Bloggers, sexo y el internet. Capítulo 2

Como prometimos, la segunda parte de nuestra guía «Bloggers, sexo y el internet».

Si escribe para un público intelectual de izquierdas.

Los intelectuales merecen un trato aparte. No podrá en este caso criticar a la institución universitaria, pues la mayoría de sus lectores están ligados a ella de una u otra forma . También ha de andarse el buen blogger con mucho cuidado a la hora de proponer el tema del derroche fiscal. Piense que en un descuido, se arriesga a que un pacifista cualquiera levante la voz y le recuerde que con el dinero que cuesta un tornillo del motor de un EuroFighter se podría pagar el acceso a internet de la Universidad de Santiago de Compostela durante los próximos tres años. O levantarán los brazos indignados, preguntándole cómo si no iba a sobrevivir el cine patrio.
Los intelectuales de izquierdas son o sabelotodo o sabiondos, la mayoría de ellos ambas cosas. No lo olvide.

Resulta que, además, éste es el único grupo de lectores al que no podrá sorprender hablando de sexo, sean cuales fueren las formas de sexo sobre las que escribe. Mostrar comprensión por todas las «modalidades de interacción humana» forma parte fundamental de la autocomprensión intelectual, y toda imagen de humanos desnudos será calificada a lo sumo de «erotismo», nunca como pornográfia. De qué le sirve utilizar la imagen de una mujer desnuda en actitud «tómame aquí, ahora», si en seguida llega un tipo de la rama de artes plásticas a intelectualizarle el tema? Hará un elogio de la magnífica interpretación neo-dadaista de la «Galatea» de Gustave Moreau y le hablará de la transferencia transformacional de conceptos desde la crítica social postmoderna por medio de la manifestación artística.

Incluso si consiguiese que algún intelectual de izquierdas considerase algo como pornografía, simepre quedará la sordina derivada de esa terrible tradición intelectual que es la libre opinión (más libre la de uno, pero ése es otro cantar). En definitiva, olvídese también del sexo como tema.

Lo único que le queda, pues, es la tecnología. Ya le adelanto que está de suerte. Este tema sí funciona.

Los intelectuales son esas personas que han intentado valerosamente durante siglos impedir todo nacimiento o propagación de nuevos medios de comunicación. Los próceres de la iglesia ya pusieron lo mejor de su parte para poner la creación de libros y su impresión en manos «responsables», y un tal Rousseau manifestó con contundencia que no se debería enseñar a leer o escribir al pueblo, porque ello destruiría la «cultura natural». Oyendo hablar a los intelectuales actuales, nos queda perfectamente claro que aún no han superado el schock de la televisión, o su manifiesta animadversión por los ordenadores. Si de ellos dependiese, después del trabajo iríamos todos a casa a leer poemas de Ionesco o a discutir con la familia sobre el protagonista de la última producción de «Los Ladrones» de Schiller. Y de cómo la escena del desnudo nos muestra, una y otra vez, cuán indefensa es el alma humana.

Aprovéchese de ello.

Hable del parentesco entre las redes de ordenadores y la electrónica. Primera regla fundamental cuando escribe para intelectuales de izquierdas: nada que necesite electricidad puede tener que ver con la cultura. O sea, ni la televisión, ni el teléfono, ni la radio(bueno, ésta casi que está consentida) y no digamos nada de los videojuegos.

Hable de la amenaza que supone el hecho de que, en potencia, todo ciudadano podría tener acceso algún día a internet. Segunda regla fundamental: cuando hay algo que interesa y de lo que discuten más de veinte personas en el país, ese «algo» ya no puede ser cultura. La cultura es sólo por y para las élites, y sólamente las élites son capaces de entenderla.

Hable largo y tendido sobre el hecho de que los americanos fueron quienes desarrollaron las redes de ordenadores. Tercera regla fundamental: los americanos no tienen cultura y, en consecuencia, nada que lleve el calificativo «americano» puede tener importancia cultural. Es algo que sabe todo el mundo.

No olvide hablar del aspecto divertido y lúdico de la red. Cuarta regla fundamental: los intelectuales de izquierdas odian la diversión, porque pone de manifiesto que no se es suficientemente consciente de los serios problemas de nuestro mundo. Es la razón por la que, si se les observa bien, siempre tienen aspecto de padecer hemorroides.

Resumiendo podemos concluir:
Internet es una tecnología superflua, cuyo objetivo es, a costa de la demolición del espíritu humano, acelerar la caída cultural del mundo occidental, proporcionando al ciudadano contenidos puramente de ocio por vía electrónica.

Consejos generales.
Por último una serie de consejos que ha de seguir si realmente pretende convertir su blog en un número uno y, para ello, se decide a tomar el duro tema «sexo e internet»:

No hable nunca de la tecnología propiamente dicha. A nadie le interesa. Sus lectores no quieren saber nada sobre la tecnología que se esconde tras internet. Piense que, de ser así, leerían el Muy Interesante o algo parecido, pero jamás su blog. Además, eso le supondría tener que documentarse previamente, lo que cuesta muchísimo tiempo. En qué quedamos, es usted blogger o ingeniero electrónico?

No mencione nunca estudios estadísticos. Si comienza su entrada diciendo que, de acuerdo con estudios americanos los jóvenes conectados a internet ven menos televisión, leen el doble que sus compañeros sin internet y además escriben sus propias aportaciones, sólo conseguiría que todo el mundo sienta curiosidad por el fenómeno y, al final, nadie visite su blog. No era el objetivo final aumentar el número de visitas?

Para terminar. Internet y sexo es una combinación maravillosa y ofrece al blogger estresado bajo la presión de sus contadores de visitas todo aquello que necesita para desarrollar una historia rápida y sin trabajo.

Sobre las virtudes del sexo para combatir el estrés no creo que necesite decir nada.

Éxito y visitas.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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3 comentarios

  1. Pues, Don Luis, cuando he visto que el comentario era para intelectuales de izquierdas, he estado a pique de no entrar ni a leer, porque yo no soy ni intelectual, ni de izquierdas , ( líbrenme los dioses ), pero he visto a Sartre ,( del que tuve todos los libros, y aún conservo los de teatro y las novelas ), y a Nizan, en la portada, y me ha picado la curiosidad.
    Un comentario muy divertido
    Muchas gracias por volver a poner, de vez en cuando, comentarios antiguos, que de otro modo, alguno nos habríamos perdido.

  2. Estimado Miguel, si se ha reído ya me vale. Para eso escribo lo que escribo en el apartado de «Fábulas y cuentos». Por otro lado, si mantiene la capacidad de «risa», ni usted ni yo entramos en la categoría «intelectual». 😉

  3. Me considero «apolíticamente de izquierdas», y con cierta cultura. Por ello, no comprendo la absurda comparación que se lleva a cabo. Sobre todo el punto que trata del odio de la diversión, ya que me puede creer si le digo que no pude reirme más con tantas gilipolleces. Gracias!
    Por cierto, yo diría que por su forma de redactar no anda mal de cultura, y en cuanto a su pensamiento…

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