El sudario más liviano

Hablar de Franco es una mediocridad. Pocas cosas producen un tedio tan desmesurado y pocas cosas pueden producir algo menos relevante e inútil. Esta vez Tirabuzón no se ha podido resistir.

La culpa la tiene su nieta. Tras cuarenta años de extinto el general gallego, lo menos que puede decirse es que de las angustias, miserias, limitaciones y dudas del presente algo tendrán que ver los vivos.

El pensamiento político cotidiano de la revolución incansable, esa que se desea pero no se quiere; el extraño sueno religioso de buenas intenciones y superioridad moral que tiene la izquierda divina y los nuevos salvadores del mundo que tan bien explican en su discurso semi-histérico periódicos como El Diario o Público; el de rufianes y garzones con ropas de finos capitalistas, encuentra en Franco Bahamonde un perfecto bálsamo de Fierabrás para justificar su existencia y encontrar un culpable que oculta su ineptitud para analizar los problemas sociales contemporáneos con algo que aportar.

Se vive muy bien intelectualmente con un Franco en las neuronas, una adormidera política. Aunque les funcione para vivir. Pero decía que la culpa es de la nieta. La nieta anuncia a los tribuletes una vida perfectamente banal (inmoral para muchos seguramente, pero ha vivido la que ha querido vivir) en la que su “única fuente de ingresos es la venta de exclusivas. Vivo gracias a la prensa del corazón”.

La nieta del dictador, como querrán llamar a una señora que, si tuviera otro mérito en la vida tampoco querrían reconocérselo, después de más de cuatro décadas de fallecido su abuelo, el único bagaje que puede entregar es que sale en las revistas dedicadas a las trivialidades más estúpidas. Para concederle tanta importancia en nuestras vidas, el apellido del antes predilecto hijo de El Ferrol no parece dar para demasiado.

Tirabuzon
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7 comentarios

  1. Pues yo, como hace más de cuarenta años que no voy a la peluquería, que es donde se lee la prensa del hígado, ya no tengo ni idea de la nieta esa, ni de los otros nietos, ni de los de Master Chef, ni de los de Operación Triunfo, ni nada…

    Que tampoco veo televisión, más que en casos sonadísimos, como el 1.O, en que tuve que programar especialmente el canal 24 h, o, una vez a la semana, que entro en las ofertas de programación para organizar la grabación de las series o de las películas que me interesen.
    Y se vive muy bien así, fuera de onda, y sin estar en las RRSS…

  2. «Cada uno carga una parte de la sociedad en sus hombros, ninguno puede descargar su responsabilidad en otros. Y ninguno puede encontrar una salida individual si la sociedad se desbarranca hacia su destrucción. Por ello, cada uno, en su propio interés, debe lanzarse vigorosamente a la batalla intelectual. Nadie puede hacerse a un lado con indiferencia, ya que los intereses de cada uno dependen del resultado. Lo quiera o no, cada hombre forma parte de la gran lucha histórica, la batalla decisiva a la que nos ha lanzado nuestra época.» – Ludwig von Mises

  3. Lo 1º que he de reconocer es que no entiendo, a ciencia cierta, la tesis del art.

    La impresión que saco a partir de la literalidad del mismo, es que, al autor, el debate sobre este tema le produce aburrimiento, de lo cual deduzco que la figura de Franco le debe parecer de muy poca importancia histórica, (pero igual es justo al contrario), hasta el extremo de que 3/4 partes del breve art. se lo dedica a la nieta, cuyo mayor mérito es vivir a costa del apellido de su abuelo y de sus líos de faldas.

    Sería muy ilustrativo y esclarecedor (al menos para mí) si el autor citara alguna figura política contemporánea española que le parezca lo suficientemente importante como para sacarlo del aburrimiento, aunque sea por contraste con la insignificancia que otorga al que fue Caudillo de España (para lo bueno y para lo malo) durante 40 años y cuyo mandato se desarrolla en el periodo más convulso y dramático de la Historia mundial de los últimos siglos: la IIGM y la posterior Guerra Fría.

    Por mi parte, además de que no conozco ningún otro más importante, simplemente por la falsificación histórica que la izquierda, (con la complicidad cobarde de la derecha), lleva imponiendo de su figura desde su muerte, justifica sobradamente la utilidad y necesidad de un debate histórico sobre Franco y su obra, con sus luces y sus sombras, que necesariamente debe enmarcarse en el periodo histórico que le tocó vivir.

    • Yo creo entender que lo que quiere decir es que mucha de la gente que ejerce la política hoy está intelectualmente más en la onda de la nieta de Franco y que por eso acuden al abuelo para que parezca que tienen ideas y vivir del cuento político igual que la nietísima lo ha hecho toda la vida para vivir del cuento rosa.

      • Pues a ver si el autor tiene a bien intervenir y aclarar el sentido de su art.
        En cualquier caso del inicio de tu comentario «Yo creo entender….» deduzco que se presta, cuando menos, a distintas y contradictorias interpretaciones.

      • Yo también lo entiendo así. Sacar a pasear el cadaver de Franco cada vez que se quiere ser -por parecer- crítico, es una estratagema que sólo vale en una sociedad donde la nieta del dictador vive del papel cuché, y muy bien por cierto. A mi recuerdan a aquellos sacerdotes medievales que cuando querían amedrentar a la feligresía en su favor, mentaban al diablo.

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