Dejadme morir como yo quiero

… y cuando yo quiera; y si no puedo, ayudadme.

Me levanto esta mañana y leo en Red Liberal algunas entradas referidas a la eutanasia. Fonseca (a quien también había leído, gracias Albert) , Yosoyhayek y CLD exponen sus razones en favor y encontra. Yo no sé si la eutanasia es liberal o no. Lo que sí tengo muy claro son estos conceptos:

– Yo soy el único propietario de mi vida, y por ello, el único con capacidad para decidir sobre ella.

– El Estado no tiene ningún derecho sobre mi vida, ni sobre mi muerte. Nadie lo tiene. Mi familia tampoco.

– Es absolutamente no-liberal oponerse por razones de ley, moral o éticas a la voluntad expresa y consciente de una persona para acabar con su vida. Es la suya.

– Si el Estado no invade también esta faceta de mi propiedad y yo, por el motivo que fuere, no he tenido ocasión de manifestar mi deseo de morir en caso de, por ejemplo, coma irreversible, el criterio a seguir es exclusivamente médico: “Está muerto un ser humano al que ha sobrevenido, bien una interrupción irreversible de las funciones respiratorias y circulatorias, bien una interrupción irreversible de las funciones cerebrales. La determinación de la muerte ha de ser hecha de acuerdo con los estándares médicos establecidos”

euta_5.jpgCreo, sinceramente, que lo demás se sale de lo que es el liberalismo político para entrar en consideraciones morales o médicas. Discutir entre nosotros casos particulares tampoco contribuye a aclarar ideas: no formamos parte de un gremio conciliar de médicos ni somos miembros de un tribunal moral (menos mal!).

Resumen: el Estado no tiene derecho a interferir en los contratos privados de las personas que tienen como objeto su propiedad. Además, tampoco tiene derecho a imponer a los médicos un criterio particular de actuación. El código deontológico de los profesionales médicos es exclusivamente cosa de los médicos. Y sus pautas de actuación, basadas en el estado actual de la ciencia, han de ser fijadas por ellos mismos, como médicos y científicos.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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52 comentarios

  1. «… fuentes morales de la democracia.» Esas que deberían estar invitadas a todas las fiestas pero que todos dejan fuera para que no les quiten protagonismo ni les pongan límites a sus divagaciones… Esas, sin cuya presencia no hay fiesta…

  2. ¿La eutanasia? Una solución anticuada

    En estos momentos en los que el PSOE ha relanzado el debate sobre el aborto y la eutanasia y pretende que sean aprobados en su próximo congreso me parece interesante considerar el siguiente escrito.

    Hace unos meses leí un artículo que la profesora de filosofía, Corine Pellucnon, publicaba en «Le Monde», en el articulo examinaba los argumentos a favor de legalizar la eutanasia y descubría en el fondo de ellos una idea insostenible de autonomía individual.
    La autora que comento, recordaba que hoy la ley ofrece «soluciones concretas al miedo a morir en condiciones degradantes y con sufrimiento». Se refiere a la ley sobre el fin de la vida aprobada en Francia hace tres años, que permite al enfermo rehusar tratamientos desproporcionados y fomenta los cuidados paliativos.

    Entonces, ¿qué motivo hay para legalizar la eutanasia? «¿Se puede admitir que la sociedad asigne a los médicos el cometido de matar a un paciente y que la administración de la muerte esté prevista por ley?».

    Eso, señalaba Pelluchon, trastornaría la misión de los médicos. «No sólo el acto de matar es incompatible con el deber de no hacer daño: además, el hecho de asociarlo a la atención médica minaría la confianza de las familias en los encargados de cuidar a sus enfermos».

    La eutanasia legalizada afectaría también a la consideración social de los enfermos. «¿Cómo se puede conciliar los esfuerzos que se hacen para integrar a quienes la enfermedad, la edad o la diferencia excluyen de la vida social, y una reivindicación que viene a decir que la solución al sufrimiento es la muerte?».

    En el caso concreto del suicidio asistido, «legalizarlo implicaría el reconocimiento, por parte de la sociedad, de que el suicidio es una salida legitima y natural al sufrimiento. Esta trivialización del suicidio va en contra del coraje y de los valores de solidaridad que nos inculcan en la escuela y en el seno de la familia».

    Pero el núcleo de la cuestión está en el modo de entender la autonomía, como muestra más claramente el caso de la eutanasia voluntaria. «¿Equivale la autonomía al derecho de hacer lo que queramos a cualquier precio, o sea obligando a los médicos y a la sociedad a otorgar reconocimiento a un acto contrario a sus valores? (…) Tal interpretación no es fiel a los derechos humanos».

    En cambio, los contrarios a la eutanasia «sostienen que la preocupación por el bien común exige poner límites a una reivindicación individual que, si se reconociera por ley, daría paso a un derecho a la muerte incompatible con las fuentes morales de la democracia». Estos, conscientes de la función simbólica que tienen las leyes, «se niegan a convertir la justicia en un calco de meros deseos individuales».

    Las leyes, concluía por tanto Pelluchon, no pueden ir sin más a remolque de los problemas que plantean las innovaciones técnicas: la referencia expresa a los valores es imprescindible para elaborar una ley sabia. Por eso, «ahora que en Holanda, pacientes y médicos se declaran más favorables a los cuidados paliativos que a la eutanasia, cabe esperar que lo que ayer se presentó como un avance, acabe siendo visto como una solución anticuada». Piensen un poco más Srs. del PSOE.

