El dueño de la escuela es el dueño de todo lo demás

Si algo bueno tiene estar en casa, convaleciente y con tiempo por delante, es poder dedicarse al placer de la lectura.  Hace unos días caía en mis manos una obrita (ensayo) de Albert Wieland, filósofo suizo contemporáneo, con el llamativo título «Moral como voluntad de Poder; ¿será nuestra democracia totalitaria?«. Sin duda adolece el ensayo de un exceso de nacionalismo germano que no comparto en absoluto, pero algunas de sus tesis son definitivamente ciertas y trasladables a la realidad de muchos otros países europeos, España entre ellos.

Quien tiene el poder sobre la juventud, tiene todo el poder. Si me ha gustado el ensayo es por su magnífica descripción de la red estatal de subversión en todos los ámbitos claves de la vida social actual, construida desde el poder político y cimentada en la selectiva comunicación de «verdades» a través de unos mass media entregados al poder: la interpretación infalible de la realidad es su objetivo y razón de ser. Al mismo tiempo, el monopolio de la educación, asegurado vía legislación educativa, garantiza que todos aprendamos desde pequeños cómo debe pensar y actuar el ciudadano de mañana. El verdadero valor añadido de la obligatoriedad, universalidad y gratuidad (falsa) de la escuela es el de minimizar la tabla de alternativas sociales y la resistencia ideológica de la manera más temprana posible.

Los impactos negativos del indebidamente monopolizado sistema escolar toman forma, por ejemplo, en la escasez de trabajadores cualificados para la economía real: muy pocos estudiantes alcanzan hoy un diploma que les de una formación profesional viable. Wieland reconoce que la educación ya  no es de diseño abierto, no fomenta el desarrollo de las facultades de los alumnos. Los programas escolares están preñados por el  «proyecto integrado» propuesto (impuesto) por la clase política dominante. Al final, la ideologización de las escuelas genera un sistema escolar en el que ya no es la calidad de los conceptos pedagógicos la que marca las pautas. Lo que verdaderamente importa es «qué grupo tiene el poder de suprimir los intereses educativos de otros grupos sociales e imponer los propios.»

Expulsado de la escuela por llevar comida inapropiada
Expulsado de la escuela por llevar comida inapropiada

Las escuelas estatales, así como la mayoría de las no estatales, se caracterizan por una relevante estructura de poder e incorporan en su mayoría instituciones autoritarias: El profesor da instrucciones, y el estudiante debe subordinarse. Los actos de los estudiantes están sujetos a una fuerte regulación. Aunque los niños son naturalmente vivaces e inquietos, se ven obligados a quedarse quietos durante muchas horas todos los días. A las limitaciones en la movilidad física se unen aquellas encaminadas a limitar la movilidad intelectual: los niños son indoctrinados en lo que es bueno, y lo que es malo: aprenden a obedecer. Doce años de condicionamiento en la negación del espíritu crítico y la estigmatización de la rebeldía.

Los niños son curiosos por naturaleza y aprender todo tipo de cosas sin que nadie les obligue. En las escuelas convencionales  los niños y jóvenes se ven obligados a aprender cosas que otras personas les inculcan y que ellos probablemente no consideran importantes en ese momento. A los estudiantes no sólo se les dice lo que deben aprender, sino también cómo deben aprenden, en qué momento han de hacerlo y de qué personas.

Y estas son las razones por las que hoy en día, defender las sociedades libres, la libre iniciativa, el libre comercio o la responsabilidad individual, es una labor de locos utopistas. Nuestros hijos no aprenden que las sociedades son dinámicas y que son los individuos quienes determinan esa dinámica. Se les presenta un modelo social «bueno», perfecto y deseable, el único deseable. Nuestros hijos no aprenden que son su voluntad y sus actos los que determinan mayormente el éxito o el fracaso de sus afanes. Papá estado ya se encarga de todo.

El derecho de los padres a educar a sus hijos es universal y al mismo tiempo una obligación no delegable. Ya existía cuando no había «estado», pero sí padres. Sólo los padres pueden determinar el contenido y el objetivo de la educación de sus hijos (lo que representa sólo una parte de su patria potestad). Que exista una «misión educativa estatal» es completamente absurdo e imposible, y además reprobable cuando esa «misión educativa estatal» imposibilita de raíz estilos de vida alternativos al dictado del estado, o formas educativas perseguidas por el mismo, como los homeschoolers.

RUEGO: me gustaría que los lectores nos trajesen en comentarios (ya tenemos comentarios ) ejemplos flagrantes de indoctrinación escolar inaceptable en sus hijos. El artículo se quedaría cojo sin la referencia real al daño que la enseñanza obligatoria estatal está causando a nuestros hijos.

 

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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71 comentarios

  1. Aquí en Costa Rica todavía obligan a los niños a leer libros que critican las actividades de empresas «imperialistas y esclavizantes». Pero lo triste es que las escuelas y colegio privados no dan batalla y ponen a sus pupilos a leer las cosas tan lindas que hay hoy en día.

    Como la lectura de ciertas cosas es obligatoria, los niños no aprenden a amar la lectura, la terminan odiando y eso se nota cuando un «profesional» no sabe escribir ni leer bien.

  2. Perdona, Currela. No me había enterado de tu respuesta. Había estado entrando varias veces, sin verlo y dejé de vigilarlo.

    Sí, todo lo que pones es muy interesante, pero no dice gran cosa. Por dos motivos.

    1. Es nuevo, experimental, y todavía muy minoritario. No sabemos el efecto que va a tener. Ni en los pacientes (que aun no han salido de la educación, ni en la sociedad — por lo mismo. Y el aspecto minoritario hace que no hablemos de una sociedad que no interviene en la educación de sus cachorros, sino -en su caso- que no interviene en la educación de TODOS sus cachorros, porque deja algunos algo más sueltos.

    2. Esa no intervención no parece tanta no intervención.

    Free Schools are expected to offer a broad and balanced curriculum.

    One of the freedoms Academies and Free Schools enjoy is over what curriculum they deliver, providing it is a balanced and broadly based curriculum.

    The new model funding agreement requires Academies and Free Schools to teach English, mathematics and science and to make provision for the teaching of religious education.

    Me parece una buena idea. No me parece la idea de Luis. En primer lugar por el «balanced and broadly based». Y en segundo lugar por probar primero en pequeñas dosis, como la gente prudente y no maximalista.

    Y otra cosa. Con la globalización e internet, y los medios de comunicación, parece cada vez debería ser menos necesario asegurar la homogeneización por parte del estado de los cuentos chinos. Porque ocurre por otras vías. Es algo a tener en cuenta.

    En resumen, no me has presentado un país cuyo estado NO intervenga en la educación de sus cachorros, que parecía lo prometido. Muestras experimentos cuidadosos «en la línea de», todavía muy muy lejos de la brillante idea. ¡Coño, a eso yo también me apunto!

    Slds.

  3. Que no piense nadie que os he olvidado. Gracias a todos por vuestros comentarios. La cosa se hace larga, incluso hay un post de Plaza en su casa. El finde es de la familia, pero mañana intentaré explicar,
    1. El liberalismo es la corriente de pensamiento más social que existe.
    2. El estado no debe jamás monopolizar ni proponer modelos educativos.
    3. La sociedad tal vez debería, pero no puede.

    Hasta mañana!

  4. Sería bueno que en España recnocieran de una vez el Homeschooling como opción educativa, al igual que muchos paises del entorno. Aquí el miedo de los políticos, es que los padres eduquen a sus hijos y pierdan el control

  5. Veo en todos los comentarios una peligrosa confusión entre estado y sociedad, como si fuesen lo mismo. Afortunadamente aun quedan ámbitos de la sociedad fuera del alcance del estado.

    Y más peligroso aún, en los comentarios se reconoce legitimidad al estado como «moldeador» de la sociedad.

    Bienvenidos al camino de servidumbre.

  6. Y otra cosa :

    Yo me eduqué a la antigua. En casa. Examinándome de bachillerato por libre. Y no fui al colegio hasta el curso de 4º y reválida . Y fui, con 13 años, y porque mi padre se había muerto… El caso es que por causa de no haber ido al colegio desde pequeña, tengo un montón de carencias. No solamente culturales , sino de tipo social; ( lo de tener amigas de toda la vida, pues como que no, lo de sentirme integrada en un grupo, pues tampoco ). Y me costó muchísimo acostumbrarme a no discutir con los profesores cuando me parecía que estaban explicando las cosas mal. Y a mis chorrocientos años, todavía sigo discutiendo las cosas a mis «betters «.

    Así que, no sé yo si recomendaría ese tipo de educación para los niños. Mis hijos, desde luego, fueron al colegio, y mis nietos también van. Lo que nos toca a los padres y a los abuelos, es apoyar a los jóvenes y jovencísimos en su disidencia, y enseñarles a que razonen su disidencia, pero sin hacerles tontamente rebeldes, ni seguidores de rebeldías impuestas por otros.

    • Independientemente del tipo de educación elegida (y en elegir está la clave) por los padres, es fundamental mantenerse alerta en los contenidos y valores que se imparten a los hijos. Es el deber de los padres, y no del estado, promocionar las cualidades del niño.

      – Mi hijo tiene magníficas notas en dibujo, pero desastrosas en matemáticas.
      – Y qué has hecho?
      – He contratado un profe particular de mates
      -… Pues yo hubiese contratado uno de dibujo.

  7. ¡ Vaya ! Estoy suscrita a este blog, pero de esta entrada, de ayer, no había recibido aviso. Y veo que hay montones y montones de comentarios, ( viendo que están Plazaeme y Marod, no me extraña nada ).
    Me pongo corriendo a leerlo todo.
    Sólo un inciso : Acabo de leer el libro nuevo de Harper Lee ( Go set a watchman ), y antes, he leído de verdad el de «Matar un ruiseñor». Y en esos dos libros, uno detrás del otro, se ve muy bien el efecto de la influencia paterna en las ideas y en el comportamiento de una persona, la protagonista . Que por muchas ideas que te inculquen, a partir del momento en que una persona ve lo que ocurre a su alrededor, son los hechos, y la realidad de lo que ve, lo que le influye de verdad, no la propaganda del grupo, del Estado, o de su familia.
    Claro que esto sólo vale para Personas. Y que hay más borregos que personas…

  8. Muy buen artículo. Es una verdad muy triste pero es que es así y no hacemos casi nada para evitarlo. Y eso que no hablas, Luis, de los dichosos deberes. Después de estar 8 horas adoctrinados en clase y quietecitos, ni siquiera ese sistema educativo les deja jugar por las tardes, estar con sus padres, hermanos o amigos, o pensar y crear mundos con su imaginación.

    Eso sí, luego en las empresas los más buscados son las personas creativas, menuda paradoja.

    Un abrazo,

  9. Mucha gracias por tan lúcido, en mi opinión escrito sobre la Enseñanza-Educación o adiestramiento, coincidiendo con los planteamientos que expresa. Un cordial saludo.

  10. Magnífico artículo Luis.

    Como ejemplos de adoctrinamiento, yo pondría a prácticamente todos y cada uno de los jóvenes que al acabar la secundaria no saben qué hacer, salvo que han de ir a la universidad, pero ni siquiera saben a que; han de ir porque es «lo que toca», igual que antes tocó la primaria y la secundaria, y porque si no van serán unos parias de la sociedad. Han sido adoctrinados en la sumisión y obediencia a seguir, en el ideal de persona con estudios que consigue un buen empleo y con ello lleva una vida acomodada. Luego resulta que las cosas no son así, por no hablar de los muchos que para no complicarse demasiado se van a hacer una carrera de eso que llaman «humanidades», tras lo cual no encuentran empleo ni de limpiabotas, y la culpa, ya se sabe, es del capitalismo que no los contrata.

    Como casos concretos he visto / vivido unos cuantos, ya que por motivos profesionales he sido asistente involuntario a más de una clase de secundaria. La palma de todo lo visto / oído se la lleva un profesor de esa única asignatura de Economía (asignatura voluntaria) que hay en toda la secundaria, al que en un aula contigua y gracias a las puertas abiertas, escuché explicar en una clase que «el trabajo de los empresarios es aprovecharse de los fallos del mercado para enriquecerse», y como aquello toda una colección de «perlas» a cual más «selecta». Para rematarlo, uno de sus alumnos, antiguo amigo de uno de mis hijos, me dijo algún tiempo después, un día que me lo encontré por la calle, que era muy buen profesor, que tenía no sé cuantos premios de no sé cuantas cosas. Son esas situaciones en que tienes la sensación de que si no está perdido todo le falta poco.

