Malditos mercados, malditos capitalistas

Identificar el capitalismo con los malvados empresarios que explotan a sus empleados no es la mejor forma de llegar a una correcta definición de capitalismo. Tampoco favorece la discusión si usted piensa antes de seguir leyendo una sola línea que yo soy un egoísta egocéntrico y avaricioso. Ya le digo yo que no, no soy un monstruo.

Si recurrimos a la RAE, leemos lo siguiente:

capitalismo.

1. m. Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza.

Y en la RAE también leeemos que

capital.

(Del lat. capitālis).

5. m. Hacienda, caudal, patrimonio.

6. m. Valor de lo que, de manera periódica o accidental, rinde u ocasiona rentas, intereses o frutos.

7. m. Der. Cantidad de dinero que se presta, se impone o se deja a censo sobre una o varias fincas, sobre todo cuando es de alguna importancia.

8. m. Econ. Factor de producción constituido por inmuebles, maquinaria o instalaciones de cualquier género, que, en colaboración con otros factores, principalmente el trabajo, se destina a la producción de bienes.

Como ven, podemos concluir que capitalismo es un concepto que se ha ido apartando, vía despectiva, de la definición de economía de libre mercado.

La economía de mercado nace siempre automáticamente (espontáneamente) cuando una sociedad cambia desde estructuras simples autosuficientes a estructuras sociales más complejas que exigen la división laboral. A partir de ese momento, en el que el individuo ya no puede producir todos los bienes y servicios que él mismo necesita, la gente debe cooperar/negociar/intercambiar necesariamente. Por lo tanto, el comercio es la consecuencia lógica de la división del trabajo. La división del trabajo es la única forma posible de generar bienes con la máxima eficiencia (¡eficiencia también significa conservación de recursos y del medio ambiente!), cuando todo el conocimiento de una civilización se ha vuelto demasiado grande para que una sola persona puede aprender y aplicar esos conocimientos.

La división del trabajo es la que, de este modo, permite la existencia del mundo moderno. ¿Quién puede hacerlo todo el solo?

Incluso producir las cosas más simples tales como un lápiz o un pedazo de papel, sería hoy imposible para un hombre solo, aunque tuviese los conocimientos necesarios para ello. De hacerlo con la necesaria eficiencia y maximización en la conservación de los recursos mejor no hablamos.

La división del trabajo por lo tanto requiere una economía de mercado, y viceversa.

¿Asistimos al final de la economía de mercado?

Si esto fuera así, no podríamos comprar ni coches, ni televisores, ni más lápices. La economía de mercado sigue funcionando – aunque lo hace a medias. Si dejase de funcionar, todos tendríamos un problema. Volveríamos a las condiciones más pobres, con todas las consecuencias que ello supone para nosotros y para el medio ambiente. Sin una economía de mercado, es decir, sin el libre comercio entre las personas, deberíamos todos (de nuevo) trabajar exclusivamente para nuestra propia supervivencia. Y muchos de nosotros moriríamos de hambre.

La economía de mercado, es decir, el capitalismo, es esencialmente importante para el mantenimiento y la expansión de nuestra prosperidad. Con el fin de mantener viva a la economía de mercado, los participantes en los mercados necesitan el derecho de propiedad y la libertad de comercio.

Sin la propiedad privada, la motivación para crear algo sería muy pequeña. Y sin libertad para negociar un precio a cambio de los propios productos con otras personas, disminuirían tanto la motivación para la producción de una mercancía, como para la compra de un bien. Y esa libertad desaparece, bien mediante una fuerte regulación en la producción o el comercio, bien mediante cualquier fijación de precios de los bienes comerciables por parte del Estado.

Por ello es tan negativa cualquier restricción innecesaria de la economía de mercado.

El capitalismo crea riqueza, pero no poder, como a menudo se afirma.

