometerse, si bien no es condición suficiente. Todavía está pendiente una reforma de la legislación mercantil que permita montar un negocio en, exactamente, tres minutos. O uno del sector energético que acabe con la burbuja de las energías renovables. O una del sistema judicial. U otra del sistema de Seguridad Social. O una del sistema educativo. Y seguro que me olvido de diez más. Y sin olvidarme de las ya emprendidas: la financiera y la de gasto público.

Otra cosa que conviene resaltar es que ninguna reforma laboral resuelve el disparatado problema de paro que padecemos en un período muy corto de tiempo. Ni siquiera aunque todos los problemas anteriores tuviesen una ley publicada simultáneamente con ésta. El caso de Leipzig, Alemania, es un ejemplo de lo que digo: En los dos últimos años, esta ciudad ha visto descender su tasa de paro del 14 al 10%, unos excelentes resultados. Son dos puntos porcentuales al año. En España podríamos esperar 7 años, a esa velocidad de reducción del desempleo, para ver la tasa de paro reducida al 10%, y 10 años para el caso andaluz. Es decir: España ha tirado una generación al cubo de la basura haga lo que haga desde hoy. Pero no tenemos que condenar a más generaciones. Y ello se puede evitar si se hacen bien las cosas.

¿Cuáles son los problemas de verdad de nuestra legislación laboral?

Como problema en sí mismo: El problema de España no es el paro. El paro es el síntoma del problema de fondo: Que hemos tenido (y seguimos teniendo) muchas empresas que no respondían a las necesidades reales de nuestra sociedad, y como consecuencia de los diferentes e infructuosos negocios, ahora somos el cuarto país más endeudado del mundo sumando deudas públicas y privadas. Nuestros problemas son las deudas.

Como los objetivos que tiene: Nuestra legislación laboral pretende proteger al trabajador de las decisiones «arbitrarias del empresario». Ello ampara a los legisladores para protegerles mediante trabas como son las indemnizaciones por despidos, ya sean procedentes o improcedentes. Con estas manipulaciones de las relaciones humanas, se dificulta severamente, primero, que las empresas puedan ajustarse a las demandas del mercado cuando tienen beneficios, y luego, que las empresas puedan ajustarse cuando tienen pérdidas.

No comparto su visión, simplemente es un reflejo de lo que muchos perciben de esta reforma. No sé en qué se basan.

Como enfoque: Se trata de una legislación que busca adaptarse a 47 millones de circunstancias, ya se sea empresario o trabajador. El resultado son tropecientos modelos de contratación, a lo que hay que añadir las diferentes bonificaciones, ayudas o subvenciones según coincidan unas circunstancias u otras.

Como medio para solucionar conflictos: La pregunta no es si patronal y sindicatos deben negociar para resolver los conflictos de forma pacífica. Personalmente, aunque no me parezca tan eficiente como los acuerdos individuales, me parece muy útil en según qué ámbitos. La pregunta es: ¿En qué niveles? La negociación colectiva a nivel estatal ha fracasado miserablemente. La sectorial ha tenido éxitos y fracasos parciales. Y la local se dejaba para las cláusulas de descuelgue, aunque para ello debían acogerse a unos requisitos.

Como garantía de derechos y obligaciones: La legislación laboral impone una serie de derechos y obligaciones que regulan de forma básica las relaciones entre empresarios y trabajadores. El problema es que para que pueda ejercerse el derecho laboral, primero debe existir una empresa que esté dispuesta a contratar a gente. Y si no sobreviven, difícilmente pueden prevalecer según qué derechos.

¿Y qué nos encontramos? Pues con… en fin. Me van a permitir que ponga unos enlaces para que ustedes se formen su propia opinión: El País, El Mundo, ABC, Libre Mercado, La Información, Cadena Ser, Cinco Días.

¿Y qué puedo decir? Vamos a ir medida a medida.

1.- Búsqueda de empleo:

ETTs pueden funcionar como agencias de colocación.

