Apadrina un Rafita por Navidad

Todo el mundo es bueno por naturaleza, es la sociedad la que nos corrompe. Por eso hay que corregir a los que han obrado mal o han tenido perversas intenciones, indicándoles con mucho cuidado, con exquisita corrección y mucha empatía, en qué se han equivocado, y ofreciendo como contexto de la enseñanza un ambiente agradable y relajado, que invite simultáneamente al juego creativo y a la reflexión sosegada, además de servir de reconfortante mano acariciadora.  Los verdaderos malos son los que niegan el enorme potencial para el bien del hombre, guiados por oscuros intereses, sean deterministas genéticos, moralistas baratos o liberales de esos que creen en el mercado. Esos corrompidos, incapaces de corregirse, no dedicados a otra cosa que a justificarse y a fingir fariséicamente, todo para mantener el status quo capitalista de privilegios de unos pocos a costa de la pobreza de muchos, no quieren que la sociedad continúe su progreso hacia formas más avanzadas de democracia, hacia una mayor igualdad y fraternidad de los hombres y mujeres del mundo. No les escuchemos. Todos juntos podemos. Todos y cada uno de nosotros es un diamante a medio pulir, un perfecto ser humano social por descubrir. Y la sociedad será mejor, más rica, más próspera, y más igualitaria, si entendemos esto y trabajamos todos codo con codo.  No os dejéis convencer por los pseudoargumentos que os presenten los autores de este blog y, en particular, no prestéis demasiada atención al artículo de Libertad Digital que a continuación  enlazamos:

Apadrina un Rafita por Navidad.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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4 comentarios

  1. En efecto Germánico, lo asombroso es que a estas alturas de la película todavía haya tantos que no se hayan dado cuenta de que va la cosa.
    Como te apunta Smith, los medios cumplen a la perfección su papel anestesista.

    Feliz Navidad, con los tuyos!

  2. Ya se sabe que la sociedad es la culpable…

    Buen artículo. Lástima que no tenga una milésima de difusión que los desvaríos de los deshechos de tienta con tribuna fija en los medios de desinformación masiva.

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