Defensores de los «derechos de los animales» haciendo el mono

Tal vez conozcan la historia del fotógrafo David Slater, quien un buen  día decidió viajar a una isla de Indonesia para fotografiar macacos. Como buen  experto en fotografía animal, montó sus dispositivos y se alejó de la zona confiando en que, como siempre, los sistemas automáticos de disparo de sus cámaras le dejarían una buena cosecha de hermosas imágenes. Un macaco, curioso él, se acercó a una de las cámaras y, jugueteando con ella, se hizo un selfie que desencadenaría una de las disputas legales más absurdas de nuestros días.

Un juzgado norteamericano decidió en 2012 que Slater no posee los derechos de autor de tal imagen, porque fue realizada por «la naturaleza». Como lo leen.

La organización animalista PETA dio un paso más: demandó al fotógrafo en 2015 en nombre del mono, que es, según PETA, el autor de la foto. PETA está dispuesta a aceptar los ingresos que se generen con esa imagen en nombre de los macacos indonesios y los usará para el bienestar animal. En la actualidad es el Tribunal de Distrito de San Francisco el que se ocupa del caso. El proceso podría llegar a la Corte Suprema de los Estados Unidos. Pero Slater probablemente sólo podrá participar a través de video streaming: años de procesos le han costado mucho dinero, ya no puede permitirse volar a través de los EEUU. El fotógrafo, de 52 años de edad, está considerando incluso  acabar con su carrera como fotógrafo de la naturaleza por razones financieras.

El caso de Slater es paradigmático en este Zeitgeist que nos toca vivir, en el que los animales son fundamentalmente representados como seres oprimidos y explotados por los humanos. Los defensores de los «derechos» de los animales (así como algunos científicos con notoria falta de distancia respecto al objeto de su investigación) pretenden  borrar de la conciencia pública la distinción entre los seres humanos y los animales. En lo que yo llamo el proceso de «disneyzación de las masas» hay quien incluso pone en el mismo escalón de valor a un mono y un humano con deficiencias mentales. El gorila, que hasta hace poco solo deseaba acabar -mediante la violencia- con el «reinado» de su padre, o su hermano y hacerse con el poder sobre las hembras de aquellos, hoy aparece en anuncios de televisión «pensativo», «acordándose» de cómo su «querido» padre y su «amado» hermano murieron a manos de salvajes humanos.

Muchas personas hoy en día están más que dispuestas a creer en el mito de la supuesta similaridad entre nosotros y los animales. El hecho de que los tribunales se ocupen de la cuestión de si un animal puede ser el autor de una foto y dueño de los «derechos de autor» ilustra la absoluta desorientación de nuestra sociedad a la hora de comprender las características que nos convierten en una especie animal diferente.

Lo siento, pero no, los animales no son personas. Los animales viven principalmente en el aquí y ahora y actúan principalmente guiados por sus instintos. Los humanos, sin embargo, son racionales, capaces de pensamiento conceptual. Gracias al lenguaje, los individuos humanos pueden desarrollar y confiar en el conocimiento colectivo acumulado por la humanidad a lo largo de su historia. Esto permite el desarrollo de capacidades fundamentales de las que carecen los animales:  escribir leyes, desarrollar ideologías políticas,  la cirugía clínica o vivir en una estación espacial. O planear un viaje a Indonesia, seleccionar los lugares apropiados y la escenografía adecuada de forma que los monos se sientan tentados a presionar el disparador automático de una cámara… porque no piensan.

El caso PETA contra Slater ilustra magníficamente el problema más importante en la demanda de «derechos para los animales». Los animales no son sujetos racionales. No pueden respetar los derechos de los demás, ni pueden luchar legal- o políticamente por esos «derechos».  No pueden llevar demandas a los tribunales. Y que no le vengan los animalistas con la cantamañanada de que «los humanos incapacitados tampoco» … éstos son una excepción, pero la incapacidad de autorrepresentarse, fuera de la especie humana, es la regla. Ningún animal (ya no les hablo de otros seres vivos «indefensos» como las lechugas, claro) tiene esa capacidad, simplemente porque ignoran lo que es un derecho. Y les importa un bledo, por cierto.

No es el macaco de la selva de Indonesia quien ha litigado en contra del desafortunado fotógrafo británico – como podría hacerlo?-, son sus autoasignados «abogados» humanos de PETA quienes lo hacen. En última instancia, el debate sobre los derechos de los animales no es acerca de los animales, se trata de una lucha entre humanos con el fin de conseguir más influencia para ciertas personas. Personas que no tienen ningún problema en recaudar, mediante demandas absurdas, dinero para su propio club. La ruina financiera del fotógrafo es apenas un daño colateral en esa lucha por el poder.

 

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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10 comentarios

  1. Sólo pensar en que se puede llegar a esto…. y empezar a verlo como normal, ilustra el nivel de majadería de toda una generación de idiotas. Ciertamente, el fenómeno de la «disneyzación» sólo se produce en occidente, en donde las películas de Disney han inbuido en el imaginario colectivo una supuesta «humanidad» de lo que simplemente son animales.

    No, no tienen derechos, porque no son sujetos legales de obligaciones. No pueden existir los unos sin los otros. Y sin su aceptación consciente.

    Por supuesto, no son cosas. Pero tampoco humanos. Son simplemente animales. Y somos nosotros los que tenemos obligaciones para con ellos, no ellos derechos sobre nosotros. Tenemos la obligación de no ser crueles, respetar su entorno, inmiscuirnos lo menos posible… pero desde luego solo una sociedad alienada les concedería derechos (como el de propiedad intelectual) que son obra única y exclusiva de los humanos, que los hicieron nacer para sus necesidades.

