Explicando el Postmodernismo

En esta entrada me voy a meter en camisa de once varas porque voy a abordar un tema fundamentalmente filosófico por lo que me encuentro en buena medida como pez fuera del agua. El mensaje fundamental, por si alguien no la quiere leer entera, es que si queremos entender lo que está ocurriendo en el mundo a nivel político y científico debemos leer algo sobre la ideología llamada postmodernismo. Si queremos entender los problemas que está teniendo la libertad de expresión en USA, si queremos entender la llamada política de identidad (identity politics) que está volviendo a dividir a la gente por razas, sexo o el grupo al que pertenecen; si queremos entender la interseccionalidad; si queremos entender la negación que la ideología de género está haciendo de la biología y de la evolución, negación que está llegando a revistas supuestamente científicas como el Scientific American…; si queremos entender eso y muchas otras cosas más, de algunas de las cuales hemos tratado ya anteriormente en Evolución y Neurociencias, tenemos que leer acerca del postmodernismo.
Eso es lo que yo voy haciendo leyendo las cosas que caen en mis manos sobre este tema y aquí voy a compartir las ideas de un libro titulado Explaining Postmodernism. Skepticism and Socialism from Rousseau to Foucault, del filósofo Stephen R.C. Hicks. En el libro, Hicks hace un recorrido por los antecedentes filosóficos del postmodernismo desde Kant hasta la actualidad así como de los antecedentes políticos. Por supuesto, todo es discutible, y más en filosofía y política, así que otros filósofos, y ciudadanos en general, seguro que no estarán de acuerdo con Hicks. Pero creo que lo que vamos a tratar nos va a dar un “aroma”, unas pistas claras, para ver de qué va esto del postmodernismo y el problema que supone a nivel científico y en general para toda la sociedad y los valores que hemos mantenido hasta ahora. Adelanto que aunque se trata de filosofía y es una entrada bastante larga, es fácil de seguir y de entender, que el tema no os eche para atrás. Los lectores que sepan más del tema que nos iluminen en la sección de comentarios.
Antes de meternos en harina y a modo de definición vamos a dar dos pinceladas sobre lo que es el postmodernismo. Cualquier movimiento intelectual se define por sus premisas filosóficas fundamentales. Estas premisas afirman lo que es el ser humano, lo que es la realidad, cuáles son los valores y cómo podemos adquirir conocimiento. Es decir, cualquier movimiento intelectual tiene una metafísica -una concepción de la naturaleza humana y valores- y una epistemología: los principios, fundamentos y métodos del conocimiento humano. Aunque el postmodernismo se ha presentado a veces como anti-filosófico, tiene también sus premisas dentro de las cuales sitúa su pensamiento y su acción. A nivel metafísico, el postmodernismo es anti-realista, es decir, afirma que no existe una realidad independiente ahí fuera y la sustituye por un relato socio-lingüístico y construccionista. Epistemológicamente, dado que rechaza la existencia de una realidad exterior, el postmodernismo niega que la razón, o ningún otro método, sean métodos para adquirir un conocimiento objetivo de la realidad. Dado que la realidad es un constructo sociolingüístico, el postmodernismo enfatiza la subjetividad. Las explicaciones o relatos acerca de la naturaleza humana son colectivistas, sosteniendo que las identidades individuales son construidas por los grupos sociolingüísticos de los que los individuos son parte, grupos que son muy variables en dimensiones como sexo, raza, etnia y riqueza. El relato postmodernista consistentemente enfatiza las relaciones de conflicto entre estos grupos y, dado que no se da un papel a la razón, los conflictos entre estos grupos se resuelven fundamentalmente por la fuerza, sea enmascarada o desnuda. El uso de la fuerza lleva a relaciones de dominancia, sumisión y opresión. Finalmente, los temas postmodernistas en ética y política se caracterizan por una identificación con los grupos percibidos como oprimidos en los conflictos, y una voluntad de entrar en la refriega de su lado.
Bien, pero antes de hablar del postmodernismo hay que hablar del modernismo y del pre-modernismo para situarnos. El modernismo en filosofía empieza con Bacon, Descartes y Locke y se caracteriza por partir de la naturaleza, en vez de partir de lo sobrenatural o de Dios, que es lo que había antes. Los pensadores modernos dicen que la percepción y la razón son las formas humanas de conocer la naturaleza. Los pensadores modernos enfatizan la autonomía humana para hacerse a sí mismos contra opiniones previas premodernas como la del pecado original, por ejemplo. Los pensadores modernos ven al individuo como la unidad de valor, sostienen que la mente humana es soberana, en contraste con la visión premoderna o feudal que subordina al individuo a autoridades externas como las estructuras políticas (feudalismo) o religiosas. La época premoderna sería a grandes rasgos la época feudal que podemos situar entre los años 400 y 1.400 de nuestra era.
