Se nos viene encima el 8 de marzo, Huelga Feminista, y ya están trufados los medios de comunicación de las reivindicaciones feministas tópicas y típicas, la mayoría sin ningún sustento real detrás. Y menos en España. La brecha salarial es producto de las elecciones libres de hombres y mujeres, como demuestran ya innumerables estudios, incluyendo a la nada sospechosa de machismo Universidad de Harvard y la llamada paradoja nórdica. Cuando las mujeres tienen libertad real para elegir sus trabajos, acaban por elegir, generalmente, trabajos peor remunerados. Las preferencias de muchas mujeres son las que son, pero como muchas votan mal, mejor no respetarlas, pensarán muchas huelguistas.

No sé si vale como muestra pero el seguimiento real del año pasado, donde yo me encontraba fue bastante pobre, por no decir irrisorio: la mayoría son mujeres. Este año pinta parecido. Las personas, que seguramente quieren ser felices, no pueden pasarse el día cabreados con todos los males que se nos vienen, según los telediarios y los periódicos, y cada vez más buscan otro tipo de remedios. Hemos comentado este aspecto largo y tendido en este blog y en mis entradas.

Lo que no acabo de ver es que, si todas las instituciones gubernamentales están a favor de la huelga, hasta el punto de hacer el ridículo poniendo el logotipo de la misma en los perfiles institucionales de las redes sociales, a quién reclaman las huelguistas. En España más del 90% de los habitantes dicen creer firmemente que los hombres y las mujeres son igual de capaces. Quedan unos pocos que no lo afirman porque en todas partes hay imbéciles. EL resultado está por encima de cualquier otro país. Tampoco queda claro qué reclaman los que siguen la huelga porque sería estúpido un gobierno reclamándose a sí mismo. ¿O no?

Es evidente que no se trata de reclamar nada. Se trata de visibilizar, que es el verbo que los gobiernos utilizan como coartada para limitar nuestras libertades. Por poner otro ejemplo, decían ayer @desdemoncloa que en España hay 2,4 millones de niños en riesgo de pobreza. Si en España hay algo mas de 8 millones de menores de edad, un tercio de los mismos está en riesgo. Lo primero es que la cifra de La Moncloa es falsa de toda falsedad. Lo segundo es que si cuela es una excusa cojonuda para meternos un hachazo fiscal, con esos pobres niños que lloran en las calles pidiendo pan.

Lo tercero, y quizá lo que más me repugna, y por eso lo pongo en párrafo aparte, es el tremendo insulto que supone para la gente que realmente lo pasa mal la mentira continuada y la procedencia de la cifra, desde Moncloa, los que se supone que tienen que arreglar el asunto, nos dicen que no tienen ni puta idea de hacerlo. Algo parecido pasa con el feminismo imperante. En lugar de reclamar acciones internacionales y diplomáticas allí donde sí existen mujeres oprimidas es mejor mirarnos el ombligo. Hacer ruido aquí desde el confort del país más sano del mundo y con mayor aceptación de la homosexualidad.

En España se vive razonablemente bien. Existe un amplia integración social por todos los colectivos (que palabra más fea) y minorías, mucho mayor que en lugares que suponemos más civilizados. La contaminación es baja y poco peligrosa, pese a nuestros gobernantes y sus proyectos contraproducentes. La comida es saludable y el nivel de vida aceptable. Pero la perfección no existe. De eso se aprovechan y con ello alimentan a los tontos útiles. Yo no soy capaz de entender ese mecanismo primitivo que nos hace creer que necesitamos un gobierno opresor, expoliador y corrupto para gobernar hasta el último rincón de nuestras vidas. De eso va la huelga, de visibilizar. De mantener la coartada para el robo sistemático y la imposición. Porque si no existen problemas, ¿en base a que vamos a sacarle los cuartos al ciudadano? Mejor será que sigamos manteniendo alguno. No sea que se den cuenta y se nos acabe el chollo.

José Luis Montesinos
José Luis Montesinos

Soy Ingeniero Industrial, siempre fui autónomo aunque ya no quede más remedio que trabajar con frecuencia para la Administración que todo lo invade. Soy Vicepresidente del Partido Libertario y autor de dos novelas cortas, Nunca nos dijimos te quiero y Johnny B. Bad, que puedes encontrar en Amazon. Mi último libro se llama Manual Libertario, está disponible en www.fundalib.org. Canto siempre que puedo.

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7 comentarios

  1. Buen artículo si señor. Pone Vd. el dedo en la llaga. Sobre todo buena apreciación lo de la coartada, que lo que crea es co-hartados. Estamos hasta el gorro de las minorías a las que hay que discriminar positivamente, para lo cual hay que gastar ingentes recursos en estudiar, controlar, asesorar, ayudar, y si dices pio, eres un machista, racista, egoísta, mala persona y que-se-yo.

