Alemania, los refugiados, Schengen y Dublín

La aparición de Thomas de Maizière, Ministro del Interio alemán, ayer por la tarde fué breve, sin preguntas y en cierto modo histórica: “Alemania vuelve a ejercer controles policiales en sus fronteras de manera temporal”

Tal vez no se trate de la ruptura del Tratado de Schengen, como aseguran desde la Comisión Europea, pero en cualquier caso se trata de una medida absolutamente extraordinaria.

Debemos buscar las razones de la adopción de tal medida por parte del gobierno germano en la actual crisis de refugiados que viven Alemania y Europa. El propio de Mazière lo explicó ayer: “El objetivo de esta medida es limitar la llegada masiva de refugiados para poder acogerlos de manera más ordenada. Esto es, desde el punto de vista de la seguridad ciudadana, absolutamente necesario”

Y esto ultimo hace que la medida resulte ciertamente dramática. Alemania reacciona así a la incapacidad manifiesta de los países de la Unión para desarrollar políticas solidarias y consecuentes de acogida de refugiados. El Convenio de Dublin hace ya mucho tiempo que no funciona. Los refugiados ya no se quedan en el primer país de acogida, tal y como se prevee en dicho tratado. Siguen su camino dentro de la Unión, hacia Alemania o Suecia. En su rueda de prensa de Mazière insiste en que aquellos estados de la Unión a los que llegan los refugiados son los que deben registrar y valorar las solicitudes de asilo.

El Convenio de Dublín es un contrasentido desde el punto de vista liberal. De un lado tenemos un espacio (la Unión Europea) en el que declaramos sagrado el principio de la libre circulación de personas, por otro lado limitamos ese “derecho” a los ciudadanos de la Unión, excluyendo del mismo a todos los demás. Las palabras de de Mezière ayer tarde no dejan lugar a dudas sobre el verdadero carácter de esta Unión Europea de nuestros días: “No puede ser que los refugiados elijan en qué país de la Unión quieren ser acogidos. Evitaremos que ello sea así en cuanto regulemos un sitema de reparto vinculante entre los países de la Unión”.

Desde el goberno germano se alaba la buena disposición de los alemanes en esta crisis de refugiados, pero se amonesta al mismo tiempo a los ciudadanos del resto de países europeos: “no se puede abusar de la generosidad de unos”. Los controles fronterizos son un claro mensaje a los otros países de la Unión: exigimos más solidaridad, también fuera de Alemania.

Y convertimos, por arte de la política, a los refugiados en algo parecido a la leche, con cuotas, trasvases, presupuestos, subvenciones …. mercancía.

Se lo decía, queridos lectores, hace unos días:

  • o nos aferramos a nuestro ficticio y carísimo estado de bienestar, y cerramos las fronteras a cal y canto para asegurarlo,
  • o decidimos ayudar de verdad, recibiéndoles con los brazos abiertos, los aranceles eliminados y las fronteras permeables.

Y usted, ¿qué opina? Díganoslo aquí -> comentarios

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

Artículos: 3201

5 comentarios

  1. Querido Luis, está pasando lo que era previsible que pasara y comentamos en el hilo anterior: al ver cómo de bien son recibidos y tratados los sirios en Alemania, el efecto llamada no se hace esperar y aparecen (y aparecerán) muchísimos más y la cosa se descontrola. Y perdona que sea tan duro con los alemanes, pero su buenismo (o buenrollismo) ha creado un problema gordísimo que, como desborda a Alemania, es Alemania ahora la que «exije» que se arregle entre todos, por supuesto por «solidaridad». Pues yo no estoy de acuerdo, oiga. Si un vecino de mi comunidad es un tío «comprometido» y admite en su casa a nosecuántos inmigrantes, porque le va el rollo buenrollista, cuando no le quepan los inmigrantes en su casa o no pueda darles de comer, que no venga «exigiendo solidaridad» al resto de vecinos… Este «buenrollismo» germano no es más que irresponsabilidad. Manifiesta irresponsabilidad.

    • Es lo que tiene pretender ser «consecuente» con el buenismo actual y lo políciamente correcto. Luego nos ponemos a repartir responsabilidades. Sabes que soy de los que opinan que «cada uno aguante su vela»
      Saludos!

  2. https://yahel.wordpress.com/2015/09/13/munich-fuera-de-control/
    Señores liberales, como los marsistas, como tantos otros…¿ Aún no han comprendido que existen culturas, religiones, y razas diferentes y confrontadas? Suicídense solos y dejen vivir a los demás. Patético siempre con el liberalismo, la libertad, la. No tiene ni idea de lo que dice. Estamos hasta el gorro de filosofones que nos llevan a la ruina cultural y social.

    • Hombre, no se otros liberales. Yo soy de los que creen que estas cosas se solucionan y preveen desde la más estricta observación de la ley.
      Suicidio económico? Abandomenos el sistema corrupto y deficitario del «bienestar» estatalizado.
      Suicidio cultural? Insistamos en los valores occidentales de libertad y respeto absoluto por la vida de los demás. Para eso deberían bastar las leyes.
      Yo le dejo a usted vivir como prefiera, pero también a los «otros», siempre que no atenten contra mi vida, mi propiedad y los pactado con mis «socios».

    • Juan, colega. Eso que dices no es contestable. Ni «digerible». No te gustan lo que llamas liberales, ni lo que llamas marxistas. ¿Y? Todo el mundo tiene gustos. Pero los gustos del ganado no nos dicen nada sobre la realidad.

      También aseguras que el autor no tiene ni idea. Pero no nos dices cómo lo has medido, no cómo podríamos hacerlo nosotros. O sea, no has dicho nada.

      Lo mismo pasa con la «ruina cultural y social». ¿A qué te refieres? ¿En qué lo notas? ¿Te das cuenta de que es muy probable que uno le llame «ruina cultural» a algo que otro le llame «riqueza cultural»?

      Resumiendo. Estamos «in albis». La diferencia entre el mundo de antes de tu comentario, y después, es exactamente cero. No hay información en tus palabras. Ninguna. (Lo de «hay gente pa tó» ya se da por supuesto).

Los comentarios están cerrados.