La madurez del modernismo llegaría con la Ilustración. Los pensadores de la Ilustración sentaron las bases de las principales ramas de la ciencia: Newton, Leibniz, Linneo, Lavoisier en química, etc. El liberalismo aplicado a la política da lugar a la democracia liberal; aplicado a la economía da lugar al mercado libre, la revolución industrial y el capitalismo, etc. Por contra, el postmodernismo rechaza por completo el proyecto de la Ilustración: la razón, el individuo, la objetividad de la ciencia y del conocimiento…Las características del premodernismo, modernismo y postmodernismo las podéis ver resumidas en la tabla.
Vamos a ver algunos de los temas del postmodernismo en distintos esferas de la vida de forma necesariamente muy resumida. En cuanto a la crítica literaria, el postmodernismo rechaza la noción de que los textos literarios tengan significados objetivos o interpretaciones correctas. Todas las afirmaciones de objetividad y verdad pueden ser deconstruidas. Según la versión de postmodernismo, la objetividad es reemplazada por la visión de que la raza, sexo u otra característica grupal del autor es la que modela las ideas y sentimientos del autor. Por lo tanto, la tarea del crítico literario es deconstruir el texto y revelar los intereses de raza, sexo o clase que hay debajo. Con respecto a la ley, hay que desconfiar de cualquier teoría universal y abstracta de la ley. Como no hay principios válidos universales de justicia, los argumentos son batallas retóricas de voluntades. Según la Teoría de la Crítica Legal (Critical Legal Theory), las constituciones y precedentes legales son indeterminados y la objetividad y neutralidad son fraudes. Todas las decisiones son subjetivas y motivadas por la preferencia o la política. La ley es un arma para  ser usada en la arena social del conflicto subjetivo, una arena en la que compiten voluntades y en la que se imponen los intereses de un grupo sobre los de otros grupos. El único antídoto a este veneno es la igual afirmación por la fuerza de los intereses subjetivos de los grupos oprimidos.
Por lo que se refiere a la educación, el postmodernismo rechaza la noción de que el propósito de la educación sea entrenar las capacidades cognitivas de los niños para producir un adulto capaz de funcionar de forma autónoma en el mundo. Lo que la educación tiene que hacer es coger a un ser en esencia indeterminado y darle una identidad social. La forma de hacer esto es por el lenguaje y hay que usar el lenguaje de forma que cree un ser humano sensible a su identidad racial, sexual o de clase. Nuestro actual contexto social se caracteriza por una opresión que beneficia a blancos, hombres y ricos a costa de todos los demás. Esta opresión lleva a un sistema educativo que refleja solamente los intereses de los que están en el poder. Para contrarrestar este sesgo , la educación debe enfatizar los logros de los no-blancos, las mujeres y los pobres, y debe enseñar a los niños que el método científico no es una mejor manera de encontrar la verdad que cualquier otro método, y que los alumnos deben ser receptivos a otras formas de conocer.
Resumiendo, el postmodernismo es un movimiento cultural y filosófico que desafía y tiene una diana: el modernismo tal como se encarnó en la Ilustración y todo su legado y elementos esenciales. Pero la pregunta es: ¿Y de dónde ha salido el postmodernismo? Hicks plantea que el postmodernismo surge de la fusión de un componente filosófico -la epistemología escéptica que se origina en Kant- y de un componente político: el fracaso del socialismo. Vamos a ver cada uno por separado empezando por la filosofía
El componente filosófico del Postmodernismo
Vamos a tratar en este apartado los antecedentes filosóficos del postmodernismo, la filogenia, por así decirlo, de las ideas que han ido dándole forma. Lo que Hicks nos cuenta es que la Ilustración fue atacada desde el principio y que inmediatamente surgió una Contra-Ilustración. En el periodo que va de 1780 a 1815 se produce una división entre la cultura anglosajona y la alemana que se separan definitivamente entre sí siguiendo la primera el programa de la Ilustración y la segunda el de la Contra-Ilustración. Con el tiempo, el postmodernismo será el resultado del ataque de la Contra-Ilustración a la razón. Entender la filosofía alemana es fundamental para entender los orígenes del postmodernismo. Foucault y Derrida citan a Heidegger, Nietzsche y Hegel y de ello hablaremos un poco más adelante.
