Soberanía individual en lugar de paternalismo estatal

¿Existe, en esta Europa de las socialdemocracias, algún resto de propiedad privada? Hablo de propiedad en el verdadero sentido de la palabra: entendida como la verdadera generadora de individualidad, como autonomía personal, aquello que confiere al producto de lo que hacemos una impronta reconocible y asignable a una persona, no me refiero al sistema legal-estatal de concesión de licencias. No les hablo de derechos abstractos amablemente concedidos por el Estado, les hablo de los espacios privados en los que sólo su voluntad cuenta y a los que los demás sólo podríamos acceder bajo condiciones muy especiales dictadas por el «dueño». Esta forma de entender «propiedad», o soberanía individual si lo prefieren, cada vez es más ajena al europeo moderno, cada vez más escasa. Y, tal vez por ello, cada vez más valiosa.

El ciudadano de hoy ha sido declarado oficialmente menor de edad. Él y sus acciones ya no son el punto de partida de la dinámica social, sino que forma parte de una masa social GESTIONADA. Menor de edad y gestionado, el ciudadano debe plegarse a los dictados de quienes dirigen la maquinaria social,  maquinaria en la que es visto como un simple número y cuya única función es la de obedecer los objetivos políticos y sociales fijados.

El ciudadano debe comprar coches eléctricos y gastar su dinero en subvenciones para su implementación, debe fumar menos o no hacerlo en absoluto, moverse más en bicicleta o caminar, comer más sano, elegir a los partidos políticos correctos y defender una opinión política «socialmente aceptada», fomentar las ONG verdes, vivir más ecológicamente, comprar café de comercio justo, beber menos alcohol, no olvidar revisar su estado censal, no poseer armas, jamás jugar a «juegos violentos» en su PC, dedicar la mitad de sus ingresos para el estado, evitar los alimentos transgénicos, educar a sus hijos tal y como el estado nos dice que se debe educar adecuadamente,  escribir de manera «igualitaria», convertirse en donante de órganos, denunciar los «anuncios sexistas», construir su casa en los principios de la «eficiencia energética» y, por último pero no menos importante, denunciar cualquier violación de las «leyes de la comunidad» a través de las Redes Sociales, Este es fundamentalmente el fruto del «orden libre y democrático» al principio del siglo 21.

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Desde el punto de vista pedagógico-terapéutico – la socialdemocracia es terapia y pedagogía- los GESTORES no pueden abandonar a su destino a los miembros negligentes. Después de todo, ellos se autocomprenden como la encarnación de la razón y, por tanto, reconocen en lo «irracional» su peor enemigo. Perseverantes, se fijan como objetivo educar a estos «herejes sociales» para convertirlos en buenos conciudadanos, educándoles políticamente y en la mejora de su conciencia social, convirtiéndoles en demócratas sinceros, prudentes usuarios de las carreteras, estudiantes «críticos» o votantes fieles; entonces, y sólo entonces, tendrán derecho a una vida plena entregada al servicio de los demás. De la «gente».

El espacio público y privado se disuelven y mezclan lentamente pero con contundencia, fruto de la labor pedagógico-terapéutica de decenios. Ya nadie se corta un pelo a la hora de mostrar su esfera privada: exibicionistas convulsivos, contamos qué comemos, cómo gastamos el dinero, con quien estamos de fiesta y si fulanito  ligó con menganita. Al mismo tiempo, vemos cómo los asuntos privados se transforman en materia estado. Los «gestores» ya discuten en sus sillones parlamentarios temas que hasta no hace mucho eran exclusivos del ámbito privado: si podemos fumar y cuánto y dónde, qué debemos/podemos beber y comer, que chistes deben hacernos gracia y qué podemos decir acerca de los problemas políticos y sociales, no sea que, alejados de la «corrección política», debamos ser convenientemente reeducados. La supuesta autoridad y superioridad moral de la clase política es algo ampliamente aceptado como verdad por la gran mayoría, hecho este absolutamente irracional e incompresible, sólo apenas justificable desde la intensa indoctrinación a que estamos sometidos.

