Ver para creer

Fué a finales del siglo XIX cuando comenzó una larga serie de proyectos comunes que terminarían por hacer habitual términos como «vasco-leonés» o «vasco-leonesa». Muchas empresas del acero y el carbón se fundaron en aquellos días bajo tales denominaciones. Al carbón leonés y a los altos hornos bilbaínos les debemos la existencia de una línea de ferrocarril de vía estrecha. Eso ocurría cuando se trabajaba codo con codo en una España que luchaba por escapar de la pobreza subiéndose al tren (tarde, lo sabemos) de la revolución industrial.

Más adelante, cuando la agricultura empezó a dejar de ser rentable en el sur de León, muchos leoneses emigraron a las «tierras hermanas» de Vasconia en busca de trabajo.

Ayer, La Casa de León en Bilbao celebraba su 75 Aniversario. Los corros de lucha de leonesa, los bailes regionales y, sobre todo, los Pendones leoneses llenaron las calles de la capital vizcaína.

Hasta ahí todo normal. Nada sorprendente. Pero, como en todo acto de este tipo, los políticos ocupan un lugar relevante (nos hemos acostumbrado a valorar un acto civil en función del tronío de los políticos que acuden a él, desgraciadamente) y disponen de tribuna para dar su «parabién verbal» a la celebración en cuestión. Ayer le tocaba al alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna y al presidente de la Diputación de León, García Prieto.

Y ahí aperecieron las diferentes «perspectivas históricas» de uno y otros: mientras García Prieto en su discurso hacía un pormenorizado recorrido por los hechos que jalonan la historia común de Vascongadas y León, acabando con un «Bilbao se ha hecho grande también con sangre leonesa», la única ocurrencia destacable del discurso de Azkuna se produce cuando le hacen entrega de una réplica del Gallo que adorna la torre de la basílica de San Isidoro: «Es lo que me faltaba en Bilbao, ¡un gallo!», tras lo que agradeció la muestra de folklore y confraternidad.

Son cosas de esta España en descomposición. Espero que la agonía no dure mucho.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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2 comentarios

  1. por lo que me ha contado un chaval de Matallana que curra en FEVE en Bilbao el centro leonés de bilbao lo quieren convertir en castellano-leones y eso si que me parece más lamentable.

    en cuanto a Azcuna es del PNV con eso está todo dicho.

  2. ¡Qué pendones más modernos!

    Yo me acuerdo de un desfile por San Frolán, con los mozos haciendo alarde de su fuerza y su señorío por Ordoño II.

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