    Carlos Menéndez
    http://www.creditomagazine.es

  3. Definitivamente llegamos, Luis, a ese campo en el que no nos encontramos.

    Tres pinceladas al vuelo:
    Si los individuos no tienen obligación de defender al colectivo y sus valores ante la invasión violenta de un enemigo, ¿para qué van a luchar los que menos tienen?¿qué garantías tiene el que triunfa de que se respete el fruto de su éxito si puede valer como botín a repartir entre los traidores?
    Una víctima inconsciente no pide ayuda. ¿Cómo se si estampó el coche para matarse o se quedó sin frenos?
    Y el mismo argumento que empleas para aislar a un contagioso, para mi es válido con el suicida.

    De todas maneras sigo pensando que en estos casos extremos lo que nos separa, más que el enfoque, es la pragmática del mismo. Creo que tu defensa a ultranza del individuo es un impedimento para establecer una sociedad viable… Sólo funciona si el 100% piensa lo mismo, acepta al 100% las reglas y no hay en la frontera ningún modelo alternativo o invasor. Y no puedo defender una sociedad que no sea capaz de albergar y defender los valores en los que creo y por los que pienso que vale la pena luchar. ¿Para qué levantar una casa de naipes?

    De conseguir el poder y establecer ese grado de «candidez» das todo el poder al enemigo para cargarse el sistema con poco esfuerzo al dejarlo indefenso.

    🙂

  4. haaaay! El último fiskeo da para mucho…….

    Que no hablamos de suicidio, hablamos de eutanasia.

    La pregunta sobre el suicidio debería ser: ¿puedo ser demandado por un suicida al que le he impedido por la fuerza, es decir imponiendo mi voluntad contra la de él, para evitar su muerte?

    La cuestión en una peli de niños, “Los Increíbles” queda clara: SI.

    En la sociedad actual creo que no. Defender la vida puede tener aparejado en muchas ocasiones el negar la voluntad individual. Uno puede tratar de demandarme pero no creo que consiguiera ganar según están las leyes hoy en día.

    Una opinión personal: Me alegro que así sea.

  5. nadie puede decidir sobre la salud mental de nadie siempre que no dañe a terceros

    Obviamente. Qué es la «salud mental»?

    No puede haber llamamiento a filas obligatorio

    Pues claro que no!

    Habría que solicitar el consentimiento expreso de una víctima para que sea ayudada

    De hecho, se hace: las víctimas piden ayuda. Y no son nunca voluntarias, un herido «voluntario» no es una víctima, es un suicida frustrado. Las víctimas lo son porque sufren. Un suicida no es en cualquier caso un víctima.

    No habría base para aislar a un enfermo contagioso

    Sí la habría: la propiedad privada de los otros: su vida y su salud.

    Serían lícitas las organizaciones y campañas que promuevan el suicidio por cualquier causa

    Obviamente. Si sólo lo «promueven» y no obligan anadie a suicidarse, no veo el problema.

    ¿Quién es el padre para imponer sus criterios a los hijos?

    El responsable de su ámbito de propiedad hasta que el hijo la reclame. (Ojo, hasta que el hijo las reclame, no hasta que a los padres les parezca) Y me dirás: y si el hijo reclama su ámbito de propiedad a los 13 años? Te diré: o lo has hecho todo perfectamente bien o has administrado mal durante los pasados trece años la capacidad de tu hijo de desarrollar su propio ámbito de propiedad. Pero ese es otro tema 🙂

  6. Luis, entonces, según tu planteamiento, nadie puede decidir sobre la salud mental de nadie siempre que no dañe a terceros. No puede haber llamamiento a filas obligatorio. Habría que solicitar el consentimiento expreso de una víctima para que sea ayudada. No habría base para aislar a un enfermo contagioso. Serían lícitas las organizaciones y campañas que promuevan el suicidio por cualquier causa. ¿Quién es el padre para imponer sus criterios a los hijos?…
    En el fondo se trata de una escala de valores que vertebre la utilización de la libertad. Y la escala que tú defiendes, entiendo, que no da paso a un escenario deseable ni sostenible… Las acciones del individuo no son tan asépticas como tú propones. Estoy seguro que en tu vida real no respetas hasta ese punto la «libertad» de tus hijos. Por que al educarles, inculcarles disciplina, valores, etc…, por norma les estás dando algo que no quieren ni te piden… Y sí lo que tú deseas…

  7. Lo siento Juano, no podemos ponernos de acuerdo por una razón para mí fundamental: yo jamás mido mi valía en función de mi utilidad en la sociedad, sólo en función del grado de autosatisfacción que generan mis actos. A mí no me hace feliz la felicidad de los demás, me hace feliz mi felicidad. Suena duro y egoísta, no lo es: sólo es posible dar lo que se tiene, nunca lo que se desea, jamás lo que el otro no quiere.
    Una persona que quiere quitarse la vida no es un amargado. Es una persona que hace uso de su derecho a la propiedad de sí mismo. Eliminándola, en este caso. Los motivos… los motivos son particulares, la «sociedad» no debe inmiscuirse en tales asuntos.

  8. Una persona que se autolesiona gravemente, sin llegar a matarse, se considera enferma y es lícito intervenir para protegerla de sí misma. Una persona que decida matarse está tomando una decisión que va contra sí misma e indirectamente contra el colectivo. Es por tanto lícito actuar para protegerla de sí misma como para proteger el bien común.
    Toda acción que se toma sin plena facultad de entendimiento es nula. Y el convivir en sociedad conlleva una serie de contratos tácitos (y según los valores de la sociedad, hasta explícitos) que se rompen unilateralmente al acabar con la vida propia. Por lo tanto, de la misma manera que el individuo no puede renunciar a su libertad y someterse a esclavitud (va en contra suya y de los principios sociales), el individuo no puede renunciar a su vida por la misma lógica (va en contra suya y de los principios sociales). Amén de que estamos discutiendo de una acción radical e irrevocable.

    Tal escenario sólo es posible en una sociedad que equipare totalmente los conceptos de vida y muerte. Tal sociedad, de llegar a existir, sucumbirá -si no por sí misma- al enfrentarse a otra en el que el valor de la vida sea primordial.

