El carbón que nos ha traído hasta aquí

El uso del carbón como fuente de energía produjo el mayor cambio en la historia de la humanidad. Durante decenas de miles de años el hombre había vivido en la era que podemos llamar pre-carbón. Nuestra vida era corta y dura. Padecíamos hambre, nos congelábamos de frío, moríamos de peste. Nuestros recursos  eran todos «renovables» – poco fiables, dependientes de la meteorología y el clima. Hubo progresos, sin duda. El uso del fuego, la agricultura y la ganadería, los asentamientos y el surgimiento de las ciudades, la minería, la extracción de metales/minerales y su procesamiento. En general, sin embargo, la humanidad llevaba luchando por su supervivencia, con poco éxito, durante toda la era preindustrial, tal y como podemos ver en el siguiente gráfico [Fuente: Ian Morris’ Why the West Rules – For Now: The Patterns of History, and What they Reveal About the Future].


El carbón, y gracias a él la imparable revolución de la máquina de vapor y las tecnologías industriales asociadas, subyace al repentino progreso exponencial en el desarrollo social humano, no sólo en la población humana. Por fin habíamos logrado superar las limitaciones del trabajo muscular y animal y se hicieron accesibles cantidades masivas de energía útil, lo que condujo a la posterior multiplicación de la innovación tecnológica y el progreso. Las fábricas, el transporte, la urbanización … todo lo demás que constituyó la Revolución Industrial surgió a lomos del hoy denostado carbón.

El carbón como fuente de energía dominó el siglo XIX. Durante todo el siglo XX, proporcionó más energía que el petróleo. Hoy, a comienzos del siglo XXI, mantiene su importancia mal que le pese a los carbonófobos. Para 2030, el carbón se mantendrá como uno de los mayores proveedores mundiales de energía  [Fuente]. Y son los países emergentes, relativamente pobres, los que en primera instancia y de forma irrenunciable necesitan de las piedras negras. Su demanda, ya inmensa, está creciendo constantemente. El carbón es, como antes lo fue en Inglaterra o España, el «puente hacia el progreso» de todos esos países en vías de desarrollo.

Fuente: BP Energy Outlook 2017 https://t.co/QRoBNOKEyg

El año pasado se extrajeron cerca de ocho mil millones de toneladas de carbón en el mundo. A finales del siglo pasado, la producción era de 3.600 millones de toneladas anuales; eso es lo que producen las minas de carbón chinas hoy en día. El segundo productor más grande es Estados Unidos con mil millones de toneladas, seguido por India, Indonesia y Australia. Dos tercios de la producción mundial de carbón provienen de la región de Asia y el Pacífico. En esa región, no sólo se extrae la mayor parte del carbón, sino que también se consume: la mayor parte de los humanos de nuestro planeta vive allí.  Y la demanda es inmensa: 1.300 millones de personas en todo el mundo viven sin electricidad, y otros cuantos miles de millones tienen acceso insuficiente a la energía eléctrica. Aproximadamente seis mil millones de personas acceden a mucho  menos de los 5.500 kWh al año que los ciudadanos de la UE tenemos -de media- a disposición.

Tres cuartas partes de la producción del carbón se usa para producir electricidad. El resto se divide en partes aproximadamente iguales en la industria siderúrgica y en otros sectores industriales como la producción de cemento. La electricidad es el alma de las sociedades modernas, el carbón  el mayor productor. Más del 40 por ciento de la electricidad del mundo proviene de centrales térmicas de carbón; De 1990 a 2010, su peso se ha duplicado.

A medida que un país se desarrolla, la proporción del uso de energía eléctrica aumenta más que, por ejemplo, la calórica. La  electricidad es práctica, limpia y fácil de manejar. Presione un interruptor y se encenderá la luz. Algo que nosotros consideramos habitual, pero que es un milagro cuando se experimenta por primera vez. La luz eléctrica, según nos cuenta el Banco Mundial, «permite un aprendizaje mejor y más largo en los países en desarrollo, más horas de trabajo en las pequeñas empresas y más seguridad». Y la electricidad salva vidas, mediante cocinas eléctricas, por ejemplo. Tres mil millones de personas todavía cocinan con madera o estiércol, quemándolos en hogueras abiertas. El resultado son «viviendas» atiborradas contínuamente de  humo y hollín. La OMS estima que más de cuatro millones de personas mueren anualmente prematuramente debido a esas «viviendas» llenas de humo.

