Editorial en "El País". Gato por gato

Todo el mundo conoce el dicho «dar gato por liebre». Lo empleamos siempre que tenemos la impresión (o la certeza) de que alguien está intentando engañarnos de forma burda y alevosa. No es el caso de los responsables de el diario «El País«, quienes lejos de pretender engañar a nadie, ponen los puntos sobre las íes en la doctrina de comunicación impuesta desde Ferraz. No olvido tampoco que la mayoría de los lectores de ese diario – los que creen que todo lo que en él se escribe es irrefutable – viven de por sí en un estado perpetuo de engaño.

No es esta una enfermedad exclusiva de «El País», no crean. No conozco ningún medio informativo medianamente significativo que no adolezca de similares tendencias monocolores. Y aprovecho para decir que es perfectamente lícito, que cada medio tiene derecho a ser consecuente con su línea editorial. Lo que sí sería deseable es algo menos de gato y un poco más de liebre en los menús que día a día nos presentan los maestros de la cocina opinadora. Aunque el gato sea mas blandito y fácil de masticar, la liebre es mucho más exquisita y agradable al paladar. Claro que, tal vez, es posible que se vendiese menos liebre que gato y, al final, no cuadrasen las cuentas, factor éste nada despreciable a la hora de establecer una «línea editorial».

A lo que iba. Hoy leo el editorial de «El País» titulado «El Pulso» y quiero comentarles un par de cosas. Vayamos por partes:

El problema esta vez es que el comprensible alto grado de conmoción social que ha acarreado la medida, que por muy indigerible que sea se ajusta a la ley, amenaza con convertir la calle, y no el Parlamento, en el lugar donde se hace la política.

Qué horror! La política viva, coleando y en la calle! Lejos del control de los partidos! En peligro de desbordamiento por acumulación de voluntades individuales! No, señores, no. La política han de hacerla los políticos, que para eso han estudiado la carrera de políticos. Verdad señor Blanco? No dice nada, señora Margarita Sáenz?

Y eso debería tenerlo en cuenta el líder de los populares, Mariano Rajoy, cuando anima a la rebelión cívica. Jalear la estrategia de la crispación con unas dosis de cinismo insospechadas, actividad a la que se han entregado los populares estos días, trae incidentes como el del ataque a una sede socialista en Alcalá y la aparición de la ultraderecha y de banderas preconstitucionales en las concentraciones de estos últimos días, como sucedió ayer en Lorca.

A esto le llamo yo tener un memoria corta. Cualquiera que, negándose a libar la flor del olvido vergonzante, mantenga presente en sus recuerdos lo ocurrido los días 12. 13. y 14. de Marzo de 2004 sabe que el cinismo no es monopolio de Rajoy, y que el uso de la violencia tampoco es monopolio de cuatro descerebrados bajados de las montañas nevadas y cantando el «Cara al Sol». Los de la hoz y el martillo son igual de violentos (y descerebrados) y cínicamente crispados por un tal Rubalcaba. Se acuerdan de lo de «queremos un Gobierno que no mienta»? Sobre lo de las banderas preconsititucionales sólo un apunte: estoy seguro que en Ferraz hay más de uno pensando ya cómo distinguir dialécticamente las «banderas preconstitucionales» de unos (las del aguilucho) de las «banderas preconstitucionales» de los otros (las tricolores). Asistiremos a una reposición de la discusión español bueno-español malo? Pero eso, señores, según «El País» no es crispar. Es informar.

La solución al asunto del etarra ha sido, dentro de las dos posibles, la menos mala. Calificarla como la aceptación de un chantaje resulta incoherente, puesto que no ha habido ninguna extorsión ni se ha violado ninguna ley. Hablar de rendición del Estado es una exageración, y considerarla como una victoria de la izquierda radical abertzale, pese a que ésta no se la quiere «restregar en la cara» al Gobierno, según afirma el líder del colectivo de apoyo a los presos, Juan Mari Olano, entra dentro del peaje a pagar a la retórica de los radicales.

Malamente empezamos si hay que justificar el gesto como «el menos malo». Falaz parrafada la que niega el chantaje y la victoria abertzale después de todo lo que hemos leído en los últimos días sobre las fiestas euskaldunas, los parabienes al gudari y, sobre todo, el nuevo órdago de Otegui : o Navarra, o … a elegir de nuevo entre «males menores». Esta parte del gato es tan blanda que más de uno la traga sin masticar.

Asimismo, atribuir la prisión atenuada para De Juana a razones humanitarias tiene el riesgo de confundir a la opinión pública. Sería más útil que el jefe del Ejecutivo enfatizara que el gesto obedece, ante todo, a razones de inteligencia política para evitar males mayores.

Llegamos al meollo de la cuestión! «Razones de inteligencia política para evitar males mayores» Esto hay que degustarlo con calma. Fíjense: la medida ha sido inteligente, razonada y preventiva. El paradigma del buen hacer político, vaya. Pero mientras mastico el gato pillo un huesecillo, el de los «males mayores». Por supuesto que no nos explican si los males mayores son la muerte de Chaos, el fin de la tregua de ETA, una bomba en Moncloa o 1000 muertos más en la cuenta etarra. Si estamos hablando de lo primero, estamos ante una defensa ignominiosa del buenismo positivista. Si se refiere a lo demás, me gustaría que el autor redefiniese el concepto de chantaje, el de extorsión. Tal vez también, de paso, el de rendición, que a mí es el que me parece más adecuado.

Resultan insuficientes los guiños de Otegi de que su formación no exige al Estado ningún precio político y su interés ahora por luchar por «vías pacíficas y democráticas» en busca de una comunidad autónoma entre Euskadi y Navarra, como reiteró el sábado en el acto de Pamplona. Es un deber de Batasuna desmarcarse de la violencia y reafirmarlo públicamente; y de ETA, anunciar que renuncia a las armas. Para reengancharse al sistema democrático no basta con altisonantes declaraciones. El Gobierno debe ser particularmente exigente en este punto. Será la mejor manera de que los ciudadanos comprendan el sacrificio que suponen para el Estado y sus instituciones casos como el de De Juana Chaos.

Y para terminar el panfleto una dosis de equidistancia simulada y perfectamente calculada. Es el pan para «mojar en la salsa», para que quede buen sabor de boca. Sin embargo queda un resabor amargo. Por mucha hierbabuena que usen para aderezar el gato, no es posible disimular la peste a urin de un gato mal lavado: casos como el de De Juana Chaos no suponen un sacrificio para el Estado y sus instituciones: su estancia en prisión la pago yo, la pagamos todos. Casos como el de De Juana Chaos suponen un sacrificio sólo para sus víctimas y las familias de estas. Para nadie más.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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4 comentarios

  1. Cierto, hasta principios de los 80 (81-83, no me acuerdo exactamente) no se cambia el escudo por el actual de la corona en sustitución de águila de San Juan. Eso la convierte en la oficial, no en la constitucional, todas las banderas que tengan la disposición de colores como marca la constitución son constitucionales. La bandera de la 2ª república No es consitucional.

  2. Solo puntualizar que la bandera «del pollo» no es preconstitucional, dado que en la constitución solo se habla de los colores de la bandera, no del escudo.

    De hecho, creo que el original de la constitución tiene estampado el escudo «del pollo» en la portada (que alguien me saque de mi error si no es cierto).

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