    Si se quiere dar otro enfoque sin tocar la moral, religión, etc., hemos de tener en cuenta que la libertad no es un fin en sí misma. La libertad es el mejor medio posible (según los liberales) por el que un individuo puede llegar a su plenitud / felicidad. Así que tiene sentido hacer uso de la libertad para buscar siempre un beneficio (espiritual, sicológico, físico, pecuniario, social…). Pero hacer uso de la libertad para maltratarse, mutilarse, anularse…, es un mal uso.
    Claro que si uno quiere puede sacarse los ojos en medio de la calle. Pero la sociedad ha de actuar en la medida de sus posibilidades para que eso no ocurra. Primero para evitar un perjuico irrevocable en el individuo. Y segundo para que el colectivo no sufra las consecuencias de tal acción (hacerse cargo de un desvalido).
    Claro que uno puede tirarse de un puente. Pero es un mal uso de la libertad al actuar en contra del interés propio y común. Aún poniéndonos en situaciones extremas, en cualquiera, un individuo es más útil vivo que muerto. Para sí y para la sociedad.

    Tanto libertad como propiedad privada son herramientas fundamentales, no fines por sí mismos. Y como ya expuse anteriormene, de consentirse con naturalidad el suicidio, florecerían de tal manera las clausulas contractuales en contra de tal escenario que acabarían por eliminar tal naturalidad…

    Pongamos dos náufragos en una balsa. Sólo si los dos cooperan tienen serias posibilidades de salvarse. Pero uno de ellos está roto porque ha perdido a su familia en el naufragio y no quiere vivir sin ellos. Por lo que dicen aquí, el segundo náufrago ha de consentir, y hasta ayudar al otro si se lo pidiera para morir y no sufrir más. Aunque le vaya la vida en ello él no es nadie para decidir por el bien de cada uno y de los dos…
    Yo creo que tiene hasta el derecho de amarrarlo y darle bofetones hasta que espabile y le ayude a que se salven los dos. Y una vez en tierra, ayudarle a recuperarse para que rehaga su vida sin sus seres queridos (entre otras cosas, por agradecimiento…). No creo que el amargado tenga derecho de quitarse de en medio sin más condenando al otro que no conoce y cuya suerte se la trae al pairo por muy libre y propietario de su vida que sea…
    Pues la sociedad es una gran balsa amigos 🙂

  9. Hmmm… el estado debe proteger mis derechos (entre otros el de la propiedad privada), y tengo perfecto derecho a morir cómo y cuando me parezca oportuno, pues mi vida es mi más intransferible propiedad. De eso se trata, Juanicolas. Sólo eso. No necesito que el estado me dé permiso para ello, me basta que no se inmiscuya en mi decisión, en ningún caso. Estamos hablando, evidentemente, de que el único que se muere soy yo, claro.

  10. no es toy de acuerdo con el contenido «liberal» de tu comentario….el estado debe protegar principios …por ejemplo cuando dices que el Estado no tiene que entrar ni en tu vida ni en tu muerte…..te equivocas……¡¡¡El Estado tiene que entrar en tu vida protegiendola!!! porqué? porque el principio dela protección de la vida es superor al de la muerte……o es que el estado no debe proteger la propiedad privada……o es que el estado no debe protegar el orden social…….o el cumplimiento de los contratos……por eso y en relación a tu vida y a la mia el estado debe proteger primero la vida y debe tambien proteger que tu muerte sobrevenga por causas naturales..entendiendo en ellas las decisiones medicas pertienentes….por eso debe penalizar el suicidio asistido la eutanasia etc…….por ultimo hay situaciones en la vida en la que se producen circunstancias que ponen la ser humano en el dilema de la vida o la muerte…..me refiero al dilema de la pelicula «un millon de dolares ..» es la del protagonista que mata a las desdichada chica…….a mi la solución que adopta el director me parece perfecta……el protagonista desaparece…….pero no por ello creo que el Estado debe permitir el suicidio asistido

  11. La diferencia entre lo que dices, Monste, y la cuestión con la esclavitud es que la esclavitud no puede ser total puesto que la voluntad queda anulada por el contrato y eso es imposible. Cualquier sociedad reconocería el derecho a “volver a ser libre” porque uno de hecho ES libre. Eso es ineludible y un contrato que trunca la voluntad de ser libres es nulo. Pero es innegable que uno es propiedad de uno mismo precisamente porque en uso de la voluntad individual, característica fundamental del individuo, uno puede decidir hacer consigo mismo lo que considere oportuno. Matarse, de hecho, es un acto supremo de muestra de la individualidad. E incluso la venta de órganos es susceptible de ser una muestra de tal. Ojo, eso no quiere decir que lo proponga a todos el poner a vender partes de uno mismo. Que no.

    Luís… la moral es una cosa igual a la ética… no lo olvides… El pretender que la moral es lo que yo pienso y la ética es lo que pensamos todos es como no decir nada.

  12. Señor Luis:
    ¿Qué ha querido decir con esto: «Contra la venta de órganos no tengo nada. Me parece perfecta».

  13. Hola Montse 🙂

    Sobre la diferencia con la esclavitud voluntaria te remito al comentrio de Albert, clarificador. Contra la venta de órganos no tengo nada. Me parece perfecta. Lo de dejarse matar por dinero… creo que eso lo solucionan los contratos con las aseguradoras mejor que cualquier otra consideración ética o moral.