El consumo de electricidad y la calidad de vida están estrechamente vinculados. El Índice de Desarrollo Humano (IDH), introducido por las Naciones Unidas, es una medida del nivel de vida de un país, valorando la esperanza media de vida, la educación y los ingresos de sus habitantes. Como muestra la siguiente figura, existe una buena correlación entre IDH y el consumo de energía per cápita. En países con bajo IDH, como Etiopía o India, el consumo per cápita de electricidad es inferior a 1.000 kWh al año. En promedio, muchas personas en ese país no tienen ningún acceso a la electricidad.

Fuente: https://www.cgdev.org/media/electricity-consumption-and-development-indicators

A partir de 4.000 kWh per cápita  y año comienza la vida decente. El promedio anual es de unos 3.000 kWh al año. China ya supera esta cifra; La India, con una población de 1.200 millones de habitantes, todavía tiene mucho camino por delante. Hoy en día los hindúes sólo disponen, de media, de 700 kWh por año. Alrededor de mil centrales eléctricas a carbón tendrán que ser construídas para alcanzar la marca de 4000 kWh per cápita/año.  Están en ello:

Un espectáculo de terror para los ecologistas, las ONG y la burocracia climática global. Abogan por las energías renovables, ignorando completamente el orden de magnitud en que nos movemos hoy en día a la hora de planificar y construir plantas de generación energética. Incluso el alarmista James Hansen, asesor de Al Gore, lo reconoce: «La suposición de que Estados Unidos, China, la India o el mundo entero podría renunciar rápidamente a las energías fósiles usando energías renovables es equivalente a la creencia en el conejo de Pascua o en el Ratoncito Pérez».

Recuerden:

El desarrollo más importante en el mundo de hoy es el hecho de que China, la India y otros países en vías de desarrollo se están convirtiendo en países prósperos gracias al carbón: el carbón sigue siendo el puente hacia el progreso.

 

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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8 comentarios

  1. Unos números para compelemtar los tuyos. El coeficiente de utilización de la energía eléctrica sobre potencia instalada está entre 0,37 y 0,40 para la Unión Europea. Entre China y la India tendrían que instalar 3147 GW adicionales siguiendo el modelo actual de la UE. Teniendo en cuenta que el 47% de la potencia instalada es fósil, y bajo el mismo escenario, serían 1479 GW añadidos entre gas y carbón. Bajo el escenario EE:UU. multiplica por dos.
    Cada país apostará por diferentes tecnologías y aín sinedo cierto que los grandes parques fotvoltacios se han abaratado mucho (650 EUR/KWp), la India tiene un problema para su desarrollo masivo. Su densidad de población es de 500 hab/Km2. En un escenario hipotético de entre una producción neta anual de entre 100 GWh/Km2 y 160 GWh/Km2, la superficie necesaria sería de entre el 5% y el 9% de su territorio para un consumo de 6600 KWh/capita. En un escenario de uso como EE.UU (12200 KWh per capita), entre el 10% y el 18% de su territorio.

    Como complemento, en la muy verde Holanda (400 hab/km2), la fotovoltaica ni se contempla (0,03% de producción a Diciembre de 2016). Votan eliminar el carbón para el 2022. Su producción eólica es irrisoria, un 1,5%. Querrán hacer más ricos a los noruegos.
    King coal will strike again.

  2. QUEMAR CARBÓN AUMENTA EL CO2 ATMOSFÉRICO Y RETRASA EL FIN DE LA VIDA QUE NOS ESPERA SI EL CO2 CAE DEBAJO DE 200ppm
    Las centrales de carbón programadas para China y la India representan el 90% del total mundial. Los australianos, sudafricanos, indonesios y yanquis se frotan las manos. En España seguimos en Babia comprando gas a los Argelinos y a los Ruskis y carbón a los yanquis.