Los ciudadanos soberanos no deberían ser persuadidos sobre qué productos, personas o formas de diversión tienen que evitar. No, debemos atrevernos a pensar de nuevo y percibir lo que nos parece razonable, y proclamar nuestra opinión con confianza a los cuatro vientos. Porque la vida privada, el compromiso ofensivo y combativo con lo que nos es propio y nos hace singulares, rompe las exigencias políticas de los ingenieros sociales y les priva del monopolio de la supremacía moral. En estos tiempos que corren, preservar nuestra soberanía individual y el espacio de propiedad en que la desarrollamos es un acto subversivo, que debe ser dignificado. Lamentablemente, es bastante infrecuente.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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25 comentarios

  1. Sin apenas darnos cuenta (y eso dice mucho de nuestra medida como seres libres), nos estamos convirtiendo en esclavos del siglo XXI. Sí, esclavos, porque esclavo es quien entrega su libertad al amo, a cambio de muy poco, o de nada. Esclavo es aquel que se vende por un asqueroso plato de lentejas, y vende su alma, no al diablo, sino al Estado, que viene a ser casi lo mismo. A este paso acabarán por decirnos incluso las veces que tenemos que follar al mes, o a la semana, para ser ciudadanos ejemplares. No se preocupen, todo será por el bienestar público, el bienestar privado es, aparte de malo, pernicioso para la salud.

    • «Sin apenas darnos cuenta (y eso dice mucho de nuestra medida como seres libres), nos estamos convirtiendo en esclavos del siglo XXI».
      ¿La afirmación anterior debe entenderse en sentido metáforico o pretende ser una descripción objetiva de la realidad?.
      Lo pregunto porque si se trata de lo primero, pase, pero tratándose de lo último, dado que mi percepción como ciudadano occidental es radicalmente la contraria (que nunca en la Historia hemos sido más libres), la única posibilidad de que ambos estemos en lo cierto es que vivamos en realidades paralelas y mutuamente excluyentes.

      • No se trata tanto de que te obliguen a algo a que no te dejen otra alternativa. Por ejemplo, en el caso de la brecha salarial tan de moda estos días. Insisten e insisten en la brecha salarial entre hombre y mujeres pero ignoran otras brechas salariales mucho mas reales y objetivas, brecha salarial entre los mismos trabajadores en Euskadi o en Andalucía. Brecha salarial real y constatable entre los mismos puestos de trabajo de funcionario según sea administración general del estado o autonomía o entre autonomías. Yo mismo hasta que un amigo no me habló de estas brechas no me dí cuenta. Curiosamente estas brechas dependen directamente del Estado y se podría resolver con un simple decreto ley de un día para otro. Pero no, hay que hablar de algo ficticio para acojonar al personal y sembrar división con el fin de controlarnos y de camino se nos olvide lo que ellos no hacen bien…

        • Vaya por delante que lo de la brecha salarial por sexo, tal y como lo plantea la moral progre es una falacia, que se cae por su propio peso con tan solo hacerse la siguiente reflexión: si fuera cierta y dando por hecho que la motivación primera de los malvados y explotadores empresarios, según establece esa misma moral, es maximizar sus beneficios de forma egoísta, ¿a santo de qué van a contratar hombres a los que tienen que pagar más pudiendo contratar mujeres para ese mismo trabajo que le saldrían más baratas?.
          Por supuesto también es completamente cierto la existencia de esas otras brechas salariales que comentas.
          ¿Pero cual es la conclusión en referencia al tema de la libertad?. Porque yo lo único que veo es un ejemplo más de lo ya apuntado: la tendencia que tienen todas las morales mayoritarias en sermonear (y en la medida de su poder obligar) a la parroquia.
          Afortunadamente no creo que la moral actual mayoritaria disponga de mayor poder que las del pasado para obligarnos a ir por el recto camino, aunque tampoco tengo la menor duda de que si consiguiera dotarse de dicho poder, (como aspira el PSOE con su Ley de Memoria Histérica) nos la impondría exactamente igual que se imponía en el pasado la obligación de ser un buen cristiano (aunque fuera de boquilla)
          De hecho apostaría que el porcentaje de buenos pogres solo de boquilla (o ecolojetas, o cualquier otro «ismo» mayoritario) es actualmente practicamente igual que el porcentaje de buenos católicos solo de boquilla de épocas pasadas.
          Y ello por una razón muy sencilla: porque el ser humano es esencialmente el mismo bicho biológico en cualquier época, y lo demás son adornos.

