Represión: la religión como ideología, la ideología como religión?

relig_ideol.jpgRetirada de una novela debido a las protestas islamistas masivas. Por la misma razón, y esta vez con amenazas a la integridad física de los autores, autocensura y retirada de ciertas caricaturas. Prohibición de una película de  Bollywood. Prohibición de perros y gatos, pues estos ayudan a coquetear con personas del sexo opuesto. Emisión, y aún en vigor, de una Fatwa contra un escritor literario. Parecen detalles insignificantes si los comparamos con los grandes problemas de nuestro tiempo. Sin embargo, son estos  pequeños detalles los que se muestran como más efectivos a la hora de reconducir una masa hacia la rendición frente al totalitarismo. Justamente porque, al ser pequeños, apenas si encuentran resistencia entre las mayorias.

Del lado cristiano tampoco podemos subirnos al pedestal del «somos mejores». Acuérdense de las ranas crucificadas. Las iglesias cristianas no se han caracterizado precisamente por haber estado al frente de los movimientos que lograron terminar con la censura, declarar la libertad de credo, la legalización de la homosexualidad, el divorcio, el aborto, … al contrario. No debemos caer en la hipocresía de presentarnos como los defensores del sagrado Grial de la libertad. Y no pocos movimientos dentro de las diferentes iglesias cristianas apenas sienten vergüenza cuando manifiestan, incluso propugnan, actitudes similares a las que criticamos en el islám.

Pero la secularización tampoco es garantía frente al patronazgo y la mutilación de libertades individuales. Todo lo contrario: prohibición del mercadeo y consumo de drogas (peor aún, de algunas drogas), prohibición de la prostitución, prohibición (en España ya eliminada) de manifestar que no hubo exterminio judío en la II Guerra Mundial, prohibición de fumar en espacios  privados (acaso mi bar no es mío?), prohibición de tener y portar armas, retirada de portadas de revistas, prohibición de novelas porque alguien cree reconocerse en uno de los personajes, prohibición de expresarse libremente en un medio de comunicación, prohibición de quemar banderas, … detalles insignificantes …

No son las religiones ni las ideologías las que llevan, pero, al liberticidio. Es la existencia de un aparato represivo a su servicio lo que lo hace posible. El islamismo es más efectivo en los países teocráticos y más cruel allí donde se quiere obtener ese poder. Cuanto menor «poder terrenal» tienen las iglesias, más difícil es que impongan sus criterios. En el Estado secularizado, las ideologías que subyacen en los partidos  y gobernantes dispone del aparato de poder para imponer sus premisas: EpC, leyes y decretos, vigilancia de la esfera privada de las personas, sucumbiendo así a la misma tentación que los mullahs de hoy o los papas de ayer.

Dicho en otras palabras:  si la ideología por sí misma, la actitud de las personas condujese inevitablemente a situaciones de represión, serían esas personas las responsables de tal situación, legitimando así una acción censuradora y represiva de los otros contra aquellos… para defender la libertad,  haciéndola imposible. El diálogo sólo es posible entre iguales, dotados de sistemas represivos o carentes absolutamente de ellos. Para establecer una teoría de la libertad es inexcusable desarrollar una teoría sistémica de la represión.

Por eso los derechos a la defensa propia, la rebelión y la secesión han de ser individuales e inalienables. Y niego la necesidad de esos sistemas represivos de poder. El máximo respeto a los principios de no agresión y la garantía del ejercicio de la defensa propia tal vez no se basten por sí solos, pero son pilares indispensables para el diálogo entre iguales. Entre libres.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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8 comentarios

  1. Juano ha puesto un ejemplo similar al que hubiera puesto yo sobre los recursos comunes. Hay algunos recursos que: o son comunes, o no son. El agua, por ejemplo.

    En el caso de la autopista del aeropuerto, supongamos que no hay ningún ente privado que pueda o quiera acometer el proyecto, necesario entre otras cosas. ¿No sería lógico que se pudieran utilizar los recursos o fondos comunes para emprender esta obra publica imprescindible para el desarrollo de la comunidad? Esa carretera se convertiría también en un recurso común o publico.

    Quedaría por ver como se toman esas decisiones y quien lleva a cabo el proyecto, es decir, sería necesario auditar por parte de una comisión independiente o ciudadana, todo esto, cosa que actualmente no se hace por supuesto. Esto favorece que en los municipios se organicen alrededor de todo tipo de especulaciones… pero bueno, esto es otra historia, que me estoy enrollando.

