¿Fútbol como arte o como deporte?

¿Mourinhista o “segurolo”? ¿Ganar, o un estilo basado en tener la pelota? ¿Casillas o Diego López? Son tres preguntas verdaderamente idiotas. Por desgracia, también son las que dominan el debate futbolístico del momento. Además, lo hacen de un modo sectario, donde los matices son considerados otro motivo más para enfadarse con el contrario.

Todo comenzó con la llegada de Mourinho y la irrupción del Barça como superequipo. En el Madrid se mezclaron dos cosas: la incapacidad durante años del club de crear un equipo ganador en partidos decisivos (no ya a través de la posesión, sino con cualquier idea) a través de una idea sostenida durante años, y que el Barça, gracias a la dirección de Guardiola, estaba marcando una época.

Hasta la llegada de Mourinho, el problema del Madrid era que, salvo temporadas puntuales, el equipo ni defendía bien (ya fuese con la defensa adelantada y presionando, todos apelotonados atrás o teniendo la posesión) ni atacaba bien (ya fuera a través de la posesión, al contragolpe, a balón parado o a pelotazos). Mourinho logró que el equipo tuviese seguridad defensiva y un sistema de ataque basado en el contragolpe, y gracias a él se ganó una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa. Esto, frente a un equipo que está marcando una época en la historia del fútbol.

Mourinho puede haberse ido del Madrid, pero este debate idiota goza de gran salud. Por un lado, los “piperos” siguen a muerte con la idea del estilo, tener la pelota en la mayoría de circunstancias. Curiosamente, esta “escasez de títulos logrados en su época en el Madrid” es algo que los detractores de Mourinho siempre le han reprochado.

Los “llourinhistas”, por su parte, tienden a criticar a todo aquel equipo que intente tener la pelota, aún cuando su presupuesto sea muy bajo. Sus dianas favoritas son Paco Jémez y Juanma Lillo (el año que viene le toca a Luis Enrique). Lo único que importa, según ellos, es ganar. Incomprensiblemente, Julián Ruiz ha creado escuela.

Ambos desperdician tiempo y saliva.

Los amantes del estilo, porque toda fórmula es válida para ganar. Ganar es el motivo por el que se paga a los profesionales. A esta hora sigo esperando las declaraciones de Xavi Hernández, máximo exponente de las esencias futbolísticas, lamentando haber logrado la victoria frente al Manchester City gracias a un contragolpe (y a una falta no pitada). Poner una muralla de 9 tíos en la frontal del área es lícito. Es bueno. Es razonable. Funciona. Todo el mundo pondría una muralla defensiva de 10 tíos frente al área y basaría su ataque en pelotazos si con ello se pudiese ganar el Mundial. El primero de todos ellos, Xavi Hernández.

Los amantes de la victoria, porque subestiman el “estilo de posesión” como fórmula válida para ganar partidos y porque subestiman el valor que tienen las victorias a través de la posesión. Para ellos, todo equipo pequeño debe jugar con un 4-2-3-1, un sistema inventado por… Juan Manuel Lillo. Asimismo, los mismos que ahora le reprochan a Jémez ser siempre tan “valiente” con sus estilos ignoran que siendo igual de suicida salvó a un equipo en ley concursal del descenso. Más aún, teniendo en cuenta que los sistemas defensivos se mejoran constantemente. Ver al Real Madrid de Mourinho intentando atacar a equipos pertrechados atrás a través de la posesión era como ver a un chico tímido intentar ligarse a la reina del baile. La posesión es un arma más para ganar puntos y partidos que salvan temporadas que ganan títulos, ya sea atacando o defendiéndose.

Y ahora. Por favor. Unos y otros. Dejen de aburrirme.

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Burrhus el elefante neocon
Burrhus el elefante neocon

Manolo Millón.
Licenciado en Psicología.
Máster en Dirección de Recursos Humanos.
De vuelta cuasiobligada en Málaga

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2 comentarios

  1. Es increíble como el fútbol se ha polarizado en dos bandos de la misma forma que la política. ¿El reflejo de un país? Debido a eso, se intentan encajar todos los conceptos en alguno de los dos bandos dando lugar a contradicciones. Como eso de asociar a la izquierda con el nacionalismo, o encontrarte gente que es completamente estatista pero contraria a la labor de la policía y el ejército.

    Entre esas contradicciones futbolísticas me llaman la atención dos:

    – Posesión no implica necesariamente ataque. Uno puede estar sobando el balón en una zona completamente intrascendental mientras pasa el tiempo sin atacar, mientras otros llegan al área en dos toques y chutan. ¿Quién es más ofensivo? De hecho, en muchos otros deportes de equipo resulta todo lo contrario: la posesión es un arma de los equipos más defensivos. Por ese motivo en baloncesto o balonmano se inventan relojes de posesión para penalizar a los equipos que retienen el balón sin intentar anotar.

    – Desprecio total del físico. Se minimiza la importancia de que Xavi e Iniesta puedan recorrerse más de 10 kilómetros en un partido y estar frescos al final. Parece como que si un jugador es bajito automáticamente resulta que no obtiene ninguna ventaja de su físico, pero yo recuerdo que al Messi en su plenitud no había jugador que le ganase una carrera ni defensa que le ganase una carga por fuerza. De esto también se extrae una infravaloración de la técnica de jugadores altos o atléticos.

    Y ojo, que con lo fáciles que son de desmontar estas ideas, ahí siguen. Unos por acción, otros por omisión, y otros por simple ignorancia o corporativismo. Erre que erre con los mismos tópicos y discursos repetidos. Parece que no les interesa atender a argumentos porque ya les va bien esta guerra de trincheras. Tú a un lado, yo al otro, y seguimos vendiendo periódicos. Que entrar en un debate serio implica meritocracia y para eso igual no valemos.

    Vaya. Pues sí, fiel reflejo de la política.

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