Sin gobierno en Cataluña

Gane o pierda el equipo de tus amores el lunes hay que ir al tajo. Quizá polemices con tus compañeros sobre tal o cual fuera de juego, las piscinas, las tarjetas o el juez de línea, pero el caso es que hay que producir la cuota del día. Entendemos todos el fútbol – o cualquier otro deporte – como un mero divertimento, que levanta más o menos pasiones, sí, desde luego, que enciende los ánimos y que es motivo de alegría o tristeza, por supuesto, pero de inocua trascendencia real en nuestras vidas.

Así es hoy también el juego político. O casi. Las mismas pasiones. La misma sinrazón y la misma falta de análisis crítico. Dos personas juzgan distinta la zancadilla, con los mismos datos, frente a las mismas imágenes en el mismo televisor, según sea su apoyo a uno u a otro de los equipos que contienden. Talmente diputados de tercera frente a las cámaras, aprovechando sus quince minutos de gloria. Pase lo que pase, no obstante, el lunes habrá que producir. Usted y yo, querido lector, se entiende.

Veo cómo discurren los acontecimientos en Cataluña y me acecha la nostalgia. Desde noviembre de 2015 a finales de 2016 España estuvo con gobierno en funciones. Los resultados de aquel año fueron esclarecedores. La economía remontaba. Los números cuadraban. La crisis institucional solo afectaba a los causantes de la crisis institucional. Lástima que nos sigan costando dinero los partitócratas en estos periodos. Ese es el único y mayor pero. Ahora en Cataluña parece que las instituciones se estancan. Si no fuera por lo repartido y alto que resulta el coste del espectáculo, sería equivalente a un Madrid Barça de los de antología. El Estado es el que es y por desgracia lo pagamos entre todos, haya o no gobierno. El fútbol es un asunto privado y no se nos repercute el coste. Sin embargo, los hechos refrendan la tesis de que, una vez puestas las reglas – el Estado, las instituciones – los ciudadanos se adaptan y son capaces de progresar, sin que sea necesaria la mediación de gobierno alguno. Que no haya gobierno en Cataluña es una buena noticia. Al menos ya saben por cuanto les va a salir el asunto. Quizá el que venga, casi con toda seguridad, diría yo, lo ponga más caro.

El no-gobierno solo afecta a quien necesita de la existencia del gobierno. Al ciudadano de a pie no. Los tribunales, la policía, la administración y la burocracia siguen su curso sin que nadie se pare a pensar si van o vienen de Bruselas. Cierto es que en este nuestro sistema, para adelgazar el peso de la administración, es preciso el concurso de los gobernantes. A ellos toca recortar gastos y aligerarnos los impuestos. Más cierto es incluso y bien claro lo ponen los datos, que la inercia que mueve a los que mandan es hacía la hipertrofia de las instituciones. No queda otra pues que felicitarse de no tener gobierno, en Cataluña o dónde sea, mientras la indolencia de quien manda no cambie este sino gastador. El espectáculo es caro, sí, pero más sube el precio cuando por fin plantan sus honorables posaderas en el escaño. Mejor se queden de pie.

José Luis Montesinos
José Luis Montesinos

Soy Ingeniero Industrial, siempre fui autónomo aunque ya no quede más remedio que trabajar con frecuencia para la Administración que todo lo invade. Soy Vicepresidente del Partido Libertario y autor de dos novelas cortas, Nunca nos dijimos te quiero y Johnny B. Bad, que puedes encontrar en Amazon. Mi último libro se llama Manual Libertario, está disponible en www.fundalib.org. Canto siempre que puedo.

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4 comentarios

  1. No viene mucho al caso, pero no puedo resistirme a colgar aquí (porque creo que la gente debe saber), este enlace a un video que me ha llegado sobre la respuesta “popular”

    contra un grupo de ciudadanos que ya no se callan ni están dispuestos a ceder, sin resistencia, el espacio público al nacionalismo, tradicionalmente apoyado desde las instituciones (el alcalde de Abrera –CUP-, por ejemplo, multa a quienes retiren lazos amarillos -se puede leer en Ok diario-). El video es interesante porque permite “respirar” el ambiente que se ha vivido y se vive en Cataluña, que se mantiene en tono bajo, disfrazado de “gent de pau” cuando no hay resistencia, pero que se quita la máscara cuando se le contradice.