    Saludos

  2. En el aborto estamos lejos en las implicaciones legales que debe tener. Para mi tu postura es como el no querer legislar contra los que matan a gentes de otras razas pretendiendo que dejen de hacerlo predicando con el ejemplo. Dando trabajo a negros e invitando a comer a tu casa a judíos. Me parece que no sólo no es un camino efectivo, sino inmoral.
    Una pareja homosexual no es una familia. Es igual que una pareja de hermanos o amigos que viven juntos. ¿Han de recibir más derechos por el mero hecho de acostarse juntos y practicar sexo?¿Dónde está la lógica de tal planteamiento? La familia ha de ser protegida y potenciada por el mero hecho de la supervivencia del grupo. Sin esa figura la descendencia disminuye y los miembros que se aportan tienen que afrontar situaciones de menos estabilidad, lo cual ineludiblemente afecta a la larga a la calidad del colectivo. Y esto no es una opinión, es un dato empírico. De hecho es una amenaza para occidente hoy en día más grave que cualquier otra. Son varios los países que están cayendo en la cuenta y por ahora procuran incentivar el modelo sólo a través de incentivos económicos, lo cual se está mostrando a todas luces insuficiente. Insuficiente porque el problema de raíz es moral, no pecuniario.
    Si habilitas un modelo social en el que el modelo familiar clásico no sea primordial, tal modelo sucumbirá en poco tiempo sólo por la presión demográfica de los que sigan tal modelo. En Europa estamos abriendo así las puertas a los musulmanes y eso acarreará consecuencias que no espero sean precisamente positivas.
    Por lo tanto, como verás, hay valores que han de imponerse, no por convencimiento religioso o moral, sino por puro y simple pragmatismo que de viabilidad al proyecto global. No estoy proponiendo discriminaciones en pos de un ideal etéreo. Indico que si no se hace ese tipo de discriminación estás abocado al fracaso del modelo.

    Hace tiempo te plantee el caso de cuatro colonos en una isla que constituyen en ella una sociedad (sería distinto si cada uno fuera autosuficiente en su parcela). Cada uno con su propiedad, y todo fantástico hasta que a tres se les seca el pozo o naciente. Según tú el grupo no tiene ningún derecho a decidir sobre el agua del cuarto, por lo que este último podrá dejar morir al resto y quedarse solo. Así pues la sociedad desaparecería, lo cual prueba la endeblez de tal modelo.
    Igual pasaría si los 4 fueran homosexuales. Tal modelo social duraría en el tiempo muchísimo menos que en el caso en el que los 4 sean heterosexuales con familias estables y fecundas. De hecho, si 2 fueran homosexuales y 2 heterosexuales con familia, los segundos amén de acabar generando más riqueza acabarían absorbiendo los territorios de los primeros. Y con tus reglas del juego, mucho antes que con las mías, dado que hay más herramientas de presión y confrontación.

    A lo que voy, Luis, es que un modelo perfecto en la teoría y en su esencia moral, es inútil si no es práctico. Por ese motivo admites el uso de la violencia en según qué casos a pesar de la máxima de no agresión. Yo lo que estoy indicando es que ese pragmatismo tiene que ser mucho más amplio y llevarlo a elementos no tan obvios en el corto plazo para que el modelo pueda sustentarse en el tiempo. Pero si no aplicas el análisis al largo plazo, es muy probable que sucumbas en el corto…

  3. Juano:

    Por ello entiendo que debe protegerse tal figura, potenciarla y regularla en un compendio de derechos y obligaciones. Pero en ningún caso implicaría esto el castigar al que siga otro modelo alternativo