    No, no estoy lobo estepario. Lo que intento es mostrar que existe una gran diferencia entre lo que yo considero «moral» para mí y lo que considero «ético» para todos. No puedo imponer mi moralidad a nadie, Montse.
    Propiedad? Soy mi único dueño. Mi familia goza de un «usufructo» fruto de mi responsabilidad. Pero tampoco son mis dueños. Y fuera de mi familia… ya no queda nadie que pudiese pretender la propiedad sobre mí 🙂

  14. Luis, tú no eres tu propiedad. Si es así, ya me dirás qué hay de negativo en la esclavitud voluntaria, la venta de órganos o incluso matarse por dinero (por ejemplo, para que le quede un dinero a los herederos). Perdona, pero tu concepto de la dignidad humana da lugar, por ejemplo, a que una sociedad vote libremente sujetarse a una dictadura, los regímenes tipo Chávez están plenamente justificados según tu visión, ya que la voluntad individual es la ley suprema. A mí me suena más a Nietzsche que a liberalismo. Estás un poco lobo estepario.

  15. «son muy pocos los “ellos” que abandonan a sus hijos ante un lo que sea. Suelen ser “ellAs” quienes lo hacen. EllAs no pagan?»

    Naturalmente, he utilizado «él» de forma genérica, incluyendo él/ella.

  16. Está claro que si alguna vez quiero «irme» no le voy a pedir permiso al gobierno , ni a nadie para hacerlo. Otra cosa muy distinta es la responsabilidad que uno tiene con sus seres queridos. Quiero decir el dolor que les produciria esa actuación egoista y el dolor que se les haría de por vida con ello. Me refiero como habréis podido entender con un suicidio sin motivo aparente.
    Por otro lado, mis seres queridos saben mi opinión respecto a la eutanasia, y es que si alguna vez me veo como un vegetal, o con las funciones mentales mermadas, den las oportunas instrucciones al médico para que me ponga una inyección letal. Esa es mi voluntad y no creo que ninguna autoridad política o religiosa tenga nada que decir al respecto. Punto.
    Respecto a personas que estén sufriendo terribles dolores a causa de una enfermedad incurable y en fase terminal, creo que es más humano y digno que mueran en paz y sin dolor ,que a través de una larga y dolorosa agonía. Es cuestióm de sentido común y de humanidad que los médicos puedan ejercer la eutanasia en tales casos, siempre claro está que el enfermo , aún lúcido no decida lo contrario. Y ninguna autoridad política o religiosa debería decir nada al respecto. Esa es mi opinión.

  17. Bien… como suele ocurrir con estos temas, recurrentes cada cierto tiempo, las pasiones se desatan y el deseo de entorpecer el asunto con actuaciones moralizantes o a-moralizantes es intenso.

    Pensemos un poco es que en el asunto de la muerte hay algunos aspectos a considerar: Uno, la inevitabilidad de la misma. “La vida es una enfermedad que sólo se cura con la muerte” decía por ahí alguno.

    Dos: si bien es cierto que no existe el derecho a la muerte no es menos cierto que sí existe el derecho a la libertad y a la autopropiedad. Y a la hora de poder hacer puedo hacer el matarme. El hecho de que una vez llevado a cabo el intento y dé sus frutos y no haya marcha atrás no deja de ser un acto de la voluntad individual, mas o menos cuerdo, eso lo dejo para la evaluación pertinente en cada caso, y si ha sido un éxito, para las suposiciones. Por tanto, es un acto libre e individual. No hace daño a nadie de manera física y medible, sino que sólo afecta a cuestiones emocionales. Y eso no es mensurable.

    Y tercero…. Eso no es de lo que estamos hablando.

    La Eutanasia es la buena muerte. Sólo se puede hablar de buena muerte en el caso en el que en una situación irreversible y de gran sufrimiento, cosa tampoco medible pero fácilmente encuadrable en determinadas situaciones individuales, y que para ello es precisa la autorización expresa del individuo en cuestión.

    Eutanasia activa o pasiva… Si una persona está viva porque está atada a una máquina e inconsciente tal distinción es idiota. Sigue viva (mas o menos) y el apagar el sustento vital (la extracorpórea) es dejarlo morir ¿eso es activo o pasivo? Otra cosa es que para acercar el final se le dé muerte de manera controlada para “acortar el sufrimiento”.Eso sí es eutanasia activa.

    Pero hemos de tener en cuenta que sólo se puede actuar sin e consentimiento del enfermo cuando éste, primero no ha dejado dicho nada al respecto, y segundo, cuando estando imposibilitado de manifestar su consentimiento, cuando la enfermedad es irreversible, dejando fuera consideraciones económicas y utilitaristas, quien esté autorizado para ello, nunca el médico, nunca el Estado, decida que se tenga que acabar con la vida del que está imposibilitado y es irrecuperable. Y para nada sería, a mi modo de ver, legal la eutanasia activa. Porque no hay consentimiento expreso del paciente. Nadie puede tomar esa decisión por uno.

    Si, y eso debe de quedar claro, nadie quiere asumir esa responsabilidad y se piensa que se tiene que seguir intentando la curación del enfermo, se debe seguir con dicha situación… JE, y más aún cuando se nos obliga a pagar un seguro médico para cuidad de nuestra salud, para cuidar de nuestra vida.

  18. Juano,

    Un individuo o sociedad que equipara vida y muerte no está en sus cabales…

    evidentemente no, y por eso desaparece o muere. Pero ese no es el tema, pues no se trata de equiparar vida y muerte. Se trata de respetar la voluntad de alguien sobre como disponer de su propiedad privada, en este caso su vida.
    en cuanto a los principios morales, Hiel da una buena descripción de lo que yo pienso de la mayoria de ellos.
    Elentir, existe el derecho a la propiedad privada, y la vida es lo más mío y más privado que tengo. Hago con ella lo que me da la gana. De eso se trata.
    Anónima, son muy pocos los «ellos» que abandonan a sus hijos ante un lo que sea. Suelen ser «ellAs» quienes lo hacen. EllAs no pagan?