  11. A ver. ¿Conocemos alguna sociedad humana que no imprima en sus cachorros una educación común (programación)? Si la respuesta es no -y lo es- estamos hablando de ideas o deseos completamente imaginarios. La diferencia entre sociedades es el procedimiento por el que llevan a cabo esa «programación común», y sus contenidos. Pero la diferencia *no* es la ausencia / presencia de una educación de la sociedad.

    Otra cosa es que no sepas / quieras ver los múltiples sistemas de «educación social» que hay. Por ejemplo, ¿te contaban cuentos cuando niño? ¿Y acaso crees que esos cuentos los inventaron tus padres, o crees que te contaban los mismos cuentos que al resto de los niños? Pues eso también es programación; una forma de incrustarte lo que es bueno y malo, y con ello un sistema de opiniones y valores. Y sólo estoy poniendo el caso más simple y más universal.

    Eso no quiere decir que los padres, a su vez, no participen en el asunto, y añadan una capa por encima de la capa educativa social. Lo hacen.

    Vale, ahora podemos pensar que todas las sociedades conocidas lo han hecho mal, y que nosotros vamos a corregir el asunto con un invento prodigioso. Estupendo. La opinión es libre, aunque no siempre sea inteligente. La mayor parte son no inteligentes; hay muchísimas más opiniones que conocimientos reales. Pero lo que *no* podemos pensar es que conocemos las consecuencias de una idea fantasiosa que *nunca* se ha llevado a la práctica. Porque no es un conocimiento empírico.

    ¿Y cuál es exactamente la base para pensar que la «idea cojonuda» es una propuesta razonable y digna de considerarse? Pues exactamente que se trata de una «idea cojonuda». O sea, de «pensamiento cojonudo». La expresión se atribuye falsamente a Unamuno, pero le anduvo cerca:

    Estas gentes tienen cerebro cojonudo. Quiero decir que en la mollera en vez de sesos tienen testículos.

    Pues eso. Que sí, que la idea es cojonuda. Pero la cuestión es saber si tener una idea cojonuda es bueno, o no tanto. 😉

    Por ejemplo, al negar por principio la (inevitable, que se sepa) educación de la sociedad, impedimos analizar y ahormar esa educación de la sociedad. Entre otras cosas, para que no anule la iniciativa individual y la experimentación de ideas alternativas. Negando la mayor y planteando un imposible (por lo que sabemos), lo que se consigue es no mejorar lo que se podría mejorar. Que es mucho peor que no conseguir nada. Porque además de no conseguir nada ahora, crea las condiciones para no poderlo conseguir jamás.

    Por lo que voy viendo -y tampoco es que le dedique mucho a este asunto- ese es el efecto principal del «libertarianismo». Impedir el liberalismo. Tela.

    • Lo siento Plaza, en estas cosas no te sigo en absoluto. La sociedad no DEBE educar , son los padres quienes DEBEN hacerlo. Y si lo que quieren son hijos integrados en el medio en que viven, deberán educarlos en la vida social, por supuesto.

      Afirmar el derecho y deber de los padres sobre la edcación de sus hijos, niega per se no ya la delegación de esa obligación en los «otros», también la autoasignación por parte del estado de esa labor educativa: El estado (la sociedad) no DEBE educar a nadie. La sociedad castiga a los inadaptados con el aislamiento o la cárcel.

      Volvemos a la responsabilidad como única forma de articular la convivencia social. Quien no aprendió a vivir pacíficamente con sus vecinos, será responsable de las consecuencias que ello lleve consigo. Todo lo demás es apriorismo de diseño, o diseño apriorístico de un modelo social: vasallaje.

      • No hay, al menos no conozco, ninguna sociedad (ni estatal ni pre-estatal) que haya renunciado a educar (aleccionar, instruir) a sus jóvenes.
        Creo que te refieres a que el Estado no debería educar uniforme y universalmente a los educandos.
        Pero todo grupo humanos comparte valores, saberes, artes y ciencia que trasmite a sus nuevas generaciones. Porque de ello depende (o dependía) su propia supervivencia.

        Es cierto que el Estado ha ocupado el espacio de la familia como agente socializador, bueno, el de la familia, la tribu, la secta o lo que se le ponga por delante 🙂 No sólo en la educación, en la moral, en la justicia y en la economía.
        Creo que tiene que ver con la necesidad de gestionar sociedades muy grandes. Millones de individuos que deben coexistir y cooperar entre sí para que seamos funcionales y las lechugas lleguen a los supermercados y las transferencias bancarias muevan los números de un lado a otro.

        Imaginemos una pequeña comunidad «aislada» tipo Amish o jamaos de ese pelo.
        Estos pueden seguir confiando la educación de sus vástagos a la familia (agente socializador principal). Los padres del educando le inculcarán los valores morales compartidos, y le enseñarán a reparar carros de caballos o a herrarlos o lo que coño sea que hagan los Amish en sus ratos libres.

        Eso es absolutamente inoperante en una sociedad estatal. Obviamente siempre se corre el riesgo de «uniformar» excesivamente a la chavalería, que termina alienada cual zombis amantes en exclusiva del botellón y el placer rápido.

        En cualquier caso Luis, los padres aunque hayamos sido desplazados como principal agente educador, no hemos sido desplazados como influencia de nuestros cachorros. Sobretodo cuando son pequeñajos (mi hijo tiene 9 años, y para él soy una especie de semidios)
        Es responsabilidad de los padres preocuparse e intervenir en la educación de sus hijos. Ejemplo, tal y como pedías:
        El otro día mi hijo pequeño me comentó preocupado que no deberíamos usar más el coche. A mi pregunta acerca del motivo de tal azoramiento su respuesta fue contundente:
        Papi, nuestro coche emite co2 y vamos derretir la Tierra (sic)
        Mi responsabilidad paterna pasa por explicarle que el co2 no va a derretir nada, y explicarle (a su nivel, no mucho peor que el mío) cual es el problema y cuales los enfoques. Y lo más importante de todo. Enseñarle a dudar. Siempre. Da igual que lo diga la maestra, que lo diga yo. Tiene que dudar y preguntar y buscar y repreguntar.
        Pensamiento crítico. Te aseguro Luis, que si un estudiante normal presta atención en sus años de bachiller a las clases de filosofía, ciencias, historia desarrollará esa habilidad sin problemas. Yo lo hice y no soy un genio ni siquiera un estudiante modelo.

        • Das con dos problemas que llevo años discutiendo: la usurpación de deberes y derechos por parte de estrucuras estatales (que no sociales) y el mastodontismo de los actuales estado-nación.

          La sociedad, en cuanto que contexto en el que vivimos, marca decididamente las líneas generales de aquellos valores que los padres inculcan a los hijos. Difícilmente una familia formada por dos occidentales judeocrstianos educarán a sus hijos en los «valores» del islamismo radical, por ejemplo. Más que nada, porque nosotros, educadores, también somos aprendices, y transmitimos lo aprendido bajo el tamiz de los experimentado, lo vivido. Esta labor educativa no debe ser asumida jamás por una estructura estatal, anónima y planificadora.

          El tamaño importa. Es absolutamente imposible (lo estamos viendo día a día) ejercer control cudadano sobre las mastodónticas estructuras estatales que dirigen nuestras vidas. Se impone, a mi manera de ver, la inmediata liberalización en el mercado de servicios como la enseánza. No porque los servicios que presta el estado sean ineficientes y enajenadores (que lo son), sino porque debemos recuperar la soberanía sobre lo que son nuestros deberes y responsabilidades.

          Que el estado decide ofrecer servicios de enseñanza? Fabuloso! Pero que no sean obligatorios, que sean competidores de los servicios privados, que se creee un ámbito de competitividad educativa en el que los padres pedan elegir la mejor opción para sus hios desde su OBLIGACION de educarlos.

          Las otras opciones, creo, nos llevan todas a lo mismo: quien ocupa el poder ocupa la escuela, y será quien ocupe las cabezas de nuestros hijos.

          • Claro Luis. El problema es que cada vez necesitamos gestionar mayores grupos. Si ponemos el foco en un pueblo de Castilla, desde luego que no hay problema en asumir que una educación occidental judeocristiana es adecuada y que los padres del muchacho castellano tienen sobrada capacidad para enseñarle todo lo necesario.
            Si pones el foco en Madrid capital o Barcelona… Ufff ya la cosa se complica un poco. Porque ese muchacho madrileño o catalán tendrá que cooperar y trabajar con gente muy diversa, quizá muy diferente a él. Y tenemos que hallar puntos de encuentro. La cosa se complica.
            Ahora pon el foco en la Unión Europea y ya te puede dar la risa. No vale ese modelo, es demasiado limitado.
            Y hay otra cosa Luis, la velocidad a la que el Estado puede introducir cambios en la educación no tiene parangón. Una familia puede cambiar muy rápido a un individuo, pero es imposible que las familias se coordinen para introducir un nuevo valor a millones de individuos. Eso sólo puede hacerlo el Estado. De alguna forma, el Estado es lo que surge cuando millones de individuos se coordinan para colaborar a niveles de complejidad muy elevados.
            El tema del monopolio es otro cantar. Tengo una posición muy radical en esto que ya he discutido con Plaza en alguna ocasión (y me considera un sociópata ☺)
            Para mí, la educación debería ser «res extracommercium». Considero la educación un bien tan fundamental en el posterior desarrollo y oportunidades del individuo, que debería partirse de una situación de igualdad de oportunidades extrema. Pero es una opinión muy personal, muy radical y seguramente poco democrática. En fin, nadie es perfecto ?

            • Me gustaría que me dieses un ejemplo de cuando esto que comentas en necesario:

              «Y hay otra cosa Luis, la velocidad a la que el Estado puede introducir cambios en la educación no tiene parangón. Una familia puede cambiar muy rápido a un individuo, pero es imposible que las familias se coordinen para introducir un nuevo valor a millones de individuos.»

            • Piensa en la tolerancia como valor moral universal. A una estructura como la que planteas le costaría un huevo introducir la tolerancia a los extranjeros y a los diferentes (religiones, razas, etc).
              Ante una confluencia masiva de extranjeros tendrías un conflicto de proporciones inmensas.
              La tolerancia, que hoy es un valor asentado y poco discutido en nuestra sociedad es un valor novedoso. El pecado de la xenofobia es bastante nuevo.
              La declaración de derechos humanos es de 1945 (ayer por la tarde). Y se ha impuesto y difundido en ese poquísimo tiempo gracias al Estado. Sin el Estado, las familias no serían capaces de educar a sus hijos en valores que ellos mismos no comparten.
              Te imaginas a un combatiente de la guerra civil española inculcando a sus hijos el valor del respeto por las ideas y las opciones políticas del otro? Ni de coña.
              La revolución de las comunicaciones y los transportes ha requerido un cambio de paradigma demasiado rápido como para que fuera hecho de manera natural por estructuras sociales familiares… Nos hubiésemos matado a hostias. Aún con todo, es una fuente de conflicto considerable.
              Y a buen seguro puedes traerme filósofos ilustrados del siglo XVIII que ensalcen esos valores. Pero no hablo de eso, sino de la rapidez con la que se ha logrado introducir ese valor en las mentes de la gente. Cuando su reacción natural debería ser la contraria. Rechazar al extranjero por constituir una amenaza para su grupo.

            • «La declaración de derechos humanos es de 1945 (ayer por la tarde). Y se ha impuesto y difundido en ese poquísimo tiempo gracias al Estado. »

              Desgraciadamente, pues no es una carta de derechos, sino de privilegios.

              Tolerancia: depende. si los tolerados son intolerantes con mi forma de vida, la consecuencia es que mi forma de vida desaparecerá o será perseguida.

              La rapidez con que la propaganda buenista y unicornial se ha desarrollado y extendido por nuestros lares es, ciertamente, uno de los grandes logros del monopolio de la educación.

              Para transimitir tolerancia o solidaridad como valores humanos no es necesario el monopolio estatal. Al mismo tiempo, la velocidad … la Revolución Francesa se gestó en apenas 30 años. Me refiero a que la gente saliera a la calle a defender ideas que no habían sido transmitidas en las escuelas y a defender los intereses particulares de la gente: comida, menos arbitrariedad en el poder (aunque luego saliese rana esto último)

            • Marod, deduzco por tu exposición que consideras bueno que determinadas ideas se transmitan rápido rápido a los hijos, aun a pesar de lo que piensen los progenitores. ¿Puedes explicar por qué?. El argumento de «hallar puntos de encuentro» (tus términos) no me convence, porque si el hijo del ex-combatiente de la guerra civil tiene que convivir con otros, lo hará sí o sí, con independencia de lo que sus padres les hayan inculcado. No acabo de ver la necesidad de imponer unas determinadas ideas y sobre todo, rápidamente.