          • ¿Pero cual es la conclusión en referencia al tema de la libertad?. Me da la impresión que en su comentario se ha contestado usted mismo. En esto de la brecha salarial existe implícitamente un factor que no se dice abiertamente, el culpable. En este caso es evidente que debe ser la derechona oligopólica y explotadora. Todas las religiones necesitan imperiosamente definir claramente el papel de malvado. Si todos fuéramos buenos no tendrían razón de ser. El matiz que he tratado de aportar es que los obispos de la nueva religión martillean permanentemente con este material que sirve para clarificar la diferencia entre el bien y el mal y el camino que todo buen creyente debe seguir. Ese martilleo constante hace que muchos pierdan de vista la realidad y se deslicen por el «buen camino» sin poder decidirse por otro.

            • Si pero eso mismo puede postularse de cualquier propaganda o técnica de marketing comercial, que de hecho demuestran ser efectivas para inducir a la gente a comprar los productos y bienes publicitados en vez de los de la competencia.
              Pero entonces ¿prohibimos la propaganda, el marketing y el proselitismo por su tendenciosidad y manipulación de nuestras preferencias?.

            • No el marketing y la propaganda no pero la mentira institucionalizada creo que sí. La brecha salarial es un claro ejemplo, es una falacia. Una falsedad con el único objetivo de manipular a los futuros votantes.
              El márketing y la propaganda no son sinónimos de falsedad. Son métodos legítimos de hacer llegar a los potenciales clientes las ventajas que un producto tiene.

            • «El márketing y la propaganda no son sinónimos de falsedad».
              Ya, por eso y por poner un solo ejemplo, la publicidad de la ONCE cuyo lema es el archiconocido y «nada» manipulador «¿Quiere ser millonario?» elude sistematicamente incluir la «irrelevante» información de que la probabilidad de que te toque el cuponazo es 1 entre 15 millones.

            • Sí lo que usted dice es otro ejemplo de cómo es cierto lo que dice el artículo: «El ciudadano de hoy ha sido declarado oficialmente menor de edad».

            • No estoy de acuerdo: el ejemplo de que se permita la publicidad «tipo» de la ONCE, lo que implica es que por parte del Estado se nos considera lo suficientemente «mayores de edad» como para conocer los riesgos de jugar en juegos de azar. Dicho de otra forma, el Estado es un paternalista selectivo.
              Personalmente, detesto el modelo de Estado paternalista selectivo que tenemos, que nos previene de los efectos del tabaco mientras se forra vendiendo lotería en Navidad (y con los impuestos al tabaco), pero de ahí a la exageración de que nos estamos convirtiendo en esclavos hay un trecho.
              Por eso creo que sería más útil denunciar la selectividad paternalista del Estado que caer en exageraciones del tipo «somos esclavos del Estado» que no responde a la realidad.

      • Evidentemente, si nos comparamos con otras épocas, estamos bastante mejor, eso no quita para darnos cuenta de que en estos Estados semi-socialistas bajo los que vivimos, un inmenso ejército de burócratas (generalmente gente que no ha trabajado en su puta vida), dispongan de todo lo que tenemos, y encima nos digan como vivir, donde tenemos que gastar nuestro dinero, que comer o beber, que sustancias consumir, donde divertirnos, etc, etc. Es todo muy sutil, una máquina perfectamente engrasada para guiarnos por el buen camino, el que ellos quieren, por supuesto. Pensamiento único y el que se mueva no sale en la foto, y por supuesto, no le damos subvenciones. No, ese no es el camino, prefiero la máxima de vive y deja vivir, sin causar daños a terceros y respetando su ámbito de libertad, por supuesto.