¿De dónde podría venir este poder? Nadie puede obligarme a vender mi producto. Nadie puede obligarme a comprar un producto en particular . Los fabricantes y los compradores en una econ0mía de libre mercado siempre tienen la libertad de elegir si desean participar o no en él. Cuando los participantes del mercado se ven obligados a hacer un producto en particular o a comprar un producto determinado, nos despedimos de la economía de mercado y entramos en eso que hoy en día se ha dado en llamar “capitalismo malvado”. Lo “malo” en el capitalismo de hoy es, efectivamente, el hecho de que las personas se ven obligadas a comprar determinados productos y hacerlo a un precio determinado no ajustado al valor de lo producido (Sistemas de salud, carísimos gracias a la regulación sanitaria pública). Por otro lado, los fabricantes se ven obligados a vender productos por debajo del valor de mercado ( Por ejemplo, en la agricultura. Aquí, la diferencia de precios se “compensa” con subsidios)

Y es gracias a esta manipulación de producción y precios que aparecen los «malvados capitalistas» que llenan el  bolsillo con miles de millones en ganancias a expensas de los demás.

La pregunta entonces es: ¿de dónde viene el «mal» del capitalismo? 

Libre Mercado
Imagen cortesía de Educación para la libertad. http://educacionparalalibertad.com/

El capitalismo, es decir, la economía de mercado, es sólo malo para las personas, si existe un “Dios todopoderoso” que «protege» el mercado: nos vemos obligados a comprar un producto porque es el único producto “protegido”.  Los mercados protegidos generan escasez en la oferta de bienes en términos de diversificación y – más importante – en términos de  provisión de productos similares por competidores, lo que afecta en gran medida el precio de los bienes disponibles. Sólo donde la demanda se satisface con una oferta razonable nacida de la libre competencia surgen precios razonables y máxima eficiencia, lo que beneficia al consumo de recursos en general, a los productores y a los consumidores.

El capitalismo se convierte en negativo cuando la política “protege” la economía o la economía “protege” a la política. Sólo a través de la influencia de la política (es decir, el Estado) puede surgir una «economía de mercado malvada» (monopolios, oligopolios).

Ninguna empresa en el mundo tiene por sí misma el poder de obligar a las personas a comprar sus productos. Sólo si la política (es decir, las personas que «en nombre del pueblo» toman decisiones) se autolegitima para establecer vías (administrativas) en las que sus ciudadanos y empresas deben comerciar, bajo amenaza de castigo en caso contrario, surge el corporativismo. Sólo si los políticos se dejan  engatusar, peor aún: comprar, por los lobbyistas de turno para promulgar leyes con el único fin de favorecer los intereses de estas o aquellas empresas, sólo entonces aparecen segmentos de mercado no libre, uno tras otro, que terminan desembocando en lo que usted llama “capitalismo malvado”.

Ninguno de los dos actores – ni los empresarios ni los políticos – son culpables directos de lo que están haciendo. La culpa es del sistema en el que nos hems acomodado. Por ejemplo, no podemos denunciar a un miembro del Parlamento, que recibe un sueldo por ejercer su cargo, porque hace todo lo posible por conservar su cargo. Recibe tres “regalos” en campaña y luego apoya esta o aquella ley que beneficia a sus benefactores. Sus hijos comen de ello. El benefactor pretende, con sus “regalos”, alcanzar una mejor posición de su empresa. Como el mejor camino para ello no es mejorar sus productos sino asegurarse la “protección” que ofrece el sistema, empeña su esfuerzo en conseguir el favor de quienes dictan las leyes. ¡Y es así como desaparece la libre competencia! La competencia es la princial bendición para el consumidor. Por ello, cuanto más se dificulta la libre competencia mediante la connivente acción de los políticos y sus “protegidos”, más caros y peores serán los productos que los consumidores tengan a su disposición.