    Discriminar positivamente algo conlleva, como irremediable reverso, la discriminación negativa de lo «otro». Yo creo que la ley está para proteger tu derecho a tener una familia según tus ideas y el de otros a hacer lo mismo, según sus ideas. En otras palabras: la familia, como asunto privado que es, no es competncia del Estado. La única competencia vendría de la voluntad de las familias de que les protegiese ante una amenaza exterior. Amenaza a sus vidas, a sus propiedades… pero ese derecho asiste también a la pareja de homosexuales, por ejmplo. En lo de los principios básicos estamos totalmente de acuerdo, aunque discutiríamos, seguro, sobre cuáles son esos principios y cómo encuentran aplicación. Por ejemplo, tú y yo divergemos en cómo se debe regular el aborto (que no divergemos en lo personal, yo haría todo lo posible para convencer a quien me preguntase de que no aborte) de forma general. Tú propones una limitación legal, yo propongo más iniciativa privada de quienes no creemos que el aborto sea la solución a nada, pues además, nos declaramos defensores de la vida. No se puede convencer a alguien de que es un atentado a la vida abortar sólo con la ley en la mano: es necesario argumentar, dar ejemplo, acoger niños, dar soluciones a las futuras madres … y qué mejor manera de hacerlo que desde la iniciativa de los ciudadanos!

    Yo no propongo un modelo sin principios, ni un modelo aestatal. Se trata de fomentar la responsabilidad individual y limitar la acción del estado a la defensa frente a factores externos (e internos) que impidan el desarrollo de las capacidades de cada uno. Suena muy teórico, no lo es. Y, efectivamente, encontraría más fácil aplicación en núcleos sociales pequeños, motivo por el cual soy un convencido municipalista (un pueblerino, que dirían otros :DDD )

    Lino:

    Con todos mis respetos, es absurdo proponer que una mayoría vaya a la suya, y una minoría a la de ellos.

    Y nos pones el caso de los recursos comunes. Claro, chocamos justamente ahí: yo no creo que existan recursos comunes. Creo que existen recursos privados que se pueden poner en común. Gratis (por contrato de donación o usufructo) o cobrando. Sabes que soy defensor de la privatización de servicios … con lo que volvemos a los «principios» de que nos habla Juano. El Estado (la ley) debe limitarse a asegurar que los contratos se realizan entre iguales, sin coacción y que sus consecuencias no limiten la libertad de los firmantes. Imagina que poseo medio millón de metros cuadrados en las cerecanías de Barajas y decido hacer una carretera a través de mi parcela para que la gente acceda mejor al aeropuerto. Y cobro, claro. Va eso contra algún principio fundamental? Y si en lugar de ser una carretera es un pantano? O el acuífero que hay debajo? O el bosque que hay encima?
    Sí, esto sí que es utópico… más si pensamos que no creo que existan fórmulas de reprivatización justa de lo que hoy se considera «común». Un error evolutivo? 😉

  4. Argumento que el debate debe iniciarse por el establecimiento de los valores esenciales que definan la sociedad que se quiere establecer. Por lo tanto no busco imponer, sino consensuar el núcleo duro que cimiente el edificio social. Un árbol flexible sin raíces sólidas, cae. Centrarnos en la flexibilidad del sistema sin anclarlo a unos principios es receta de fracaso.

    Cumpliendo con lo básico se pueden permitir distintos modelos y cierto grado de escisión. Pero todo el que no cumpla con lo esencial debe de ser o sometido o expulsado. Y aún habiendo principios que no se declaren fundamentales, pueden ser indicados como deseables. Ante estos cabe el estímulo del que los siga, nunca el castigo del que no los participe. Como ejemplo claro está el de la familia: es deseable y positivo para el colectivo la existencia de familias clásicas y estables. Por ello entiendo que debe protegerse tal figura, potenciarla y regularla en un compendio de derechos y obligaciones. Pero en ningún caso implicaría esto el castigar al que siga otro modelo alternativo (siempre que no agreda a los principios básicos como puede ser el incesto, la pedofilia, etc…).

    Cuando digo orden me refiero a estabilidad, no a inmovilismo. No puede haber progreso ni generación de riqueza sin un marco estable y el establecimiento del imperio de la ley.
    Estoy de acuerdo contigo, Luis, en las premisas iniciales. Pero un esquema de valores tan simple es sólo aplicable en entornos muy pequeños o sencillos. En aldeas agrícolas con relaciones sencillas y bien definidas. Pero desde el momento en el que las interrelaciones de las que se depende están más allá de tu control e incluso conocimiento, se hace imprescindible una escala de valores más sólida y completa. De lo contrario dejas las puertas abiertas de par en par a que el sistema sea atacado por cualquier amenaza con suma facilidad dada su endeblez.

