¿Por qué es tan temida y denostada la deflación?

Es abrir un telediario y salir el presentador y, con cara seria, avisarnos del peligro de deflación. Deflación que según ellos nos conduciría a una catástrofe económica sin precedentes.

Pero ¿Por qué la deflación nos llevaría a esa catástrofe sin precedentes? ¿Por qué en el mainstream de economistas, periodistas, políticos etc. la deflación es tan temida y denostada?

Primero definamos deflación. Por un lado deflación es (o era hasta que la RAE cambió el significado) la disminución de la cantidad de dinero en circulación. Por otro la deflación según se entiende ahora por (casi) todo el mundo es la bajada continuada de los precios.

Nótese que en ambas definiciones la deflación tiene un límite. En efecto los precios y la cantidad de dinero en circulación no pueden bajar por debajo del 0. No existe algo así como una cantidad de dinero en circulación negativa ni tampoco precios negativos. La conclusión es que la deflación, incluso en su versión más negativa, nunca puede ser continuada mucho tiempo. En cambio en la inflación los precios pueden subir indefinidamente mientras se siga imprimiendo dinero y lo mismo cuesta imprimir un billete que diga que vale 5 euros que un que diga que vale 5 millones de euros… se trata de poner unos ceros más en el papel.

Pero volvamos al principio, ¿Por qué la deflación es tan temida y denostada?

 

1.- El punto de vista de los deudores.

En general todos los que temen y denostan la deflación son portavoces de grupos que están fuertemente endeudados.

El sector público (desde políticos a profesores de universidad) vive en un mundo de deuda y de continuo endeudamiento. En ese mundo una bajada de precios supone un aumento inmediato de la deuda, mientras que la inflación es su amiga. Veamos esa manera de pensar en este artículo.

«…una inflación moderada del 5% o 7% puede incluso ayudar a mejorar el tema de la deuda que en seis años de crisis se ha reproducido. Una inflación moderada haría retroceder la deuda y permitiría mejorar la distribución del ingreso.»

Pero este “milagro” ¿No tiene alguna trampa?. Pues sí , y es bastante evidente: la inflación, en efecto, aminora o casi elimina las deudas… pero también acaba con los ahorros de la gente.

Si por “mejorar la distribución del ingreso” entendemos con transferir los ahorros de la gente a los deudores estamos en lo correcto… pero adviértase que cuando se habla de inflación nunca se mencionan los efectos que tiene esta sobre el ahorro.

Pero no sólo el sector público está endeudado, también lo están la mayoría de las empresas y muchísima gente con sus hipotecas o préstamos personales. Por tanto el mensaje de “creemos inflación” , y el contrapuesto de «miedo a la deflación», encuentra un amplio respaldo entre la gente,  pues con mayor inflación esperan mayores ingresos y en consecuencia la disminución real de sus deudas (que permanecerían constantes).

 

2.- El punto de vista de los keynesianos y socialistas.

Primero decir que la inmensa mayoría de los economistas, políticos, periodistas, profesores, artistas… (es decir de los que forman la opinión pública) son keynesianos o socialistas. De hecho excepto cuatro chiflados todo el mundo es keynesiano o socialista. Además cualquier liberal (hay muchas clases de liberales, y también hay muchas clases de gente que se dice liberal y no lo es) es escrupulosamente eliminado del debate público, acuérdense de lo que le pasó a Rallo en RTVE.

Bien,  pues el universo keynesiano y socialista necesita imperiosamente que la deflación no exista. ¿Pero por qué?

Imaginemos cualquier situación en la que se produzca una disminución de la cantidad de dinero (o para que nos entendamos mejor una disminución de las deudas de la gente) o un aumento de la productividad. Pues bien esas situaciones (en un sistema de mercado) producirán inmediatamente una grave crisis, con aumento del paro y la pobreza… a no ser que los precios bajen.

Estamos hablando de una verdad matemática incuestionable. En toda economía se cumple inevitablemente que la cantidad de dinero en circulación tiene que ser igual al precio de las mercancías que se compran y se venden. Yo, y en conjunto la sociedad, no podemos comprar bienes y servicios por mayor valor que la cantidad de dinero de la que efectivamente disponemos.

CANTIDAD DE DINERO EN CIRCULACIÓN = PRECIOS DE LAS MERCANCÍAS MULTIPLICADO POR CANTIDAD DE LAS MERCANCÍAS.