    Resumiendo: estoy totalmente a favor de la eutanasia voluntaria y del suicidio asistido. La única condición es que exista la voluntad explícita del inividuo para que un tercero actúe en su ayuda. Y digo única condición. Ni el Estado, ni los familiares, ni los médicos tienen capacidad para otra cosa que no sea certificar la defunción. Los criterios de «muerte» ya los dejé claros en el post.

  19. Pues yo creo que al que abandona a un hijo a la puerta de un hospicio no se le puede obligar a hacerse cargo de él personalmente por el bien del hijo, pero sí debería obligársele a mantener materialmente (económicamente) a dicho hijo. El lo ha engendrado y él lo debe mantener. Y si no lo hace debe ser castigado. De lo contrario se estaría fomentando la paternidad irresponsable.

  20. Ya me parecía Luis que no era tu intención proponer tal cosa (que el médico decida cuando desconectar en plan Dr. Montes, si el enfermo no se ha manifestado previamente), pero no quedaba muy claro.

    Todo esto ocurrió hace pocas horas, pero muchos post más arriba, al menos para mi ritmo. Tienen éxito estos temas…

  21. Siempre aparece el mismo argumento: como no me gusta lo que quieres hacer, creo una norma para impedirte que lo hagas. Y la norma se convertirá en costumbre, y lo que hagas llegará a ser condenable moralmente. No importa que lo que quieres hacer solo afecte a tus cosas, a tus pertenencias, a tus ideas, a tu vida; lo que importa es que como no me gusta, voy a por ti.
    El afán del ser humano (no todos) por controlar lo que los demás hacen, dicen o incluso piensan no tiene límites. Lo curioso es que cuanto más limitado, más controlador es el citado ser. ¿Muestras? Hugo Chávez, George W. Bush, Mahmud Ahmadineyad, Fidel Castro, José Luis Rodríguez Zapatero, etc.
    Y la NASA sin responder a mi petición para tripular la primera misión a Plutón. Porque del ONLAE ya ni me quejo…
    Saludos.

  22. Pasamos de la justificación de la eutanasia activa a la justificación del suicidio asistido. Anghara tiene mucha razón, Luis. Existe el derecho a la vida, no el derecho a la muerte, de la misma forma que existe el derecho a ser libre, y no el derecho a esclavizarse voluntariamente.

    Pretender lo contrario es aceptar un disparate según el cual cualquiera puede renunciar voluntariamente a sus derechos, sin darse cuenta del riesgo que se corre con ello. En el caso de Holanda ya hemos visto lo que provocan estas teorías tan maravillosas sobre la libertad personal: el aprecio por la vida ajena ha caído tanto que uno de cada tres casos de eutanasia se hacen sin consentimiento del paciente. Es decir, son asesinatos, no eutanasias. Esto es lo que para cuando el derecho a la vida de interpreta torticeramente hasta justificarse un inexistente derecho a la muerte.

  23. Al vivir en sociedad, tanto por principios morales como por interés puro y duro, entiendo que se puede dar por supuesto un contrato individuo-sociedad. Y en tal contrato, interpreto yo, está el derecho a la vida y la defensa de esta como valor fundamental.
    ¿Que puede haber una sociedad que expresamente en tal contrato acoja un derecho a la muerte? No digo que tal opción no sea posible. Pero en tal marco, prácticamente todo contrato recogería la renuncia a tal derecho por ambas partes. Eso, para empezar, demuestra que tal derecho no es fundamental. Y para acabar, a la larga de facto llevaría a la segunda sociedad a encaminarse hacia la primera.

    Al que abandona a sus hijos se les puede y debe exigir, cuando menos, responsabilidad patrimonial. Salvo, claro, que estemos en la línea de Rousseau que pretendía que el estado si hiciera cargo de todos los niños eximiendo a los padres de tal responsabilidad. Así pues, todo aquel que tenga un hijo adquiere una serie de obligaciones irrenunciables que no dejan de ser otro contrato para con los hijos y para con la sociedad.

    Yo no iré a decir a otra sociedad lo que tiene que hacer siempre que no se inmiscuya con la mía. Pero en la mía trabajaré para que sea lo mejor posible y duradera para legársela a los que vienen detrás. Consentir corrientes destructivas en la misma es lo mismo que apoyarlas y es un sinsentido.
    Contra un suicidio nada o poco se puede hacer. Sólo ubicarlo socialmente como una práctica nefasta buscando el desincentivar a los individuos.
    Contra la eutanasia pasiva no veo nada que pueda alegarse. Mas contra la activa, amén de veinte mil motivos morales (que pueden estar dentro del consenso societario), hay un punto crucial: que es irremediable su efecto.
    Estamos de acuerdo en que se drogue el que quiera. Pero el que libremente opte por tal coportamiento se somete a una serie de recortes mientras está bajo los efectos: conducir, firmar contratos, presidir un tribunal… Sin embargo puede seguir siendo miembro productivo de la sociedad y recuperar la normalidad cuando quiera.
    En la eutanasia, además de perder irremisiblemente un miembro del colectivo, cabe la duda del arrepentimiento de última hora. En el suicidio responsable y actor son lo mismo. Pero, ¿y si en el último segundo el responsable cambia de opinión cuando el actor está consumando la voluntad anterior?

    Un individuo o sociedad que equipara vida y muerte no está en sus cabales…

  24. Precisamente el derecho a quitarse uno la vida es la máxima expresión de la individualidad. Pero eso es hablar del suicidio… y no estamos hablando de eso. Sino de la Eutanasia. Y esa situación se da en casos muy concretos y sólo sería aceptable si y sólo si hay consentimiento expreso de aquel que quiere recibirla.

    Todo lo demás que dices Juano, no tiene nada que ver con el asunto porque ¿qué ocurre con aquel que deja a su hijo a las puertas de un hospicio? ¿No está responsabilizando a los demás del cuidado de sus hijos? ¿Se le tiene que obligar a mantenerlo pese a que a manifestado con ese acto su renuncia a cualquier derecho y obligación sobre el niño? ¿Qué ocurriría si se le obligara a ello? Es más, ¿por qué se le quita la Patria Potestad a algunos padres por su comportamiento con ellos? ¿No es el abandono la forma más cruel de tener un mal comportamiento con sus hijos?

