Cómo evolucionaron los humanos (entrevista a Joan B.Silk)

Nuestra singularidad no es una excepción fundamental. Todas las especies son únicas. Cada una constituye una maravillosa adaptación a las circunstancias cambiantes del pasado, que toma forma en el presente en un fenotipo, proyección morfológica y funcional de un genotipo. Este último, que va el primero en el Reino de la Naturaleza, tiene mucho de resultado de un juego combinatorio sometido a unas reglas estrictas. La selección natural desecha los extremos, los excesos, quedándose con lo que funciona aquí y ahora a partir de la sustancia aportada por lo que funcionó ayer, y legándolo a una posteridad sometida de nuevo a su poder conservador pero creativo. Con esa acumulación gradual de pequeños cambios se van perfeccionando los diseños, siendo el patrón de perfección no una abstracción geométrica creada por un diseñador consciente, sino la forma de la cerradura del entorno, a la cual debe adaptarse la llave que constituye cada organismo para abrir la puerta que da a futuros entornos, a nuevas puertas con nuevas cerraduras.

Para entender cómo evolucionamos los humanos hace falta primero entender cómo evolucionan todos los seres, después cómo son los animales que más se nos parecen, cuya relación con nosotros es más obvia, y finalmente es preciso comprender qué es eso de la capacidad simbólica, que es eso del lenguaje y que es eso de la cultura, que nos acompañan desde hace relativamente poco tiempo.

Por supuesto apenas hemos empezado a recorrer el camino del conocimiento de nosotros mismos. Quizás con la Ciencia y el método científico hayamos traspasado el umbral del Templo de Delfos, en cuyo frontispicio estaba escrito Conócete a ti mismo, pero hemos de avanzar muy mucho para entender bien nuestros orígenes, nuestra condición y nuestro potencial de cambio.

El actual estado de la cuestión, lo que ahora se va sabiendo de nosotros, desde una perspectiva científica y evolucionista, está bastante bien expuesto y relatado en el libro Cómo Evolucionaron los Humanos, How Humans Evolved, del que ya hablamos por aquí hace tiempo. Uno de sus autores, la primatóloga Joan B. Silk, ha estudiado durante años en Africa a chimpancés y, sobre todo, a Babuinos. Esto le ha permitido imaginar la clase de presiones adaptativas a las que estaban sometidos nuestros ancestros y el comportamiento que plausiblemente desarrollarían para afrontarlas. Nosotros, animal africano, tuvimos que hacer frente a numerosos retos, riesgos, oportunidades, en un entorno complejo que, con el tiempo, hemos llegado a transformar por completo. En África sin embargo quedan algunos reductos de la naturaleza virgen, y en ellos aún habitan esos animales que tanto se nos parecen. Por eso observarlos y entenderlos nos ayuda a mirarnos a nosotros mismos de otra manera, a través del tiempo, y también, por tanto, a entendernos. La perspectiva evolucionista es reveladora.

La Profesora Silk ha tenido la amabilidad de dar respuesta a algunas preguntas que le hemos planteado.

En inglés:

1.- What ecological and social pressures are at the base of the spectacular growth of the human brain in the evolution?

The comparative evidence suggests that primates use social strategies to cope with competition and conflict, and this may have favored the evolution of more sophisticated social cognition. The apes developed these social strategies further and also developed more complex foraging skills, including tool use. Both of these factors may have contributed to the evolution of the human brain.

2.- Is social reality essentially conflictive? Are we designed to fight for our lives even when it is not necessary? What does this translate into in today’s world?

In primates, social life involves both conflict & cooperation. The ecological forces that lead to conflict, have also favored the evolution of cooperative strategies that mediate the impact of conflict on individuals. Growing evidence suggests that social bonds help individuals cope with the stress of daily life and major threats to their welfare. Thus, we are designed to respond effectively with the challenges of life, and these responses are multi-faceted.

3 .- What do primates teach us about ourselves?

Primates tell us about the evolutionary forces that acted on our remote ancestors, and enable us to see how selective forces have acted on other animals that have slow development, strong family bonds, complex social networks, and large brains.

4 .- Could you tell us something about your field work? What did impress you most, what shocked you most?

Very early in my career I did fieldwork on chimpanzees at the Gombe Stream, but more recently my fieldwork has focused on baboons which I have studied in Botswana and Kenya. Nearly everything about these animals impressed me — how patient mothers were with their offspring, how hard they had to work to find food every day, how alert they were for signs of danger, how much they seemed to know about where food and water was located, and how suddenly things could change from calm to chaotic.

5 .- What is the importance of culture in human beings?

Culture is hugely important for humans, and has made it possible for a single species to occupy the diverse regions of the globe. Culture has allowed people to make a living in the deserts of the Kalahari desert, in the forests of the Amazon basin, and in the Arctic tundra. No other primate has been this adaptable.

6 .- Do you think the human being is something very unusual, or perhaps the consciousness, and our peculiar form of intelligence, are natural outcomes of evolution?