        • «Evidentemente, si nos comparamos con otras épocas, estamos bastante mejor». Es que justamente en las sociedades humanas las únicas fuentes de comparación son otras épocas, es decir la Historia, y otras sociedades contemporáneas, y en cualquiera de ambas comparaciones la España actual sale bastante bien parada en términos de libertades salvo en el apartado de seguridad ciudadana frente a la delincuencia que era bastante mejor durante el franquismo.
          Por lo demás, es completamente distinto que la actual moral progresista mayoritaria se dedique, exactamente igual que han hecho todas las morales tradicionales mayoritarias, a sermonear sobre TODO lo humano y lo divino, a que actualmente TE OBLIGUEN por la fuerza o bajo coacción a plegarte a sus dogmas.
          Yo, al igual que apuesto te pasa a tí, como y bebo lo que me da la gana, fumo o dejo de fumar si me da la gana (evidentemente en mi casa y al aire libre), voto dentro de las opciones legales que van desde la extrema izquierda a la extrema derecha, pasando por independentistas y pacmas, lo que me da la gana y opino libremente lo que me sale de las gónadas.
          Junto a lo anterior, también es cierto que cuando conduzco me obligan (en realidad lo hago con gusto) a llevar puesto el cinturón y algunas cuestiones más que no voy a numerar, como pagar con mis impuestos cuestiones con las que no estoy de acuerdo, por ejemplo las energías verdes, pero pese a ellas, al conjunto le llamo un régimen de libertad bastante amplio y razonable, precisamente porque lo comparo con la Historia y con otras sociedades en vez de con las utopías propias y exclusivas de mi propia ideología, que me temo es la fuente de comparación de muchos.

  2. Vivir en sociedad siempre ha implicado limitar la esfera de actuación de los individuos. Pero ¿realmente hay que regular la forma en que se instala un aire acondicionado en la fachada de tu casa? o ¿el color de los cerramientos? ¿No sería mejor que no hubiera una regulación al respecto y solo si alguien siente su derecho de propiedad afectado recurriese a la admon de justicia?.
    Tengo la sensación de que para cada paso que doy, para cada acción que acometo, hay uno o varios artículos de algún cuerpo normativo desconocido que lo regulan…
    Si pudieramos ver la vida con realidad aumentada, veríamos que nos salen bocatas flotantes de texto junto a cada objeto, a cada acción.

    • Vaya por adelantado que tengo este mismo tipo de dudas que tú sobre el exceso de regulaciones.
      No obstante lo anterior, que yo sepa y que me corrijan los juristas,en general hay dos tipos diferentes de legislaciones o regulaciones, cada una con sus pros y sus contras: las de tipo continental-francés en las que se pretende que la Ley o regulación incluya un listado exhaustivo de lo que se puede y no se puede hacer, y otra de tipo anglosajón basada en leyes muy generales en donde se resuelve en base a la jurisprudencia basada en anteriores casos prácticos de conflictos.

      La continental aplicada a tu ejemplo del aire acondicionado (A.A) típicamente consiste en un tocho considerable de normativa, donde teóricamente está recogido , porqué, quien, donde, como, etc,etc puede instalar A.A. Se supone que aplicando dicha normativa cualquier caso práctico de instalación de A.A. o de conflicto derivado de la misma puede resolverse objetivamente de acuerdo con la misma, lo cual al menos en el 50% de los casos no es cierto.
      La anglosajona sería apenas un folio en la que se definiría el concepto de A.A. a regular sin más concreción, pero que en caso de conflicto requeriría la consulta de un tocho no menor del anterior referente a jurisprudencia de aplicación al caso, y que como suele ocurrir en la vida real, incluiría un fallo y su contrario.
      Mi conclusión personal es que ambos sistemas tienen sus pros y sus contras.

      La cuestión fundamental es que como bien dices «vivir en sociedad siempre ha implicado limitar la esfera de actuación de los individuos» y da la casualidad que cuestiones tan poco «problemáticas» a primera vista como es la instalación de A.A. puede ser, y de hecho es, una fuente de conflicto entre individuos, para cuya solución, cuando surgen, solo existen (al menos que yo conozca) dos vías de solución: la fuerza bruta o la ley/regulación, (sea tipo continental o sea tipo anglosajona, cada una, insisto, con sus pros y sus contras).