  3. Creo que hablamos de cosas distintas. Es innegable que A) la energía y el desarrollo en todas sus variantes incluso las culturales están relacionadas con la energía disponible y B) la primera fuente de energía abundante fue el carbón (la madera, los molinos de agua y viento no pudieron cumplir ese propósito). Lo que es un poco peligroso es sacar la conclusión de que puesto que B fue necesario para A en el pasado, hay que seguir usándolo. El carbón ha sido (y en algunos sitios lo es ahora) el puente hacia el progreso y debemos estar contentos de haberlo sabido usar, pero no puede seguir siéndolo.

    Los combustibles fósiles son una joya para producir energía, pero eso es porque les hemos dado una ventaja de varios millones de años para que vayan «almacenándola», pero luego «volcamos» esa energía en nuestras sociedades a una velocidad infinitamente mayor. No hace falta ser un experto en Teoría de Colas para saber que eso no es viable a largo plazo. Tenemos muchas reservas y con toda seguridad encontraremos más, de modo que no es una necesidad perentoria y jamás abogaré por retirar algo mientras no haya alternativa, pero indudablemente no podemos condicionar el futuro a las energías fósiles. Hay que buscar fuentes de energía que, o bien sean inagotables a escala de civilización humana, o podamos «regenerarlas» al menos a la misma velocidad a las que las consumimos (y no hablo del móvil perpetuo, obviamente). Por diversos motivos ni la energía solar que llega a la Tierra, ni la eólica (que en último término es solar) ni la nuclear (ni la de fisión, ni la de fusión si alguna puñetera vez la controlamos) son alternativas viables, de modo que nos queda mucho por delante.

    En cualquier caso no hay que olvidar que las leyes de la termodinámica siguen vigentes y no son derogables. Pocas cosas hay en física más sagradas que la termodinámica hasta el punto que si llegas a la conclusión de que tus cálculos implican una violación del primer principio de la temodinámica tienes la seguridad absoluta de que te has equivocado en algo. Ni siquiera la relatividad o la cuántica se atrevieron a ello. Viene esta observación a cuento porque parece que mucha gente cree en milagros cuando habla de energías alternativas. Podemos encontrar energías baratas y sin sustancias (recalco lo de sustancias) no contaminantes, pero lo que no vamos a encontrar son energías que no generen problemas termodinámicos. Es decir, absolutamente todas generarán calor de forma residual y algunas (la solar) implican además retirar esa energía de su sitio natural (la superficie terrestre, por ejemplo). A pequeña escala ambos efectos son despreciables, pero a gran escala es otra historia. Por ejemplo, necesitamos «quitar» al Sol algo más de 2*10^10 metros cuadrados, o sea la mitad de España más o menos, para cubrir las necesidades de energía actuales, pero como no siempre da el Sol en el mismo sitio (el pequeño detalle de las noches, las nubes, etc) y nuestras células no aprovechan más que un pequeño porcentaje de la energía que reciben deberíamos contar más bien con el doble de la superficie de España. Y eso ya tendría efectos climáticos apreciables. Por otro lado, la eficiencia de nuestras máquinas para convertir la energía en trabajo útil es baja. Actualmente podemos contar con una media, así a ojo, del 30%, por lo que el resto es calor. Iremos mejorando y nos aproximaremos al 60% de un motor diesel pero nuevamente la disipación general de ese calor extra es un problema que tendremos que resolver.

