Mi desafección por la Unión Europea: el caso andaluz

Los políticos españoles deben estar de enhorabuena: Gracias a su manifestada incompetencia a lo largo de esta campaña electoral han logrado que comparta mi opinión sobre estas elecciones con mi tocayo Manolo. Así, teniendo en cuenta las irrelevantes bobadas de las que han estado hablando durante estas semanas (más propias de un concurso de popularidad que de unas elecciones), sólo les deberían votar los más fieles. Y es una pena, porque la Unión Europea es mucho más importante de lo que parece.

Vaya por delante que soy un europeista convencido. Lo digo como residente en Alemania con novia polaca (capital Varsovia) y al que los comentarios sobre rumanos, búlgaros, gitanos, negros, árabes o cualquier otra consideración religiosa, cultural o racial le parecen una… (pongan aquí su valoración intelectual negativa favorita). Pero no estoy para nada satisfecho con el funcionamiento actual de la Unión Europea. Permítanme que me explique.

Originalmente la Comunidad Europea fue un acuerdo (los Tratados de Roma de 1957) entre seis Estados (Italia, Francia, Holanda, Bélgica, Luxemburgo y la antigua República Federal Alemana) que tenía cuya primera finalidad era la de crear un mercado sin fronteras para personas, mercancías y capitales, de modo que todas ellas se pudiesen mover libremente según lo que más les conviniese. Estos Tratados, además, incluían el objetivo de crear las instituciones que garantizasen estas libertades y se destinaban unas cantidades de dinero, los fondos de cohesión, que pretendían corregir las desigualdades que pudiesen generarse del libre comercio creado.

Esta Comunidad Europea a la que hoy denominamos “Unión Europea” se ha convertido en un mastodonte burocrático (no se dejen engañar por el número de funcionarios, 30.000: importa mucho más la calidad de las normas que emiten) de las que destaco las siguientes funciones fundamentales (tiene muchas más, pero subrayo las que ahora más me interesan):

  • Mantener las libertades de circulaciones, mercancías y capitales. Dentro y fuera de los países miembros.
  • Establecer leyes marco, reglamentos y decisiones, de obligado cumplimiento para todos los países miembros, y que pueden afectar desde la normativa de prevención de riesgos laborales a denominar todos los productos químicos imaginables, pasando por los impuestos del País Vasco o Irlanda.
  • Garantizar a través de sus tribunales que se respetan los derechos y principios contenidos en sus diferentes normas.
  • Fijar la política monetaria y las normas financieras, a través del euro y el BCE.
  • Invertir dinero en aquellas regiones económicamente más desfavorecidas y subdesarrolladas.

¿Podría indicarme alguien si algún partido político ha hecho alusión a estas ideas básicas? ¿O a cualquier otro punto fundamental? Lo más que habrán escuchado son ideas del tipo “salir del euro”, “imprimir más”, “somos una colonia de Alemania” o “no a la Europa de los mercaderes”. Del resto, al menos en España, no se ha dicho absolutamente nada. ¿Por qué? Porque consideramos la Unión Europea una institución de la que trincar dinero. Paga a otro, de modo que es bueno. Y ahora yo me pregunto: ¿Seguro que es bueno? Y me respondo: No lo tengo nada claro. Pondré como ejemplo el caso andaluz.

Andalucía pasa por ser la región más pobre de España y la que encabeza los rankings de paro, no ya de Europa, sino del mundo occidental. En consecuencia, dado que las políticas españolas y europeas están orientadas a corregir estas desigualdades, llevan invertidos varias decenas de miles de millones en Andalucía durante décadas. Y esto seguirá así, mientras la situación no mejore (y con un 36% de paro de media y un 60% de paro juvenil, lo dejaremos en que va para largo).

¿Qué ha pasado con todo ese dinero? Algunos se han invertido en obras públicas adjudicadas a dedo con más o menos acierto. Otras, como la PAC, han conseguido fijar a las poblaciones, no sólo a localidades y a negocios ruinosos, sino también al partido político que se ha atribuido el mérito de conseguir las ayudas. Y finalmente tenemos los casos de los EREs y de los Cursos de Formación, donde presunta y directamente se ha robado de unos fondos subvencionados por la Unión Europea.