Imaginemos que yo disponía de 1.000 euros pero que de ellos 200 eran debido a deudas que iba contrayendo. Ahora no me endeudo y sólo dispongo de 800 euros, entonces mi poder de compra, mi demanda disminuirá. Si sumamos a toda la gente de una sociedad, si hay menos dinero en general, la demanda conjunta, la demanda agregada disminuirá.

Ahora bien si los precios no bajan (porque ya se sabe que la deflación es muy mala), la cantidad de bienes producidos disminuirá irremediablemente porque con los mismos precios (y dado que la gente tiene menos dinero) la gente no podrá comprar (demanda agregada) la misma cantidad de bienes que antes. Y si la gente gente no compra las empresas producirán menos o quebrarán y el paro aumentará… con la consecuencia de una aún menor demanda!!

Tanto el keynesianismo como el socialismo se basan en la verdad absoluta de que los mercados no se autorregulan y en consecuencia un menor endeudamiento (keynesianos) o una mayor productividad (socialistas) llevará inexorablemente a unas crisis catastróficas y recurrentes  que sólo se acabarán con una mayor o menor intervención del Estado.

Los keynesianos por ejemplo explican que la intervención del Estado es necesaria para “proteger la economía de mercado”, que si no se autodestruiría.

Los socialistas dicen que las recurrentes crisis y el mayor número de parados llevarán al sistema de mercado a su autodestrucción dejando vía libre al control por el proletariado de los medios de producción.

El problema de keynesianos y socialistas es que si introducimos la deflación en la ecuación… los mercados sí se autorregulan (bueno todo lo que se puede autorregular un sistema bastante imperfecto como es la economía de mercado).

Pero en cualquier caso con deflación el sistema de mercado tiene a autorregularse y las crisis endémicas y catastróficas que nos anuncian keynesianos y socialistas no suceden o duran muy poco.

Es por eso que todo el establishment (economistas, periodistas, artistas, políticos…) trata de amedrentarnos con las consecuencias de una posible deflación… (que causaría que sus teorías económicas se vinieran abajo estrepitosamente).

 

3.- Cómo la deflación arregla las crisis de demanda.

Voy a poner, en primer lugar, el caso concreto de la economía española.

El nivel de endeudamiento del conjunto de la economía española (Estado, empresas y particulares) alcanzó su techo en 2010. Desde entonces se ha producido una ligera disminución… pero sobre todo los brutales aumentos de deuda que se producían se han acabado (hablamos en conjunto puesto que mientras que el Estado, desde que comenzó la crisis se ha endeudado en más de 600.000 M€, las empresas y particulares han disminuido su endeudamiento en una cantidad similar).

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Esa disminución del endeudamiento (fundamentalmente empresas y particulares que se endeudaban para construir o comprar viviendas) provocó que el sector de la construcción bajase en un 80 %. Y de ahí las consecuencias: disminución de la demanda (de viviendas), cierre de empresas, aumento del paro, disminución de la recaudación fiscal, aumento del déficit público.

Ahora imaginemos que en España tuviéramos algo parecido a una economía de mercado. El resultado inmediato sería la deflación. Las empresas ante la menor demanda habrían intentado bajar sus costes (entre ellos los salarios), sus beneficios, y, aunque no todas podrían hacerlo en la misma medida, habrían rebajado sus precios.

Y esa bajada de precios, que se haría para mantener las ventas, la producción, en definitiva la riqueza,  es lo que  han hecho todas las empresas, en mayor o menor medida dentro de lo que les ha permitido la ley.

Un argumento recurrente de los keynesianos y socialistas es que si se bajan los salarios bajará la demanda y la crisis se agravará aún más. Pero si los precios bajan la capacidad de compra de la gente no se verá afectada porque compensará la bajada de salarios. Es irónico y a la vez clarificador que keynesianos  y socialistan nos presenten como algo malo la bajada de precios… que podría compensar la disminución de salarios haciendo que la gente mantenga su poder adquisitivo. No les interesa que los mercados se puedan autorregular.

Otro argumento de keynesianos y socialistas que si bien la deflación puede ayudar a mantener el poder adquisitivo de la gente también aumenta la carga de sus deudas y que en cualquier caso la deflación no creará empleo que es al fin y al cabo el mayor problema de la crisis.

Es evidente que si bajan los salarios el peso de las deudas de la gente aumentará y que su demanda disminuirá, aunque se produzca una deflación en las mercancías. Dicho de otro modo los precios pueden bajar, pero  lo que pagan por el piso que compraron no va a bajar y por tanto nunca se va a ver compensada (con la deflación) toda la perdida de poder adquisitivo de la bajada salarial… por lo menos al principio.