    Si una sociedad acepta el suicidio como forma cultural y ocurre que dicha sociedad, por exceso artístico desaparece… Cáspita, ¿vamos a ir los demás a prohibirles que sean tan artísticos? Pero es que si surge una secta como la que dices… está claro que desaparecerá en cuanto todos sus miembros hayan completado sus preceptos. Con lo cual se acaba el problema.

    Otra cosa es que se haga eso tan fácil de decir que como no prohíbo tal cosa es que apoyo esa tal cosa… Leches… un poco de madurez

  25. Qué sociedad existe sin el consentimiento de sus individuos? Ninguna. La sociedad, luego, no existe y de hacerlo, bajo los parámetros que decidan los individuos que libremente deciden formarla. Que los individuos deciden suicidarse? Pues bueno. Mientras no obligen a nadie que no quiera a hacerlo, todo va bien.

    Los casos particulares: lo de los seguros es asunto exclusivo de la aseguradora y el asegurado. Un contrato privado. Nada que decir, menos «la sociedad».
    Las coacciones a débiles… para preservar el derecho de unos pocos sacrificas el de todos los demás. Es lo mismo que la ley de armas: todos la cumplen menos los delincuentes. Al final, el desprotegido soy yo. Sujetos inmorales, Juano, los habrá siempre, y medios para defenderse de ellos sin recortar mis derechos también.
    Yo, para vivir en sociedad, no necesito apelar a principios sociales. Me basta con apelar (parafraseando a Muso) a la la defensa de la vida, de la propiedad privada y de los contratos; la mía y la de los demás.

  26. Creo que este es otro caso en los que la teoría es una cosa y la práctica otra.
    En la teoría liberal, vale, mi cuerpo es mío y yo decido qué se puede hacer con él, bien yo directamente o bien mediante terceros. A nadie le tiene que importar.
    Pero la práctica es otra cosa. Primero está la escala moral que pueda definir la sociedad, pero vamos a ignorar este punto. Vamos a casos prácticos:

    Si el suicidio ha de ser equivalente a la muerte natural, entonces aquel que se endeude hasta las cejas y tenga un seguro, si se mata y deja el beneficio patrimonial a sus herederos, nada podrá hacer la entidad financiera.

    Pongamos ahora que yo soy beneficiario de la herencia de un endeudado. Le amenazo y le digo que si no consiente y declara para que yo le mate asesinaré a todos sus seres queridos y él, atemorizado, consiente. ¿Cómo podrá nadie saber hasta qué punto la petición de «asistencia al suicidio» es realmente válida?

    ¿Qué garantía tendrá una sociedad en invertir en sus miembros si estos reciben el mensaje que el suicidio es un método válido de escapatoria?¿Y que si no son capaces de hacerlo por ellos mismos pueden recibir ayuda sin problema?

    Si los padres se suicidan y dejan niños y personas mayores desvalidas, ¿por qué hay que ayudarles con mi dinero? ¿Es lícito dejarlos morir de hambre? ¿No es más lógico exigir que el responsable asuma su posición y no nos deje un paquete indeseado?

    Si surge una plaga de suicidios como en la época romántica, ¿la sociedad no debe de hacer nada al respecto?

    El hombre en una isla desierta que haga lo que le plazca. Pero desde que es miembro de una sociedad adquiere una serie de derechos, obligaciones, privilegios… En esa amalgama de relaciones y dependencias que se forman está la utilidad del individuo al colectivo mediante su vida. Con su muerte no aporta beneficio alguno sino perjuicio. Por ende es lógico y normal, por un lado que la sociedad busque evitar la muerte de sus miembros. Y por otro, que el suicidio no tenga el mismo tratamiento que la muerte natural.
    Con todo, el individuo que quiera podrá fácilmente quitarse la vida. Por lo que hablamos de una disputa totalmente desigual en la que el colectivo no tiene demasiadas herramientas para intervenir. Y por propio interés, creo que debe de intervenir…
    Pongamos que una secta suicida triunfa enormemente en una sociedad. Para empezar dicha sociedad desaparecerá (lo cual es bastante estúpido). Y los que no se sumen a la secta, ¿con quién van a hacer negocios con un mínimo de garantías?
    ¿No es lógico que una sociedad luche contra el surgimiento de corrientes suicidas?¿De qué vale una sociedad liberal que puede desaparecer de la noche a la mañana?

  27. Anónima… qué beneficio obtienen mis hijos de mí, vegetal doliente, en una unidad de cuidados intensivos, inmovilizado, tal vez incapaz de hablar, sólo deseando morir?
    Que les permito sentir lástima de mí unas semanas más?
    Que les obligo a cuidarme unos meses más?
    Evidentemente los hijos son una responsabilidad, pero las responsabilidades sólo obligan cuando existe la capacidad de actuar consecuentemente con ellas. El enfermo mental que tuvo hijos, también es (era) responsable y, sin embargo, la ley le retira esa responsabilidad si no puede ejercerla.

  28. Es que Anghara no es el derecho a la vida frente al derecho a la libertad, es el derecho a decidir sobre la propiedad de mi mismo, mi vida y mi libertad van unidas. Y no estamos hablando de que se pida a alguien que le mate a uno en cualquier circunstancia, o al menos yo, si no de que en un caso especialísimo se puede considerar como NO culpable de homicidio a aquel que lleva a cabo una muerte a alguien que EXPRESAMENTE ha decidido dejar de vivir y NO puede llevar a cabo su deseo por imposibilidad física o porque ha decidido que en determinadas circunstancias, coma profundo y sostenimiento vital gracias a un máquina. Y en esas condiciones si que se puede pedir que no se le mantenga con vida.