  2. Como dice un amigo mío que viene de fuera, son problemas de países ricos. Los que tienen problemas de verdad no se plantean tantas tonterías pero como el ser humano necesita tener problemas y causas a las que dedicarse nosotros miramos si ceder el paso a una mujer es una ofensa imperdonable o una norma de cortesía vestigio de otras épocas como llamar señoría al juez o molt honorable al ladrón de turno de que habita en la Generalidad.

    En realidad, que hablemos de micromachismo y de techos de cristal (cristal porque lo transparente no se ve), es simplemente la constatación de que el feminismo ha sido plenamente asumido pero que, a la vez, las organizaciones se niegan a morir (de éxito en este caso) y se buscan nuevas metas por muy absurdas que sean.

  3. De lo que se trata, por supuesto, es de hacernos creer que en España, la España de 2019, no la de 1930, la mujer sigue oprimida a todos los niveles. Intentar, o mejor dicho, continuar con el lavado de cerebro diario con el mantra de la igualdad, como si fueran iguales el tonto que el listo, el inteligente y el idiota, el alto y el bajo, el inútil y el productivo, el buen trabajador y el malo, etc, etc. ¿Igualdad?, sí, claro, la igualdad ante la ley, de todos, ricos, pobres, y mediopensionistas. Mujeres y hombres con mérito y capacidad suficientes para ocupar cualquier puesto, desde barrendero a directivo de una empresa, esa es la verdadera igualdad, no la de la pancarta podemita o socialista.

    • El problema es que no buscan la igualdad de oportunidades o igualdad ante la Ley, sino la igualdad de resultados.

      Así hay que poner menos pruebas físicas a las mujeres en las pruebas de acceso a policías, bomberos o militares para que entren las mismas mujeres que hombres… sin tener en cuenta que si hay una prueba de acceso debería exigir lo necesario para el trabajo a desempeñar: si es necesario correr los x metros lisos en y tiempo o levantar z peso debe ser igual si eres hombre o mujer, dado que en un incendio la manguera pesará igual si eres hombre o mujer y el ladrón de un atraco correrá igual si es un o una policía el perseguidor.
      Hasta han dado de más tiempo en los exámenes de matemáticas a las mujeres en la Universidad de Oxford, debido a que estas sacan peores notas… https://www.lasexta.com/noticias/sociedad/universidad-oxford-mas-tiempo-mujeres-sus-examenes-que-mejoren-sus-notas_201801235a6730960cf22cb2557df88f.html

      No importa si uno es más inteligente y por eso saca mejores resultados o gana más dinero… hay que pagar lo mismo al tonto o ponerle en el mismo puesto… o, lo que es peor, rebajar el nivel de l listo hasta que saque lo mismo que el tonto.

      Lo cierto es que con este sistema el Mundo Occidental (ese que ha «inventado» la civilización, la igualdad, las libertades y tal) va a irse a la mierda por el camino rápido.

      • Decía un sargento de la mili a mi hermano, hace ya treinta años, que no querría que le pusieran una compañera con requisitos «rebajados» porque todo el equipo que no pudiera llevar ella lo tendría que llevar él y que en caso de caer uno herido, él podría echársela a ella a la espalda y evacuarla pero no al revés. Y que le daría lo mismo si el «rebajado» fuese un tío de Avila porque escaseaban, porque no es cuestión de sexo sino de capacidad. Hace treinta años ya existía la tontería y hace treinta años que en el ejército (institución antaño machista como pocas) imperaba más el sentido común que en las autoridades.

        Me parece bien que pongan categorías en el deporte y en otro tipo de concursos y certámenes. De toda la vida ha habido pesos mosca y pesados, alevines y senior, e infantiles y juveniles. Yo mismo estuve en concursos de matemáticas para adolescentes y a mi hermano lo «ascendieron» a la categoría de «damas» en motocross o trial o algo así. Eso no extraña a nadie porque se trata de simples competiciones-espectáculo, pero es una completa equivocación hacerlo para actividades donde lo que importa es la capacidad de hacer algo y no quién lo hace.

        Ninguna de mis compañeras está donde está con menos méritos que cualquiera de mis compañeros o que yo mismo y por eso todos las respetamos. Bueno, en realidad no las respetamos ni dejamos de respetarlas porque ni nos planteamos el sexo de ninguno, sino que se encarga de la tarea en concreto el que esté más libre en ese momento y garantice que puede hacer los cálculos correctamente. Si hubiese habido discriminación positiva hacia ellas (con la consiguiente discriminación negativa para nosotros) puedo asegurar que 1) seríamos plenamente conscientes del sexo de cada uno y 2) los varones desconfiaríamos del trabajo de ellas (y con razón). Sería una vuelta atrás completa.

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