            • No, yo no lo considero ni bueno ni malo. Lo considero necesario, inevitable si quieres.
              La sociedad está sujeta a condiciones cambiantes. Hay períodos de escasez de recursos, de crisis, de movimientos de inmigración, etc.
              La forma en como entendemos determinados fenómenos determina nuestras conductas al respecto.
              A nosotros, el canibalismo nos parece atroz. Quizá en una sociedad con una enorme presión reproductora la conducta moral de no comerse al semejante se relaje hasta hacerla tolerable.
              Si la sociedad es pequeñita (tribu) la velocidad no será un problema. Pero si la sociedad es enorme supone una gran problema. Esa sociedad no será capaz de adecuar sus conductas a los cambios a tiempo. Habrá una gran guerra, o un conflicto enorme.
              En el ejemplo que puse sobre la tolerancia es una cuestión de cohexión social. Cuanto más heterogénea pueda ser una sociedad mejor asumirá esa «nueva situación». La nueva situación de apertura de fronteras y soportar mucha presión inmigratoria.
              De ahí lo de hallar puntos de encuentro. Necesitamos interrelacionar con muchos individuos de culturas diferentes, y un buen «lubricante» para convivir es la tolerancia.

            • Si lo consideras necesario es que lo consideras bueno. Tu argumento de la velocidad tampoco se sostiene. La velocidad a la que cala en los individuos lo que puede ser bueno o malo será, como poco, de una generación, sea en la macrourbe o sea en la aldea. Pero esa no es la cuestión, sino que sea deseable que un poder externo a los progenitores decida que determinadas ideas son buenas, con independencia de lo que piensen esos progenitores y tengan un arma poderosísima (educación) en sus manos para ello. Imagina que en una sociedad (España) la mayoría de la gente cree que las Comunidades Autónomas no son más que un invento carísimo para colocar a amigos y enchufados de los políticos; sin embargo, a éstos (sean del partido que sean), no les interesa que la siguiente generación lo vea así y, a través de la educación pública, que controlan, inculcan «sus» valores en los niños, a pesar de que la mayoría de los padres no está de acuerdo con ello. Por el contrario, si los poderes públicos no controlan la educación y ésta es controlada por los padres, se transmitirá a la siguiente generación aquello que los padres consideran «deseable» que, en su inmensa mayoría y con los matices que quieras, será lo «deseable» para la sociedad en la que viven. No veo yo a ningún padre inculcando a sus hijos valores que les complicarán su vida adulta.

              Saludos,

            • No. Quizá no me haya expresado bien.
              Morirse es necesario y no me parece bueno. El sol sale necesariamente por el este y tampoco me parece bueno o malo.
              En cuanto a los contenidos educativos, siempre me he referido a valores morales ampliamente compartidos (por ejemplo los constitucionales. Libertad de opinión, de pensamiento, religiosa, respeto por la vida, etc) de hecho, mi ejemplo fue el de la tolerancia que creo que es un valor compartido por la mayoría de la sociedad.

              Lo que tú expones es un adoctrinamiento ideológico o político. Un mal uso de la educación. Y eso es criticable, desde luego.
              Pero la solución no es sustraer la acción educativa del Estado. Porque el Estado (la sociedad) educa siempre. Si la sociedad es muy grande, el agente educador deja de ser la familia, y pasa a ser una institución social (pública o privada) y sus contenidos lógicamente tienden a ser uniformes. Todos los Estados hacen lo mismo.
              Es más, tienen la obligación de garantizar la educación de sus miembros.
              Los padres no son capaces de educar a sus hijos en todos los saberes que requiere una sociedad tan compleja como la nuestra. Los padres pueden educar e inculcar a sus hijos los valores que estimen convenientes. Los niños aprenden cosas fuera del colegio.

            • Si la sociedad es muy grande, el agente educador deja de ser la familia,
              y pasa a ser una institución social (pública o privada) y sus
              contenidos lógicamente tienden a ser uniformes.

              No hace falta que la sociedad sea nada grande. En bandas de cazadores recolectores lo normal es que haya abuelos «especialistas» en educación. El abuelo que les enseña a los niños las historias y aventuras (la moral, vaya) de la tribu; el que a cazar, el que la guerra, etc. Y abuelas para las niñas. Abuelos quiere decir personas mayores; no familiares. Los niños suelen estar juntos buena parte del día, y educados por «la sociedad», mientras los padres se dedican cazar o a recoger raíces y plantas, según el sexo. Porque la educación no es sólo enseñar «conocimientos»; también implica socialización, y eso muy malamente lo pueden dar los padres / hermanos.

              Esa idea de la sociedad que no educa es un cuento sacado de la gorra que no tienen ningún, repito ningún, precedente conocido. Pero ahora resulta que es nada menos que un imperativo, ya no sé si moral, divino, o qué.

            • Cambia el ejemplo de las CCAA por matrimonio homosexual. Ejemplos hay a millones, pero el fondo es el mismo: es la posibilidad del Estado (estructura de poder de una sociedad) a través de la educación de convertirla en adoctrinamiento lo que (algunos) discutimos, no que la sociedad, del tamaño que sea, tenga o no que educar a sus chicos (que nadie discute que sí tiene que hacerlo) ni que los padres puedan o tengan que delegar la instrucción de sus hijos en terceros (que, por supuesto). Lo que intentamos discutir es que el Estado PUEDE y NO DEBERÍA PODER convertir la instrucción en adoctrinamiento. Si todas las escuelas fueran privadas y pagadas por los padres, el Estado NO PODRÍA adoctrinar a mis hijos porque éstos recibirían la educación QUE YO HE DECIDIDO que reciban, no la que un burócrata ha decidido que les conviene. El argumento de que como todos los Estados hacen lo mismo, el nuestro también no es razón para hacerlo.

            • Defines el Estado como la estructura de poder de una sociedad. Partiendo de esa definición, llegaremos a la contradicción que supone tu planteamiento.
              Tenemos una sociedad, un conjunto de individuos que convive y colabora entre sí para un montón de acciones.
              Cualquier conjunto de individuos (humano o animal) que pretenda una colaboración funcional necesita una estructura de poder. Desde consejos de ancianos, a chamanes, pasando por monarcas, tiranos, machos alfa y parlamentos. No hay ninguna sociedad sin una estructura de poder.
              Esa estructura, que llamamos Estados en la actualidad, es la que garantiza las normas de funcionamiento de esa sociedad.
              No hay ninguna sociedad (humana o animal) que carezca de normas de funcionamiento. Las normas pueden ser escritas, orales, expresas o tácitas. A un león no le hace falta un artículo del código penal para saber qué pasa si penetra en un territorio de caza ajeno, le basta con oler el orín del árbol para saberlo. Al estado de los leones de ese territorio no le hace falta un juicio ni una resolución para saber que hacer en caso de que la norma sea desobedecida.
              O sea eso que pretendes separar (estado y sociedad) es tan indivisible como un pack de yogures del Mercadona.
              Tu propuesta pasa por impedir a la estructura de poder de una sociedad que tome las decisiones sobre las normas de esa sociedad (en este caso educación).
              Y por arte de magia, si las escuelas son privadas el estado pierde su influencia. Porque lo decides tú, y no un burócrata. Ya. O sea, sugieres que el Estado debería poder permitir una escuela privada donde se enseñase por ejemplo
              . El creacionismo y se negase la teoría de la evolución.
              . Se impartirse la perversidad de las vacunas y la gran eficacia de la homeopatía.
              . Se considerase que las matemáticas fuesen un lenguaje del demonio y se negase su enseñanza
              . Puedo seguir…

              No, bueno. Alguien debería garantizar un mínimo, o un contenido prohibido…
              Ya. Y quien?

              Pues eso.

            • Aparte de la sarta de perogrulladas que no veo qué aportan al debate, ¿Dónde digo que pretendo separar estado y sociedad?. Y sí, el Estado no puede mangonear en la educación privada que propongo, no porque lo diga yo, sino porque la financiación de la misma no dependería de él, sino de los padres. Y sí, el Estado no debería ser quién para impedir que una escuela imparta las sandeces que has incluido en tu ejemplo. Ya veríamos cuántos padres apuntaban a sus hijos a que les enseñaran dichas sandeces, o como dices tú, contenidos prohibidos. Ese es el quid de la propuesta, que los padres decidan libremente (y paguen) qué educación quieren para sus hijos. No necesitamos un papá-Estado que nos diga que eso es bueno para nuestros hijos, que ya somos mayorcitos para saber lo que conviene a nuestra descendencia. Con esta propuesta, las escuelas que dieran educación de calidad, progresarían y aquellas que dieran contenidos ridículos, acabarían desapareciendo, como lo harían las asignaturas inútiles y los profesores que no enseñan. y todo, sin las zarpas de papá-Estado.

            • ¿Por qué consideras que la tolerancia es un «valor moral universal»?. La tolerancia, si no es correspondida (esto es, yo soy tolerante contigo, sólo si tú lo eres conmigo) no sólo no es un valor moral universal, sino que es una soberana estupidez.

            • No lo es necesariamente. Me refería a la intención de elevar esa conducta (tolerar y respetar a individuos diferentes ya sea en ideas, raza, moral, credo, etc) a una conducta moralmente deseable (valor moral) y que todos deberíamos practicar (universal)
              Eso es una intención por parte del Estado, lo cual no significa ni por el forro, que sea una realidad.
              Sigue habiendo individuos intolerantes. Pero el Estado trata de ejercer un determinismo hacia esa dirección. Y lo hace a través de multitud de instrumentos (coacción penal, administrativa, campañas…. Y sobretodo educación)

          • Pero coño, Luis, que estás tirando humo en cantidades industriales.

            Difícilmente una familia formada por dos occidentales judeocrstianos
            educarán a sus hijos en los «valores» del islamismo radical, por
            ejemplo. Más que nada, porque nosotros, educadores, también somos
            aprendices, y transmitimos lo aprendido bajo el tamiz de los
            experimentado, lo vivido. Esta labor educativa no debe ser asumida jamás
            por una estructura estatal, anónima y planificadora.

            1. La tercera afirmación no se desprende de las dos primeras. Se ha presentado sola en la taberna. Está puesta a continuación de las otras, pero no tiene relación con ellas. Intenta darle forma de silogismo. 😉

            2. Precisamente porque dos padres occidentales judeocristianos no van a educar a sus hijos en los valores del islamismo, si esos padres viven en Irán resulta imprescindible que los hijos sean educados en un entorno con esos valores. Para poder vivir en esa sociedad sin demasiados sobresaltos. Y luego ya los padres les explicarán que no se lo crean, pero que hagan (en público) como si se lo creyeran.

            debemos recuperar la soberanía sobre lo que son nuestros deberes y responsabilidades

            ¿¿¿Recuperar??? ¿De dónde, criatura de Dios? ¿De un paraíso perdido que te ha dado por soñar?

            Que el estado decide ofrecer servicios de enseñanza? Fabuloso! Pero que
            no sean obligatorios, que sean competidores de los servicios privados,
            que se creee un ámbito de competitividad educativa en el que los padres
            pedan elegir la mejor opción para sus hijos desde su OBLIGACION de
            educarlos.

            Yo no estoy diciendo si la enseñanza debe ser pública o privada, ni en qué medida. Sólo estoy diciendo que «toda* sociedad, siempre, ha educado. Y los hechos universales rara vez son ni casualidad, ni capricho. Especialmente en un universo de casos tan inmenso. ¿Tú crees que es por una especie de defecto, que quieres corregir? ¡Estupendo! Pero de momento eso no es más que una creencia tuya. Y de consecuencias no conocibles (aunque presumiblemente muy malas). Convertir una creencia especulativa en un imperativo resulta un acto de una irresponsabilidad acojonante.

            • Recuperar: ya lo digo en el texto, hay padres antes que estado

              El ejemplo de padres judeocristianos es magnífico: ellos son los que educan en sus valores, no la escuela islamisa. Lo más probable es que no vayan a esa escuela.

      • Lo siento Plaza, en estas cosas no te sigo en absoluto. La sociedad no
        DEBE educar , son los padres quienes DEBEN hacerlo. Y si lo que quieren
        son hijos integrados en el medio en que viven, deberán educarlos en la
        vida social, por supuesto.

        Luis, no es que no «me sigas», sino que no sigues nada. Ni a mi, ni a nada. La afirmación de lo que NO DEBE hacer la sociedad se ha presentado por si misma, sin que venga de parte alguna. No «se sigue» de nada. Es lo que llamo pensamiento cojonudo — sale de los huevos.

        El asunto que te he planteado es muy fácil.

