El acuerdo nuclear con Irán. Dudas.

acuerdo_ginebraEsta madrugada, a las 3 a.m. se alcanzó en el hotel Intercontinental de Ginebra un acuerdo entre Irán y el grupo negociador del P5+1 (EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) con respecto al programa nuclear de la República Islámica de Irán. Este acuerdo se corresponde con el mayor paso adelante alcanzado en los últimos años y pone la primera piedra para futuras negociaciones.

Vaya por delante mi deseo de que el problema del programa nuclear iraní se solucione por vía diplomática, relajando las tensiones existentes en Oriente Medio y permitiendo que la población, especialmente la de Irán, deje de sufrir la pérdida de calidad de vida originada por las sanciones internacionales que Irán ha recibido por sus escarceos nucleares. Dicho esto, me gustaría aclarar que el acuerdo alcanzado en Ginebra no solo no sirve de mucho, sino que no sirve de casi nada de cara a clarificar los detalles más escabrosos del programa nuclear iraní y su relación con el desarrollo de armas nucleares.

La Casa Blanca hizo público esta madrugada un documento titulado «Primeros Pasos Concernientes al Programa Nuclear de la República Islámica de Irán» en el que se enumeran las acciones acordadas durante la negociación y los siguientes pasos a tomar. Los más relevantes son los siguientes:

      •  Irán suspenderá todo enriquecimiento de uranio por encima del 5%.
      • El uranio que tiene enriquecido al 20% se empobrecerá hasta el 5% o se transformará en material que no puede ser enriquecido a más del 20%. Esto se hará antes de 6 meses.
      • Irán no instalará más centrifugadoras de ningún tipo.
      • No instalará ni utilizará centrifugadoras de nueva generación.
      • Dejarán inoperativas la mitad de las centrifugadoras en Natanz y las tres cuartas partes de las de Fordow.
      • No construirán ninguna instalación de enriquecimiento adicional.
      • Durante estos primeros seis meses no habrá un aumento del inventario de uranio enriquecido al 3.5%.
      • No se continuará con el reactor de agua pesada de Arak ni se continuará con la fabricación de combustible para este reactor.
      • Se proporcionará acceso diario a los inspectores de la IAEA tanto a Natanz como a Fordow. También acceso más frecuente a las minas de uranio y al reactor de Arak.

A cambio de estas concesiones (y alguna otra menor), Irán conseguirá de la comunidad internacional:

      • No habrá nuevas sanciones durante seis meses si Irán cumple lo acordado.
      • Se suspenden temporalmente ciertas sanciones relativas al oro, metales preciosos, sector automovilístico y exportaciones petroquímicas por valor 1.500 millones de dólares.
      • Irán podrá mantener el nivel actual de exportaciones de petróleo.
      • En total, Irán ingresará 7.000 millones de dólares adicionales por la relajación de las sanciones.
      • Las sanciones sobre la venta de petróleo permanecen igual.
      • Las sanciones contra el Banco Central de Irán permanecen igual.
      • Las sanciones contra 600 personas clave en el programa nuclear y balístico de Irán permanecen igual.

Este acuerdo parece ser la fase preliminar de un acuerdo mucho más amplio y profundo. Si pasados seis meses Irán no ha convencido a la comunidad internacional de que su programa nuclear tiene fines únicamente pacíficos, las sanciones se incrementarán y endurecerán. Es decir, las dos partes negociantes simplemente se han dado tiempo mutuamente.

Es por ello que seguimos prácticamente igual que antes del acuerdo en el sentido de que continuamos sin saber si el programa nuclear de Irán tiene fines únicamente pacíficos a pesar de tener evidencias claras de su conexión militar. Este acuerdo es más de lo mismo. Irán garantiza el acceso de los inspectores de la IAEA a las instalaciones nucleares declaradas, en las que ya sabemos que NO está llevando a cabo actividades militares. Precisamente este hecho es lo que hizo a la IAEA trasladar el caso al Consejo de Seguridad de la ONU. La IAEA tenía muy claro que Irán no estaba llevando a cabo actividades ilegales en sus centros nucleares declarados, pero no podía tener la certeza de que Irán no tuviera instalaciones nucleares sin declarar en las que estuviera desarrollando un programa nuclear militar. Esas sospechas siguen sin aclararse y este acuerdo, desgraciadamente, no hace ningún movimiento en ese sentido.