El modernismo tiene sus problemas filosóficos y sus debilidades, obviamente, por lo que es lógico que fuera atacado pero hay un tema que es muy importante: la religión y la nueva concepción de Dios. La Ilustración se carga la religión tradicional. Los pensadores de la Ilustración eran deistas, el dios que conciben es un dios distante, un arquitecto que opera por medio de la leyes de la lógica y las matemáticas que describen las ecuaciones de Newton y Leibniz y que no acciona la maquinaria del universo. No es un dios personal que intervenga en la vida diaria de los individuos. Al desarrollarse la razón se desarrolla la ciencia y la que pierde es la fe y la creencia en lo sobrenatural. ¿Y qué pasa con los valores? Pues aparece un mundo reduccionista y mecanicista que pone en cuestión el libre albedrío, la espontaneidad y la creatividad porque todo es una consecuencia necesaria de unas causas previas y unas leyes. El individuo es un fin en sí mismo y utiliza la educación, la ciencia y la tecnología para buscar su felicidad y sus propios objetivos con lo que otros valores como la comunidad, la tradición o el deber,  quedan en entredicho pudiendo conducir todo esto a una sociedad de átomos aislados y sin raíces.
Y empezamos por el pensador más importante de la Contra-Ilustración, Kant, que para Hicks es el punto de ruptura clave con la Ilustración y el primer paso hacia el postmodernismo. La primera hipótesis que Hicks defiende en su libro es que el postmodernismo es el resultado final de la epistemología de Kant: “El postmodernismo es la primera exposición implacable de las consecuencias de rechazar la razón, consecuencias que se dan necesariamente dada la historia de la epistemología desde Kant.
Kant
Puede parecer un poco raro que el filósofo que asociamos con la razón, Kant, sea el autor del principal ataque a la razón de la historia de la filosofía. Hicks dedica bastante espacio a este tema y lo tenemos que resumir. Básicamente, el argumento es que nuestra percepción de la realidad se debe a los órganos sensoriales y al cerebro y éstos no reflejan la realidad como es sino que de alguna manera la crean. Por lo tanto nunca se puede conocer el mundo exterior. Todo lo que experimentamos son meras representaciones que no tienen existencia propia fuera de nuestra mente. En el fondo, lo que Kant busca es salvar a Dios. Siendo un hombre religioso necesita defender a Dios del ataque de la razón y su solución es decir que la razón y la ciencia están limitadas  a ese mundo de las representaciones y dejan el verdadero mundo real (noumenal, en su terminología) sin tocar, porque es intocable. Al negar el conocimiento deja espacio para la fe ya que nadie puede decir lo que hay o no hay realmente en ese mundo exterior. En la historia de la filosofía Kant marca un giro fundamental de la objetividad a la subjetividad como estándar. Así que el golpe de mano de Kant es el siguiente: defiende mucho la razón y principios universales pero corta la conexión de la razón con la realidad, la razón no puede conocer la realidad, no podemos conocer nada fuera de nuestras cabezas. Y la historia del resto de la filosofía alemana es la historia de las extensiones y reacciones a Kant.
Ante el problema que plantea Kant de la separación entre el sujeto y el objeto hay dos posibles soluciones, o dos ramas, en la filosofía alemana del siglo XIX:
  • Una es la postura de Hegel que acepta que la separación entre sujeto y objeto no puede ser salvada epistemológicamente por la razón y entonces propone que ese puente puede ser salvado metafísicamente identificando al sujeto con el objeto.
  • La otra solución es el irracionalismo representado por Kierkegaard que también acepta que la separación sujeto/objeto no puede ser salvada epistemológicamente por la razón pero sí por medios irracionales.
Hegel es una figura importante en la historia del postmodernismo. Plantea que toda la realidad es producto de la mente, La Mente que contiene todas nuestras pequeñas mentes dentro de ella. Como la realidad proviene de nosotros sí podemos conocer la realidad en toda su gloriosa necesidad. Si partimos del sujeto que es un microcosmos del todo, podemos aplicar sus características al todo y así podemos hacer un modelo orgánico del mundo. Como la razón crea la realidad sí podemos conocer toda la realidad. Pero Hegel habla de una razón diferente a la de la Ilustración. La de Hegel es una función creativa, no cognitiva. No viene a conocer una realidad pre-existente sino que hace que la realidad exista.
Es muy importante por su influencia posterior en el postmodernismo que la razón de Hegel opera por medios dialécticos y contradictorios y se salta el principio de no contradicción de Aristóteles, según el cual una proposición y su negación no pueden ser verdad al mismo tiempo. Es decir A no puede ser B y no ser B al mismo tiempo. Por ejemplo, no es posible que un objeto sea a la vez un libro y no sea un libro. La cuestión era que la cosmología judeocristiana estaba llena de contradicciones: un Dios que crea algo de la nada, que es tres y a la vez es uno, de vírgenes que dan a luz, de un Dios bueno que crea un mundo que contiene el mal…La razón de la Ilustración no acepta esto y se da un declive de las creencias religiosas. Kant había descubierto que la razón llegaba a conclusiones contradictorias cuando intentaba entender el mundo: que el universo debe haber tenido un principio, pero que a la vez tiene que ser eterno, que tenemos libre albedrío pero que el determinismo es verdad, que Dios debe existir pero a la vez no existe…Estas contradicciones de la razón llevaron a concluir a Kant que la razón no podía conocer la realidad. Pero Hegel hace un movimiento muy osado, estas antinomias no son un problema para la razón sino que son la llave del universo. Kant estaba atrapado dentro de la lógica aristotélica pero, según Hegel, necesitamos un nuevo tipo de razón, una que abrace las contradicciones y que vea la realidad como evolucionando a partir de fuerzas contradictorias. Y así la razón ya es compatible con la visión judeocristiana, ya podemos aceptar que la creación comience a partir de la nada, que un ser perfecto cree el mal, etc.