        ¿Crees se conoce alguna sociedad que no eduque? La respuesta obvia es no. Y si crees que sí se conoce, dime cuál es, y yo te mostraré cómo educa. A partir de ahí, es impepinable que no puedes conocer ni aproximadamente las consecuencias de lo que planteas nada menos que como imperativo. Y sólo quiero señalar eso. No me voy a molestar en mostrar los múltiples indicios que hay para pensar que tu imperativo es una locura, y un imposible. Te podría poner cien mil ejemplos, pero me planto antes. Propones como imperativo algo cuyas consecuencias no puedes conocer ni remotamente. Tela marinera.

        • Creo que seguimos confundiendo sociedad con estado. Y que no acierto a explicarte, algún día tal vez pueda, que «la sociedad» no es nada, no existe, sin cada uno de sus miembros.

          No hay ningna sociedad que eduque. La sociedad no educa, la sociedad se desarrolla entorno a los valores que sus individuos estiman «buenos» para convivir. Y son los individuos los que educan en esos valores.

          Lo que sí pretende educar (y lo hace mediante imposición) es el estado, en los principios de obediencia, eliminación del espíritu crítico y asimilación al borreguismo necesario para consolidarse a sí mismo como referente de «lo social»… que tampoco lo es.

          • Lo que llamas «estado» no es nada más que la forma de una sociedad grande y compleja. Pero es una sociedad.

            La sociedad no existe sin fulanos, pero es mucho más que la suma o agregación pasiva de fulanos. Exactamente igual que un organismo es mucho más que un agregado informe de células.

            Tú colocas a diez humanos desconocidos entre sí, en un emplazamiento también desconocido, y lo primero que hacen, pero lo primero, es ponerse a «hacer una sociedad». O sea, establecer una jerarquía; establecer unos valores; establecer una identidad; y rodear todo ello con mucho «lubricante». ¡¡¡Porque somos animales sociales, coño!!! Y sus cachorros les van a enseñar exactemente todo eso que han creado. Pero como son sensibles al reparto de funciones (animales sociales) es seguro que van a crear un mecanismo conjunto de educar a los cachorros. Para evitar hacer muchas veces algo que se puede hacer de un solo golpe. Se llama humanidad, y lo estudia la antropología. Materia de conocimientos más que fundados para estas alturas.

            Pero si quieres no ver algo, no lo verás aunque lo tengas justo delante de la nariz. Y acabas convencido de que «la sociedad no es nada». Como ocurrencia no está nada mal. El único problema es que necesita la ceguera previa.

            • Los diez humanos van a intentar crear un marco de convivencia que les permita garantizar sus intereses particulares, sí. Pero ese marco de convivencia (cuerpo de leyes) es variable en función de la variabilidad de las necesidades de esos individuos, o sus sucesores, nunca en función de …. el cuerpo legal tiene necesidades? No. El «ente» que han creado tiene necesidades? Tampoco.

              La antropología nos enseña precisamente eso: el desarrollo y el progreso de las civilizaciones ha venido siempre de la mano de cambios en las necesidades de los individuos que conforman un grupo. El «ente» en que se agrupan no percibe nada, carece de medios para percibir y valorar la realidad. No tiene ratio.

            • Los diez humanos van a intentar crear un marco de convivencia que les permita garantizar sus intereses particulares, sí.

              No. Ni hablar. Tienes un prejuicio, y del prejuicio sale lo que crees que DEBE de suceder. Pero, o no has visto nunca el fenómeno, o el prejuicio te ciega.

              Los diez humanos no van a «intentar» crear una sociedad. La van a crear. Es un imperativo genético. (Siempre hay el lobo solitario, pero ese en su caso se irá por su cuenta). Y no van a «garantizar sus intereses particulares» más allá del mero subsistir. Los intereses son muy variables, precisamente en función de la sociedad que se va formando. Por ejemplo, uno puede tener el interés de ser el jefe (es lo que le sale), pero depende de que otro tenga el mismo interés y mayores o menores perspectivas, cambiará de «interés», o no. O sea, la clave no son los intereses; la clave es la sociedad.

              La antropología nos enseña precisamente eso: el desarrollo y el progreso
              de las civilizaciones ha venido siempre de la mano de cambios en las
              necesidades de los individuos que conforman un grupo.

              Los cojones. Por ejemplo, el cambio (tú dirías «progreso) de cazadores a agricultores, no surge de un cambio en las necesidades de los individuos, sino de que los agricultores que se han adaptado (a joderse toca) a tener menores necesidades, son más fuertes que los cazadores, y los desplazan. Son más fuertes porque viven muchos más en la misma superficie. O sea, es exactemente lo contrario de lo que dices. Por joderse con menos necesidades, cada individuo agricultor es más débil que cada individuo cazador. Come menos, y mucho peor. Pero la sociedad de agricultores (esa que no es nada, no te jode), es más fuerte que la sociedad de cazadores, y la expulsa (o la mata de inanición, expulsando).

              Joder, deja de pensar el revés. Deja de «pensar para» que resulte lo que te apetece. La sociedad no es una conveniencia a la que -si me gusta- me apunto. Es un imperativo; ese sí que sí. Son las necesidades las que se adaptan a la sociedad, y no al revés. Desde que el mudno es mundo.

            • No creo que piense al revés. Simplemente pienso diferente de como tú lo haces.

              Las consecuencias de «vamos a crear un marco de convivencia» pueden ser las que apuntas, u otras. Históricamente, por desgracia, el resultado siempre ha sido una estructuración jerárquica de poder. En eso estoy de acuerdo contigo: siempre ha importado la protección frente a algo. Y precisamente, porque veo que eso es como es, lo enuncio: protección para asegurar la transmisión de genes, protección para asegurar el ntercambio de bienes y evitar que tus genes (tus hijos) mueran de hambre… etc.

              Sin la aparición de la agricltura el sedentarismo jamás hubese podido desarrollarse. No siempre resulta fáil cazar y recolectar exitosamente, y la ventaja de los agricultores sedentarios era que ellos no dependían exclusivamente de la caza y los frutitos para sobrevivir: por eso cada vez fueron más. La gente no quería morirse de hambre y o se unía a ellos, o montaba su propio chiringuito agrícola, en otro sitio. Los cazadores siguieron dando la vara hasta que se dieron cuenta de que nada podían hacer: los otros eran más, tenían empalizadas de protección y siempre estaban bien almentados.

              Ahora dime dónde diablos vemos una «sociedad pensante con capacidad de ofrecer educación», porque yo sigo sin verla por ningún sitio. Veo gente que quiere sobrevivir y heredar su dotación genética.

            • ¿De dónde ha salido lo se «sociedad pensante»? ¿Otra morcilla que se ha presentado sola en la taberna?

              Venga, volvamos para atrás. Tu tesis, resumida, es que la sociedad no DEBE educar porque la sociedad no es nada. Nada más que los individuos. Por tanto, deben educar los individuos o parejas.

              Vamos a ver esa sociedad que «no es nada». ¿Cuando ocurre una sociedad? Siempre que haya individuos humanos que puedan comer y follar en una sociedad, ocurre una sociedad. A menduo sin considerar lo de comer y follar (sobrevivir) siquiera, porque es frecuente ver al humano que arriesga su vida por su sociedad (grupo, tribu, nación, etc). Pero ni siquiera ocurre lo de que formen socieddes porque comen y follan más, sino porque es lo que les sale. Es una orden genética. Aunque luego resulte que sí, que también comen y follan más. Pero nonecesariamente lo saben.

              Esta simple observación, absolutamente universal en la geografía y en el tiempo, ya te está diciendo que los humanos no crean sociedades para «crear un marco de convivencia que les permita garantizar sus intereses particulares». No; crean sociedades porque es lo que son: animales sociales. Y su «interés» principal, al margen de comer y follar, es precisamente la sociedad. Así que al dejar parte de la educación en manos de la sociedad (cosa que *siempre* hacen), no están nada más que atendiendo su interés principal. La sociedad. La continuidad de la sociedad. Con lo que el argumento de que la sociedad no DEBE educar, no se sostiene.

              Sí, puedes creer que si la sociedad no tiene ninguna intervención en la educación, el mundo sería un lugar mejor. Creer, se pueden creer tantas cosas … que la gente sensata no le da ningún valor a las «creencias». Y lo tuyo no es nada más que una creencia.

              Si propuesieras un menor intervencionismo de la sociedad actual (estado) en la educación, o un menor intervencionismo en ciertas materias que te parecen especialmente dignas de no intervencionismo, y propuesieras ir probando ese camino para ver si resluta bien, o presentaras ejemplos de ese camino que ha funcionado bien en otro momento o lugar, entonces esto sería otra discusión. Pero en ese caso serías liberal, y no libertario. Así, en plan libertario, es que no se puede ni empezar a atender lo que dices. No hay manera de que no choque brutalmente contra todo lo que se conoce empíricamente.

              Sin la aparición de la agricltura el sedentarismo jamás hubese podido desarrollarse.

              La agricultura apareció mil veces, sin provocar sedentarismo. Lo que sí parece que apareció justo antes del sedentarismo, y lo provocó, es una compleja cultura simbólica que permitió sociedades mucho más numerosas. ¿Y sabes lo que implica exactamente una cultura simbólica compleja? ¡Una educación compleja por parte de la sociedad, por encima de los caprichos y ocurrencias de los padres libertarios!

              En resumen:

              1. La idea de que la sociedad no DEBE educar parte de un error garrafal de por qué se forma la sociedad, y de la relación del individuo con ella.

              2. La apuesta más segura con los conocimientos actuales es que tu propuesta no resulta factible sin descomponer la sociedad a niveles previos a las sociedades agrícolas. Y en esos niveles previos, no te quiero ni contar las posibilidades del liberalismo. La carcajada se escucha en la Patagonia.

              Que no, Luis. De verdad, no hay por dónde cogerlo. Y pensar «al revés» no es pensar «distinto». Pensar el revés es pensar para obtener un resultado que ya apetecía antes de ponerse a pensar. Y es tu caso. Porque si partes de un altar (axioma sacado de la gorra), tipo de «la libertad es la máxima por excelencia», entonces ya tienes un lugar al que te apetece llegar antes de ponerte a pensar. Son dos y dos. Se llama ideología, y es un perversión del pensamiento. O «pensar al revés».

            • 1. Las sociedades nacen de la necesidad de protección de la propia dotación genética. La familia se convierte en clan, y varios clanes en «sociedad». Todo se resume en: comer, protegerse, trasladar los propios genes. Nada de eso es asunto social. Son asuntos partiulares que se desempeñan mejor cuantos más seamos en el grupo, pues ello facilita la defensa de nuestros alimentos y nuestros «similares» en el sentido más purista que la ciencia genética pueda aportar.

              2. Elminar la enseñanza estatal obligatoria no sólo no supondría descomponer a sociedad, sino que la haría más rica, más dinámica y más preparada para adaptarse a las necesidades reales de sus asociados.

              La sociedad es una herramienta útil en la defensa de los interses particulares, que por comunión, se convierten en intereses de grupo. Ella misma no transmite nada, ni necesita nada, es sólo la consecuencia natural de que procreamos y nos juntamos porque nos interesa hacerlo. Pero las herramientas carecen de derechos, de bienes o patrimonios heredables y, desde luego, de deberes.

              Creer que la sociedad (o sociedades) es la que mueve el mundo, esa sí que es una magia inpenetrable. Ni la técnica, ni la ciencia, ni la filosofía, ni las matemáticas…. nada de eso nace de «la sociedad», todo eso nace de las personas.

            • 1. Podrías decir que las sociedades nacen, no «para», sino «porque» mejoran la supervivencia de los genes … desde mucho antes de los chimpancés. ¿Y? De ahí se deduce que «las sociedades no deben educar»? De deducir algo, yo creo que se deduce exactamente lo contrario.

              2. Una opinión. Opiniones tenemos todos. Mayormente idiotas. (Divide el número de
              opiniones entre el número de soluciones, y lo verás). Los argumentos son
              otro bicho diferente. Correctos sí / no. No me lances opiniones.

              La sociedad es una herramienta útil en la defensa de los interses
              particulares, que por comunión, se convierten en intereses de grupo.

              Los cojones. Te lo refuto citando mismamente a LIG, corregido:

              Las sociedades nacen «porque» mejoran la supervivencia de los genes … desde mucho antes de los chimpancés.

              Puede que sea., además, útil para otras cosas que se te ocurran Como producir bailes folcóricos. ¿Y qué? Esa no es su razón de ser.

              Ella misma no transmite nada, ni necesita nada, es sólo la consecuencia
              natural de que procreamos y nos juntamos porque nos interesa hacerlo.