Sólo esta medida justificaría el cierre del Servicio Público Estatal de Empleo o, al menos, el 80% de sus funcionarios.

 2.- Formación:

  • Contrato para formación y aprendizaje reforzado. Acceso máximo de 30 años, hasta que el paro baje al 15%. Luego, sólo accederán menores de 25 años.
  • Formación dual, siguiendo el modelo alemán.
  • Formación profesional. Futura ley que la potencie.
  • Cuenta de formación, similar a la de la SS, que recoge toda la formación del trabajador a lo largo de toda su vida laboral.
  • 20 horas de formación pagadas por el empresario.

Partiendo de la base de que creo que el trabajador debe formarse dentro de la empresa, no comparto que sea el empresario quien pague la formación al trabajador. Otra cosa es que yo, como empresario, apueste por la formación de mis trabajadores y, en según qué puestos, sea muy rentable. En otros muchos, que no tienen cualificación, puede ser dinero tirado.

Y luego, no entiendo la manía de limitar los beneficios a unos pocos trabajadores. ¿Por qué no puede acceder cualquier trabajador, independientemente de su edad o situación?

Una para rematar: ¿Se puede saber quién dará esa formación? ¿No serán… los sindicatos? Porque esas horas de formación son obligatorias.

3.- Emprendedores:

  • Nuevo contrato indefinido para emprendedores con menos de 50 trabajadores.
  • Deducción fiscal de 3.000 euros si tiene menos de 30 años y es su primer empleo.
  • El empleador podrá dejar de pagar el 50% de lo que le correspondía de la prestación a la que tenía derecho el empleado durante un máximo de un año, aunque este periodo coincida con el tiempo de prueba que prevé el nuevo contrato.
  • El trabajador puede compatibilizar el 25% del paro con el sueldo cobrado por este contrato.

Cada vez que a un político se le ocurre inventar un nuevo contrato, Dios mata un gatito. Vale, sí, no es una cuestión de número de contratos sino de lo que se pueda hacer con ellos, pero eso no puede dar pie a complicar todavía más las cosas. Aún está por ver si quitará toda la burocracia administrativa que a día de hoy se requiere para montar un negocio.

4.- Nuevas bonificaciones:

  • Ayudas de 3.600 euros para menores de 30 años que sean contratados con carácter indefinido.
  • Deducción de 4.500 euros a quienes contraten a parados de larga duración.

La medida específica con la que pretende fomentarse la contratación es ésta. Que visto con números en la mano no está mal, pero que nos remite a uno de los mayores problemas de nuestro sistema: Que muchísimas de ellas no se mantienen porque no existe una demanda real. Y, además, es otro reconocimiento más de que el salario mínimo es un requisito imposible de cumplir.

4.- Ruptura de la temporalidad (actualizado):

  • Se prohíbe encadenar contratos durante más de 24 meses.
  • Se permiten las horas extraordinarias en los contratos temporales.

La segunda medida es positiva porque, al menos, se reconocen esas horas.

5.- Contrato a tiempo parcial:

Busca estabilizarse.

Yo habría jurado que para ello ya existía un contrato indefinido a tiempo parcial.

6.- Regulación del teletrabajo.

No me parece una mala estrategia, siempre y cuando se combinen con el resto de medidas.

7.- Mayor flexibilidad interna en la empresa y adaptabilidad (actualizado).

Movilidad y cambio de las condiciones de trabajo. Pueden cambiarse las funciones de trabajadores, los horarios, los salarios, etc.

Suspensiones y reducciones de jornada. Bonificación del 50 por ciento de las cuotas empresariales a la Seguridad Social por contingencias comunes, devengadas por los trabajadores en situaciones de suspensión de contrato o reducción temporal de jornada por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción o fuerza mayor. Duración máxima de 240 días.

Estas medidas, hace cuatro años, habrían podido salvar cientos de miles de empleos. Ahora, con cientos de miles de empresas destruidas, podría servir para que las nuevas no padecieran tantos problemas.