Es el sistema: el empresario quiere protegerse del competidor y no necesita recurrir a la innovación, tiene la política que le “protege”. El político sólo quiere seguir en el puesto, para enriquecerse, lo cual es perfectamente legítimo. Ocurre que lo hace con nuestro dinero… y el procedente de los «regalos».

El sistema actual de economía dirigida desde el estado es el responsable de las distorsiones a largo plazo que ahora se denuncian como «capitalismo malo».

Pero una cosa debe quedar clara: la economía de mercado es una evolución natural en la historia de nuestra civilización. Es necesaria para nuestra supervivencia. Regularla o incluso suprimirla significa la pérdida masiva de  riqueza (véase antiguo bloque socialista).

El sistema político/estatista, sin embargo, podría cambiar hacia otro que no permitiese a los políticos irse a la cama con las grandes corporaciones. Que no permitiese a las empresas disfrutar de la “protección especial” de los políticos.

A todos aquellos que han leído este texto y no creen una sola palabra de lo que les he contado, les invito a imaginarse qué pasaría si mañana desaparecieran repentinamente todas las empresas. Y luego, imaginen qué pasaría si mañana desaparecieran repentinamente todos los políticos y sus instituciones.

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Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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9 comentarios

  1. Me ha encantado este hilo. Por el sector en el que trabajo, se me considera capitalista plutócrata y malvada. Nos brean a impuestos, inspecciones, y continuamente se sacan de la manga leyes y reglas nuevas para controlarnos.

    Como por ejemplo, lo de la certificación energética, que es obligatoria para poder alquilar o vender una casa. Y es un sacacuartos, porque en los cascos antiguos de las ciudades, las casas, que están protegidas, no se pueden adaptar, ni se les puede cambiar ventanas, ni fachada, ni tejados, ni escaleras… así que, saber que la casa tiene una D, o una E ( medio Madrid los tiene ), no me sirve para nada…

    Voy a mandar este enlace a un montón de gente. Sobre todo a mis familiares progres, que creen que el Estado es quien tiene que controlar los mercados.

    Muchas Gracias

    • No entiendo bien poque se dice que la sanidad es cara por la intervencion estatal.
      La sanidad española tiene muy buenos parametros de resultados sanitarios y su coste total en relaccion al PIB es de los menores de la OCDE. La sanidad estadounidense es el caso contrario, es muy cara y sus resultados no son nada buenos.
      ¿Podeis explicarlo con más detalle?

      • Saludos.

        Desconozoco profundamente el funcionamiento de la sanidad en España, he de reconocerlo. Me he ocupado más de esos temas (por mi trabajo) de los sistemas sanitarios aleman, suizo, austríaco y holandés. Y los holandeses, tras su reforma sanitaria de 2006, nos han abierto los ojos a muchos que pensábamos que seria imposible dar pasos en la privatización de la sanidad.
        En Holanda los seguros sanitarios son todos privados y obligatorios. Los servicios sanitarios son servidos por agentes privados. El estado se limita a una función reguladora y de control de calidad.
        Los costes han aumentado en función de la pirámide de edad, los nuevos tratamientos (más caros) y sin embargo ofrecen el sistema sanitario más eficiente y competitivo de Europa. Según el European Consumer Health Index, Holanda es el único país europeo que ocupa desde 2005 ininterrumpidamente uno de los trs primeros puestos del ranking.
        Algo estarán haciendo bien.
        Tal vez te interese: Time to abandon single-payer healthcare?

      • La sanidad en España es cara porque es muy ineficiente, por encima de las campañas de publicidad institucional que tratan de convencer a la gente de lo contrario. Te comentó un ejemplo (sólo uno de todos los que conozco, porque el buen funcionamiento de la sanidad es una excepción, por mi experiencia):

        Una persona muy cercana tiene un hijo con cierta enfermedad. Su médico lo envía al endocrino. Según los protocolos del servicio andaluz de salud, nadie puede estar más de un cierto tiempo de espera (meses, no creas) sin ver al especialista. Por eso, cuando el plazo estaba a punto de concluir, lo citaron con… ¡Un traumatólogo! Porque es un especialista, aunque no sea el que tiene que ver. Qué más dará. Lo importante, al fin y al cabo no es dar servicio, sino que las estadísticas cuadren.