Pero esta visión deja de lado el factor del déficit y la deuda pública (y sus intereses), en efecto aunque la deuda particular de la gente aumente en términos reales con la deflación, la no deflación (y por tanto el aumento del paro y del déficit público) puede aumentar (y de hecho lo está haciendo: la deuda pública ya es del 97 % del PIB) con lo que la deuda total de la gente puede aumentar mucho más con no deflación y crisis que con deflación y recuperación.

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Aunque no se vea, mucha gente está haciendo grandes sacrificios para pagar su piso comprado a precios de burbuja y sin embargo su deuda total (incluyendo la deuda pública) no baja nada o incluso aumenta.

Pero al final llegamos al punto que de verdad importa ¿Aumentará la deflación el empleo, volviendo a niveles de antes de la crisis?

Para keynesianos y socialistas no. Es más la deflación disminuirá aún más la demanda agregada, puesto que la gente esperará a que los precios bajen más y pospondrá sus decisiones de compra. La perspectiva de precios bajos disminuirá también las inversiones de las empresas puesto que no esperan beneficios. Y todo eso agravará el desempleo generando otro ciclo bajista.

No hay soluciones mágicas ni rápidas. España tiene que aceptar que el sector de la construcción no va a volver a ser lo que fue y que es necesario que la gente se dedique a otra cosa. Es lo que algunos llaman pomposamente “cambiar el modelo productivo”.

Tampoco se trata de que la gente cobre “sueldos chinos” (el sueldo medio en China es de 300 € vs. 1.800 € en España sería necesaria una deflación salarial del 83,5 %, y ni que decir tiene que mucho ,muchísimo antes, se acabaría con el paro porque seríamos increiblemente competitivos).

La gente olvida con pasmosa frecuencia que la demanda no solo proviene del consumo de los trabajadores españoles, sino también de las empresas y trabajadores extranjeros que consumen productos españoles (incluido por supuesto el turismo). Y que la demanda de esos consumidores aumentará con toda probabilidad al bajar los salarios y los precios de los productos españoles.

 

 

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También olvida la demanda que de productos extranjeros hacen los españoles, que podría convertirse en demanda de productos españoles si fuésemos competitivos.
Sumando las dos cantidades nos da más del 60 % del PIB.

 

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Todo esto se ha caricaturizado diciendo que “competir en precios bajando salarios es un atraso y no tiene futuro”. Bueno lo que es una estupidez es querer competir con precios y salarios alemanes, suizos o suecos cuando ni nuestra tecnología ni nuestra productividad se les acerca.

Existen muchos nichos de mercado  entre las tecnologías y productividades que desgraciadamente no tenemos todavía y los de países tercermundistas aún. Simplemente tenemos que buscar nuestro lugar en el mercado mundial.

Curiosamente cuando se bajan salarios por medio de la devaluación controlada de la moneda, imprimiendo dinero, por supuesto, nadie se queja de “salarios bajos”.

Lo de que la gente “pospondrá sus decisiones de compra ante la bajada de precios” es la típica afirmación que la realidad se empeña día a día en desmentir. Ordenadores, smartphones, lavadoras, televisores, muchos productos alimenticios, carburantes, viajes, ropa… son cosas que han estado bajando de precio desde siempre o que lo están haciendo desde hace unos años y ¿A quienes les han bajado las ventas, a los que han bajado los precios o a los que los han mantenido?

Por otro lado si la gente pospusiese sus compras ante una bajada de precios nadie pediría nunca un crédito. Los intereses pagados al banco serían el mayor precio por consumir ahora, es decir los precios en el futuro serán más baratos (no habría que pagar intereses), ¡La gente siempre pospondría sus compras hasta tener todo el dinero para pagar!

Sin embargo la absurda teoría del «retraso del consumo» tiene que ser mantenida contra viento y marea porque es la única manera de darle la vuelta a la Ley de la Oferta y la Demanda, y que una bajada de precios en vez de dar lugar a un aumento de la demanda de paso a una bajada de la demanda.

La única manera de que puedan cuadrar las teorías de keynesianos y socialistas es que la Ley de la Oferta y la Demanda funcione al revés y una bajada de precios baje la demanda y una subida de precios la aumente.

 

4.- La solución keynesiana.

La solución keynesiana parte de la premisa de que “existe una capacidad ociosa de producción” y que bastaría con imprimir dinero y gastarlo para que la maquinaria productiva se pusiese en marcha, se acabase el paro y el déficit público, y todo a cambio de una pequeña inflación!! (que siempre estaría controlada).