Un aspecto clave, por ejemplo, es la instalación militar de Parchin donde se sospecha que Irán llevó a cabo experimentos con detonadores especiales de alta sincronización para la implosión de materiales semiesféricos, algo que únicamente tiene sentido si se quiere detonar una cabeza nuclear. O tampoco se abrirá una ventana para que Irán aclare los planos y documentos en poder de la IAEA que mostraban las modificaciones necesarias a llevar a cabo en los misiles Shahab para acomodar cabezas nucleares.

Irán recurre siempre al Tratado de No Proliferación (TNP) para argumentar su derecho inalienable a enriquecer uranio. El TNP, sin embargo, también obliga a Irán a permitir la inspección de sus instalaciones nucleares a los inspectores de la IAEA. ¿Por qué estamos celebrando entonces precisamente eso, que Irán vaya a permitir a los inspectores entrar en sus instalaciones declaradas? Es parte de sus obligaciones y siempre lo ha sido. Como lo era también declarar a la IAEA todas sus instalaciones nucleares, cosa que tampoco cumplió en los últimos años. Esta ha sido la historia reciente de Irán en las tres últimas décadas, una continua violación del TNP al que se agarra como a un clavo ardiendo para seguir enriqueciendo uranio.

El hecho de haber llegado a un acuerdo no implica necesariamente que Irán tenga intención de cumplir lo que acuerda. Las múltiples violaciones sistemáticas del TNP desde 1981 son un ejemplo, pero hay más. Especialmente reseñables son las siguientes:

      1. A finales de 2003, cuando la verdadera dimensión del programa nuclear clandestino de Irán estaba comenzando a vislumbrarse, Irán firmó el Protocolo Adicional de Salvaguardias de la IAEA. Este protocolo es una evolución del TNP mucho más restrictiva y que otorga a la IAEA mucho más margen para inspeccionar las instalaciones de Irán. Por ejemplo, en virtud del TNP la IAEA tiene derecho a inspeccionar las instalaciones nucleares que Irán haya declarado, pero no tiene derecho a inspeccionar una instalación sospechosa si Irán no la ha declarado. Esto queda solucionado con el Protocolo Adicional. Irán firmó dicho protocolo porque, probablemente, pensó que las consecuencias de su programa nuclear clandestino iban a ser mucho más graves de lo que realmente fueron. Recordemos que ese mismo año, Estados Unidos había invadido Iraq en apenas tres semanas y, tras esa demostración de poderío militar, probablemente Irán pensó que las represalias serían inminentes. Sin embargo, la realidad mostró que los Estados Unidos no estaban dispuestos a un nuevo conflicto armado e Irán aprovecho la ocasión. Tras la firma del Protocolo Adicional, Irán nunca lo ratificó y, por tanto, nunca lo ha cumplido. Donde dije digo, digo Diego. ¿Saben ustedes quién era el líder iraní en las negociaciones y el artífice de la pantomima? El actual presidente Rouhaní que, por entonces, era el Secretario del Consejo Nacional de Seguridad de Irán y, por tanto, el jefe del grupo negociador iraní. El supuesto moderado pro occidental que, según algunos, ha venido a cambiar el rumbo de la Historia de Irán.
      2. A comienzos de 2004 se siguen destapando asuntos en Irán. Entre ellos, aparecen los diseños de unas nuevas centrifugadoras más modernas para el enriquecimiento de uranio. Ante estas nuevas evidencias de violaciones del TNP y la presión internacional, Irán decide en febrero firmar el Acuerdo de Bruselas, mediante el cual se compromete a detener el enriquecimiento de uranio. ¿Saben ustedes quién era el jefe de estas negociaciones? Exactamente, el actual Presidente Rouhaní. ¿Y saben ustedes cuánto tardó Irán en violar lo acordado? Menos de cuatro meses. A finales de junio de 2004 ya estaban de nuevo alimentando las centrifugadoras con uranio.
      3. Y así llegamos hasta el 15 de noviembre de 2004, cuando Irán firmó los Acuerdos de París. En estos acuerdos se comprometía a ratificar el Protocolo Adicional, a detener el enriquecimiento de uranio y detener el desarrollo de centrifugadoras, entre otras cosas. ¿Adivinan qué? Efectivamente, tardaron apenas siete meses en incumplir todo lo que habían firmado. ¿Adivinan quién era el jefe de las negociaciones? Lo han supuesto correctamente, el actual Presidente Rouhaní.