    Todo lo demás son consideraciones sobre el suicido, que es un acto voluntario y que realiza uno mismo.

  29. Luis, yo creo que si alguien tiene un hijo, definitivamente es su responsabilidad.
    ¿O es que es correcto traer hijos al mundo para cargarlos a las espaldas de otros?

  30. Rojobilbao: Una cosa es el suicidio y otra el asesinato. Si uno se quiere suicidar, a mi me da lo mismo. Pero si no puede y pide ayuda, el que ayuda comete un asesinato. No veo nada de liberal en apoyar que alguien mate a otra persona.

    Repito lo que he dicho en otro hilo: hay una diferencia fundamental entre quitarle la vida a una persona sin su consentimiento (asesinato) y quitarle la vida con su consentimiento (suicidio asistido). La misma diferencia que hay entre quitarle 50 euros sin su consentimiento (robo) y tomarlos con su consentimiento (donación). Parece que para ti el consentimiento no es relevante, porque ni siquiera lo mencionas en la argumentación, y sin embargo es imposible hablar de agresiones a la propiedad (también contra nuestra persona, que es la más valiosa de nuestras propiedades) sin referirnos al consentimiento de la persona sobre el uso de esa propiedad.

    Y Anghara, no es «derecho a la vida» o el «derecho a la muerte» sino el derecho a decidir sobre tu propio cuerpo (que incluye el derecho a decidir que otra persona, si está dispuesta a ello, te ayude a terminar con tu vida). Quién decide sobre lo que puedo hacer con mi cuerpo, tú o yo?

    En cuanto a la comparación con la esclavitud, es una falacia, también intento explicarlo aquí:

    La comparación con el esclavismo voluntario (al que yo me opongo, pero no voy a explayarme aquí sobre este tema) es falaz, porque en el caso del esclavismo estamos hablando de alienar nuestra voluntad futura (nuestra voluntad presente –en el contrato- prima sobre nuestra voluntad futura –cuando una vez firmado el contrato queramos dejar de ser esclavos), mientras que en el caso del suicidio (y del suicidio asistido) estamos ejerciendo nuestra voluntad presente en todo momento. El conflicto que puede surgir en el contrato de esclavitud (el esclavista nos obliga a ser esclavos a pesar de nuestro cambio de opinión) no surge en el suicidio o el suicidio asistido, donde nadie nos obliga a nada en ningún momento. Dicho de otro modo, en el contrato de esclavitud alienamos el derecho de autopropiedad, en el suicidio/suicidio asistido ejercemos ese derecho.

    En otras palabras, dime en qué momento del suicidio asistido/voluntario se hace algo en contra del consentimiento del afectado. Si no puedes demostrar que se está actuando en contra de su voluntad no veo qué agresión contra su persona se está produciendo. Acaso estoy robándote 50 euros si los tomo con tu consentimiento?

    Un saludo

  31. El derecho a la propiedad. Nada es más mío que mi vida y mi cuerpo. Y nada puede interferir el derecho que tengo de hacer de ellos lo que quiera.

    Confundes conceptos: quien me ayuda a morir no tiene derecho a ello, cuenta con mi permiso explícito para hacer algo por mí que yo no puedo hacer.

    Justamente leyendo a Rothbard se entiende la diferencia entre esclavitud y muerte voluntaria.

    La cuestión es muy simple Anghara: me impedirías morir? en contra de mi voluntad? impedirías que alguien lo hiciese por mí si yo se lo pido? que me ayudase? qué te da derecho a coaccionarme a mí o a quien yo elijo? la coacción es siempre violenta… no quedamos en que la no agresión es un principio fundamental?

  32. Añado: y hemos vuelto a caer en el suicidio. Yo puedo renunciar porque me da la gana a mi derecho a la vida (suicidio). La eutanasia activa es otra cosa: estamos hablando de si un tercero me puede quitar la vida. No de que no me reanimen. De que me maten.

    Yo no creo tener derecho a matar o esclavizar a nadie por mucho que éste me lo suplique.

  33. ¿Porqué no es comparable? ¿Porqué no puedo esclavizar a quien me lo suplica pero sí puedo matarlo? Rothbard en «Ética de la libertad» explica muy bien por qué no puedo esclavizar a otro por mucho que me lo pida.

    Además, Luis, es que no existe el derecho a morir. Existe el derecho a la vida. Ambos casos son renuncia de derechos. Uno a la libertad y otro a la vida. Y ya me dirás qué libertad hay sin vida.

  34. No, Anghara. No hay confusión. Como no es posible comparar esclavitud voluntaria (renuncia al ejercicio de derechos) con la muerte voluntaria (ejercicio de un derecho). Lo explica perfectamente Albert en su comentario en el blog de Fonseca, encuentras el enlace más arriba.

    Si yo expreso mi voluntad irrevocable de que, por ejemplo, en caso de padecer un cáncer terminal óseo y ante la inutilidad de los tratamientos analgésicos y paliativos, pueda un tercero suministrarme un producto químico que acabe con mi vida, y si alguien atiende mi petición, mi ruego, mi súplica, no me está matando. Está ayudándome a cumplir mi voluntad de morir. No es lo mismo. En absoluto.

  35. Yo creo que aquí se están confundiendo suicidio y eutanasia. Efectivamente, nadie puede decidir por otro. Pero la duda es ¿puedo esclavizar a una persona si dicha persona me manifiesta libremente su voluntad de ser esclavizada? ¿Y matarla?

    Tengo para mí que no.

  36. Pues ayudar a morir, salvo que el que mate tenga prueba inequívoca de que está cumpliendo la voluntad del finado, siempre esta asesinando. Siempre. Y si hay prueba sólo la ley puede ampararle sólo y sólo si la incapacidad del sujeto en cuestión hiciera imposible que pudiera llevar a cabo su propia muerte.