Pero la razón de Hegel también se diferencia de la de la Ilustración en otra cosa: en que es una función colectiva más que individual. Los individuos son construidos por las culturas que les rodean, las cuales son a su vez una función de fuerzas cósmicas profundas. El individuo es un pequeño aspecto emergente de un todo más grande, el colectivo. No voy a insistir más en Hegel pero sí a resumir sus cuatro principales aportaciones al postmodernismo:
1- La realidad es por completo una creación subjetiva
2- Las contradicciones están construidas dentro de la razón y de la realidad
3- Dado que la realidad evoluciona contradictoriamente, la verdad es relativa al tiempo y el espacio
4- El colectivo, no el individuo, es la unidad operativa.
Deberíamos hablar ahora de la otra rama, la irracionalista, representada por autores como Schleiermacher, Kierkegaard (que se educó en la filosofía alemana), Schopenhauer o Nietzsche pero sería muy largo así que resumo también el legado que los irracionalistas van a pasar al siglo XX:
1- Están de acuerdo con Kant en que la razón no puede conocer la realidad
2- Están de acuerdo con Hegel en que la realidad es profundamente conflictiva y/o absurda
3- La razón es superada por los sentimientos, los instintos o saltos de fe.
4- Lo no racional y lo irracional nos ofrecen grandes verdades acerca de la realidad
Como decíamos, después de Kant hay dos ramas en filosofía, la de Hegel y la de los irracionalistas y alguien tenia que intentar la fusión de ambas en una nueva síntesis. El que lo haría en el siglo XX fue Martin Heidegger. Heidegger está de acuerdo con Kierkegaard y Schopenhauer en que explorar los sentimientos -especialmente la angustia y el miedo y la culpa- es un acercamiento a entender la realidad. La aportación distintiva de Heidegger es el uso de la fenomenología, es decir, la exploración de los fenómenos de la experiencia y del cambio. No voy a entrar a fondo en su filosofía pero sí voy a recoger sus principales conclusiones porque todas ellas son aceptadas, con ligeras modificaciones, por el cuerpo principal del postmodernismo:
1- El conflicto y la contradicción son las verdades más profundas de la realidad
2- La razón es subjetiva e impotente para alcanzar las verdades acerca de la realidad
3- Los elementos de la razón -palabras y conceptos- son obstáculos que hay que retirar, sujetarlos a destrucción, o desenmascarar.
4- La contradicción lógica no es un signo de fracaso ni de nada significativo
5- Los sentimientos, especialmente los de ansiedad y miedo, son una guía más profunda que la razón.
6- Toda la tradición filosófica occidental -sea platónica, aristotélica o cartesiana- basada como está en la ley de no contradicción y en la distinción entre sujetos objeto es el enemigo que hay que vencer.
Hemos visto la evolución de la epistemología escéptica desde Kant hasta Heidegger sentándose las bases del postmodernismo. Pero para entender el éxito del postmodernismo nos faltaría ver cómo se produjo el fracaso del positivismo y de la filosofía analítica que era la rama anglosajona de la filosofía que habíamos mencionado antes. Esta rama es la que defiende la Ilustración, la razón y la ciencia y desde Inglaterra se extendió a Estados Unidos donde triunfó durante un tiempo. Pero aunque no podemos entrar a describirlo con profundidad la realidad es que el positivismo anglo-americano va a sufrir un colapso hacia los años 50-60 del siglo XX. dejando el terreno libre al postmodernismo. Este colapso lo anticipaba Bertrand Russell en 1912 cuando escribía en los Problemas de la Filosofía: “Podemos probar que existe un mundo exterior? No. ¿Podemos probar que existe una causa y un efecto? No. ¿Podemos probar la objetividad de nuestras generalizaciones inductivas? No. ¿Podemos encontrar una base objetiva para la moralidad? No. Definitivamente, no.” Russell concluye que la filosofía no puede responder estas cuestiones. Autores como Popper, Kuhn y otros defienden que nuestras teorías dictan lo que observaremos, que nuestras intuiciones perceptivas y nuestras estructuras conceptuales no se adaptan a los objetos y lo que percibimos no es neutral sino fruto de nuestra subjetividad y que no tenemos acceso directo a la realidad. Kuhn es muy influyente en este sentido. La ciencia no es más que una empresa social subjetiva en evolución que no puede pretender ser más objetiva que cualquier otro sistema de creencias. La idea de que la ciencia habla de la realidad o la verdad es una ilusión. No hay verdad, solo hay verdades y las verdades cambian.
Foucault