              Los cojones. La sociedad transmite aproximadamente todo. Sin ella, no serías más que un chimpancé que hace vida de gorila. Vaya que literalmente serías un gorila con cuerpo de chimpancé. Porque sin sociedad, ni siquiera necesitarías una inteligencia superior a la del gorlia, y ni de broma ibas a incurrir en ese gasto formidable para nada.

              Pero las herramientas carecen de derechos …

              Yo no he hablado de derechos; mucho menos de derechos de las sociedades.

              Creer que la sociedad (o sociedades) es la que mueve el mundo, esa sí
              que es una magia inpenetrable. Ni la técnica, ni la ciencia, ni la
              filosofía, ni las matemáticas…. nada de eso nace de «la sociedad»,
              todo eso nace de las personas.

              Tampoco he dicho mover el mundo. El ecosistema del chimpancé no mueve al chimpancé, pero le permite ejercer de ser vivo. La sociedad es el ecosistema del hombre. Y si crees que el hijo de Robinsón hubiera podido ser Newton, mejor lo vamos dejando. 😉

            • Y en tu último párrafo encuentro de nuevo mi argumento clave: El ecosistema del chimpancé le permite seguir vivo. La sociedad en la que nos encuadramos nos permite seguir vivos. Y no siempre. Y nada más. Ni educa, ni tiene el deber de hacerlo. Educan quienes no sólo deben pueden hacerlo: las personas.

              Y si además hay un estado que acapara todo el poder, lo mejor para asegurar la subsistencia de mis genes y todo lo que ello conlleva (cultura, valores) es no dejar en sus manos arbitrarias labor tan importante.

              Ya sea que las sociedades nazcan para o porque, la esencia queda resumida en lo anterior.

              Se que no andas sobrado de tiempo, pero dejo dos enlaces aquí por si lo encuentras y tienes ganas, pero sobre todo para si alguien lee esto y siente curiosidad:

              https://mises.org/library/enterprise-customary-law

              http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:j9ImU4MXBVUJ:fee.org/freeman/culture-in-a-cage/+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=de

            • A ver si podemos ir todavía más atrás para que lo veas. Los humanos tienen una serie de «conocimientos» (cosas que creen saber) que condicionan completamente su conducta. Por ejemplo, si voy a una boda, me pongo una corbata; si tengo resaca me tomo una aspirina; si le toco el culo a esta churri, sin avisar, me va a salir mal la jugada. «Conocimientos» -> inducen acciones.

              Funcionalmente todos los conocimientos son iguales; inducen la acción que corresponde. Pero su origen es muy variado. Y es importante estudiarlo, porque saber de dónde vienen te dirá qué conocimientos tendrán, y por tanto sabrás mucho sobre su previsible conducta.

              Bien, pues básicamente tienes tres fuentes de conocimentos.

              – Objetivos (independientes de nuestra imaginación).
              – Subjetivos (dependientes de la imaginación de una sola persona).
              – Intersubjetivos (dependientes de la imaginación de muchas personas). Lo que suelo llamar «cuentos chinos».

              Y si ahora te fijas un poco, y quieres MIRAR el mundo que tienes alrededor, en vez de PENSAR cómo debería ser el mundo ideal, verás que esa sociedad que crees que no es nada, es un acojonante compendio de conocimientos intersubjetivos. Los derechos humanos; la justicia; la iguladad; la fraternidad; la libertad; el individualismo; el consumismo; el turismo; Dios; Pacha Mama; la nación; la familia; el club de fútbol; el deporte; la vida sana; la inherente maldad de las grasas animales; el calentaminto global; el chalet; el amor romántico; etc.

              Es evidente que los conocimientos intersubjetivos es un asunto de la sociedad (familia, banda, tribu, ciudad; nación, estado). Porque sólo es sociedad (familia, banda, tribu, ciudad; nación, estado) en la medida en que tenga ese compendio operativo de «conocimientos» intersubejtivos (cuentos chinos).

              Coño, pilla el ejemplo más fácil para un libertario. El dinero. Su valor está exclusivamente en la imaginación de los que lo manejan. Y si dejan de imaginar ese valor, el dinero pierde su valor. Pasa a valer lo mismo que el papel higiénico de igual superficie. Menos, porque tiene menos uso (rasca más).

              Vale, pues ahora que lo vas pillando, ya no puedes decir que es absurdo que el colectivo humano que está formado por una sere de valors intrasubjetivos, no tenga nada que decir respecto de la programación de sus cachorros en esos valores subjetivos. Es algo tan directamente absurdo que ni siquera merece 30 segundos de pensamiento. Ni mucho menos merece la pena ponerse a leer a Mises, ni a nadie. Porque sólo pueden ocurrir dos cosas. O Mises habla de algo diferente, y leerlo sería perder el tiempo de cara a este problema, o Mises no miró bien el mundo. No me importa Mises cuando puedo mirar el mundo.

              Luis, esto no es algo discutible.

              Vale, tú quieres encajarnos otro cuento chino. Y puedes decir: ¿Cuanto por cuento, por qué no va a valer el mío? ¡Pues porque estás prescindiendo de las leyes de la dinámica de los cuentos chinos! Porque los cuentos chinos son «conocimientos» intersubjetivos, y lo intersubjetivo no sale del capricho «libre» y aleatorio de los cerebros de cada fulano. Lo que no puede ser. no puede ser.

            • Y ya sólo quedaría darle otra vuelta de tuerca al asunto, e intentar observar cómo se instalan y evolucionan y cambian los «conocimientos» intersubjetivos.Porque es evidente que cambian, y es evidente que, en un momento dado, en una sociedad, hay unos pero no otros. ¿Cómo / quién decide eso?

              Depende muchísimo del tipo de sociedad, y de su tamaño / complejidad. Lo que NUNCA ocurre es por la casualidad de que la mayor parte de parejas humanas deciden LIBREMENTE creerse unos cuentos, y no otros. Nunca. Entre otras cosas porque para que la gente se trague el cuento necesita no saber que se trata un cuento.

              Normalmente solía haber órganos especializados para el asunto. Desde el chamán, hasta los obispos. Con la democracia y el desabalgamiento de Dios, se jodío mucho lo del órgano especializado. Pero mientras las sociedades democráticas estuvieron divididas entre una clase bastante culta y minoritaria, y otra clase funcionalmente analfabeta y muy mayoritaria, con un colchón burguesía (o sea, seres obedientes) por medio, el asunto pudo funcionar. El órgano especializado en cuentos chinos era lo que la sociología de la época llamó la élite cultural. Pero la democracia tiende al igualitarismo a la baja a largo plazo. Si el voto de un melón vale lo que el voto del sabio, y encima el melón aprende a leer y a creer que sabe algo, los sabios nos empiezan a estorbar. Vale, los melones (o sus representantes) podrían decidir democráticamente los cuentos chinos. Es la idea de la vida de Zapatero. E imponerlos a través de la educación controlada por el estado. Pero el problema de esa situación es que sólo los más melones entre los meloncillos pueden creerse un cuento chino con un origen así. Hay que tener en cuenta que, hasta la democracia, los cuentos chinos venían nada menos que de Dios, del origen del universo, y altares similares.

              La solución llegó por otro camino. Después de la Segunda Guerra Mundial, y con la Guerra Fría, la investigación científica (con su aspecto bélico siempre a la cabeza) necesitó tal cantidad de recursos que su financiación tuvo que cambiar de básicamente particular a básicamente pública. Pero la ciencia en aquella época era literalmente Dios. Si unos sabios melenudos te dicen con unas fórmulas matemáticas, cómo es la realidad antes de que puedas ver esa realidad, y de ahí resulten prodigios inimaginables, es lo mismo que estar hablando con Dios. Pero encima, esta vez se trata de una comunicación de real.

              ¡Pues ya tienes otra vez el órgano especializado de cuentos chinos! Suma Dios a finaciación del gobierno, y añade al cocktail la capacidad de mentir con la estadística y todos esos truquillos que hemos visto tan palmariamente expuestos con el cuento del cambio climático, y tienes de nuevo a un órgano especializado en cuentos chinos tan operativo como los de siempre. La Igual Da, el Hombre Pecador, Pacha Mama, Justicia Universal, y lo que usted quiera.

              Y ahora viene el libertario cachondo a dedirnos que el estado no debe educar. ¡Pero hombre, Luis! ¿No te das cuen? EL estado tiene tantas posibilidades de no educar como las que tiene el lobo de comer lechugas. ¡Dejaría de ser estado! Para eso mejor me cuentas que el estado debería no existir. Pero eso sí, con una alternativa -no imaginaria- por delante. Mientras tanto, sólo cabe civilizar el estado. Que es justamente ese empeño en el que llevamos embracados unos 2.500 años, con mejor o peor fortuna según las épocas.

            • Y acabo. Corolario:

              Un liberal que quiere acabar con la sociedad, o reducirla a un
              estado de no-sociedad que no se ha visto nunca (o sea, un libertario), es como el bombero que para impedir los incendios forestales corta el bosque.

              Nota: Me lo llevo a la plaza, con tu permiso. ¡No se pueden desaprovechar 1250 palabras! 😉

            • Precisamente lo que quiere el liberal es devolver a la sociedad las atribuciones que le ha quitado el Estado (recordemos, una minoría bien organizada). Entre ellas, la educación.

        • Pero, Plaza, es que no hace falta justificar qué NO DEBE hacer la sociedad (sobre los individuos), sino todo lo contrario: lo que hay que justificar es lo que ésta SÍ DEBA hacer; la pelota está en el tejado de los que quieren que la sociedad (como un todo gobernado por el Estado y por grupos de presión bien organizados) superpongan sus objetivos a los de los individuos.

          Por cierto:
          «¿Crees se conoce alguna sociedad que no eduque?»
          Esto tiene muy mala pinta, como de la falacia del hombre de paja, ¿no?

          • ¿Por qué? Y lo digo por las dos.

            1. ¿De dónde sacas el criterio de lo que hay que justiicar, y lo que no? ¿Del resultado que quieres conseguir? Eso es pensar al revés. Pero cuando yo propongo que el orden de justiicación es exactamente el contrario, tengo un criterio bastante inapelable. La puta realidad. Nunca hay que justificar la realidad. Lo que tendrás que justificar es el cambio que propones a lo que ya existe y conocemos, convenciendo a la peña que supone una mejoría sobre lo que hay. Que va a vivir mejor, o más contenta, o lo que sea.

            Nota: Eso de «los individuos» es un puto cuento. Nadie (99,9%) es individuo voluntariamente. Nadie (99,9%) vive sin sociedad, sin volverse loco o al menos patológicamente melancólico. Pero las sociedades no se inventan, ni se pactan «libremente». Las llevamos incrustadas en el código genético. Nuestro código hace que hagamos sociedad, no en función de nuestros «intereses» personales, ¡sino en función de nuestro código! Por eso las casi infinitas sociedades humanas que existen se parecen tanto entre sí. Porque es el asunto menos «libre» que puedes imaginar. ¡Si se parecen hasta a las de los chimpancés en sus aspectos más elementales!

            Nota 2: La libertad, como en LA libertad, es otro puto cuento. No existe. Existe mayor o menor libertad (que en otra circunstancia), y siempre DENTRO de la sociedad. Pero tampoco existe que siempre sea mejor mayor libertad, porque el máximo de la libertad esta en la no-sociedad. Y no queremos no-sociedad. Basta abrir los ojos para verlo. Vaya, no es que no queramos; es que no podemos (el 99,9% de los humanos).

            Es como el bien. No existe. Hay mayor o menor bien, pero no hay EL bien.

            Por cierto:
            «¿Crees se conoce alguna sociedad que no eduque?»
            Esto tiene muy mala pinta, como de la falacia del hombre de paja, ¿no?

            Ni de broma. Si el argumento es La sociedad no DEBE educar, la pregunta más legítima y más racional, y la primera que le viene a la cabeza a cualquiera que emplee el pensamiento crítico, es justamente el ejemplo de alguna sociedad que no eduque. Para empezar por pensar si el axioma es, no ya deseable, sino siquiera posible. Porque si conoces miles de sociedades a lo largo de miles de años, y NINGUNA ha dejado de educar, la posibilidade de que las dos cosas vayan de la mano es sencillamente abrumadora. Si además ves un mecanismo obvio y univeral que las liga, que explica una a partir de la otra, ya ni te cuento.

            • «¿De dónde sacas el criterio de lo que hay que justiicar, y lo que no?»

              Es una analogía a la demostración de inocencia. Nunca se puede requerir de alguien que demuestre su inocencia, porque eso es imposible: quizá, con suerte, pueda demostrar que no cometió un determinado crimen, pero no que no cometió ningún crimen posible.