La solución parece sencilla y genial… existe el pequeño problema de que siempre se ha puesto en marcha una política económica así ha fracasado. Ahora y en los 60 y 70, en USA y en Japón. Pero dado que los hechos son irrelevantes para los keynesianos voy a intentar explicar porqué imprimir dinero no soluciona la crisis.

Para empezar “capacidad ociosa de producción” no significa bienes y servicios ya producidos y eso es lo que van a reclamar las personas con más créditos.

Pero, ¡Un momento! ¿Cómo se ha llegado a tener esa “capacidad ociosa de producción”? La respuesta de los keynesianos y socialistas es: “subconsumo”, es decir o los salarios son muy bajos y no son suficientes para adquirir todo lo que se produce o falta crédito y la gente no puede comprar lo que quiere.

Sin embargo, el problema (la gente no compra porque no tiene suficiente dinero)  tiene fácil solución: ¡bajar los precios! y dado que con los paupérrimos salarios los márgenes de beneficio del empresario serán escandalosamente altos… aún así se obtendrán beneficios (que es lo que hace que las empresas continúen). El sistema de mercado nunca va a fracasar mientras las empresas ganen dinero.

La otra excusa es aún peor: la crisis no empezó porque los bancos dejaran de dar crédito, empezó porque ya todo el mundo se había endeudado (algunos mucho más allá de lo que podía pagar).

Las cosas son un poco más complicadas. Durante muchos años España se especializó en construir viviendas (en la mayoría de los casos de la misma manera (y productividad) a la que se construían 40 años antes)… que financiaba con préstamos del exterior y se vendían a unos precios escandalosamente altos,  (obsérvese como coincide el fin de la subida de precios de la vivienda con la disminución del endeudamiento exterior):

 

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Ahora España tiene dos problemas: uno es no endeudarse más y el otro encontrar productos y mercados que sustituyan a las viviendas para volver a los niveles de renta y empleo precrisis.

Imprimir más dinero y dar más crédito, a no ser que queramos volver a construir 700.000 viviendas al año, no va a generar empleo porque no existe el capital para generar bienes y empleos.

Que sí, que podemos aumentar el gasto público y contratar a más profesores, y médicos e investigadores… lo malo es que luego esa gente tiene la manía de gastarse el dinero en un smartphone (importado), en ropa (importada), en un coche alemán… y eso como que no genera empleo en España.

Podemos darle el dinero a la gente para que cancele sus hipotecas, o cancelarlas directamente, y así la gente tendrá más dinero para gastar y aumentará el consumo y el empleo. La solución es bonita, pero nuevamente se esconden los malditos efectos indeseados. ¿Cómo se cubrirán los depósitos bancarios, los ahorros de la gente, que financiaron los créditos?, nada se imprime dinero. Y en cuanto a los bienes que  la gente va a comprar con el dinero extra ¿Dónde están? ¿Cómo se producirán?

Los keynesianos obvian, ¡Incluso niegan! el problema del capital.

Para ellos el proceso de:

Ahorro , inversión, producción y consumo (EN ESE ORDEN)

¡No existe o es irrelevante!

Los keynesianos creen en un proceso mágico (por medio de la oferta y la demanda agregadas) en el cual el capital ya existe, y no sólo existe sino que es capaz de producir cualquier bien, en cualquier cantidad, de manera inmediata.

Un ejemplo. Imaginemos que tenemos una empresa de construcción, que como capital tiene una grúa. La gente deja de comprar viviendas, pues bien, según los keynesianos, la grúa se reconvertiría inmediatamente en una fábrica de PS4™…

Pero no sólo eso: las consolas aparecerían inmediatamente en las tiendas para consumir.

Pues en esa serie de majaderías se basa la sabiduría económica de nuestras Universidades.

En cuanto a las deudas ¡Qué más da! Se imprime dinero, se crea inflación, se suben los impuestos… en definitiva se confisca de una u otra manera los ahorros, ¡el capital!, de la gente.

 

5.- El ejemplo americano.

Ultimamente los keynesianos (Pedro Sanchez, PSOE, por ejemplo) nos presentan a USA como un ejemplo de éxito de sus políticas. Han superado la crisis, dicen,  y su tasa de desempleo es de poco más del 5 %.

Aunque se les olvidan algunos detalles.