Así que por un lado tenemos un impulso positivo hacia el postmodernismo que es el de la evolución de la filosofía alemana y por el otro un desarrollo negativo de la filosofía anglo-americana. Se produce así un vacío que el postmodernismo va a llenar. Al no existir la razón y la objetividad se vuelve a los sentimientos, al perder el sentido de nosotros mismos como individuos se vuelve a la identidad de grupo, resultando necesariamente a partir de ellos una balcanización de los grupos y el conflicto.

Hemos descrito hasta ahora el componente filosófico del postmodernismo, vamos a ver ahora su componente político.
El componente político del Postmodernismo
Si la explicación fundamental del postmodernismo fuera filosófica, si todo se debiera a un escepticismo acerca de la razón y al subsiguiente subjetivismo y relativismo, deberíamos esperar que a nivel político hubiera un amplio espectro entre los postmodernistas. Pero ocurre que los postmodernistas son monolíticamente de extrema izquierda. Michel Foucault, Jacques Derrida, Jean-Francois Lyotard, Richard Rorty, Jacques Lacan, Stanley Fish, Catharine MacKinnon, y muchos otros, son todos ellos de izquierdas más bien radical.
Y esto requiere una explicación porque durante la mayor parte de su historia intelectual, el socialismo defendió la razón y la ciencia. El socialismo marxista era lo más izquierdista en su tiempo y, sin embargo, tenía lo de “socialismo científico” como una seña de identidad. También requiere explicación que los postmodernistas más activos son muy hostiles al debate y a la disidencia cayendo con facilidad en ataques ad hominem y en medidas autoritarias de corrección política. Así que la pregunta es: ¿Por qué es entre la extrema izquierda -que tradicionalmente se ha promovido a sí misma como la campeona de de la civilidad, de la tolerancia y el juego limpio- donde menos encontramos estas costumbres y donde incluso se denuncian?
Y aquí viene la segunda hipótesis de Hicks acerca del postmodernismo: “El postmodernismo es la estrategia epistemológica de la izquierda académica radical para responder a la crisis causada por el fracaso del socialismo tanto en la teoría como en la práctica”. Voy a explicar un poco esta hipótesis.
El socialismo marxista clásico  formulaba cuatro reivindicaciones fundamentales:
1- El capitalismo es explotador. El rico esclaviza al pobre. Es brutalmente competitivo domésticamente e internacionalmente imperialista.
2- El socialismo, por contra, es humano y pacífico. La gente comparte, es igual y cooperadora.
3- El capitalismo es en definitiva menos productivo que el socialismo. Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Y el subsiguiente conflicto de clases hará que el capitalismo colapse al final.
4- La economía socialista, por contra, será más productiva y generará una nueva era de prosperidad.
El desastre fue que las cuatro premisas del socialismo fueron refutadas tanto en la teoría como en la práctica. El mercado libre ganó a la economía centralizada sin ningún género de dudas. Las economías de las naciones capitalistas cada vez eran más productivas y no sólo los ricos de esos países se hacían más ricos sino que los pobres también se hicieron más ricos. Por contra, todo experimento socialista ha terminado en desastre económico.En lo político, el capitalismo liberal ha respetado derechos y libertades mientras que el socialismo en la práctica acabó siendo más brutal que las peores dictaduras. Todo régimen socialista ha colapsado en dictaduras que han asesinado gente a gran escala. Todo esto era conocido por mucha gente en la primera mitad del siglo XX pero muchos seguían teniendo la esperanza puesta en Rusia. Pero en 1956 se producen dos hechos definitivos: la URSS invade Hungría y Nikita Krushchev reconoce oficialmente que el régimen de Stalin había asesinado millones de personas.
Imaginemos ahora a un socialista convencido enfrentándose a estos datos. ¿Cómo reaccionaria? Tienes un gran compromiso con el socialismo, sientes que es verdad y quieres que sea verdad porque todos tus sueños de paz y prosperidad están puestos en él. ¿Abandonas tu teoría y aceptas los hechos o tratas de buscar una manera de mantener tu fe en la teoría?
En mucho sentidos, el dilema ante el fracaso del socialismo es parecido al dilema de los religiosos ante el fracaso de la fe y el triunfo de la razón en la Ilustración. Kant había escrito en el Prefacio de su primera Critique: “para hacer sitio a la fe”…y Kierkegaard había escrito en Fear and Trembling: “la fe requiere la crucifixión de la razón”. Así que Kierkegaard procedió a crucificar la razón y glorificar lo irracional. Los pensadores de izquierda de los años 50 y 60 del siglo pasado se encontraban en el mismo dilema. Ante el florecimiento del capitalismo y la pobreza y brutalidad del socialismo tenían que elegir entre la realidad y sus ideales: o aceptar los hechos y renunciar a sus ideales o aferrarse a sus ideales y atacar toda el concepto de que la evidencia y la lógica importan. Que todos los líderes del postmodernismo (Foucault, Lyotard, Derrida, Fish, Rory…) llegaran a la madurez en sus carreras en los años 50 y 60 (y que provinieran algunos de ellos del partido comunista) no es ninguna coincidencia.
Derrida