Por ello, los acuerdos alcanzados ayer noche en Ginebra no son nada nuevo. No son, como se está escribiendo internacionalmente, la primera piedra de un histórico cambio de rumbo desde el régimen de los ayatolás. Lo acontecido en Ginebra lo hemos visto ya más veces y, sistemáticamente, Irán ha incumplido lo acordado.

Los Acuerdos de Ginebra simplemente nos devuelven al status quo del año 2004 con los Acuerdos de París: la comunidad internacional reconociendo el derecho de Irán a desarrollar un programa pacífico e Irán comprometiéndose a congelar su enriquecimiento de uranio. Nada nuevo. Y casi con los mismos actores por parte de Irán. La mayor diferencia entre 2004 y 2013 es que, ahora, Ia economía de Irán permanece asfixiada por el conjunto de sanciones impuestas a nivel internacional que han obligado a Teherán a llegar a un acuerdo para ganar tiempo y aliviar la presión financiera. Lo que han firmado anoche ya lo firmaron en el pasado. ¿Será diferente esta vez su comportamiento?

Irán tiene ahora una nueva oportunidad para demostrar al mundo que su programa nuclear tiene pretensiones únicamente pacíficas. Los Acuerdos de Ginebra son una compra mutua de tiempo para sentar las bases de acuerdos más profundos. Una solución a este conflicto pasa, de forma unívoca, porque Irán ratifique el Protocolo Adicional de Salvaguardias y los inspectores de la IAEA puedan despejar todas las dudas sobre ciertas instalaciones que, en la actualidad, Irán se niega a que sean inspeccionadas. En noviembre de 2011, la Junta de Gobernadores de la IAEA escribió:

Desde 2002, el Organismo está cada vez más preocupado por la posible existencia en el Irán de actividades no reveladas relacionadas con la energía nuclear en las que participan organizaciones del ámbito militar, entre ellas actividades relativas al desarrollo de una carga útil nuclear para un misil, acerca de las cuales el Organismo ha recibido regularmente nueva información.

No hay absolutamente nada en el acuerdo firmado ayer que ayude a aclarar estas cuestiones o que obligue a Irán a colaborar para aclararlas. El papel lo aguanta todo. Es por ello que la realidad está en las acciones, no en las palabras, los acuerdos o las firmas. Todos deseamos que este conflicto se solucione de una vez por todas. Pero dada la evolución histórica del mismo, me van a permitir que no sea tan optimista como la administración Obama… al menos de momento.

Sin ir más lejos, no pasaron siquiera dos horas tras la firma antes de que Irán y Estados Unidos ya se contradijeran mutuamente. Tras finalizar las negociaciones, el secretario del ministro de exteriores de Irán (Araghchi) declaró que «el derecho de Irán a enriquecer ha sido reconocido en las negociaciones«. Sin embargo, al mismo tiempo, John Kerry declaraba: «este acuerdo, permítanme ser claro, no dice que Irán tenga derecho a enriquecer«. En fin, paciencia y diplomacia… a ver qué resulta de todo esto.

 

Manuel Fernández Ordoñez
Manuel Fernández Ordoñez
Artículos: 85

3 comentarios

  1. Por cierto aquihttp://www.irna.ir/en/News/80918859/Politic/Full_text_of_Iran-5_1_agreement_in_Geneva tienes el texto completo del»acuerdo». Como vés no hay ningun compromiso en firme. Solo condicinbales.

  2. Mas o menos lo que se firmó con Corea del Norte. Mas o menos lo que se firmo con cierto canciller aleman que prometio que los Sudetes eran su ultime revindidicacion. Entonces los Occidentales o mejor dicho los ingleses o mejor dicho Chamberlain se convencieron de que el acuerdo garantzaba la paz por una generacion.

Los comentarios están cerrados.