    Dejo a cada cual que saque conclusiones. El video dura 10’, pero su intensidad aumenta con el paso de los segundos. A partir del minuto 2’ 38”, la cosa toma cuerpo y el odio rezuma.

    https://www.youtube.com/watch?v=8i2zqq8BeOE&feature=youtu.be

  2. Totalmente de acuerdo.
    Me encanta el artículo.
    Aunque, más que el no haber gobierno, me gustaría que sí lo hubiera, pero mucho más pequeño, y sólo para lo imprescindible. Y que nos dejasen más en paz, para organizar nuestra vida personal. Y no sólo aquí en España.
    Hay demasiados políticos, demasiados «moralistas», demasiadas ONGs, en todas partes.
    Supongo que necesitarán una salida profesional todos esos diplomados en cosas ridículas y que no saben hacer la o con un canuto, ni se han manchado las manos en su vida… ¡ Porca miseria !

  3. Si sólo fuera eso, mejor sin gobierno una buena temporada, pero en el caso del gobierno central no había incertidumbre legal o económica como sí la hay ahora en Cataluña, y esto afecta directamente a la inversión. En mi caso particular (y profesionales en general que conozca), una serie de proyectos de calado que estaban en fase de diseño se han interrumpido «sine die». El sector inmobiliario también está en caída. Sé que en el sector librero (mi mujer trabaja en el ramo), varios de sus clientes le dicen que diciembre ha sido desastroso. Del turismo ya se dan datos negativos en las TVs. Hay ya miles de parados nuevos y miles de millones en pérdidas. La gente está a la espera y se guarda sus decisiones económicas hasta ver en qué queda todo esto. La inercia económica previa, de momento, disimula los efectos, pero creo que en menos de un año se verán consecuencias muy negativas en todos los sectores. Agotado el impulso, la inercia, entonces, será negativa, y la recuperación podrá durar años (según lo que estos miserables tardes en doblar su brazo).

    En el plano emocional, la ruptura será para años. Para siempre en muchos casos. Hay cosas que a duras penas se pueden perdonar pero nunca olvidar (la ruptura de la ley, el contrato social, bajo la excusa de que «son un pueblo» y que con ella no pueden conseguir lo que quieren). Se acabó la inocencia.

    Ayer se cometió, una vez más, un acto vergonzante sin respuesta: el asalto a un parlamento. ¿Se imagina la respuesta si hubieran sido los constitucionalistas (fascistas en su argot), los que hubieran intentado el asalto? ¿Cuál fue la respuesta de «los mossos» cuando los radicales asaltaron el parlamento en 2011? ¿Cuál la que se dió a los trabajadores del Prat cuando asaltaron las pista en una reivindicación laboral?

    Ayer «los mossos» (previa apertura de la verja, ordenada ¿por?), con alguna excepción, hicieron el ridículo con «su dispositivo de contención» que casi parecía un baile (sólo faltó que se besaran), como se puede ver en el video del siguiente enlace: https://www.dolcacatalunya.com/2018/01/los-mossos-permiten-los-cdr-invadan-las-dependencias-del-parlament/

    Y el gobierno central (y de la Autonomía), sigue sin hacer nada. El PP quiere creer que ha desaparecido en Cataluña por haber aplicado el 155, pero en realidad es por haberlo hecho con baselina. Los indepes nunca le votaron, y el resto, ya sabemos (ya sabíamos), que no se puede confiar en él. Sólo falta verificar si en las próximas elecciones el resto de España también ha tomado nota. Pero los tiempos de la política son mucho más lentos que los de la economía. A pagar los de siempre.

    • La incertidumbre en España existió en los primeros meses y acabó por diluirse. El problema de Cataluña no es la incertidumbre es la polarización. Si ésta no existiera el caso sería perfectamente extrapolable.

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