Los dos millones de puestos de trabajo creados por el fracking.
Los 10 billones de dólares ($ 10.000.000.000.000) en que ha aumentado la deuda pública desde el inicio de la crisis, que ya anda por los 18 billones ($ 18.000.000.000.000) el 104 % del PIB.

 

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Los casi 60 billones ($ 60.000.000.000.000) de deuda (publica y privada de familias y empresas) de la economía yanki.
Y sobre todo los más tres billones de dólares impresos desde que empezó la crisis.

 

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Cuando todo esto estalle seguro que encontrarán magníficas excusas, seguro.

 

Epílogo.

La deflación es temida y denostada por los que han hecho del endeudamiento su forma de vida y no tienen ni la más mínima intención de pagar.

La deflación es temida y denostada por los que no quieren que la economía de mercado se autorregule (imperfectamente).

Imprimir dinero no crea riqueza porque no crea bienes ni servicios.

Para generar riqueza es necesario ahorrar para después invertir para después producir y finalmente consumir.

Puede que alguien piense, bah, que se jodan los ahorradores, los capitalistas, los ricos. Pero que nadie se olvide que sin ahorro no puede haber inversión. Y sin inversión no hay futuro.

Arturo Taibo
Arturo Taibo

Economista. Liberal. Cansado de ver como se engaña a la gente y como se desperdician las posibilidades de desarrollo económico. Intentando que la gente aprenda un poco de Economía.

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15 comentarios

  1. Suena bastante convincente, la verdad. Lástima que no haya mejor oposición que el cachondo que emplea como argumento la mera aseveración de que «es de sentido común». ¡Pero si el artículo explica con bastante detalle, precisamente, por qué «es de sentido común». Es decir, por qué es la cantinela que la gente cree por defecto. También las brujas eran de «sentido común». Y tantas otras majaderías de interés para quien puede crear el «sentido común».

    En fin, gracias. Y lástima por la ausencia de crítica de verdad — que es con lo que se aprende / comprende mejor.

  2. Dice el Sr Taibo: «bajar los precios para arreglar el problema.»

    En una situación económica de escasez de demanda, ahondar en la falta de demanda con una situación en la que el consumidor aún va a demandar menos, no es arreglar el problema sino empeorarlo. Es de sentido común. Por supuesto que al final se «autoregulará», pero como ya le he dicho antes, a lo mejor lo hace cuando ya estemos todos debajo del puente comiéndonos el zapato. Es usted, como economista, el que nos debe demostrar que esperar pacientemente a que el asunto se «autoregule» no nos lleva a otra espiral perniciosa en la que acabe todo el mundo en la calle, como ya le ha contado el Sr Manu y piensan el 99,99 % de los economistas.

    JJI dice: «me quedé con ganas de preguntarle qué es un liberal de verdad»

    Básicamente una persona que defiende la libertad individual por encima de otras consideraciones. En el caso que nos ocupa, creo entender que el señor Gómez defiende la libertad de expresión sin excepciones. Asunto, por cierto, en el que coincidimos (no así en otros). Otros autodenominados liberales no lo hacen, y por lo tanto son en mi opinión, falsos liberales o, por decirlo más claramente, derechistas de toda la vida con una mano de barniz liberal para disimularlo.

    Dice JJI: «Lo de la Viejecita también tiene tela en su simplicidad. ¿Un piso de alquiler es o no es un servicio? Y su gestión imprescindible»»

    Sí, por supuesto que sí. De hecho yo también tengo varias propiedades en alquiler, y aunque no suponen el grueso de mis ingresos, encantado estoy del dinerito que me proporcionan sin casi mover un dedo (y aún más encantado estaré cuando me jubile, viendo el panorama que se nos avecina en este país). No hay censura en mis palabras hacia la Sra Viejecita, simplemente me ha hecho mucha gracia el elegante circunloquio que ha utilizado para decir que es rentista, nada más. Seguramente habrá mas gente que también se ha reído al leerlo…

    Dice Interesado «Vaya Don Nadie, será que soy gilipollas, pero si tengo que comer compro ahora, no esperaré medio año a que bajen más los precios»

    No solo de comer vive el hombre (ni la economía…). Si fuera como usted dice no habría crisis.

    Dice Interesado: «Estoy un poco bastante hasta los cojones que los ahorradores siempre sean los que comen mierda en estos asuntos, todo porque los despilfarradores van a lo loco y hay que sacarles las castañas.»

    Noto en sus palabras (no sé si me equivoco) un tono de moralidad superior para el ahorrador y una cierta censura moral al gastador. Para mí no hay superioridad moral en ninguno y no veo necesidad de premiar o castigar a alguno de los dos basándonos en esos términos. Me temo que la Biblia y yo nunca hemos hecho buena pareja.