    Si obviamos la primera parte fundamental del establecimiento de valores (proceso en el que las sociedades invierten generaciones y siglos de prueba y error -para que luego algún iluminado lo pretenda cambiar de un plumazo inspirado-), estamos totalmente de acuerdo en la necesidad de limitar el poder del gobierno. Aquí la discusión se torna en dónde trazar la línea. Obviamente a más principios esenciales más campo de trabajo tiene el estado. Dado que el número necesario de estos no es un punto de confluencia no llegaremos a un acuerdo rápido sobre la situación del límite. Mas sí podemos consensuar como comienzo en que el estado no tiene que entrar en nada que no concierna a dichos principios directa y claramente.
    Cierto que no es un corte quirúrgico y definido, pero como brochazo inicial puede ser un punto de arranque…

    Lino, es obvio que el colectivo, como suma de individualidades no tiene sentido sin los individuos. Lo contrario es lo más complicado de ver. Porque no es que el individuo aislado no tenga valor, pero no precisa de ningún marco normativo para estar solo. Lo que ocurre es que solo, con respecto al resto, no es nada, por lo que depende del colectivo para definirse comparativamente.
    Además, el colectivo al constituirse se dota de identidad. Por ello entra en conflicto con sus miembros. Y por ello hay que delimitar tal dotación con el fin de que el todo no anule a las partes.

    Disculpen si estoy un poco espeso… 🙂

  5. Estoy de acuerdo con Juano en que para defender lo de cada uno y no estar a expensas de algún otro como se suele decir «amigo de lo ajeno» que acumule más poder y te lo arrebate lo tuyo, hay que delegar parte de tu libertad. Pero cuando se dice que se ha de delegar cierta parte de libertad, no significa que «se pierda», sino que esta se hace conscientemente y de forma controlada, es decir, con un objetivo claro. Si el objetivo no se cumple, debe poder revocarse esa delegación.

    Con todos mis respetos, es absurdo proponer que una mayoría vaya a la suya, y una minoría a la de ellos. Cada uno debe poder continuar con su camino individual, incluso organizarse colectivamente para llevar un camino común (asociaciones, partidos, clubes, etc), pero los recursos comunes (agua, energía, territorio, defensa, comunicación, etc..) han de permanecer gestionados por un núcleo estable. De esta forma, cada vez que la mayoría se reorganizase (¿cada cuanto?), sería necesario reorganizar a su pez toda la infraestructura. Nunca podría llevarse a cavo un proyecto serio y duradero común, que es como realmente se hacen las cosas.

    Por otra parte, en respuesta a : El individuo en sí mismo no es nada, necesita del colectivo.

    Se podría decir igualmente o con más motivo: el colectivo en si mismo no es nada, necesita del individuo

    Saludos.

  6. Al hilo de lo que discutías con pakito el abogadito renano, me parece que en el ideal de la ilustración y en el americano del imperio del país “puro”, sin las corruptelas del viejo mundo, de la libertad y de la justicia igualitaria sobre todos los pueblos, subyace con bastante evidencia una teología milenarista paleocristiana, ya secularizada. E integrada en el ideal de la francmasonería. La rana y el escorpión ya no se hablan…

  7. Hmmm, estimado Juano, exageras un poco 😉

    No veo que hay de utópico en proponer que el Estado (o como se quiera llamar a la forma de organización social) defienda los derechos de las personas en lugar de inventar otros nuevos.

    No puede haber orden sin autoridad, ni ley sin fuerza

    Qué es «orden»? La autoridad al servicio del orden termina en la más absoluta entropía: inmovilismo. Sólo la pluralidad, el desorden, permiten el enriquecimiento experimental. Si a lo que te refieres es que todos estemos de acuerdo en aceptar unas reglas y en defender que se cumplan … qué reglas? Las tuyas? las mías? las de la mayoría? de ser estas últimas y siempre que la minoría no se convierta en agresora, no veo la razón por la que impedir una secesión. La mayoría con sus reglas, la minoría con las suyas.

    De la misma manera que según tu modelo recoge el destinar cierto porcentaje de tu propiedad privada para defenderla, en sociedad tienes que delegar hasta cierto punto tu libertad para mantenerla

    Argumento peligrosísimo este, que es el que están utilizando ahora todos los poíticos para, bajo la amenaza terrorista, restarnos libertad. No Juano, lo que delego no es libertad, es poder de defensa. Y pago por ello. Si un aparato de defensa compartido por muchos (policía estatal) no puede ejercer la defensa de los intereses de todos sin recortarles la libertad, habrá que pensar que la solución no es esa.