Like all other facets of our bodies, our brains and mental processes are the product of evolutionary forces. We are unusual creatures because we have such large brains in relation to our body size and we rely so heavily on social learning, but our brains and cognitive processes were shaped by the same kinds of evolutionary forces that shape the brains and minds of other creatures.

7.- What is your current focus of interest? What mystery would you like to uncover?

I am currently interested in the form and function of social bonds and the evolution of altruistic social preferences in primates. I’d like to understand more about both of these things.

En castellano:

1 .- ¿Qué presiones ecológicas y sociales están la base del espectacular crecimiento del cerebro humano en la evolución?

Las evidencias comparativas indican que los primates utilizan estrategias sociales para hacer frente a la competencia y a los conflictos, y esto puede haber favorecido la evolución de una cognición social más sofisticada. Los simios fueron más allá en el desarrollo de estas estrategias sociales y también desarrollaron destrezas más complejas de búsqueda de alimento, incluyendo el uso de herramientas. Ambos factores pueden haber contribuido a la evolución del cerebro humano.

2 .- ¿Es la realidad social esencialmente conflictiva? ¿Estamos diseñados para luchar por nuestras vidas, incluso cuando no es necesario? ¿En qué se traduce esto en el mundo de hoy?

En primates, la vida social implica tanto conflicto como cooperación. La fuerzas ecológicas que dan lugar a conflictos también han favorecido la evolución de estrategias de cooperación que mitigan el impacto de los conflictos entre individuos. Una creciente evidencia sugiere que los vínculos sociales ayudan a los individuos a hacer frente al estrés de la vida cotidiana y a las principales amenazas a su bienestar. Por tanto, estamos diseñados para responder eficazmente a los desafíos de la vida, y estas respuestas son multifacéticas.

3 .- ¿Qué nos enseñan los primates sobre nosotros mismos?

Los primates nos hablan de las fuerzas evolutivas que han actuado en nuestros remotos antepasados, y nos permiten ver cómo las fuerzas selectivas han actuado en otros animales que tienen un desarrollo lento, fuertes lazos familiares, redes sociales complejas, y grandes cerebros.

4 .- ¿Podría contarnos algo de su trabajo de campo? ¿Qué le impresionó más, qué es lo que más le conmovió?

Muy temprano en mi carrera he hecho trabajo de campo con los chimpancés en Gombe Stream, pero más recientemente mi trabajo de campo se ha centrado en los babuinos, que he estudiado en Botswana y en Kenia. Casi todo acerca de estos animales me impresionó —como son de pacientes las madres con sus hijos, lo duro que tuvieron que trabajar para encontrar alimento cada día, cuán alerta estaban ante los signos de peligro, lo bien que parecían saber dónde se encontraban la comida y el agua, y cómo las cosas podrían cambiar de repente de la calma al caos.

5 .- ¿Cuál es la importancia de la cultura en los seres humanos?

La cultura es de gran importancia para los seres humanos, y ha hecho posible que una sola especie ocupe las diversas regiones del globo. La cultura ha permitido a la gente ganarse la vida en los desiertos de Kalahari, en las selvas de la cuenca amazónica, y en la tundra ártica. Ningún otro primate ha sido así de adaptable.

6 .- ¿Cree usted que la humanidad es algo muy inusual, o tal vez la conciencia, y nuestra peculiar forma de inteligencia, son resultados naturales de la evolución?

Igual que todos los otros aspectos de nuestro cuerpo, nuestro cerebro y los procesos mentales son el producto de fuerzas evolutivas. Somos criaturas inusuales porque tenemos esos grandes cerebros en relación con el tamaño de nuestro cuerpo y nos apoyamos en gran medida en el aprendizaje social, pero nuestro cerebro y los procesos cognitivos se formaron por los mismos tipos de fuerzas evolutivas que dieron forma a los cerebros y la mentes de otras criaturas.

7 .- ¿Cuál es su foco de interés? ¿Qué misterio le gustaría desvelar?

Actualmente estoy interesada en la forma y la función de los lazos sociales y en la evolución de las preferencias sociales altruistas en los primates. Me gustaría comprender más acerca de estas dos cosas.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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7 comentarios

  1. Estoy releyendo a Platón y su República con las discusiones, francamente interesantes, puestas en boca de Sócrates como protagonista; en uno de sus pasajes he recordado tu recomendación (gracias por ello); automáticamente me he puesto en el debate en aquél entonces, entre lo que ES, y lo que PARECE SER.
    Lo verosímil, si se interpreta como lo que parece ser, es que no tenemos la certeza de que ES; si lo interpretamos como lo que no tiene apariencia alguna de falsedad, entonces recuerdo la frase recurrente: Verosímil pero imposible y su algo contradictoria «hicieron lo imposible porqué no sabían que lo era».
    Mi escepticismo es intelectual; quizás porqué no soy forofo de nada y menos del fútbol; me gusta pensar y me divierte hacerlo; y ese escepticismo es fruto de una rica experiencia en aciertos, errores y despropósitos.
    Cuando hablo de la matemática no niego que sea ‘exacta’; lo que no olvido es que lo es tanto en cuanto recordemos los axiomas en la que se basa.
    Es lo que hemos discutido con Luis sobre la aplicación de los modelos fisíco-matemáticos que predicen el ‘cambio climático’ que muchos hemos puesto en solfa. Siempre hay que recordar en que se basa nuestro modelo para colegir si es idóneo, o no, para nuestro objetivo.