    Y la situación se agravará. Como ya se ha dicho no es posible la civilización sin consumir energía (hasta para fabricar el óleo para los artistas y el papel de los poetas). Yo hice una vez el cálculo y consumo unos 10.000KWh al año (la mitad en forma de electricidad). Como no pienso bajar mi nivel de vida, si los chinos quieren vivir como yo tendremos que aumentar la energía generada en el planeta sí o sí,

    Como se ve, nos enfrentamos a problemas formidables que no se resuelven con planteamientos tonti-ecologistas ni con tonti-antiecologistas. Eso sí, como siempre me dijeron desde pequeño, los humanos venimos con un estómago, pero también con dos brazos y un cerebro. Y sigo pensando que el cerebro humanos es la mayor fuerza de la Creación. Salvo que venga ET a quitarnos el podio, y no creo que eso vaya a pasar mañana, Abraracúrcix, dixit.

  4. Magnifico el art. y los comentarios.
    Los ecologistas occidentales, como típicos progres que son, en realidad son pijo-ecolojistas: disfrutan de todas las ventajas de las sociedades desarrolladas gracias al consumo masivo de energía (básicamente proveniente de fuentes fósiles: carbón y petróleo), al mismo tiempo que despotrican contra el sistema que les permite vivir como auténticos niños ricos y mimados, si los comparamos con cualquier sociedad del tercer mundo.
    Concretamente en España, el 99,9% de ellos viven «sufriendo» en ciudades densamente pobladas, tienen coche, móvil de alta gama, televisión, internet, etc, etc., a pesar de tener a su disposición miles de pueblos abandonados en los que vivir de acuerdo a sus excelsos ideales en contacto directo con la naturaleza, a la que solo se acercan para ir al chalet de papá, solo si tiene piscina.

  5. Se supone que el ecologismo, la izquierda, las ONGs están por los Derechos Humanos y el progreso de la Humanidad en su conjunto (eso es al menos lo que dicen). La 1ª gráfica que acompañas ya demuestra irrefutablemente (por otra parte sabido desde hace décadas) la íntima correlación entre desarrollo de la Humanidad y el consumo de energía (condición necesaria e imprescindible). Cualquier persona intelectualmente honesta no podría negarlo, y si realmente le preocupara la Humanidad, debería apostar por el desarrollo de la producción de energía (de todo tipo) sin límites.

    Alguna persona bienintencionada, preocupada por las otras especies, podría deducir que hay demasiados humanos en el planeta, pero precisamente en el desarrollo encontrará la solución a sus miedos ambientales: las sociedades avanzadas se están regulando expontaneamente en cuanto a su número (las mujeres libres procrean poco). Son las sociedades atrasadas las que están desbordando el planeta (suponiendo que eso sea un problema) con la peligrosa mezcla de la tecnología médica occidental y sus prejuicios ancestrales, principalmente contra la misma mujer, maltratada y ninguneada hasta la náusea. Así que su desarrollo es la urgencia ambiental primordial. El primer principio de todo ecologista sincero.

    Por otra parte, disponibilidades ilimitadas de energía posibilitarían la colonización (espero que la palabra no provoque reacciones automáticas de rechazo) de otros planetas y su terraformación (trabajo, libertad, horizontes e ilusiones a destajo, como en su día significó el Nuevo Mundo, que fue una mejora global, como en su día lo fue el Imperio Romano, víctimas aparte, que las hay por cualquier camino que la Humanidad tome).

    Así que salvo los que ven en peligro sus posiciones de poder cuando el progreso humano es real, no encuentro razón más que la desinformación para que el ciudadano de a pie esté en contra de potenciar todos los medios disponibles de obtener energía. Cuanta más mejor. Y si existen peligros, que los hay, se afrontan y solucionan, como siempre ha afrontado la Humanidad desde que el primer hombre empezó a caminar hacia lo desconocido. Y asumiendo cualquier coste como menor del que implica permanecer quieto, por supuesto. ¿O es que no se ahogaron muchos de los que empezaron a cruzar el mar?

    • Magnífico comentario, JJI, que complementa a la perfección lo escrito más arriba.
      Y acierta en sus temores: ellos (ecologismo, la izquierda, las ONGs, alarmistas de cualquier pelaje) están más preocupados por su posición de poder que por el desarrollo y la prosperidad de las personas. De eso podemos estar seguros.

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