              Igualmente aquí. No puedes exigir que los individuos demuestren en qué ámbitos pueden actuar libremente en lugar de actuar bajo la dirección coactiva de la sociedad (gobernada por la élite), porque los motivos por los que la sociedad podría imponerse legítimamente son ilimitados. Por eso, lo lógico es que sea quien quiere imponer el peso de la sociedad sobre los individuos el que demuestre que debe llevarse a cabo dicha imposición. Un ejemplo claro es el de la seguridad o la administración de justicia. La educación no es un ejemplo.

              «tengo un criterio bastante inapelable. [Es el cambio el que debe justificarse]»
              Precisamente eso hace esta entrada. Podrás estar más o menos de acuerdo, pero no niegues que eso es lo que se hace.

              » Nadie (99,9%) es individuo voluntariamente.»
              Te animo a que releas esa frase.

              «Nadie (99,9%) vive sin sociedad»
              ¿Y? ¿Por qué a «individuo» quieres imponerle la coletilla de «sin sociedad»?

              De nuevo, falacia del falso dilema: Como no se puede vivir sin sociedad (sin otros), es necesario que las élites extractivas minoritarias bien organizadas que gobiernan esa sociedad se arroguen el derecho de decidir el contenido de la educación de nuestros hijos. Toma ya.

              «¡sino en función de nuestro código!»

              Desde luego justificar la omnipresencia del Estado en base a nuestro código genético es la excusa más creativa a la que me he enfrentado. Ni que fuéramos hormigas.
              ¿El código genético de los suizos es tan distinto? ¿Y el de los singapurenses quienes, al menos en el aspecto sanitarios, sí tienen un sistema prácticamente libre? ¿Es tan distinto el código genético de los daneses, que no tienen salario mínimo? Ah, luego cabe plantear una disminución de la omnipresencia estatal sin ir por ello contra natura. Por cierto, qué feo es eso de defender una política en base a la genética.

              Ya no sé ni cómo llamar a esta falacia. Es algo así como «lo que dices no puede ser porque no puede ser», un razonamiento circular.

              «La libertad […] no existe»
              ¿Cuál de ellas? ¿La libertad definida por el ideal republicano? ¿La definida por el ideal clásico? ¿Cuál? ¿O la definida por el estereotipo común antiliberal?
              Lo de que la máxima libertad se da fuera de la sociedad me da la respuesta. Desde luego, tu definición de libertad es inoperante, y no me extraña que con ella no te sientas «liberal» (a favor de la libertad), yo tampoco lo haría; el problema es que esa definición no sirve para nada y nadie que se defina como liberal la toma en consideración.

              Claro, aquí el problema es que partes de tus ideas preconcebidas y tus nociones y definiciones propias.

              El argumento nunca ha sido que «La sociedad no deba educar». Es que «El Estado no debe educar». No confundas una cosa con otra porque le haces un flaco favor al debate.

            • Es una analogía a la demostración de inocencia.

              ¿Y de dónde sale que las ficciones jurídicas sean análogas a las realidades antropológicas, o permitan analogías? Más cercana sería la analogía científica. Toda idea es falsa mientras no se demuestre lo contrario. Y ni siquiera habéis intentado demostrar nada. No hay más que afirmaciones en cadena, cada una de ellas sacada de la gorra.

              Es de chiste tener que explicar que no hay que justificar las realidades antropológicas. Las sociedades educan. Puedes explicarlas; no necesitas jutificarlas. Son. Pero sí necesitas justificar la propuesta de saltar por encima de ellas. Y el artículo de Luis no lo hace. Una afirmación no es una justificación. Por ejemplo:

              El verdadero valor añadido de la obligatoriedad, universalidad y gratuidad (falsa) de la escuela es el de minimizar la tabla de alternativas sociales y la resistencia ideológica de la manera más temprana posible.

              ¿El «escocés verdadero»? Da igual; es acojonante. ¿De verdad que alguien puede pensar que cuando la educación era igualmente cosa de la sociedad, pero no del estado (era de la Iglesia) había menos alternativas en la educacion, sea sociales o de cualquier otro tipo? Pues ya ves tú la justificación. Espero que no quieras que siga párrafo a párrafo, porque podría.

              «Nadie (99,9%) vive sin sociedad»
              ¿Y? ¿Por qué a «individuo» quieres imponerle la coletilla de «sin sociedad»?

              De nuevo, falacia del falso dilema: Como no se puede vivir in sociedad (sin otros), es necesario que las élites extractivas minoritarias bien organizadas que gobiernan esa sociedad se arroguen el derecho de decidir el contenido de la educación de nuestros hijos. Toma ya.

              Es acojonante que no paras de alegar falacias (parece tu palabra favorita) donde no las hay, y que sin embargo no pares de plantear falacias. Como esta de arriba. Señalar que un porcentaje abrumador de las características (lo que piensa y tal) de un idividuo se explican por su sociedad, NO es pretender que «las élites extractivas minoritarias bien organizadas que gobiernan esa sociedad se arroguen el derecho de decidir el contenido de la educación de nuestros hijos».

              Necesitas clases de aprender a pensar (y de abandonar las falacias). Aquí hay dos pasos.

              1. ¿Todas los sociedades educan, o no?

              2. Siendo (1) impepinablemente cierto, cuando quieras pasamos a analizar las diversas estrategias de las distintas sociedades para cumplir (1), y cuál de las alternativas que vemos (o incluso imaginamos) podría ser más conveniente.

              Pero tú ya has decidido que mi (2), con el que ni siquiera he podido empezar todavía, es el que a ti te dé la gana. Y según tú, eso no es una falacia. ¡¡¡Toma ya!!!

              No tiene pinta de que estés interesado en que nos adentremos en (2), que es lo único interesante y posible de esta discusión. Desde luego Luis (y su artículo) no quieren saber nada de ello (la sociedad no es nada). Y la pinta es que a ti no te interesa pasar de unas falacias bastante poco sutiles. Pero si quieres pensar, en lugar de lanzar morcillas, estaré encantado de que sigamos por ese camino.

              ¡Hala, otra más!

              Desde luego justificar la omnipresencia del Estado en base a nuestro
              código genético es la excusa más creativa a la que me he enfrentado.

              ¿Pero quién cojones, alma cándida, justifica «la omnipresencia del Estado»? O sea, ¿tampoco es una falacia decir que justifico «la omnipreencia del estado» (que combato), cuando sólo he defendido la intervención inevitable y no exclusiva de la sociedad en la educación de un animal social? Que por otra parte no puedes negar que es universal en la antropología. Macho, ¡eres un campeón!

              Dice Carlos:

              El argumento nunca ha sido que «La sociedad no deba educar». Es que «El Estado no debe educar»

              Pero yo lo había entrecomillado. Era una cita:

              La sociedad no DEBE educar

              Añado el enlace:

              https://desdeelexilio.com/2015/08/28/el-dueno-de-la-escuela-es-el-dueno-de-todo-lo-demas/#comment-2222760009

              Yo estoy encantado de analizar todas las propuestas. Pero me tienes que explicar en qué consiste la propuesta. En el caso de Luis lo tengo claro, porque hemos discutido mucho. Viene de … «la sociedad no es nada». Obviamente tú planteas otra cosa. Y no puedo discutir las dos al mismo tiempo. A ver, aclárate. Propones:

              – La sociedad no debe intervenir en la educación.

              – La sociedad sí debe intervenir en la educación, pero no el estado. Por un procedimiento que nos vas a aclarar a continuación con toda amabilidad, y que escucharemos con mucha atención.

              – El estado sí tiene que intervenir (inevitablemente) en la educación, pero debemos mejorar mucho el sistema para que los gobiernos (que NO son el estado) no estén dando por culo por medio todo el rato.

              A eso es a lo que le llamo hablar en serio. Son tres cosas muy diferentes. La primera no es interesante, por estar fuera de este mundo. La segunda, podría serlo. Novedosa. La tercera es muy práctica.

              Y la falacia final:

              «La libertad […] no existe»
              ¿Cuál de ellas? ¿La libertad definida
              por el ideal republicano? ¿La definida por el ideal clásico? ¿Cuál? ¿O
              la definida por el estereotipo común antiliberal?

              La leche. Cortas la parte que impediría la falacia … para presentar la falacia.

              Mira:

              PM:
              La libertad, como en LA libertad, es otro puto cuento.

              Carlos:
              ¿Cuál de ellas? ¿La libertad definida
              por el ideal republicano? ¿La definida por el ideal clásico? ¿Cuál?

              Ya imaginas la respuesta:
              – PM:
              La libertad, como en LA libertad

              Claro que existe esta o aquella libertad, siempre relativa y en comparación con otra situación de menor libertad en ese aspecto. Pero LA libertad no existe. Ya sé que lo habías entendido. Pero te pueden las ganas de meter un gol … que no se puede meter sin una falacia como de patio de colegio.

            • Como veo que rehusas el debate escondiéndote en los términos (y asignándoles el significado que te parece, e ignorando que hay otros), esta conversación no tiene sentido.

              Como conclusión. Confundes Estado y sociedad, cosa bastante grave de por sí, porque demuestra que no conoces los términos del debate.

              Me ha sorprendido que no entiendas la alternativa a que el Estado se encargue de la educación. Evidentemente, es que se encargue la sociedad en forma de educación privada (con las posibles salvedades de aquellos niños a los que el mercado no llegue, como aquellos que viven en sitios remotos o que tienen necesidades muy específicas). Siendo este un blog que aparece en redliberal es curioso que no sospechases que esa podría ser la alternativa de un lector habitual.

              Dices que corto una frase indebidamente. Veamos la frase entera:
              «La libertad, como en LA libertad, es otro puto cuento»
              Como si «LA» libertad lo aclarara todo. Sigues sin controlar los términos.

              No me interesa la respuesta, si la tienes, pues ya veo que no buscas un debate serio sino reafirmarte en tu forma de pensar (como se deduce de tu uso reiteradamente incorrecto de los términos, como libertad, pese a que se te ha indicado). Pero responde si te apetece, faltaría más.

            • Claro que me apetece. Y claro que no te interesa la respuesta. Me encanta que te quieras escapar de esa forma tan barata del absurdo lío en el que te has metido. El estado, lo definas como lo definas, es el conjunto de instituciones de poder legal que organizan y gobiernan una sociedad compleja. Por tanto es la estructura formal de una sociedad compleja. No es que confunda estado y sociedad, es que uno es la parte estructural de la otra. ¿Tú tienes otras definiciones de la jerga particular de tu mundillo? Estupendo. Ponlas encima de la mesa, y veremos a dónde nos llevan. Las discusiones, siempre, dependen de las definiciones. Pero es cosa del que usa definiciones extravagantes el explicitarlas.

              ¿Cuál de tus innumerabes y aberrantes acusaciones de falacia lo era? ¡Ninguna! ¿Me puedes traer la definición y muestra de ese tipo de falacia, en cuaquiera de los casos, y mostrar su correspondencia con algo de lo que he escrito? No, no puedes. ¡Porque ninguna es una falacia! Así que, efectivamente, a estas alturas mejor te escapas por donde malamente puedas, y te dé cierto sueño de dignidad.

              Claro que «LA» libertad no aclara nada. Es exactamente lo que estoy señalando. ¿Y por qué lo señalo? Pues por ejemplo, por esto:

              – Darse cuenta que mantenerse en estado contínuo de aprendizaje es un paso esencial para garantizar la propia libertad.

              – No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino …

              – defender las sociedades libres

              Nada de eso tiene un sentido que se pueda exportar fuera de una burbuja muy concreta de cuentos chinos. Pero para que funcionen esos cuentos chinos, ¡necesitas primero una educación nada libre, y sí muy «de sociedad», que te incruste esos cuentos!

              Al final, ¿que argumento te queda? ¿Qué es lo que quieres decir — y todavía podrías decir sin excesivo rubor? Me gustaría que lo expliques. Lo mío sigue todo en pié.

              1. No hay sociedad humana conocida que no intervenga de una forma conjunta, orgánica (no como individuos aislados), en la educación de los cachorros de la sociedad.

              2. La forma de hacer eso en las sociedades estatales es a través del estado. Vaya, la única que conozcamos.

              3. Puede imaginarse una sociedad post-estatal que no intervenga en la educación. Poder, se pueden imaginar muchas cosas. Pero para imaginar eso hace falta prescindir primero de todos los conocimientos sobre cómo funciona y cómo se engrana una sociedad. Previsblemente, no sería una sociedad. Y también previsiblemente, al no funcionar como una sociedad no permitiría el grado de complejidad que permiten las sociedades estatales. Según todo lo que conocemos, ahora.