    Según tu exposición es lo mismo una sociedad de matrimonios estables que una donde el divorcio sea una plaga. Es lo mismo que se mate a inocentes no nacidos que el que no se haga. Es lo mismo que la familia sea pilar de la sociedad que no lo sea… Y empíricamente esas igualdades son falsas

    Todo grupo humano, se organize bajo cualesquiera premisas y que cumpla con el principio que postulo: «… El máximo respeto a los principios de no agresión y la garantía del ejercicio de la defensa propia…» es perfectamente legítimo. Por qué ha de ser tu noción de lo bueno la adecuada? O la mía? Si tu crees que la sociedad en la que quieres vivir es como la que nos describes, perfecto. Adelante. Pero… y quienes no comparten tus valores, que tienen otros… son los «malos»?
    Date cuenta de una cosa: siempre que planteo estos temas parto de una base irrenunciable: sólo hablo de grupos sociales a los que les exijo la aceptación del principio de no agresión y del respeto a la vida, la propuiedad y los contratos. Es evidente que ante una agresión, un grupo social tiene derecho a defenderse, y a dotarse de medios para la defensa. Pero eso también es válido para los «malos», si son agredidos por nosotros, los «buenos», no?

    El individuo es lo único que es. Yo no conozco colectivos existentes sin individuos, pero sí individuos que sobreviven sin formar parte de un colectivo. Hay muchos ejemplos en la naturaleza. Te imaginas un hormiguero sin hormigas? y una «manada» de Mantis Religiosas? El hombre necesita de su familia (sea esta como sea) para sobrevivir hasta cierta edad. Luego no. No se discute si a mí me gusta más éste o aquél modelo familiar. Se discute (me discutes) que el individuo sea ser por sí mismo. Y lo es, algo que no ocurre con un colectivo, que no existe, simplemente no es, sin el concurso VOLUNTARIO de los individuos. Yo no soy una hormiga, Juano.

    Sobre debilidades: vale más un grupo pequeño de hombres libres que mil ejércitos de esclavos. Las historia enseña 🙂

  8. Volvemos al desencuentro. Lo que propones es imposible de implementar para constituir una sociedad.

    No se puede constituir un colectivo sin una serie de valores que lo definan. No pueden definirse valores fundamentales y luego no establecer mecanismos de defensa de los mismos. No es lo mismo imponer valores constructivos que permitir valores destructivos. No puede haber orden sin autoridad, ni ley sin fuerza.

    De la misma manera que según tu modelo recoge el destinar cierto porcentaje de tu propiedad privada para defenderla, en sociedad tienes que delegar hasta cierto punto tu libertad para mantenerla. Porque si no cuidas lo tuyo, con seguridad te será arrebatado por el que no sigue las normas. Y porque si no haces fuerza con el colectivo, cualquiera más organizado podrá someterte. ¿Cómo ves lo primero e ignoras lo segundo?

    La discusión inicial es definir los valores esenciales. Y en segundo término, definir los límites al poder que los defienda e incluso imponga. Pero un colectivo sin valores no es sociedad. Y un territorio sin gobierno es anarquía.

    Según tu exposición es lo mismo una sociedad de matrimonios estables que una donde el divorcio sea una plaga. Es lo mismo que se mate a inocentes no nacidos que el que no se haga. Es lo mismo que la familia sea pilar de la sociedad que no lo sea… Y empíricamente esas igualdades son falsas. Una sociedad que ignora sus necesidades demográficas y los valores que la fortalecen está irrevocablemente dirigida a su extinción. Si socialmente tratas igual, e incluso mejor, al que busca su placer individual frente al que busca su desarrollo en el bien común, acabarás demoliendo lo común. Deja ese colectivo de acumular capital y se lanza a una orgía de consumo insostenible y debilitadora.

    El individuo en sí mismo no es nada, necesita del colectivo. Mientras no introduzcas esa variable de dependencia en la ecuación, todo resultado que obtengas es inconsistente e inviable. Lo que propones es un sistema aún más autodestructivo que el que nos impone la socialdemocracia. Básicamente porque el individuo es más débil que el colectivo…

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