8.- Negociación colectiva.

  • Se reconoce la prioridad de la empresa frente al sectorial, descuelgue en momentos de crisis.
  • Plazo máximo de vigencia del convenio, 2 años.
  • Si no hay acuerdo, se vuelve a la legislación vigente.

Esta medida tiene una cosa muy positiva: La realidad económica vuelve a mandar. Y, además, pocos empresarios serán tan estúpidos como para no negociar a sabiendas de que los sindicatos estarán más que dispuestos a montarle una huelga, y ahora sí, justificada.

Lo de los descuelgues también es una buena noticia. Con un pero: ¿Por qué sólo pueden acceder a ellas las empresas que estén en crisis?

9.- Costos de despido.

  • Contrato indefinido: 33 días por año trabajado, máximo de 24 meses. Se respetan los derechos adquiridos de todos los trabajadores.
  • Causas del despido por causas objetivas. Se definen “mejor”, presuntamente. 20 días por año trabajado cuando la empresa acumule tres trimestres consecutivos de perdidas o de caída de ingresos, hasta un máximo de 12 meses, previa revisión por un juez.
  • Los derechos adquiridos de los trabajadores no se tocan. Es decir, quien tenía una indemnización garantizada de 45 días por año trabajado con un máximo de 42 mensualidades se queda como está.

Toda la reforma laboral tenía como objetivo tocar los costos del despido para que cada vez fueran más empresas las que sobrevivieran, un detalle que a Doña Fátima Báñez, Ministra de Empleo, pareció obviar. Lo demás, lo del absentismo laboral, lo de las ETTs, el teletrabajo, podía hacerlo cualquiera con dos dedos de frente. Lo importante aquí eran los costos del despido, que es lo que, al final permite a las empresas adaptarse antes que sus competidores en tiempos de bonanza y sobrevivan en momentos de crisis. Pagar a un trabajador dos meses que no los va a trabajar es una pasta gansa. Y si se multiplica por 10 trabajadores, puede darnos la risa floja con las pérdidas que tiene que soportar el empresario.

Una de los requisitos fundamentales para la supervivencia de una empresa es que pueda ajustarse con facilidad al contexto en el que se mueve. Aunque la medida vaya en la buena dirección, y teniendo en cuenta que estamos en una recesión y que lo que faltan son empresas, creo que se queda muy corta.

Respecto de la gente que sigue con contratos de 45 días por año trabajado, seguirán como estaban. Es decir, más blindados que un Panzer alemán. Así, no se afronta uno de los mayores problemas que todavía tenemos: la dualidad entre

10.- Absentismo laboral.

  • Desvincular el trabajador de la media de la plantilla, basarse sólo en su comportamiento.
  • Colaborar con las mutuas. Nueva Ley de Mutuas.

Tiene narices que haya sido en 2012 que a la gente se la juzgue por su comportamiento individual y no en si lo hacen los demás compañeros. Lo de las mutuas es razonable.

11.- Indeminización a los contratos mercantiles (act.). Los contratos mercantiles son contratos que suelen tener los comerciales. Serán 7 días por año trabajado, hasta un máximo de 6 meses, en metálico.

 

Bien. Esto, a la espera de lo que salga publicado en el BOE, es lo que hay. Cosas que no se hacen:

  • Eliminación del salario mínimo.
  • Despido libre.
  • Simplificación de los modelos de contratación.
  • Eliminación de sindicatos y patronal en la negociación de la legislación laboral.
  • Aportaciones a la Seguridad Social.
  • Igualación de todos los empresarios y trabajadores más allá de sus circunstancias ante la ley, creando un entorno de negocios abierto y sencillo de entender.
  • Ajuste de las empresas a la demanda y a sus necesidades reales como eje de la legislación laboral.
  • Legislación laboral orientada a que las empresas sobrevivan a cualquier costa (más allá de cuestiones básicas).
  • Ajuste de la productividad real del trabajador a su salario.
  • Eliminación de subvenciones a patronal y sindicatos.
  • Revisión de los cursos de formación que perpetran los agentes sociales y que tienen una tasa de recolocación del 25%.
Sí se abordan seriamente:
  • Convenios colectivos.
  • Formación.
  • Empresas de Trabajo Temporal como empresas de colocación.
  • Mutuas y control del absentismo.
  • Comportamiento como tal y no media como base de su despido.
Y en el caso de la formación, no se aborda bien el tema.