    Es decir, nadie puede DECIDIR por otro.

    Y mucho menos el Estado.

  37. Ijon, es que no digo otra cosa… no me he explicado bien: el médico decide sobre la concidión de muerte, y retira los aparatos. No digo que decida sobre la incapacidad, o sobre otra circunstancia. Sólo sobre la condición de muerte. Eso siempre en ausencia de voluntad del paciente. Permíteme que te envíe a lo que escribí con motivo del caso Chiavo, en estos enlaces: 1, 2, 3. Creo que en ellos dejo claro que el estado (ni por vía de los médicos)no tiene en NINGÚN caso la capacidad de tomar esa decisión.

  38. Luis, estoy plenamente de acuerdo con los tres primeros epígrafes de tu exposición.

    El cuarto ya lo veo más dudoso. Sobre todo porque una cosa es el criterio médico, que siempre ha de ser orientativo, y otra la decisión última. Si el interesado no ha manifestado su voluntad de forma inequívoca, no tengo muy claro quien decide, pero si quien no debe decidir: El Estado, sea vía juez, sea vía funcionario médico.

  39. Gracias Albert por el recordatorio. Me quedo con esto que dices:

    [los datos de Holanda] No comprendo por qué se utilizan como argumento para prohibir cualquier tipo de eutanasia, voluntaria o no, en lugar de utilizarlos como argumento para permitir el suicidio asistido y prohibir la eutanasia no voluntaria. Sobre todo cuando el primero es el más frecuente.

    Anónima, quién eres tú (o yo) para decirle a nadie cuáles son sus responsabilidades?

    Rojobilbao, yo no veo que eso sea asesinato. Es caridad.

    Germánico, por eso hemos de enfrentarnos a la eutanasia no voluntaria. Con rotundidad.

  40. Una cosa es el suicidio y otra el asesinato. Si uno se quiere suicidar, a mi me da lo mismo. Pero si no puede y pide ayuda, el que ayuda comete un asesinato. No veo nada de liberal en apoyar que alguien mate a otra persona.

  41. Me veo postrado en una cama de hospital, con el Doctor Montes a un lado, jeringilla en mano, y un grupo de defensores de la vida en el otro.

    ¡Qué tiempos aquellos en que uno moría en su casa, rodeado de su familia!….

  42. ¿Y si el que quiere quitarse la vida tiene responsabilidades (por ejemplo un hijo u otra persona dependiente de él? ¿Debe entonces permitírsele quitarse la vida y dejar desamparado al dependiente?

    De todas formas, estoy con Bastiat en que el que realmente quiere quitarse de enmedio, generalmente puede hacerlo (vía viaducto de Bailén, etc.).

  43. Saludos Bastiat.

    Tenemos derecho a garantizar la vida de quien no quiere mantenerla? No

    La ausencia de CONTROL sobre la razón no sería argumento necesario, la ausencia de razón sí. Cuál es la voluntad del disminuído? La ha expresado? Si la ha expresado antes de entrar en discapacidad, esta ha de ser respetada siempre, hasta que los criterios médicos no indiquen lo contrario: esta muerto.

    Tercera cuestión: evidentemente. Desde cuándo son la caridad y la compasión punibles?

  44. Una persona siempre ha sido dueña de su vida. De hecho el viaducto de la calle Bailen ha sido elegido por muchos para decidir sobre el futuro de su vida. La cuestión no es pues, quien es dueño de la vida de uno sino si otros pueden ser dueños de la vida de uno.

    Si a mas de uno se le ha impedido hacer efectiva su decisión, por vaya Ud. a saber qué razones nos lleva a impedir un acto supremo de libertad ocurre que no es lo mismo en el momento en el que alguien tiene que ser tratado, o no, de manera que su vida acabe, o no. La cuestión es pues quién está legitimado para tomar esa decisión a parte de uno mismo y en qué condiciones. La cuestión preventiva es idiota salvo que se tenga conciencia de que se esté decidido ha hacerse. La razón para actuar es garantizar la vida de quien no quiere mantenerla.

    ¿Tenemos derecho? Primera cuestión.

    ¿La ausencia de control total sobre la razón y la voluntad de quien está disminuido nos da permiso para interferir en un acto de su voluntad? Segunda cuestión.

    ¿La voluntad de morir de aquel que no puede darse muerte justifica que quien acceda a sus deseos sea considerado como no culpable? Según hayan contestado a las anteriores contesten a esta.

  45. El café no me hizo efecto alguno… aún. Mis disculpas.
    Lo ilógico, lo nada liberal, es apelar al sempiterno Estado para que éste se arrogue el derecho a elegir si un ser humano puede recurrir o no a la eutanasia. Obviamente, creo como tú que solo la persona es dueña de su vida, de ahí la recomendación de pasar por la ITV a los que tengan dudas al respecto.
    Saludos y gracias.

  46. Creo que no entiendo bien todo tu comentario, Hiel. Quién ha de pasar pr la ITV? Es ilógico lo que planteo? Iliberal? Si es eso lo que creo haber entendido… por qué?

  47. La inteligencia por lo general se ve obligada a formular deseos basados en la lógica y la razón, anhelando que se conviertan en realidad. Ardua forma de vida, pero que no suele perturbar el sueño.
    Mientras, la estulticia (habitualmente vestida de Estado), se encarga de parir normas para limitar y controlar todo aquello que huela a libertad en función de no sé muy bien qué ‘bien general’ o cualquier otro similar eufemismo.
    Al final, lo incomprensible no es esa lucha en sí, tantas hay y más fútiles si cabe; sino que los amantes de la libertad no sean capaces de aplicar la lógica, desmontando así todo su ideario liberal.
    Aunque no toque, quizá es conveniente pasar por la ITV….
    Saludos.

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