  2. A Geralt: Pues sí Geralt, parece que pertenecemos ambos a ese grupo de pensadores escépticos, pero inquietos, que no creen en ‘sacramentos’ sean cristianos o darwinistas; y ambos somos ingenieros lo que nos acerca más a la teoría del ‘ensayo y error’
    A germánico: Ya me citaste a Parménides en otra ocasión; quiero recordar que yo ya hice uso del Código de Hammurabi, milenios anterior al sabio griego; aquél dice, sino recuerdo mal, que en un principio no existía nada, NI EL TIEMPO; excelente forma para evitarse problemas metafísicos; y por muy demodé que este la metafísica -cuya aparición, como seguro sabes, se atribuye a Parménides- sigue siendo inherente al pensamiento humano por muy materialista que se transforme.
    Hago un pequeño repaso de los presocráticos con lo que recuerdo a los atomistas, es decir los que dividieron el ente en átomos, las partículas insecables e indivisibles (¡jope, que visión la de Demócrito y otros, en aquellos tiempos de quinientos años antes de Cristo); se les considera como los precursores del materialismo pues hasta dividen el alma en átomos pero, sobre todo, por el concepto del vacío como un ente que lo transforman en ‘espacio’.
    Y sigo con mi escepticismo; recuerdo la fiebre de enseñar matemáticas a nuestros alumnos de los años setenta y ochenta, – a través de la teoría de Conjuntos, cuando apenas sabían leer y escribir; recuerdo que en una discusión que tuve con una profesora de mis hijas, me dijo que tal teoría tenía la ventaja de que no era axiomática; la licenciada en ‘exactas’ se había creído lo de ‘exacta’ cuando realmente toda teoría matemática requiere sus axiomas; le contesté con una sóla pregunta: ¿y el conjunto vacío, qué es?; se despidió de mí amablemente alegando motivos de trabajo; lo cierto y consecuencia es que mis hijas son unas iletradas matemáticamente hablando.
    Perdóname, perdonadme, la disertación; pero es un ejemplo de que en todo nos basamos en axiomas más o menos sofisticados, incluídos los darwinistas de machamartillo. Es la profesora de ‘exactas’ creyéndose el ‘término’ tras olvidar el conjunto vacío.
    Saludos
    Ángel

  3. Ángel,

    Jejeje: ¿Te refieres a como un sistema aislado en equilibrio (aunque sea inestable) puede salir de él?

    Sí, yo también estoy ciertamente desconcertado por eso, sí. Y lo peor de todo, es la similitud con la teoría tomista de la primera causa

    A mí el artículo linkado arriba por Germánico me deja un poco frío. A pesar de mis inquietudes por la física, mi formación como ingeniero me pide la validación de resultados, y veo muy complicado validar algo que parte de la imposibilidad de su observación… Es una teoría interesante, como el Mass Boom, pero soy de los que piensan que es que el papel lo aguanta todo…

  4. El placer es mío, Ángel.

    Esa pregunta que formulas ya se la hicieron los griegos hace milenios, creo que particularmente Parménides. ¿Cómo puede algo surgir de la nada?

    Como físico matemático que eres comprenderás perfectamente que la materia encierra un gran misterio. Hay una entrevista que te gustará bastante. No la publiqué aquí, por circunstancias, pero en ella el entrevistado vuela muy alto.

    Te la enlazo, pincha pincha!!

  5. Mi querido Germánico: Sigo con mucho interés tus entrevistas y tus preámbulos sobre la evolución de las especies y, naturalmente, cuanto se refiere a la humana.
    Sueles hacer una pregunta final :
    «¿Cuál es su foco de interés? ¿Qué misterio le gustaría desvelar?»
    He leído de todo en esas respuestas, salvo una, la de un posible creador.
    Desgraciadamente soy agnóstico -si fuera ateo o teísta tendría claras las ideas- pero soy un ser inquieto que no para en hacerse preguntas.
    Yo no he podido llegar al agnosticismo total, -mejor sería decir ateísmo integral- de nuestro sabio E. Punset. No acabo de creerme que nuestro poder de abstracción es una mera interconexión de síes y nones entre nuestras neuronas. Pero…
    además sabes que yo voy más lejos de lo que definís como «génesis antrópica» -que para mí es lo mismo que recurrir a la fe- porque olvido al ser animado y quiero llegar al inanimado tal cual se pretende ahora en Suiza con el LCH; ahí está mi gran duda pese a mi formación físico-matemática; hablando en cristiano y sin eufemismos:
    ¿dónde estaban el espacio y el tiempo en el instante CERO de la gran explosión del big-ban?
    Seguramente que con tu formación biológica no comprendas cabalmente lo que quiero decir.
    Es un placer seguirte; saludos, Germánico.
    Ángel

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