    • No hay escasez de demanda lo que hay es escasez de dinero. Y nuevamente bajando precios y dejando a la gente más dinero en el bolsillo es como se puede aumentar la demanda.

      Sigue sin comprender que lo que no hay es demanda de pisos y por mucho dinero que imprima y reparta no van a aparecer de la nada los smartphones que quiere la gente.

      La demanda de los turistas extranjeros como le he puesto en un gráfico sí aumenta gracias a la moderación en los precios. Los sectores que tiran de la economía española son aquellos donde la moderación de precios nos está haciendo más competitivos.

      En cuanto al 99,9 % de los economistas… mire la Economía es una Ciencia y de lo que se trata es de tener razón no de tener la mayoría… eso queda para los políticos y la política.

  3. Vaya Don Nadie, será que soy gilipollas, pero si tengo que comer compro ahora, no esperaré medio año a que bajen más los precios, y cuando me pillé una tablet, tenía muy claro que los precios podrían bajar, pero me apetecía en ese momento y estaba en mi presupuesto. Como ya han dicho otros, el sector de la tecnología es deflación pura y dura y en el sector alimenticio, ¿por qué cress que han crecido tanto Mercadona y Día si no es a causa de las marcas blancas, más baratas que las de marca y que les ha forzado a ceder un poco?

    Como queda claro en el artículo, la deflación jode al endeudado, al ahorrador le viene de perlas, mientras que la inflación tiene el efecto inverso, ¿por qué resulta que la inflación siempre es guay y la deflación no? Pues estando en un país donde lo de ahorrar no se estila no me sorprende y en un mundo donde un buen puñado de paises están sobreendeudados hasta las trancas pues lo mismo. Estoy un poco bastante hasta los cojones que los ahorradores siempre sean los que comen mierda en estos asuntos, todo porque los despilfarradores van a lo loco y hay que sacarles las castañas.

    Ya se habla de imprimir euros, pongamos que en medio año nos comemos una inflación del 30% con la gilipollez y de golpe, tus ahorros son 30% más pequeños. Poca gracia me hace que tenga un fondo de imprevistos que se han hecho más pequeños porque otra sarta de gilipollas que no puedo controlar se dedican a jugar con la máquina de billetes.

  4. En otro hilo DonNadie afirma: Otra entrada del Sr Gómez que firmaría yo gustosamente. Sí, hace tiempo que sospecho fundadamente que el Sr Gómez es un liberal de los de verdad. Y me quedé con ganas de preguntarle qué es un liberal de verdad (por ver de mejorar), pero la pereza pudo más.

    Ahora nos da una idea de liberal como persona pasiva que espera a que lo que sea «se regule». ¡En fin! Supongo que estás de broma. No me canso más.

    Lo de la Viejecita también tiene tela en su simplicidad. ¿Un piso de alquiler es o no es un servicio? Y su gestión imprescindible (si se quieren pisos de alquiler) ¿es o no es un trabajo?

    En serio DonNadie, no me gusta pero parece que sólo me dejas la opción de elegir entre tu inteligencia o tu honestidad intelectual.

  5. pvl dice: «Aparte del bla-bla-bla que tanto gusta a progres y similares, la única medida realmente efectiva para minimizar la caída de ventas es bajar los precios.»

    El verdadero bla-bla-bla es el cuento liberal de la autoregulación. Si la gente ve que bajan los precios, deja de comprar hasta que bajen más. Si los negocios no venden, cierran y va más gente al paro. Y la gente en el paro aún compra menos con lo que aún cierran más negocios. Y más gente al paro que aún compra menos… hasta que nos hayamos ido la mayoría al carajo. En ese momento el mercado se «autoregula» y los liberales por fin son felices debajo de un puente.

    El mar también se «autoregula» y después de la tormenta llega la calma. Pero a nadie se le ocurre decir que no hay que preparar los barcos para que resistan las tormentas porque tarde o temprano el mar se «autoregula» y aquí paz y después gloria. ¿Y los que acabaron en el fondo del mar? Bueno, esos… sacrificios en el altar liberal ¿verdad?. Que se jodan.