El postmodernismo nace del matrimonio entre la izquierda política y la epistemología escéptica. A la vez que el socialismo político cae en crisis en los años 50, en Europa se empieza a tomar en serio a Nietzsche y Heidegger y a la vez se hunde el positivismo lógico con Quine y Kuhn. Es entonces cuando la dominancia de la epistemología subjetivista y relativista en la filosofía académica ofrece a la izquierda académica una nueva táctica: “Todo esto no es más que lógica y datos; la lógica y la evidencia son subjetivas; no se puede realmente probar nada; los sentimiento son más profundos que la lógica y nuestros sentimientos dicen socialismo”. Esta es, resumida, la segunda hipótesis de Hicks: el postmodernismo es una respuesta a la crisis de fe de la extrema izquierda académica.

Entonces la izquierda va cambiando su discurso de varias maneras. Una de ellas es recuperar la figura de Rousseau, pero no vamos a entrar en ello. Otra es cambiar el discurso de la necesidad a la igualdad. Dado que el socialismo fracasó en acabar con la pobreza y a los trabajadores les va mejor con el capitalismo, se cambia el foco a la desigualdad: la pobreza que causa el capitalismo no es absoluta sino relativa. Las necesidades básicas están cubiertas pero otros en la sociedad tienen más y entonces el proletariado sufre una opresión psicológica y eso les llevará a la revolución. Por otro lado, se abandona el discurso de clase y los pensadores de izquierdas se localizan en subdivisiones de la especie humana concentrándose en las mujeres y las minorías étnicas. Hay grupos desfavorecidos y no hay igualdad entre los grupos. También se pasa de decir que la riqueza es buena (cuando se pensaba que el socialismo la iba a producir) a decir que la riqueza es mala y se empieza a condenar al capitalismo por su éxito en producir riqueza, tema que desarrolla por ejemplo Marcuse. La izquierda vira hacia la preocupación por el medio ambiente y en definitiva los intelectuales de izquierda buscan nuevas maneras de atacar el capitalismo.
Se produce un cambio que ya hemos mencionado de pasada pero que es importante: el viraje desde el universalismo al  multiculturalismo. Los teóricos de los años 50 se empiezan a preguntar: “Pueden las masas ya concebir que todos somos hermanos y hermanas bajo nuestras diferencias de piel? ¿pueden las masas pensar en sí mismas como una clase armoniosa internacional?” y la respuesta es que no y que hay que hablar a las masas de cosas que puedan entender y por eso se vira hacia sus identidades de sexo, étnicas y religiosas. Como dice Rorty:”nuestro sentido de solidaridad es más fuerte cuando vemos a aquellos con los que nuestra solidaridad es expresada como “uno de nosotros”, donde “nosotros” significa algo más pequeño y más local que la raza humana”.
La Estrategia Postmoderna
En el discurso postmoderno la verdad es rechazada y la consistencia suele brillar por su ausencia. Fijaos en estos pares de afirmaciones:
1- Por un lado, toda verdad es relativa; por el otro, el postmodernismo nos dice cómo son las cosas en realidad
2- Por un lado, todas las culturas merecen el mismo respeto; por otro, la cultura occidental es destructiva y mala como ninguna otra
3- Los valores son subjetivos, pero el sexismo y el racismo son realmente malos
4- La tecnología es mala y destructiva, pero es injusto que unos tengan más tecnología que otros.
5- La tolerancia es buena y la dominación es mala, pero cuando los postmodernistas tienen poder se impone la corrección política y no se puede disentir.
Todas estas frases tienen el mismo patrón: subjetivismo y relativismo en la primera parte y absolutismo dogmático en la segunda. El postmodernismo se da perfecta cuenta de la contradicción pero le da igual. Los postmodernos  pueden responder: “eso no son más que contradicciones lógicas aristotélicas”. Pero una cosa es decir eso y otra sostener esas contradicciones psicológicamente, es decir, aguantar la disonancia cognitiva que estas contradicciones generan. Mirad estos otros ejemplos. En este caso se produce un choque entre la teoría postmoderna y los hechos históricos:
1- Los postmodernos dicen que Occidente es profundamente racista , pero ellos saben muy bien que Occidente acabó con la esclavitud por primera vez en el mundo y que es solo en los lugares donde las ideas occidentales se han impuesto que se considera ofensivo el racismo.
2- Los postmodernos dicen que Occidente es profundamente sexista pero ellos saben muy bien que las mujeres occidentales fueron las primeras en votar, en tener derechos contractuales e igualdad de oportunidades, cosa de las que carecen en otros lugares del mundo.
3-Los postmodernos dicen que el capitalismo occidental es cruel con sus pobres pero ellos saben muy bien que los pobres en Occidentes son mucho más ricos que los pobres de cualquier otro sitio en términos materiales y de oportunidades para mejorar su condición.
A la hora de explicar estas contradicciones sólo hay 3 posibilidades:
1- La primera posibilidad es que el relativismo es primario y el absolutismo político secundario.
2- La segunda posibilidad es que el absolutismo político es lo primario y que el relativismo es una estrategia retórica para conseguir los objetivos políticos
3- La tercera posibilidad es que el relativismo y el absolutismo coexisten en el postmodernismo y que las contradicciones no afectan psicológicamente a los que las mantienen.
Hicks analiza las tres posibilidades y yo creo que se inclina más por la segunda a la que llama postmodernismo maquiavélico. La primera es fácilmente descartable porque si el subjetivismo fuera lo primario cada persona llegaría a conclusiones diferentes y no se produciría la uniformidad política que existe en el postmodernismo. Los postmodernos ocuparían diferentes posiciones  políticas a lo largo de un espectro. La conclusión para Hicks es que el postmodernismo es un movimiento político que sólo en determinado momento recurre al relativismo. El postmodernismo no sería relativista en absoluto. Según esta hipótesis los postmodernos no creerían realmente en mucho de lo que dicen. Citando a Derrida: “la deconstrucción nunca tuvo sentido o interés, por lo menos desde mi punto de vista, más que como radicalización, es decir, también como dentro de la tradición de un cierto Marxismo, en un cierto espíritu del Marxismo”. Esta interpretación es la que mantiene también Mark Lilla: “la historia de la filosofía francesa en las tres décadas siguientes al a Segunda Guerra Mundial puede ser resumida en una frase: la política dicta y la filosofía escribe”.
Hicks
Conclusiones
Bueno, esta ha sido una entrada bastante densa sobre un tema que realmente lo merece pero que da para mucho más todavía. La situación en la que estamos es la de un mundo modernista, resultado de la Ilustración, que defiende la razón la ciencia, los derechos individuales, etc., que esta siendo atacado  por la ideología postmodernista. Una cosa muy interesante es que el grueso de ese ataque es fundamentalmente moral, es decir no es por medio de datos, evidencias y argumentos lógicos sino por medio de algo más emocional y moral. Se ataca al modernismo por sexista, racista, dogmático intolerante y explotador. Y esto está minado la moral del modernismo que está perdiendo la fe en la razón, la ciencia y la tecnología y en sus propios valores.
Pero a nivel filosófico la defensa de las premisas en las que se basa el modernismo es incompleta y débil y esta debilidad es la fuente del poder del postmodernismo. Articular la defensa de estas premisas es esencial para mantener el progreso de la estrategia de la Ilustración y blindarla frente a las estrategias postmodernistas. El tiempo dirá.
 
 Libro de Hicks disponible en castellano:

Pablo Malo Ocejo es psiquiatra, miembro de la Txori-Herri Medical Association y del grupo de psicorock The Beautiful Brains. Interesado en Psicología y Biología Evolucionista es administrador de los blogs Evolución y neurociencias y La Nueva Ilustración Evolucionista.

@pitiklinov

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10 comentarios

  1. Muy buen artículo, y un esfuerzo notable para ser claro.
    Lamento tener que hacer una crítica, que no es ciertamente sobre el contenido, sino sobre el estilo.
    No se puede hacer frases tan largas, sin punto y aparte. Dificultan la lectura, la relectura y la comprensión general.
    Es un error demasiado común hoy en día… tal vez relacionado con la manía de hacer vídeos y podcasts.
    De todos modos, merece ser leído y guardado para futuras referencias.