Pues bien: Según las encuestas, los mismos imputados en estos casos de corrupción, que son los mismos que se han apropiado de los méritos de la Unión Europea y que son los mismos que han llevado a la Comunidad al 36% de paro, van a volver a ser la fuerza más votada en las próximas elecciones. Tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, corrupción y pobreza a nivel endémico, a perpetuidad y subvencionado por la Unión Europea.

Aunque sea cierto que no se puede hacer nada con los dineros concedidos legalmente, sí se puede con aquel dinero malversado. Sin embargo, la Unión Europea carece de mecanismos rápidos de supervisión y corrección de estos errores. Visto así, no me sorprende nada escuchar a Elena Valenciano diciendo que quiere una Europa más andaluza. ¿Alguien le ha preguntado a la señora Valenciano qué le parecen los mecanismos de control y supervisión de las ayudas de la Unión Europea? ¿O a Arias Cañete? ¿No cree nadie que estos mecanismos que corrompen a autoridades políticas, a los agentes sociales y en última instancia a la sociedad, pueden reproducirse en otros países de la Unión Europea con similares características?

¿Saben lo peor de ésto? Que es legal y lo paga otro. Se puede legalmente corromper a toda una comunidad autónoma rellenando los formularios apropiados y aquí no pasa nada porque el dinero lo ponen holandeses, ingleses y alemanes. No quiero imaginarme qué pasaría de extenderse el modelo andaluz a otros países.

Es sólo un motivo por el que, espero, comprendan que sea suspicaz de todos los logros de la Unión Europea en Andalucía. O de los políticos andaluces en la Unión Europea. Disculpen, ya he perdido el hilo.

 

 

 

Burrhus el elefante neocon
Burrhus el elefante neocon

Manolo Millón.
Licenciado en Psicología.
Máster en Dirección de Recursos Humanos.
De vuelta cuasiobligada en Málaga

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4 comentarios

  1. También pasa que la UE se ha convertido en un extraño conglomerado de 27 países donde 18 de ellos tienen una moneda común. Y ahí se produce una brecha entre unos y otros. Los que tienen moneda propia y los que no. Me parece que existió precipitación y que debió ensayarse la moneda única entre tres o cuatro países homogéneos para analizar las consecuencias e incorporar poco a poco a otros miembros bajo estrictas condiciones.

    No se hizo y se ha producido el desmadre en los países PIGS cuya estructura política y económica no era apta para la moneda única. Y mucha gente anda desorientada y pagando el pato del aventurismo político de los que metieron la moneda única a machacamartillo.

    En realidad una gran parte de españoles estaba contento porque se interpretaba que se iba a chupar más del bote, como apunta el anterior comentario. Y un gran sector en Andalucía de corte izquierdista se resiste a dejar de hacerlo.

    • La brecha entre los países de la Unión Europea no depende del euro, sino de cuándo se convirtieron en democracias liberales mínimamente civilizadas. Los países comunistas tienen menos de 25 años de experiencia.

      Luego. Se puede tener una burbuja, pero uno de los factores clave en el desarrollo y en las consecuencias de una burbuja monetaria son las leyes internas de cada país. En España eran mucho peores que en Francia o Alemania, y en Grecia eran directamente una tomadura de pelo. Irlanda o Italia sí podrían ser considerados países ideales para adoptar el euro. Incluso España.

      Saludos.

  2. Hombre, Burrhus, yo creo que no se trata de «los logros de la UE en Andalucía», sino de los logros de Andalucía en la UE. Y supongo que para muchos, chupar del bote es un logro de c*j*nes. No sé, dile al vascopiteco que el «Pufo Vasco» es una vergüenza (y además teñida de sangre). No lo entiende.

  3. Lo de hacer campaña sobre la base de cualquier tema menos de los que piensan hacer en Europa, es lógico. La UE ha servido como excusa para todas las medidas impopulares que se han tomado desde hace 20 años. No es raro que la gente envidie y deteste Europa a la vez. Comenzar ahora a explicar que ellos van a hacer algo concreto es perder el chivo expiatorio.

    Respecto a lo de Andalucía… Totalmente de acuerdo.

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