              ¿Pueden ocurrir sorpresas que nos cambien todo lo que sabemos? ¡Claro que puede! De hecho, pasa. Pero basar lo que debe ser, y lo que no debe ser, en la vaga esperanza de que mañana ocurrirá una maravillosa sopresa si insistimos lo suficiente en la brillante ocurrencia que hemos tenido, y sin red, normalmente suele suponer apostar por fracaso espectacular. Que no sería grave … si no fuera acompañado con seguridad por una cantidad acojonante de dolor.

              Vale, Don Falacias; que lo pase usted bonito. Pero es mucho más interesante pensar en alto, y entre muchos, que ese triste juego de buscar -y falsamente ver- falacias donde no las hay. Salvo para los que no tienen nada que pensar, porque gozan de una ideología que ya lo ha pensado todo por ellos. Pero este último caso, muy interesante no es. No hacen falta conversaciones; ya está todo dicho en los libros.

    • Una cosa es que, en su libertad, los padres elijan educaciones similares para sus hijos (como contarles los mismos cuentos, etc.) y otra que el Estado les quite esa libertad. La diferencia está en que en el primer caso la sociedad puede evolucionar para su beneficio; en el segundo evoluciona para beneficio de las élites extractivas (que son las que gobiernan el Estado, por más que incorrectamente asimiles «Estado» a sociedad).

      Esa «idea cojonuda» de la que hablas no es más que el resultado de aplicar una de las bases del liberalismo (y de cualquier sociedad no fascista, vamos): in dubio pro libertate.

      Y, desde luego, si preguntas cuándo la educación no ha sido prerrogativa estatal, la respuesta es: «prácticamente siempre», hasta que el Estado se arrogó esa capacidad en el siglo XX.

      • Es que no he preguntado cuándo la educación no ha sido prerrogativa estatal. He preguntado qué sociedad conoces que no tenga una intervención decisiva (no exclusividad) en la educación de sus cachorros. Y por eso no podéis poner ningún ejemplo. ¡No existe!

        A partir de ahí, puedes proponer que te vas a inventar un modelo nuevo de sociedad, con unas características fundamentales sin precedentes. O puedes proponer una intervención decisiva de la sociedad en la educación (como siempre), pero en la que el estado no tenga ninguna intervención. El problema es que eso que llamas «el estado», es el único tipo de organización social que conocemos a partir del grado de sociedad compleja que hemos desarrollado. Con lo que vovemos al principio. O te sacas de la manga otro tipo de organización social que permita una complejidad similar sin pasar por el estado, o vuelves hacia una complejidad inferior.

        Bien, proponer una sociedad completamente nueva y diferente, sacada enteramente de unos cerebros muy brillantes, es una opreación perfectamente admisible. Y respetable. Gracias. Otra cosa es cuántos van a estar dispuestos a atender algo así. Lo que ya no es nada valido es pretender que esa idea tan brillante proporcione, nada menos, que lo que DEBE y lo que NO DEBE ser. En ese plan no te sigue ni el entusiasta que toca la corneta.

        Esa «idea cojonuda» de la que hablas no es más que el resultado de aplicar una de las bases del liberalismo (y de cualquier sociedad no fascista, vamos): in dubio pro libertate.

        Ya, pero es que no hay ningún dubio de que ninguna sociedad no educa. Y en cuanto a ese no fascismo tuyo, resulta que acabas de parir que todoas las sociedades son fascistas, porque ninguna sociedad conocida (ni estado, que va incluido) aplica ese criterio tuyo de una forma universal. Ni siquiera de una forma ampliamente mayoritaria. Yo estoy de acuerdo con el principo, aunque no estoy de acuerdo con tu versión del «in dubio». Con lo que no estoy de acuerdo es con la barbaridad de que todas las sociedade conocidas sean fascistas. Así, el fascismo no tendría significado. Y lo tiene.

        ¿Intentamos hablar en serio?

        • Es que pides un ejemplo de algo que nadie ha propuesto en esta página (desde luego ni Luis ni yo). ¿Una sociedad que no influya para nada en la educación de los niños? Por supuesto que no existe, la sola idea es casi una contradicción. Y por supuesto que el hecho de que dicha sociedad no exista ni haya existido no altera lo más mínimo los argumentos en contra de que el Estado (recordemos, gobernado por élites minoritarias bien organizadas) se arrogue la educación de los niños.

          «»el estado», es el único tipo de organización social que conocemos a partir del grado de sociedad compleja que hemos desarrollado»

          Sí, sí, por supuesto. Y por supuesto que eso tampoco altera una coma del argumento contra la influencia del Estado en la educación.

          Decir que necesitamos una organización hasta cierto punto coercitiva para administrar la justicia y seguridad no lleva en ningún caso (ni justifica) que dicha organización deba también elegir el cuerpo de conocimientos a impartir a los niños. Creo que lo que expones es la famosa falacia del falso dilema: quieres que elijamos entre la ausencia total del Estado (un imposible) y la omnipresencia del Estado. Pues ni una ni otra.

          «Ya, pero es que no hay ningún dubio de que ninguna sociedad no educa.»

          Y sigues sacando al hombre de paja. Nadie niega que la sociedad pueda intervenir en la educación. Se trata de que no lo hagan las élites que gobiernan el Estado.

          Sobre tu última aclaración del fascismo, admito que tienes parte de razón en tu crítica a mi uso de esa palabra.

          • Yo te sugeriría que emplees la acusación de falacia con un poco mas de cuidado (lee la respuesta al comentario anterior). Yo comprendo que es muy diver, y que impresiona mucho a los ignorantes, porque suena como guay. Pero usada mal … peligro. Mucho peligro.

            Te has adentrado en un claro juicio de intenciones, típico de las ideologías — siempre tan sectarias. Si está en contra de esto, debe ser porque pertenece a otra esta casilla, y por tanto piensa tal y tal. Pues lo siento, el mundo es un poco más complejo e interesante que lo que se ve desde las ideologías. No pienso lo que has decidido que pienso.

            Hasta el momento, y referente al tema de esta entrada, sólo he planteado un punto. Todas las sociedades educan, y no es verosímil imaginar que puedan no hacerlo y seguir siendo sociedades. Resolverlo es importante. Porque dependen de ello las soluciones que podamos plantear a un problema que vemos exactamente igual como problema, Luis, tú, Y YO.

            Me repito (copio) de lo de arriba. Por favor, explica cuál es tu planteamiento para evitar ese problema que vemos TODOS:

            – La sociedad no debe intervenir en la educación.

            – La sociedad sí debe intervenir en la educación, pero no el estado. Por un procedimiento que nos vas a aclarar a continuación con toda amabilidad, y que escucharemos con mucha atención.

            – El estado sí tiene que intervenir (inevitablemente) en la educación, pero debemos mejorar mucho el sistema para que los gobiernos (que NO son el estado) no estén dando por culo por medio todo el rato.

            ¿Ves como no hace falta estar inventándole todo el rato falacias al otro para entenderse? Oye, e igual acabamos hasta pensando.

            • Plaza, yo tengo bastante claro qué es lo que tenemos y qué es lo que sería deseable que tuviéramos. Me decanto por «La sociedad sí debe intervenir en la educación, pero no el estado». Defino Estado como estructura de poder de una sociedad, en la que obviamente se incluye el gobierno, pero no sólo. Es ese Estado el que deberíamos echar a patadas de la educación, porque la experiencia nos dice que siempre han usado la instrucción pública para adoctrinamiento ideológico (nazis, URSS, China, Cuba, Chile, Argentina, España franquista y democrática). ¿Y cómo lo hacemos?, privatizando toda la educación, de tal modo que sean los padres los únicos que elijan el tipo de instrucción de sus hijos y quién se la imparte, eligiendo el colegio que consideren más conveniente para sus hijos. Tan simple como eso. Discusión aparte sería el peliagudo problema de asegurar que todos los niños, con independencia de los recursos económicos de sus padres, tengan igualdad de oportunidades en su instrucción, pero eso para otro día. Y no, el Estado ni siquiera se podría meter en «homogeneizar» las asignaturas. Que cada colegio presente a sus «clientes» (los padres) qué educación van a impartir, con qué valores, etc y que los padres, libremente, elijan (y paguen) dicha educación. En una estructura educativa «distribuida» como ésta, no es posible el adoctrinamiento del Estado (motivo del hilo de Luis) y se autorregularía (los colegios con peor educación verían disminuir sus alumnos y sus ingresos), habría competencia entre centros y por los mejores educadores, etc.

            • Vale, mejor no nos liamos con las infinitas definiciones de «estado».

              ¿Y cómo lo hacemos?, privatizando toda la educación

              La titularidad del centro educativo no nos dice nada respecto de lo que educa. La «no homogeneización» sí. Que se puede muy bien conseguir con enseñanza pública. Por ejemplo, hay institutos en España que enseñan que los catalanes son españoles, y hay muchísimos institutos en España que enseñan que los catalanes no son españoles. Ya ves, pública, y sin homogeneizar. No tiene nada que ver.

              Me decanto por «La sociedad sí debe intervenir en la educación, pero no el estado»

              No dudo que tú te decantes por eso, si así lo afirmas. Pero lo que planteas no se decanta en absoluto por ahí. Porque no muestras el sistema por el que la sociedad interviene en la educación. ¿Por casualidad?

              Te voy a poner un ejemplo. Los muslis montan sus propios institutos con pasta amablemente cedida por algunas satrapías sobradas de petrodólares. Y ya puestos, aceptan alumnos no muslis, como astuto acto de proselitismo. Con becas y lo que fuera menester. Y van programando a los incautos cachorros, con la idea de que las mujeres son animales que funcionan mucho mejor a hostias. Y los discrepantes, un estorbo cuyo mejor destino es el degüello. Etc; tú ya me entiendes.

              Bien, ¿tienes una hija, una mujer? Porque no sé si te das cuenta de que lo que has conseguido con tu propuesta es que, a partir de ahí, tu hija / mujer tienen que circular por la vida de una forma enteramente diferente. Su actividad principal será saber si los que circulan a su lado en cada momento vienen de una enseñanza libre como la que propones, para comportarse con la prudencia y discreción que exige ese caso. Probablemente se oculten en un velo (etc) ya para siempre, por aquello de las probabilidades.

              En nombre de la libertad y el «no estado» en la educación has conseguido que tus mujeres pierdan una libertad que das tan por supuesta como ir a cara (etc) descubierta. Con lo que llegamos a la paradoja del libertario. Cuando descubre que la libertad es … ¡el estado!

              No sé, estoy por montar un negocio turístico que se podría llamar Escuela de Verano de Libertarios. Consistiría en unas vacaciones educativas en aquellos lugares en los que el estado todavía no ha conseguido ser muy funcional, o aquellos en los que directamente ha fracasado en el empeño. Sirve la lista del Ministerio de Exteriores, aunque puedo incluir otras zonas / ciudades que no salen en esa lista, pero que ya en el país te avisan que no se te ocurra pisar (y yo suelo pisar con especial interés y dedicación). Conozco unos cuantos, bastante decentemente. Y se ve de cojones el efecto que tiene el estado en la libertad de la peña. De cojones. Hay una relación directa. Libertad es estado. Y un liberal es un producto de un estado ya muy avanzado, y francamente funcional. Antes de eso no es liberal ni el que asó la manteca. Por ejemplo, a pesar de buscarlos con mucho empeño, y durante un tiempo razonablemente suficiente, no fui capaz de encontrar ni un sólo liberal en Nueva Guinea Papúa. Ni entre la pequeña elite económica blanca (básicamente austarlianos), ni entre los negros.La explicación es fácil. El estado está muy muy lejos de haber conseguido la omnipresencia esa que tanto le espanta a Carlos. Pero muuucho. Y donde no llega el estado, no hay libertad … ni liberales. Ya no hablemos de libertarios, que estarían cociéndose directamente en la olla de la fiesta del pueblo, antes de ser ingeridos por la vasca..

              Que sí, que ya sé que imagináis mundos prodigio donde sin estado se consigue el mismo efecto que consigue el estado, sin sus lacras. Así a botepronto, suena como bastante infantil. Pero, ¿quién sabe? Cambiaré de idea cuando me señaléis un caso. Uno solo me vale. Hasta entonces, no dejará de ser un prodigio imaginario.

              ¿Me gusta la idea? ¡¡¡Me encanta!!! ¿Me apatecería dar pasitos hacia ella, a ver si se puede? ¡¡¡Me encantaría!!! Pero una cosa es dar pasitos con precaución, y otra muy distinta es pretender decir lo que DEBE y lo que NO DEBE ser, en base a un prodigio perfectamente imaginario.