    No señores liberales, mientras haya problemas habrá seres humanos que intentarán arreglarlos una y otra vez hasta conseguirlo. Sentarse a mirar hasta que se arreglen solos, caiga quien caiga, no es la forma de actuar de la especie humana. Eso solo vale para sociópatas. Búsquense otra especie viva con más sociópatas a la que aplicarles su doctrina.

    viejecita dice: «Y eso que mi sector es el del ladrillo ( mi pyme se dedica a alquilar pisos y locales, de la que es propietaria )»

    ¡Qué manera tan elegante de decir que vive de las rentas!

    • El sector de la informática ha vivido lustros viendo una caída imparable de precios, sin embargo cada vez vende más. En esa dinámica se ha financiado el desarrollo del sector, cuando según usted la gente habría parado de comprar hace mucho tiempo. Los datos demuestran que una caída de precios continua no para las ventas…

    • Sr. Don Nadie insiste usted en repetir la ortodoxia económica pero sin aportar nada a lo que he dicho.

      El mercado está compuesto por gente no por ninguna esotérica sustancia.

      En cuanto a que la gente deja de comprar si los precios bajan…

      El primer televisor en color que compraron mis padres en el año 1982 por 100.000 pesetas de las de aquella época que ahora serían unos 1.575 €.

      Yo compré el pasado verano en una superoferta en El Corte Inglés una televisión en color… SONY smartv de 40″ y 200Hz por… ¡500 €!

      Incluso considerando que la televisión de mis padres fuese igual de buena que la que yo he comprado (que obviamente ni de lejos) estamos ante una deflación del 65 %.

      Dice que:

      mientras haya problemas habrá seres humanos que intentarán arreglarlos una y otra vez hasta conseguirlo. Sentarse a mirar hasta que se arreglen solos, caiga quien caiga, no es la forma de actuar de la especie humana. Eso solo vale para sociópatas. Búsquense otra especie viva con más sociópatas a la que aplicarles su doctrina.

      Pues eso es lo que hacen las empresas y las personas cuando disminuye la cantidad de dinero: bajar los precios para arreglar el problema.

      Usted tiene otra solución: imprimir dinero para crear otra burbuja.
      Pues nada: buena suerte.

    • Por cierto, las gasolineras estos días deberían estar vacías, porque como la gasolina está bajando…¿por qué llenar el depósito hoy pudiendo llenarlo el mes que viene por menos dinero?. Claro, que cuando llegue el mes que viene me volveré a hacer la misma pregunta y así hasta que vuelvan a subir los precios.

      Lo malo es que tengo el vicio de coger el coche varias veces a la semana, y mi coche tiene el defecto de que no postpone su consumo.

      Seguramente, cuando vuelva a subir el precio de la gasolina, me pondré a dar vueltas al pueblo para vaciar el depósito y volverlo a llenar antes de que vuelva a subir.

  6. Buenas;
    Parecer ser D. Arturo q Draghi y Expansión no está de acuerdo con usted, dice Expansión;
    «Con este plan de compra de activos, Draghi quiere alejar por todos los medios la temida deflación, que implica una bajada generalizada y prolongada (al menos dos semestres) del nivel de precios de bienes y servicios. Un contexto de deflación tendría consecuencias muy negativas en el crecimiento de la zona euro, todavía muy frágil. En el tercer trimestre la economía de la región mejoró apenas un 0,2% (el dato del cuarto trimestre se conocerá el próximo 13 de febrero).

    La deflación activaría un círculo vicioso con mucho peligro. Al caer los precios, se reducen los ingresos de las empresas. Como los costes de producción no disminuyen, las compañías recortan la inversión y el empleo. Así que cada vez es más pequeña la masa salarial y también la demanda, lo que implica menos ventas. A la vez, los consumidores retrasan sus compras y las empresas sus gastos, al creer que más tarde todo será más barato.

    Por si fuera poco, la situación se ve agravada porque el peso de las deudas en relación con los salarios aumenta y, con él, el riesgo para el sistema financiero. Ante esta coyuntura, aumenta la prima de riesgo de los bancos, que reducen la oferta de crédito.