        Pues bien, el traumatólogo, como es lógico, les dijo que no tenía ni pajolera idea de esa enfermedad y que como no era asunto suyo, y para que luego no vinieran con reclamaciones, le recetó TODAS las pruebas y analíticas que el servicio andaluz de salud permite en endocrinología… Y que luego volviese a pedir cita con un endocrino a ver si había suerte.

        Como verás, no sólo es un despilfarro y una pérdida total de tiempo y recursos. Además es un servicio pésimo al ciudadano. Y cuento está anécdota porque es relativamente sencilla y sin consecuencias dramáticas. Hay cosas mucho peores…

      • El sistema de cobertura social español ya es «multipayer», conviviendo la sanidad y resto de coberturas privadas con la pública: ibermutuamur, Hna, Mafre, Adeslas, Sanitas… que no sólo operan para trabajadores públicos. Yo mismo pago a una mutua privada para que me provea de toda mi cobertura social (subcontrata con entidades privadas cuando necesito asistencia sanitaria).
        El informe EHCI está equivocado, no sé si interesadamente o no porque no he encontrado en su web sus fuentes de financiación, pero no es válido como referencia porque el error no es «de decimales», es «de bulto».
        Como Menciona Luis I. Gómez y según dicho informe, el sistema sanitario Holandés ya estaba entre los tres mejores (2005) antes de su reforma (2006), por lo que resulta un poco aventurado asignar únicamente a ésta sus virtudes: ya funcionaba bien y puede ser que funcione mejor, lo cual no es tan meritorio si tenemos en cuenta que son los segundos que más gastan (tras USA), lo cual no es eficiencia, es excelencia.
        http://reflexionsanitaria.blogspot.com.es/2012/01/gasto-sanitario-comparado-espanaocde.html
        Por supuesto que el sistema sanitarios público español se puede mejorar y que, como cualquier entidad mastodóntica, tiene errores, imperfecciones, ineficiencias y demás en cantidad, casos como el que menciona Miguel A. Velarde y peores, pero creo que la mejor y más constructiva manera de valorarlo (y consecuentemente mejorarlo) es comparándolo con su contexto.
        La conclusión que veo es que la eficiencia no es dependiente de manera importante del sistema de intervención estatal.

      • Por mi trabajo (externo a la Sanidad) he tenido relación con varios hospitales, públicos y privados que trabajan para la Sanidad Pública, y debo reconocer que la Sanidad Pública en Hospitales Públicos es un desastre… Cara y mala.

        Comentaré algunos casos divertidos, si no fueran tristes y despilfarradores de mi dinero (y el de todos):

        En un Hospital de la Cruz Roja se hacen 9 operaciones de determinado tipo a un coste para la Sanidad Pública de 600 euros por operación (sea con o sin complicaciones posteriores) en un quirófano al día. En el Hospital de Referencia Público de la misma población cuestan 3.000 euros si son sin complicaciones… y se hacen 3 operaciones por quirófano… Como me dijeron «es que la limpiadora (en el público, limpiadora estatutaria) si se retrasa la operación y tiene que ir a desayunar no se espera, se va, con lo que la siguiente operación el quirófano no está limpio y se anula». Por cierto… ahora están por cerrar el Hospiatal de la Cruz Roja porque en vez de darle más trabajo se está derivando más al Público (el coste no importa)… y pagan tarde…

        En el Hospital Público las limpiadoras tienen en su convenio firmado con la propiedad (pública), y posteriormente heredado por la empresa privada que las tuvo que contratar, que no debían limpiar nada que estuviera tan alto que no se alcanzase con una escalera de 2 escalones… Así que hubo que contratar a otra empresa para limpiar las zonas altas… no se puede discriminar por altura a las limpiadoras…