    Por supuesto, esto no ocurre en otros lugares donde Disney no tuvo la proyección necesaria. Para el resto de la humanidad, fuera de nuestra burbuja de estupidez occidental, los animales son recursos. Comida, en la mayoría de los casos, fuerza bruta en otros. Pero «sujetos de derechos» no es algo que nadie se plante ni remotamente.

  2. No comparto ni el fondo ni la forma del artículo. Me considero liberal en el sentido español de la palabra («libertarian», que no «liberal» en el sentido useño) y sigo sus artículos desde hace años.

    También creo en los derechos de todos los seres vivos sintientes no humanos a no ser agredidos gratuitamente, incluso en el deber de proteger la naturaleza y los ecosistemas para generaciones futuras (de humanos y de animales). Los seres humanos no deberían agredir a los seres no humanos, ni considerarlos «cosas», objetos pasivos del derecho a la propiedad de los humanos. Creo que los animales son seres que sufren, que tienen sentimientos y cierto grado de auto-representación y de capacidad, que saben valerse por sí mismos. Mi percepción de esos derechos o del maltrato y dolor que causamos los humanos a los animales (explotándolos, matándolos, exterminándolos a ellos o a su habitat) ha ido creciendo con los años. El paso final, que no he completado, es aceptar el veganismo por puro respeto al sufrimiento de los animales no humanos.

    Quizás algún día, sea evidente para todos que el «estatismo» es un injusto e ineficaz robo, que el liberalismo es el único camino, y que se debe respetar la libertad y propiedad de los demás seres humanos ….y de los seres vivos no humanos.

    Desde luego los animales no saben que es un derecho, y menos un derecho de propiedad intelectual de una foto tomada con una cámara que no es suya. El asunto del «macaco» de Indonesia me resulta gracioso y exagerado, como casos similares que suelen proceder de los EE.UU.. Los derechos de los animales son otra cosa.

    • Estimado Roberto,

      amo profundamente a mi perra, pero jamás le concedería derechos sobre mi jardín. Los animales o las plantas son RECURSOS que debemos utilizar con responsabilidad, no cabe la menor duda. Pero no son depositarios de «derechos» en ningún caso. Otra cosa es que nosotros decidamos, en nombre de ese uso de recursos responsable del que hablo, cómo, en qué circunstancias y qué animales deben gozar de una mayor protección frente a nuestras acciones. Eso no les hace sujetos de derecho, les hace sujetos de autolimitaciones que nosotros aceptamos voluntariamente.

      Por cierto, sentir compasión por un gatito sufriendo es muy humano, pero los gatos no sienten ninguna compasión con el ratón con el que juegan antes de comérselo. Ni la sienten, ni la necesitan. No son humanos.
      Saludos!

      • Estimado Luis. I,

        Queda clara tu posición. Yo también amo a mis gatos y tampoco les concedería derechos sobre mi jardín. Quizás sí, indirectamente, a través de personas humanas (como sucede con los humanos que no tienen capacidad jurídica) , sobre mi piso cuando yo ya no esté para velar por sus «derechos». No creo que sean «RECURSOS». Las autolimitaciones que nosotros nos imponemos en el trato con otros (personas o animales), es la otra cara de los «derechos» que ellos tienen. Diferentes formas de llamar a lo mismo («people jsut love to play with words»).

        Sé que los gatos comen ratones, y los leones gacelas, etc.; pero sorprendentemente, a veces, los animales sí que muestran compasión, y, sobre todo, casi nunca causan dolor o matan sin razón, «por placer» o diversión. Los que deberíamos mostrar compasión somos los humanos, precisamente, por nuestra mayor capacidad.

        Saludos!

        • «Sé que los gatos comen ratones, y los leones gacelas, etc.; pero sorprendentemente, a veces, los animales sí que muestran compasión, y, sobre todo, casi nunca causan dolor o matan sin razón, «por placer» o diversión.»

          ¿A veces?

          ¿Las ha contado usted?

          La compasión es una facultad del intelecto humano-

          • Las he contado y las he visto. De hecho puede verse por cualquier persona en Internet, está gravado.

            • Ni tan siquiera el ser humano es original en eso. Si están grabadas muertes en las que el animal «se recrea», «disfruta» de lo que hace con la víctima. Tengo en la memoria, dos casos, el de un chimpancé asesinado a uno de su misma especie de otra tribu vecina y una orca que «torturó» a la foca que cazó antes de comérsela, lanzándola repetidamente como si fuera una pelota.
              Y hace más de diez años que no veo documentales de «bichos», que con lo que se ha avanzado en etología, me imagino que habrá más.

            • Hay muchas más filmaciones en las que animales de la misma o distinta especie rescatan, ayudan y salvan a animales de otras especies.

              También hay muchas más filmaciones de la gratuita crueldad humana masacrando animales y ecosistemas enteros, o cortando cadáveres de gorilas en trozos, uno por cada articulación. Sí, se ha avanzado mucho en Etología.

              Perdone si no les respondo más. Como no intentó imponer mi opinión a los demás y observó que cada cual seguirá con sus ideas, y como no va conmigo (me repele) lo de los comentarios haciéndose el «gracioso» o el «chulo» (Fatal Arrogancia), creo que es mejor que abandone su grupo y me dé de baja en el blog como ya hice. Que les vaya bien.

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