            • Plaza, nadie, repito, nadie, ha propuesto eliminar el Estado. Nadie. Los que de vez en cuando pululamos por aquí sabemos muy bien que sin un Estado (entendido como estructura de poder que obligue a cumplir unas determinadas normas, especialmente, el respeto a la propiedad privada, no puede hablarse de libertad. No te voy a contestar a la digresión que escribes, porque no aporta nada al debate.
              En mi propuesta, la sociedad (conjunto de individuos) claro que interviene en la educación de sus hijos: ¡LA ELIJE!, pero sin que el Estado (o sea, la estructura de poder de dicha sociedad) decida por ellos. La propuesta, repito, es que los padres (es decir, el conjunto de los individuos que conforman la sociedad) elijen qué educación quieren que reciban sus hijos. Por seguir tu ejemplo, si los musulmanes deciden montar su escuela y tal y tal, pues bien, ya veremos qué padres llevan a sus hijos VOLUNTARIA y LIBREMENTE a dicha escuela y sobre todo, ya veremos cuánto dura esa escuela sin muchos alumnos y, lo más importante, ya veremos cómo progresan esos alumnos en la vida adulta. Lo bueno de la propuesta de una educación privada elegida por los padres y sin interferencias es precisamente eso, que sólo la buena instrucción, con educación de calidad progresará y la mala acabará desapareciendo. Y todo, sin que el Estado decida qué es bueno para mis hijos. Yo ya soy mayorcito para saber qué es bueno para ellos y qué no; no necesito un burócrata que me lo aclare.

            • El problema que yo le veo a lo que piensas, Currela, es el típico problema (error) de la mentalidad libertaria. Pensar que una sociedad es un mero agregado de fulanos sin ninguna propiedad emergente. No sé. Imagina un saco de canicas. Dos sacos de canicas son iguales, y sólo difieren en el número de canicas. O, si aceptáis propiedades emergentes como animal de compañía, al parecer creéis que la estructura de la que sale la emergencia depende enteramente de la suma de las «libres» decisiones de cada canica. Y la más elemental observación niega rotundamente cualquiera de las dos posibilidades. Los humanos crean sociedades que presentan propiedades emergentes, pero no «inventan» sociedades al albur del momento, de la «libre decisión», de las necesidades, ni de leches. Existen muchísimos menos tipos de sociedad de los que permitiría ese albur. El asunto tiene unas leyes y una dinámica con las que hay que contar. No es nada «libre».

              Entre esas leyes está la puesta en común de un conjunto de cuentos chinos (conocimientos intersubjetivos), que aseguran:

              1. Entendimiento veloz, lleno de «atajos».
              2. Predictabilidad de la conducta (otro «atajo» acojonante).
              3. Propósitos comunes (como defensa de la estructura).
              4. Identidad (nosotros / ellos).

              Y la educación es una pieza clave en la creación de ese entramado. Pero no cualquier educación «libre», sino precisamente una educación «de la sociedad». Que no será toda la educación, ni tiene por qué impedir la variabilidad individual, ni la prueba de novedades y herejías. Pero sí implica, necesariamente, alguna cantidad de educación común «de sociedad».

              Toda la tesis de vuestra extravagante idea de educación se basa en esa propuesta de Luis de que «la sociedad no es nada». Esa es la clave. Sin eso, se cae todo el montaje. Y eso, es falso. Palmariamente falso. Falso ya desde el primer grado de observación. Pero además es extravagantemente falso, porque es un error que no comente ningún humano, con la peculiar excepción de los «libertarios».

              pero sin que el Estado (o sea, la estructura de poder de dicha sociedad)

              Es que una sociedad no puede hacer nada en común si no es a traves de su estructura de poder. Para que pueda haber una educación «de sociedad» (que puede ser sólo una parte de la educación completa), tiene que hacerlo a través de su estructura de poder. O crear una estructutra de poder específica para ese propósito. Por ejemplo, antiguamente la Iglesia.

              No tienes más vueltas. O no hay sociedad -y sólo tienes un agregado desestructurado- o hay (alguna) educación «de sociedad». Y ya sólo te queda pensar lo que se puede y lo que no se puede conseguir con un agragado desestructurado. Vaya, para calcular si te sigue interesando la ocurrencia.

            • A ver si podemos poner el ejemplo cotidiano más simple, porque no me puedo creer que no veáis lo que digo (y ve todo el mundo). Ponte en varios perros asaltando una conejera (una madriguera laberinto de conejos). No actúan como «individuos», cada uno con sus «intereses». Así no cazarían un conejo en su puta vida. Actúan como un organismo, donde cada uno cumple una función distinta. Unos levantan la presa, otros la guían y otros la rematan. Por cierto, los chimpas hacen lo mismo.

              ¿Cómo se reparten las funciones? ¿Acaso llevan un cartel que diga yo soy levantador, yo soy acosador, yo soy guía? No, todos pueden hacer todas la funciones, y en el momento adecuado se las reparten de una forma más o menos instintiva. Probablemente dependiente de la jerarquía.

              Bien, eso no es una sociedad como agregado de individuos, sino como organismo. O con funciones orgánicas (una «propiedad emergente»). De las propiedades de cada fulano nunca podrías deducir las propiedades de la «emergencia».

              Los humanos, como animales sociales, también llevamos ese código que produce el fenómeno emergente de un funcionamiento orgánico. Y en mucho mayor grado.

              Pero además, le hemos dado varias vueltas de tuerca al proceso, con una codificación que no es genética, sino cultural. Para pasar de la simple banda de cazadores recolectores, a la tribu, a la aldea, a la ciudad, al imperio, a la nación, y al estado moderno.

              Esa nueva codificación, la codificacion cultural, son los cuentos chinos (o «conocimientos» intersubjetivos») de los que hablábamos.

              Evidentemente, una sociedad humana nunca es solo funcion orgánica. Ni siquiera mayormente función orgánica. Pero siempre tiene función orgánica. Y si le faltara, la crearíamos; es lo que «nos sale».

              Y lo que se entiende de la propuesta libertaria es aceptar la creación de esa función orgánica, siempre que surja espontáneamente. Y no de una codificación, sino de la suma de «intereses» de cada fulano, formalizada mediante contratos. Supongo que a mil bandas.

              ¿No os dáis cuenta de que no se sostiene? ¿No véis la diferencia entre una función orgánica que sale de código, contra otra que sale del albur de pactos variables que se renuevan constantemente (con cada cambio de circunstancia)? Sólo tienes que comparar el costo y la velocidad de un sistema y otro — si no quieres meterte en problemas prácticos porque no los quieres ver.

              Yo creo que es obvio que no se sostiene.

            • Por seguir tu ejemplo, si los musulmanes deciden montar su escuela y tal y tal, pues bien, ya veremos qué padres llevan a sus hijos VOLUNTARIA y LIBREMENTE a dicha escuela y sobre todo, ya veremos cuánto dura esa escuela sin muchos alumnos y, lo más importante, ya veremos cómo progresan esos alumnos en la vida adulta. Lo bueno de la propuesta de una educación privada elegida por los padres y sin interferencias es precisamente eso, que sólo la buena instrucción, con educación de calidad progresará y la mala acabará desapareciendo. Y todo, sin que el Estado decida qué es bueno para mis hijos. Yo ya soy mayorcito para saber qué es bueno para ellos y qué no; no necesito un burócrata que me lo aclare.

              Conozco muy bien tu tesis, pero estás hablando de otra cosa. El tema no es la «buena instrucción». El tema son los buenos «cuentos chinos» («conocimientos» intersubjetivos). ¡Pero la gracia de los cuentos chinos es que no los hay «buenos», sino los de tal sociedad y los de cual sociedad! La única ventaja del cuento chino es que, siendo compartido por toda la sociedad, produce los efectos antes descritos.

              1. Entendimiento veloz, lleno de «atajos».
              2. Predictabilidad de la conducta (otro «atajo» acojonante).
              3. Propósitos comunes (como defensa de la estructura).
              4. Identidad (nosotros / ellos).

              Pero sólo los produce si es compartido prácticamente por todos. Un cínico -por ejemplo, yo- puede no creer en el cuento chino, y sin embargo actuar sabiendo que es operativo. Funcionalmente es igual que creerlo. Donde se jode el invento es cuando distintas partes de la sociedad creen en distintos cuentos chinos. ¡Porque ya no son una sociedad, sino más! Y en España tienes dos ejemplos perfectos. La inmigración de Morolandia, que mantiene sus propios cuentos chinos, y los separatismos, que crean cuentos chinos en parte diferentes. Todavía no han llegado al punto de ruptura, pero andan haciendo equilibrios.

              En Londres están acojonados, intentando evitar que haya barrios enteros funcionando con sus leyes aparte (la sahria). O sea, que sabemos -porque lo vemos- que tu idea de que la gente elegirá la «educación de calidad», NO FUNCIONA. Los cuentos chinos, antes de «calidad», lo que tienen (y necesitan) es homogeneidad. Si no, no hacen su función (los 4 puntos de arriba). Y si no hacen su función, no nos entendemos. Nos quedamos sin «atajos». No tenemos la función orgánica como fenómeno emergente.

              Estoy muy sorprendido porque yo pensaba que estas cosas, de puro evidentes, no hacía falta ni decirlas. 🙁

            • «que sabemos -porque lo vemos- que tu idea de que la gente elegirá la «educación de calidad», NO FUNCIONA»
              Ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja. Pues he estado viviendo durante varios años en un país, de cuyo nombre no quiero acordarme, que, no sólo funcionaba, sino que los padres nos dábamos de hostias por matricular a nuestros hijos en los mejores colegios, precisamente, porque el Estado tenía a bien de darnos la libertad de elegir. Hay hasta autobuses PAGADOS POR LOS PADRES para llevar todos los días a sus hijos del quinto pimiento a ciertas escuelas, por la calidad de la educación e instrucción que imparten. Y te aseguro que no es necesario un gobierno que organice ni el transporte, ni qué asignaturas se imparten ni nada de nada. Son los centros educativos los encargados, junto con los padres (sus clientes) los que ajustan la oferta escolar a lo que ellos (los padres) consideran conveniente, con matices y algunas limitaciones.
              Tú mismo te contradices entre una contestación y la siguiente, Plaza. ¿En el Reino Unido no hay un gobierno que «homogeneiza» el «cuento chino» y hay educación pública obligatoria y tal?. Pues tú mismo dices que no funciona ¿por qué será?.

            • Pues deberías de decirme ese país cuyo estado no tiene ninguna intervención en la educación, ni en su homogeneización, porque tal vez me proporcionarías el ejemplo que necesito para empezar a escucharos. Llevo todo el rato pidiendo un sólo ejemplo. ¿Por qué diablos no me lo das?

              Y no me parece imposible. La tesis es que una sociedad necesita un sistema de programación común en cuentos chinos. Y lo más fácil parece que sea a través de la educación obligatoria. Pero si en algún sitio lo hacen de otra forma; o si han conseguido una sociedad sin cuentos chinos comunes; o si han conseguido una sociedad dónde los cuentos chinos son comunes de forma espontánea, me encantaría saberlo. Habrías resuelto la discusión. Os daría la razón.

              Y no, no funciona la elección que decía, porque esa gente, en Londres (y en España), elige madrasa como sistema educativo complementario a la obligatoria. O sea, en ese caso la libertad no asegura una homogeneidad de cuentos chinos, sino que produce lo contrario. Y eso proporciona una fractura de la sociedad. Que les está precocupando.

  12. Me ha encantado don Luis. Yo soy madre de una niña pequeña y no tengo experiencia en estas lides. No obstante puedo aportar algo, los padres que optamos por la privada, debemos tener el control. Pagamos el colegio más caro y con eso ya nos conformamos «Mi hija está recibiendo una buena educación». Pero no. Debemos, como consumidores de un producto tan delicado, ser más exigentes. Las familias en los colegios privados tenemos un papel fundamental que estamos olvidando: Inclinar los métodos y los contenidos hacia lo que realmente creemos necesario. Impulsar la flexibilidad en esos colegios que al fin y al cabo son empresas y se deben a sus clientes. Aportar contenidos que como profesionales sabemos que a nuestros hijos les hará falta en el mercado laboral.
    Todo esto, por supuesto, partiendo de la realidad, porque lo realmente necesario es que dispongamos del dinero que pagamos por la mala educación pública que pagamos forzados.

  13. Educación para la Ciudadanía en España. En tiempos de Franco se llamaba Formación del Espíritu Nacional. Misma asignatura, mismo cometido: adoctrinar a las masas sobre lo que es bueno y malo según los que mandan. Es más fácil mandar (y mantenerse al mando) en un país de borreguitos dóciles que en uno de gente que piense.

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