    • El problema es que vivir en sociedad es molestarse unos a otros.
      Como dices: yo ponggo el aire acondicionado, eso implica ruído y aire caliente para el vecino… ¿No se debe regular? Vale, ¿quién decide que el vecino es muy susceptible por el ruido que hace tu aire acondicionado? ¿O si molesta el chorro de aire a su ventana? ¿es más molesto el ruido para él o el calor para tí?
      Si siempre pensasemos en el vecino antes que en nosotros tal vez no habría estos temas… pero dado que tú piensas que es más importante que no tengas calor que el que yo sufra un ligero ruido del compresor de tu aire acondicionado ¿Cómo me protego yo de tus acciones sin no hay leyes en las que basarme?
      Existe otras opciones:
      a.- que dependa de un juez… que decidirá en función de si a él le molesta mucho el calor o el ruído… y que luego llegará otro juez contrario y decidirá lo otro… y nunca podrás pensar que llebvas razón hasta quwe no conozcas el juez que te va a caer.
      b.- que cada uno haga lo que le dé la gana y que mande el más fuerte o el más bestia.

      • Completamente de acuerdo: o la ley (la que sea con sus pros y sus contras) o la fuerza. No hay más.

  3. La pega. Que es la de siempre. Observas unas cosas que te parecen mal. Y señalas por qué te parecen mal. Y dices que son nuevas. Pero realmente no muestras que sean nuevas, ni muestras el efecto pernicioso nuevo de esas cosas.

    Eso que observas, aparentemente es una «forma de entender la propiedad». ¿Podrías señalar el mundo, presente o pasado, donde se «entendiera la propiedad» de una forma que te parezca adecuada?

    • La adopción de «normas de conducta» para no ser considerado un paria es algo que no es nuevo. La invención de normas de conducta en función de un diseño artificial de sociedad y su imposición vía ley y sistema educativo por parte de los «gestores» si es más nueva. y no es natural, ni social, ni humana.

      De todas formas, en este artículo no hablo de propiedad, hablo de soberanía individual y ámbito privado. Por cierto, antes de que escribas sobre la inexistencia de algo así como «soberanía individual» piensa en los delincuentes … o los pioneros de lo que sea, por ejemplo. Tanto la delicuencia como la innovación nacen (sí, en el caldo de cultivo de la sociedad en que se producen) de la voluntad del delincuente o el innovador. El primero para romper las reglas de su sociedad, el segundo para cambiarlas. Ambos desde su propio ámbito personal. O los etarras son victimas de la sociedad?

      • Ni siquiera sé de lo que estamos hablando. Soberanía individual, chupi. ¿Te refieres a la del cazador del paleolítico? Te engañas; tenía mucha el jefe de la banda, y nada los demás. ¿En qué sociedad en concreto había o hay una «soberanía individual» como la que crees que debería haber.

        Es lo de siempre, Luis. Imaginas algo que «debería ser». Estupendo; puede que tengas razón. Pero es importante saber si eso existe fuera de tu imaginación, o es simplemente algo que debería existir … pero no existe. Porque si no existe, lo primero es preguntarse si realmente puede existir, más allá del mundo imaginario.

        Mi pega creo que es obvia.

        El ciudadano de hoy ha sido declarado oficialmente menor de edad.

        Estoy de acuerdo. Lo que quiero es que me señales en qué ayer no era menor de edad , y qué ventajas tenía el asunto.

          • No, no, no. No me largues textos en los que no sé lo que quieres decir ni qué buscar, ni qué es lo relevante. Además, no me importa lo que sea la idea de no sé quién de la «soberanía individual». Lo que me importa es una función que se pueda observar, e idealmente medir. Aún más, la diferencia en las funciones y posibilidades de una sociedad respecto que tenga más o menos «soberanía individual» sea eso lo que sea.

            Entiendo que te niegas en redondo a señalar una sociedad con «soberanía individual» adecuada. Lo que me hace entender que sólo existe en tu imaginación. No es un detalle menor.