    Este es el escenario que quiere evitar a toda costa el BCE y, de ahí, que tras muchas insinuaciones, por fin, el organismo haya lanzado sus medidas más contundentes después del último dato de inflación de la zona euro del -0,2% en diciembre (no caía al terreno negativo desde octubre de 2009) y ante las expectativas de que siga esa tendencia en los próximos meses

  7. El art. es excelente, como todos los del autor.
    Un ejemplo: dos propietarios de tiendas de ropa. Uno ha montado su negocio con sus propios ahorros y el otro a base de crédito. Supongamos que sus ventas son similares.
    Ahora llega la crisis, lo que se traduce inexorablemente en menores ventas.
    Aparte del bla-bla-bla que tanto gusta a progres y similares, la única medida realmente efectiva para minimizar la caída de ventas es bajar los precios.
    Evidentemente a ninguno de los dos le apetece lo más mínimo porque en el mejor de los casos de mantenerse igual las ventas, ambos ingresarían menos dinero. Además lo normal es que tb las ventas bajen, si la crisis es grave.
    Pero también es evidente de que al que más le perjudica es al endeudado: su deuda es la misma que tenía, pero ahora con la crisis, aun en el mejor de los casos (que es mantener el nivel de ventas), dispone de menos ingresos para pagar la deuda.
    Por eso no tiene nada de extraño, que el endeudado, si está en sus manos, prohíba por Ley que su competencia baje los precios.
    Eso es lo que intentan los Estados, si no por ley, sí mediante la impresión de dinero. Y lo hacen porque están endeudados hasta las cejas.

  8. Echaba de menos uno de los didácticos artículos de Arturo (que veo que ha aparcado el uso de un pseudónimo).
    Buen trabajo. Es una lástima que este tipo de explicaciones tengan tan escasa (o nula) difusión, ya que los economistas liberales no tienen presencia en los mass media. Únicamente Daniel Lacalle interviene muuuy ocasionalmente en La Secta.
    Lo sorprendente es que Juan Ramón Rallo haya participado más en La Tuerka (programa presentado por el mismo Pablo Iglesias) que en medios de comunicación supuestamente neutrales.

  9. ¡ Como me encanta este hilo, Don Arturo !
    Y eso que mi sector es el del ladrillo ( mi pyme se dedica a alquilar pisos y locales, de la que es propietaria ), y que nosotros íbamos a ser, y, de hecho llevamos un tiempo siendo, los que íbamos a notar la bajada de precios en los alquileres ( aunque, ¡que casualidad !, las obras de y los contratos de mantenimiento, nos siguen costando lo mismo que en los tiempos de la burbuja )

    Porque es que tengo unos hijos , para los que las palabras de Krugman, o de Stieglitz, son incontrovertibles, y a mí me dicen que no salgo de mi experiencia, y que lo veo todo desde mi óptica de hormiguita que no debe dinero a los bancos ( lo cual es verdad ; tengo el mismo coche desde hace 11 años, no salgo, no viajo, y mis únicos gastos para mí son la compra de libros, discos y películas, y voy ahorrando, en las temporadas buenas, para invertir en las obras necesarias de las temporadas malas… ).
    El caso es que he copiado este artículo suyo, lo he metido en Favoritos, y que, la próxima vez que me vuelvan con lo de que la inflación es buena, lo del peligro tremendo de la deflación, con Keynes, con Krugman, etc, les imprimiré su artículo y se lo daré a leer.
    Y si se niegan, tendré una excusa estupenda para decirles que no me cuenten lo que dicen sus gurús.

    Muchas gracias

  10. Está claro que a los «inflacionarios», lo que les gustaría es que un motorola costara 3000€ el modelo básico, precio del año 86 y un ordenador costara como mínimo 10mil, porque sino no se producirían ni evolucionarían, ¿o no?

    Saludos

  11. Muy bien explicado, las cigarras están tratando de robar los ahorros de las hormigas. El plan de bajar intereses para motivar a las hormigas a mover su dinero no funcionó como querían y ahora a través de imprimir dinero y la inflación roban directamente los ahorros de la gente, de paso que bajan los sueldos sin bajarlos.

    Suiza ha dicho que no quiere saber nada del plan en ciernes de imprimir euros y ha desligado el franco del euro, mala señal.

    La deflación es el estado natural de esta fase de la crisis, cuando baja demanda, bajan los precios.

    Lo divertido es ver que los mismos que relacionan la deflación con el advenimiento del maligno son los mismos que ven maravillosas proyecciones de futuro con el petróleo a la baja ¿!? O que se congratulan con las ventas durante las Rebajas. La incongruencia es muy fuerte en ellos 😀

    El tipo de capitalismo que está montado se basa en el crédito y por tanto en el crecimiento y la inflación. Sin inflación no hay intereses altos y no compensa prestar dinero. Sin crecimiento no hay inflación y no hay seguridad en la devolución de los créditos. Y sin crédito no se concibe la actividad económica.

    La deflación no es mala, la deflación es lo que nos puede ayudar a salir adelante, siempre que el suministro de energía no nos falle, que es el problema de fondo en toda esta larga crisis.

    Saludos

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