  2. De acuerdo con poner a Kant como principio de la posmodernidad en la epistemología pero habría que completarlo con Nietzsche en el campo de los valores. Los dos socavan una metanarrativa dominante (la razón y dios) y posibilitan así el diagnóstico de la posmodernidad. La posmodernidad no es, originariamente, una ideología (que se ven con gran desconfianza) sino un diagnóstico antropológico. Es la constatación del final de las metanarrativas y de la imposibilidad de construir nuevas que nos lleven al mismo grado de seguridad y certeza. De un tiempo a esta parte veo como el concepto de posmodernidad se ha extendido a ideas e ideologías como las que cita el texto que, a mí entender, sobrepasan el diagnóstico para ser destructivas. Creo que a veces se usa el término como un espantajo para esconder el fracaso del sueño ilustrado, con un enorme acceso a la información y una población altamente cultivada no tenemos una utopía, ni parecemos cerca de ella. Obviamente estamos mucho mejor pero también somos más conscientes de la fragilidad de los avances que, sabemos, no tienen un solo sentido. Curiosamente, esto ocurre cuando la condición posmoderna ya no existe porque ha triunfado un nuevo gran relato: la globalización. La globalización que justifica y explica todos los actos de todos los actores. La coletilla es «en un mundo globalizado…» y ahí ya va lo que se quiera poner.
    La posmodernidad como diagnóstico fue un momento puramente negativo y, como tal, también fue una oportunidad. Similar al nihilismo y al superhombre de Nietzsche. La construcción que se haya hecho después sobre ese vacío es cosa distinta. Una última cosa, la razón ilustrada ha sido históricamente mucho más potente para la crítica que para la construcción y defensa. Tal vez, la ideología posmoderna sea un desarrollo inevitable.

    • No tengo muy claro que el punto de arranque de la posmodernidad lo suministre Kant; primero, Kant es el primer pensador que propone fundamentos epistemológicos para justificar que el conocimiento sea universal y necesario, por tanto está construyendo las bases para que los debates y las discrepancias conceptuales puedan saldarse al compartir los contendientes una base común epistemológica. En segundo lugar, la maniobra que aplica al conocimiento científico, la aplica del mismo modo al pensamiento moral y al estético, en ambos casos, aunque la moral y la estética no forman parte del conocimiento científico, sí es conocimiento cognitivo, como dirían los positivistas o como el propio Kant sostiene pensamiento y sus juicios son subjetivos universales; Kant distingue claramente entre conocimiento y pensamiento, conocemos cuando estamos en el campo de la ciencia pero pensamos cuando estamos en el campo de la moral o de la estética. En tercer lugar, en la Crítica del Juicio, en su parte sobre los juicios teológicos, estos no los califica de conocimiento científico, dando razones que siguen vigentes en este momento, pero sí que les da el calificativo de heurísticos por el valor que tienen en la búsqueda del conocimiento. Finalmente, Kant es el primer pensador que elabora de modo fructífero el concepto de crítica, de ahí que sus obras más cocidas se inicien en su títulos con el concepto de de crítica, y este concepto lo hace fructífero en su concepto de ilustración, donde califica a la ignorancia de culpable. Se puede decir, que Kant se anticipa a Popper en su disputa con el empirismo lógico cuando este propone su criterio de demarcación, y como Popper, no dudo en que Kant defiende mecanismos de refutación no solo para el conocimiento científico sino para el propio pensar. De todo esto se deduce que Kant no justificó ni defendió la subjetividad e hizo un esfuerzo por justificar que el conocimiento que sí tenía una correspondencia con la realidad, si bien esta no era del estilo fotográfico, de ahí su idealismo trascendental. Bien es cierto que su idealismo trascendental fracasó como bien argumenta Schopenhauer en su obra El mundo como representación y como voluntad. Llama la atención que el articulista no cite como antecedentes del posmodernismo a cierta parte de la ilustración que se interesó en gran medida por culturas alejadas y distintas de la cultura y pensamiento occidental, son importantes en este estadio los viajes y las obras producidas, como Las cartas persas de Montequieu, los viajes de Guliver o Robinson Crusoe, etc. Además, para nada tiene en cuenta el autor la influencia e importancia de la obra de Humboldt y la importancia que adquiere en ese momento la tesis de que el lenguaje constituye la configuración cultural, no solo epistemológica, de nuestro mundo. Por último, pero no lo último, tengo dudas de que se pueda imputar a la filosofía moderna en su conjunto como antecedente del posmodernismo, pues su campo de batalla fue la epistemología y la ontología, si bien es cierto que el posmodernimo tiñe todas sus tesis de componentes sociales,culturales o políticos, a fin de cuentas hace de las teorías constructos coyunturales y circunstanciales.

  3. El problema es cómo combatir desde el racionalismo y los datos a una filosofía que es irracional y que niega la realidad.
    Simplemente no le veo manera y eso nos lleva a que al final el uso de la violencia es inevitable.

  4. En el arte, todo esto se ha visto reflejado también. Hemos llegado al todo vale, fruto de ese autorreferencailismo, y para algunos -yo entre ellos- al vacío. El arte, ahora y siempre, ha sido un tipo de fonendoscopio social. Los artistas han plasmado la realidad de su tiempo en cada tiempo, y aquí podría decir «como ellos la perciben», que no autorreferencial, pero la cuestión es que hasta el bien entradio el s.XX percibían la realidad como qualquier otro, sólo que la plasmaban a su manera. La interpretaban, pero conectaban con el sujeto que contemplaba su obra, su creación, el producto de pasar la realidad percibida por el molinillo de su psiche. Lo conmovían. ¿Podemos decir que en el posmodernism hace lo mismo? ¿Que lo que plasman es eso precisamente: la realidad del todo vale? Yo diría que aplicando la razón sí. Los artistas posmodernos plasman en sus obras la realidad en la que están inmersos, exactamente, solo que al ser una realidad autorrefencial ¿cual es el resultado en su obra? ¿»Conectan»? Bueno, pues ahí os dejo las pregunta, para pensar un minuto.