        El responsable de la Sanidad Pública de Enfermería en un viaje me contó (delante de las enfermeras) «la Sanidad Pública no tiene solución… Imagina: tengo un trabajador que no le da la gana hacer nada, pero es funcionario/estatutario, luego no le puedo echar a la calle o expedientar… Así que lo que decidí es no mandarle nada… a los dos dás estaba el Sindicato que me había denunciado este trabajador por hacerle de lado… cuando les dije: es que no quiere hacer nada… la respuesta del Sindicato era: tú se lo mandas y que él decida si quiere o no hacerlo; si decide no ahcerlo se lo mandas al día siguiente a otro…»

        En un hospital privado que trabaja para lo público me llamaron que fuera corriendo, ya que un cascote de la obra que hacíamos había caído en el falso techo y una enfermera de la Sanidad Pública cedida allí decía que «el ruido le había hecho mover la cabeza rápido y ahora le dolía el cuello» que pedía la baja…. una vez pidió la baja y estuvo 3 meses por dolor en el hombro… por supesto no se podía hacer nada a esta «trabajadora»… de hecho llamó al sindicato que quería cerrar toda la rehabilitación por una grieta, que tuve que demostrarles que era en al escayola que cubría un tubo, no en las jácenas…

        Hay muchos más casos: los estatutarios de mantenimiento que van de tres en tres a arreglar un picaporte y que pideron lo primero al entrar en el nuevo hospital que les pusieran un televisor y un sofá; los de una empresa pública que no consiguen poner los estands de las fiestas de los barrios en su horario laboral, por lo que les pagan horas extras (que hacen hasta los sindicalistas liberados…. porque se pagan aparte), etc etc…

        «El sistema sanitarios público español se puede mejorar»…. Sí, disminuyéndolo a la mínima expresión…

    • Lo de la certificación energética de los edificios tiene dos finalidades: la primera es poder decir en la UE (y que salga reflejado en los telediarios españoles) lo ecologistas y lo preocupados por el medio ambiente que están en el gobierno. Y la segunda, que es el primer paso imprescindible para poder subir impuestos, mediante un recargo en el IBI a todo el que tenga menos de C o D… Dales tiempo 🙁

      • Tienes razón. Y mira lo que he encontrado, que vamos a tener que instalar en todos los radiadores de las casas con calefacción central, que no tengan los circuitos individualizados por pisos…

        http://www.libremercado.com/2014-02-06/los-hogares-con-calefaccion-central-tendran-que-instalar-nuevos-contadores-1276510004/

        Y claro, la lectura de esos contadores individuales para cada radiador, saldrá carísima, lo complicará todo, etc etc.
        ¡ Esa manía de arreglar lo que no está roto y funciona !

      • No mujer… es la forma de que con la disculpa de ahorrar (pongamos 5 euros) se hagan empresas que te cobrarán 7 euros y que estarán bien dirigidas…

        Es curioso cómo siempre obligan a poner contadores individuales de agua, nos dan la «murga» con lo de ahorrar agua, y resulta que estuve unos meses fuera de casa y cuando me llegó el recibo del agua me viene 41 euros… cara de sorpresa, ya que cuando vivo aquí suelo «gastar» 43 euros… así que pensé «está mal, algún error o es que hay fugas o es que alguien consume de mi contador»…. Pues no, resulta que el término fijo (o términos) son41 euros y el consumo de los dos meses son 2/3 euros… es decir que puedo dejar el agua tirada, bañarme todos los días en vez de ducharme, poner la lavadora para cada pañuelo, tirar las basuras por el inodoro (ahorrándo bolsas de basura) y lavar los cacharros a chorro corriente (ahorrando luz del lavavajillas) que me costará ¿cuánto? ¿4 euros más?

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