El Clima Global: lo que importa son los dogmas

Las predicciones climáticas basadas en modelos informáticos nos advierten de un cambio climático peligroso provocado por el hombre y por lo tanto de la necesidad de salvar a la humanidad -y al mismísimo clima- de un futuro plagado de desgracias mediante la descarbonización global. Cualquiera que ponga en duda este DOGMA «universal» proclamado y defendido desde casi todas las más prestigiosas instituciones científicas, sociales, políticas y No-Gubernamentales del planeta (más del 97%) es no sólo un «negacionista», también un perfecto imbécil o un esbirro de los ladinos intereses de algún monstruo capitalista.

Y eso del «clima global», ¿qué es? No, no les estoy preguntando sobre zonas climáticas, o clima continental, mediterráneo, alpino, tropical, polar, oceánico, … les estoy preguntando por el «clima global». Según la ortodoxia, el clima es -por definición- el promedio estadístico de los cambios meteorológicos durante un período de 30 años.  Esto es fácil de entender para todos, muy especialmente si usted tiene más de 30 años de edad. Mire hacia atrás, ¿qué ha cambiado realmente  en los últimos 30 años? Ya no nieva como antes, hace más calor que antes, antes estábamos mucho mejor. Y ¿dónde ha experimentado usted esos cambios? Lógicamente en su pueblo o ciudad o su lugar de vacaciones favorito. Ahora bien, la alarma climática no se limita únicamente a nuestra nación de naciones, se trata de salvar a todo el planeta mediante una descarbonización global. Ello nos lleva a pensar que el clima ha empeorado -o empeorará-  en todas partes del planeta, por lo que necesitamos una definición de «clima global»:

El clima global es, lógicamente, por definición, la media estadística de 30 años de «variaciones meteorológicas globales».

¿Y qué son las variaciones meteorológicas globales?

Esto ya es un poco más complicado. Si vemos el informe del tiempo para Europa lo normal es  observar diferencias de temperatura. En un sitio llueve, en otro no. Aquí estará nublado, allá tendremos sol. Pero eso no es nada en comparación con la diferencia que encontraremos entre los hemisferios norte y sur de nuestro planeta. Porque no se si se dan cuenta, pero si en el hemisferio norte estamos en verano, resulta que es invierno en el hemisferio sur.

Entonces, ¿cuál es el promedio estadístico para las variaciones meteorológicas globales de un planeta expuesto en el mismo momento al invierno y al verano?

Esta es más fácil: el otoño o la primavera. Por lo tanto, si hacemos un promedio estadístico de la media de las variaciones meteorológicas globales durante 30 años tenemos entonces el «clima global». Y además, para hacerlo más manejable, reducimos las variables a una: la temperatura.

Pero, ¿qué tiene que ver este «clima global» medido en grados Celsius  con el clima aquí,  en nuestra nación de naciones?

En realidad, nada en absoluto!

Y ¿dónde, en nuestro hermoso planeta, podemos experimentar en nuestras propias carnes las consecuencias de este «clima global» así construído?

En ningún sitio, sólo en las predicciones apocalípticas de los adivinos climáticos y sus modelos.

Los mismos adivinos climáticos que meten en sus superordenadores las medias de temperatura de eso que hemos definido como «primavera-otoño global», diseñan un modelo, lo ponen en marcha, y nos aseguran – ¡ojo! ¡nos ASEGURAN!- que si no descarbonizamos inmediatamante seremos los culpables, por ejemplo, de detener (o posponer) la próxima edad de hielo. Pero no les recuerde que SABEMOS que el CO2 que emitimos hoy tiene una vida media en la atmósfera de entre 5 (Murry Salby) y 100 (IPCC AR5) años. ¡Le llamarán negacionista! Además, con lo bueno que sería una nueva glaciación: imagine los iglús dotados de sistemas limpios de calefacción, o el jadín de su casa siempre listo para salir a esquiar o trinear, o las indudables ventajas de ir al súper usando el transporte público mediante  trineos tirados por hermosos perros … bueno, no, lo de los perros estaría muy mal visto por los animalistas, mejor robots. Hmmm, tampoco, que los robots nos quitarían puestos de trabajo. Olviden lo de ir a comprar al súper. Es una mala costumbre consumista y capitalista que debemos erradicar.

Ocurre que, en la vida real, siempre que aparece un movimento decididamente implicado en la mejora y salvación de los cuerpos y las almas surgen como setas infieles contrarrevolucionarios que intentarán impedir todo progreso social de la humanidad. Estos «negacionistas» retrógados son los culpables, en última instancia, de que todavía no tengamos un  hermoso nuevo mundo sin carbono:

  • Creen en las capacidades ilimitadas de los avances tecnológicos y la creatividad de los humanos.
  • No creen en la naturaleza y la protección del medio ambiente – se pasan el d¡ia criticando constantemente lo que ellos llaman destrucción del paisaje y la biodiversidad causados por los aerogeneradores o los monocultivos de  especies vegetales para biocombustibles.
  • Ignoran todo lo que tiene que ver con la conservación de los recursos  – denunciando eel hecho de que nos permitimos dos sistemas completos de generación de energía, uno subvencionado y renovable y otro convencional, que no podemos apagar, porque de lo contrario en las noches sin viento las luces se apagan.
  • Para colmo, estos malvados «negacionistas del cambio climático» impiden el proceso de redistribución encaminado a alcanzar el nirvana de la «justicia climática» alegando que son precisamente los pobres quienes deben pagar los beneficios garantizados/subvencionados de los ricos especuladores en las turbias aguas de la «revolución energética planificada».

Es increíble la desfachatez con que estas personas ignoran los modelos y predicciones irrefutables definidos y apoyados por el 97 por ciento de todos los científicos, líderes empresariales, políticos, religiosos, místicos y adivinos de toda condición y mejor voluntad.

¡A la hoguera con ellos!

Lectura adicional especialmente recomendadaWhy we emphasize that the climate has always changed por Luboš Motl.

Nota final, personal:

– Oiga, Gómez, ¿Existe el Cambio Climático?

– La respuesta es SÍ.

–  ¿Afecta la actividad humana a los cambios en el clima?

– La respuesta es, nuevamente, SÍ.

Entonces, ¿cuál es el problema? Lea -> Cambio Climático

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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