  5. Si lo enfocamos desde el punto de vista «postmodernista» de que lo que define la realidad son los intereses individuales, yo diría que el postmodernismo es la ocurrencia seudointelectual de aquellos que, teniendo intereses intelectuales (y materiales), no tenían ni la inteligencia ni las ganas de hincar los codos suficiente como para tener una formación avanzada en Ciencias «duras» como Matemática, Física, Qímica o Biología.
    Ante tal carencia intelectual de base, han pretendido (y logrado) hacer carrera en la seudociencia por antonomasia: la Filosofía y sus numerosas variantes.

    Acostumbrados como estaban a que en sus campos, donde todo es en última instancia retórica vacía inmune a cualquier intento de prueba sobre su validez, los más listillos entre los postmodernos se han permitido utilizar conceptos de las ciencia duras para disfrazar la absoluta carencia de coherencia de su discurso, hasta que el caso Sokal, los puso en su lugar como lo que realmente son: charlatanes de feria con éxito entre un público necio que les aplaude aunque en realidad no entiendan una puñetera palabra de su verborrea ininteligible.

    De hecho, es el mismo fenómeno que se ha dado entre los proclives a la «trascendencia»: debido al desprestigio intelectual de la religión tradicional (típicamente el Cristianismo en occidente) incapaz de sostenerse públicamente más allá del ámbito estrictamente subjetivo y personal, han sustituido la religión oficial por una multitud de seudoreligiones y creencias, a cada cual más disparatada y absurda, que son un auténtico filón económico para los estafadores sin escrúpulos, al igual que el postmodernismo filosófico lo ha sido para los estafadores intelectuales desenmascarados por Sokal.

  6. En primer lugar dar las gracias al autor por esta síntesis tan clara de la evolución del pensamiento desde Kant hasta ahora. Desde luego, me buscaré el libro de Hicks (del cual no sabía nada). Y en segundo, me aventuraré, desde mi ignorancia de aficionado, a decir algo que pocas veces me he atrevido a decir sobre la figura de Kant (tan descomunalmente engrandecida, creo que por interés parcial). Leí a Kant, detenidamente, en mi juventud, allá por los 20, y recuerdo que me producía un gran desasosiego. Recuerdo también que tras leer varias páginas de difícil (¿o imposible?) comprensión, sacaba una de sus conclusiones definitivas, como esculpidas en piedra, y como no había podido seguir la lógica, hacía como con las matemáticas, volver desde el principio, paso a paso, a ver dónde me había perdido. Fue una lucha en vano. Al final, mi positivismo (el Sancho que llevo dentro), me hacía concluir «la blasfemia» de que Kant era un charlatán, que lo que hacía era tender pretenciosas nubes de humo intelectual, para asustar a los no doctos, y luego sacarse de la manga la conclusión a la que quería llegar. También me pareció que era un enemigo radical de la razón y defensor de la religión. Alguien muy inteligente que quería defender la fe frente a la religión a toda costa, es decir, el brujo más inteligente que salvó a la religión, tal como se entendía en Occidente, de su total desprestigio frente a la razón. El último gran sacerdote, inventor de una nueva fe. ¡Pero cualquiera se atrevía a sostenerlo! Además, sin otra base que mi instinto (posmoderno que era sin saberlo). Años después, leí en algún sitio algo parecido a esa impresión subjetiva mía, pero no tomé nota, y hasta ahora en que la referencia que haces a la filosofía kantiana encaja con mi impresión.

    También recalcar lo que ya dices más arriba: todo el posmodernismo no es más que una forma de atacar la civilización occidental. Y ya que no pueden con la razón ni con la realidad (el comunismo, es decir, el socialismo aplicado, es un fracaso brutal no discutible), se le ataca con las emociones, especialmente las más bajas. El postmodernismo no es más que el camuflaje pseudo intelectual del fracaso vital de los desheredados de la vida. Es el resumen de la mentalidad de los mezquinos que, sin esperanza de alcanzar un nivel de vida del cual puedan sentirse orgullosos (no sólo material), apuestan por destruir el éxito ajeno. La lástima es que es un invento de elites intelectuales occidentales, pero incapaces de crear nada positivo, que con ese bajo instinto condenan a los pueblos o colectivos más atrasados a intentar derribar lo que está por encima, en lugar de tratar de emularlo. Es equivalente a condenarlos a su estado a perpetuidad. Una verdadera maldad.

    • ¡ Qué alivio que a otros mucho más inteligentes y preparados que yo tampoco les convenciera Kant !.
      A mí también me ha encantado el artículo, así que me he comprado el libro,en formato Kindle, que será , calculo, un poco menos denso, al tener más páginas para el mismo contenido, y me resultará más fácil de explicar a mi vez, cuando se me enfrenten mis «progres postmodernos». Lo empezaré al mismo tiempo que termino la Trilogía de los Enemigos del Comercio, de Escohotado… Que cuando los libros son «de chicha», suelo leer dos o tres al mismo tiempo, para no desesperarme viendo lo bruta que soy y lo que me cuesta digerirlos.

      Y ¡ Muchas Gracias !

    • jejeje, lo tienes claro, amigo, y debo reconocer que en gran parte estoy de acuerdo contigo.

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