            ¿Me señalas en qué no era ayer menor de edad la sociedad? ¿En serio? Supongo que te refieres al párrafo que empieza con «el ciudadano debe comprar coches eléctricos y …». Vale, señalas una seri de cosas que como antes no había, la sociedad no intervenía. O la obsesión de la salud. Pero, ¿no has considerado la posibilidad de que veas un cambio en las materias de intervención, y no en el intervencionismo? Joé; no te voy a hacer una lista. Tú puedes pensarlo igual que yo.

            Resumiendo. Salvo para «iniciados», este tipo de entradas le suena a cuento chino al resto de los mortales. Y eso no suele ser lo mejor.

            • Es muy fácil, Plaza:

              todo aquello que me atañe a mí sobre lo que tú (ni otro) puedes opinar, regular o coartar porque supone una agresión, eso es mi ámbito personal, individual. Todas las sociedades reconocen ese ámbito privado, esa soberanía individual, excepto las dictaduras. Todas. Por eso no te cito ninguna.

              Toda la teoría de la agresión no física en psicología se basa en ese principio percisamente -> nadie tiene derecho a invadir el ámbito personal (su territorio de autopropiedad) de otro, ni a limitar los actos voluntarios que de ello se derivan (soberanía individual) excepto si éstos constituyen un delito. Cualquier medida preventiva (obligar a tu mujer a no salir de casa, impedir a tu hijo/hija salir con el novio/novia de su elección, …) es considerada una agresión. Cualquier psicólogo te hablará de los traumas que ello genera… en el individuo, no en la «sociedad».

              Efectivamente, Plaza, los grupos siempre han pretendido ser intervencionistas a la hora de asegurarse una determinada homogeneidad que permitiese su subsistencia. No he puesto eso nunca en duda. Pero la Ilustración, el humanismo, habían dado un paso adelante en la necesaria defensa de los derechos de cada uno fente a los dictados del orden establecido. Lo que denucnio es que estamos dando un paso (o muchos) atrás.

            • Una pregunta: «nadie tiene derecho a invadir el ámbito personal (su territorio de
              autopropiedad) de otro, ni a limitar los actos voluntarios que de ello
              se derivan (soberanía individual) excepto si éstos constituyen un delito»
              Por lo tanto ¿Quién decide qué es un delito e invade el ámbito personal de otro?
              Pongamos casos:
              1.- «es delito tener un coche contaminante y hay que comprarlo eléctrico» ya que lo decide «el que decide qué es delito» y además «invade mi ámbvito personal» el coche contaminante, ya que contamina mi aire.
              2.- «es delito fumar» ya que lo decide «el que decide qué es delito» y además «invade mi
              ámbvito personal» el coche contaminante, ya que contamina mi aire…. y como «el que decide qué es delito» ha decidido que es delito dejar que te mueras sin cuidados me obliga a gastar mi dinero en tus tratamientos.
              y como esto te puedo definir todas las cosas que has puesto…. El problema es que si «vivimos en sociedad» todos influimos en todos: si uno compra una parcela al lado del mar me impide a mí pasar al mar, si uno anda por la acera me impide a mí ir por ese lugar de la acera, …

            • Hace tiempo leí un artículo (o libro), no recuerdo, de JR Rallo. En el se describía la génesis de la propiedad privada de varias formas, la mas apropiada me pareció aquella en la cual todos los sujetos primordiales empiezan a apropiarse de los bienes que existen en el mundo hasta que todos los valiosos son de alguien. Pienso que lo que usted plantea es simplemente una continuación moderna del proceso, ¿es delito apropiarse del aire que respiramos porque no lo podrá respirar otro?. Siempre están surgiendo nuevos bienes valiosos en la naturaleza, últimamente Facebook, Amazon, Google por ejemplo. Es evidente que todas esas propiedades recién adquiridas se utilizarán para mejorar la situación de cada uno. También es cierto que toda esa nueva actividad va a afectar al resto, pero por eso ¿vamos a quitarle legitimidad al proceso natural de nacimiento de la propiedad privada? creo que la interrelación de los diversos sujetos hace que deba surgir un acuerdo sobre qué es o no delito. Ahora es cuando se le está poniendo límites a Google por ejemplo.

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