Se parchea todo lo demás.

La verdad, tanta reforma agresiva, tanto prescindir de los agentes sociales para luego tener miedo de tomar las medidas correctas porque hay elecciones. La reforma como tal no es mala porque era imposible hacerlo peor y porque parte de unos acuerdos entre patronal y sindicatos. Pero es terrible porque impiden que las empresas puedan tomar medidas realmente drásticas para resolver sus problemas, porque mantiene la estructura básica de un sistema absolutamente fallido y porque se pierde tiempo.

De modo que, Ministra Báñez, léase la Constitución, déjese de reformas agresivas que no asustarían a Bambi, vuelva a su despacho, ponga a trabajar a sus colaboradores y haga una reforma laboral sobre las que puedan prosperar las próximas generaciones. Mientras tanto, sepa que ni me planteo volver a España.

Actualización: Aquí tienen el texto del BOE con las medidas íntegras.

 

Burrhus el elefante neocon
Burrhus el elefante neocon

Manolo Millón.
Licenciado en Psicología.
Máster en Dirección de Recursos Humanos.
De vuelta cuasiobligada en Málaga

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20 comentarios

  1. «La música que más me gusta últimamente son los oficios de difuntos.»
     
    Germánico, ¿lo dices en serio, o estás bromeando?
     
    Tiene gracia, porque últimamente yo escucho mucha música sacra. Aunque no soy nada creyente, me resulta muy reconfortante. 
     
    Los inefables Toxo y Méndez están pensándose lo de las movilizaciones. No están muy seguros de que la cosa les salga bien; andan algo temerosos de que sea un fracaso. Es natural. Al fin y al cabo, en las últimas elecciones generales quedó claro que los españoles no querían que todo siguiera igual.
     
    Camiando de tercio: he leído un artículo de Jorge Alcalde que hará las delicias de los expertos en calentología: Bill Gates quiere dominar el clima. Ahí queda eso.
     

    • He de admitir, Cara de Palo, que en ocasiones, demasiadas, la escucho en posición de difunto o vampiro, con los brazos cruzados sobre el pecho, para dormir.

  2. «En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino audaz.»
    Séneca.
     
    El viejo sabio romano se cortó las venas, después tomó cicuta y, finalmente, viendo que no se moría, tomó un baño de agua caliente y murió asfixiado (tenía asma).
     
     

        • Pedazo de alumno, vaya. ¿Cómo era aquello? Ah, sí… ¡¡Ten piedad de la música!!

          • Pues ni idea de esa frase…ten piedad de la música. La música que más me gusta últimamente son los oficios de difuntos.

  3. Yo creo que ZP la hubiera hecho más agresiva. Y Rubalcaba la haría más agresiva aún.  En otro post comento que lo que han hecho es quitar algunos ladrillos de un muro en lugar de destruirlo. Debo añadir que los ladrillos que han quitado en un lado, para hacerlo más bajo, los han puesto en otro, para hacerlo más alto. El muro sigue ahí, pero tiene otra forma.

    • Pienso peor, Germánico: Yo pienso que a esta reforma hubieran podido llegar patronal y sindicatos. Y si ni siquiera han llegado a eso, ya me contarás para qué sirven. 

      • Son una panda de chorizos irresponsables (los sindi-cacos) y de cerdos de granja Orwelliana (la patricio-onal)

  4. Veremos si, a pesar de la tibieza de esta reforma, consigue superar los obstáculos previsibles más allá del ámbito parlamentario: sindicatos rentistas y jueces activistas, como apunta J.R. Rallo en Libre Mercado.
     
