El poder lleva a la corrupción. El poder absoluto a la corrupción absoluta

Creo recordar habérselo leído a Popper. No estoy seguro.

Una de las formas más dolorosas de corrupción es adaptar las leyes a las conveniencias o creencias de una parte de la ciudadanía, olvidando al resto. Peor aún es adaptarlas a la ideología de un grupo reducido de personas. Claramente dictatorial es hacerlo de manera unipersonal y desde la propia doctrina.

No puedo dejar de meditar sobre ello cada vez que me acerco a la Ley de Memoria Histórica. La Ley de Zapatero.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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8 comentarios

  1. Gracias Juan, euribe. Es lo malo que tiene la edad: se pierde la memoria.
    (*) Creo que más que nada se trata de exabruptar resquemor. No le doy mayor importancia a los anónimos.
    En cuanto a lo de la doctrina apañada a ley: es tan solemnemente pobre de espíritu este hombre qe no pocas veces (menos mal que existe la indignación) me apetecería sentir lástima.

  2. El socialismo consiste en gastar duros comprando nuevas monedas de a duro, para volver a lo mismo de lo mismo. Como, la verdad, el peperismo no da de sí para mucho, la pauta final es la nostalgia de lo pasado, la industria del recuerdo y de lo camp, que se compra no con dinero en efectivo sino con cheque histórico, de vuelta al pasado: se recupera, se reivindica, a tanto la nostalgia. Fa tenerezza, que dicen los italianos.

    Todo eso es tan viejo, estamos tan hasta el gorro de recordar al abuelito #1 y aborrecer al abuelito #2, que el resultado es la decadencia de la imaginación y el machaconeo de la repetición.

    Una polución nocturna amenaza con manchar las sábanas de «la memoria histórica», forma de terrorismo cultural que crea el síndorme de la imitación: «¿Tendré yo una memoria lo suficientememte histórica?» Sun lácrime rerun…

    …pues claro que sí, cogno, la memoria histórica es lo mejor repartido del mundo, entre izquierdas y derechas, que leen con lectura cerrada cualquier texto abierto, tribus hostiles entre sí y sectas fanáticas que se ignoran, donde no faltan los hábiles personajes poliédricos, a la vez Autobots y Decepticons por riguroso turno o por crasis unitiva: los Autocons y los Deceptibots, operación a la que llegan no por grandiosa superación de las desavenencias sino por enano cálculo que orada subterráneas galerías.

    De este preámbulo del prolegómeno del «tambien mataron a su abuelo», de este continuo piétinement sur place cabe decir lo que Lord Voldemort de la gemometría descriptiva: antesala del horror, en que los cojos se apoderan de un homenaje a Baroja y los jorobados de un homenjae a Leopardi.

  3. Lo que importa en un pensamiento no es su provenencia sino sus dimensiones, igual que en las citas que pone Isidoro “Iracundo” Lamas lo importante no es Fulanoff, sino la verdad. Cuanto más precisa es una idea, menos importa saber de dónde viene. La ironía se le escapa a Zetape.

    Aquí nadie oposita a nada, elevémonos a la indiferencia de las fuentes. Sólo la verdad tiene derechos y ese derecho le corresponde donde aparezca, sea un intercambiador del metro. Si no hay que ser feudatario de nadie, menos aún hay que desdeñar a nadie y si no es oportuno creer a todo el mundo tampoco es menester negar el crédito a nadie si lleva años usando el coco con orden y tenacidad.

    Os invito, anónimos, a que agarréis ese enoorme talento y escribáis de lo que se os ocurra ¿Que no teneís grandes cosas que contarle a nadie ni siquiera a vosotros mismos? Ne me jodáis pas, hombres. Fuera de una minoría privilegiada, cuya vida resulta una fiesta interminable de la imaginación y un gozo de la racionalidad comunicativa, al resto de las mortales las pequeñas victorias nos compensan.

  4. «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente» Lord Acton.

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