La pasada semana salí del laboratorio de última generación que instalé con unos amigos en una cueva pleistocénica, dónde venía haciendo vida de ermitaño meditabundo, al oír voces lejanas, traídas…
Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.Estoy de acuerdo