    A mí, que no aspiro tanto a un puesto de trabajo como a la reanudación de mi abandonada actividad como autónomo freelance (para lo cual me conviene mucho la reactivación de la economía española), no me da ningún miedo que se tomen medidas drásticas, sino todo lo contrario. Comprendo que a algunos tipos particulares de asalariados, en circunstancias específicas, les haga poca gracia, o incluso les asuste una reforma audaz y ambiciosa, pero mi interés particular, al menos, coincide con el interés general: para que yo pueda ganarme la vida, es necesario que la economía española retome el pulso. A los desempleados que están apuntados al INEM y aspiren a algo más que a cobrar el subsidio, les interesa también todo lo que pueda sacudir este marasmo y facilitar la creación y supervivencia de empresas y la contratación de asalariados. En cuanto al precio de mercado de los recursos humanos (todos nosotros), no nos queda más remedio que aceptar que ha descendido sensiblemente, como lo ha hecho el precio de la vivienda. Nuestras expectativas salariales, por tanto (o nuestras tarifas, en caso de ser autónomos), tienen que ajustarse a la realidad si no queremos quedarnos fuera de juego. Del mismo modo que resulta ilusorio pretender vender un piso por el mismo precio que tenía hace cinco años, un ingeniero, un programador o un periodista no puede esperar cobrar lo mismo que en los buenos tiempos. Aparte del descenso de la actividad y el cierre de empresas y negocios, hay demasiados demandantes de empleo en relación con la oferta laboral. No es solo la recesión: una de las principales razones de los bajos sueldos en España (aparte de la baja productividad relativa) es el gran desequilibrio entre oferta y demanda, porque hay demasiados desempleados, y porque la formación de los demandantes de empleo no se corresponde bien con la oferta de puestos de trabajo. En Dinamarca o Japón, por ejemplo, los salarios son bastante mejores que aquí, no por las exigencias de los sindicatos de turno, sino porque hay poco desempleo, una productividad más elevada por trabajador, y una formación más acorde con lo que demanda la sociedad: son las leyes mismas del mercado los que crean ese círculo virtuoso. Nosotros estamos en el círculo vicioso.
     
     

    • A mí lo que me convenía, Cara de Palo, era que eliminaran todas las trabas a la contratación y al despido. No lo han hecho y no lo harán. Pues no vuelvo. Así de claro.

      Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices de los salarios. No los generamos. De ahí que insista tanto con el tema del salario mínimo.  

  5. Y lo que te queda, César. Ahora mismo sólo puedes aspirar a estar dos años desempleado para poder acogerte a alguna ayuda social. Es decir, que se «abarate tu precio». 

    Tengo 30 años. Cuando dejé las oposiciones, me encontré exactamente igual que tú. Yo cogí la maleta y emigré. Y espero no volver. En la medida de lo posible, intento ser yo quien marque mi futuro.

    Tristemente, tu valor en el mercado no lo decides tú, o yo, dentro de nuestras modestas posibilidades. Lo dice el nivel de miseria en el que estés. Que sí, que entiendo que esto sea una mierda. Porque lo es. Para esto, lo mejor era reducir los contratos a tres o cuatro, y dejar uno para todo el que quiera volver a trabajar de lo que sea.  

  6. Tengo 36 años y estoy sin trabajo, no entro en el grupo de los jóvenes ni en el de los mayores. La verdad es que estoy bastante asustado por ese motivo porque si en estos momentos en muchas empresas cogen gente con minusvalías, mujeres, etc (no es coña, he ido a llevar C.V a muchas empresas y lo primero que me preguntaban era ¿tienes alguna minusvalía?) ¿Qué nos espera a los que no entremos en parámetros. Porque encima a la hora de hacer cursos, entre que somos muchos los parados y que casi todos, al menos aquí en mi ciudad, los que salen están hechos para trabajadores ni siquiera podemos formarnos. Soy nini, pero a la fuerza. No sé qué pensar.

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