Yo envidio, tu envidias, él envidia

La envidia no es más que el intento de cargar la responsabilidad de las propias  insatisfacciones sobre circunstancias ajenas. El envidioso detrae el éxito de los demás porque cree que ellos no lo merecen, ya que él también lo hubiese merecido. Es una creencia que sirve para proteger la imagen que uno tiene de sí mismo. Siempre deseamos pertenecer al grupo de los mejores, aunque apenas seamos mediocres. Por ello intentamos relativizar, incluso demonizar, el éxito de otros.

envidiaLos caminos de la envidia son diversos y en no pocos casos divertidos. Todos conocemos el dicho popular “el dinero no da la felicidad”, evidentemente sólo significante y reconfortante para quienes se sienten desplazados por el éxito financiero de otros. “Vale, si. Tú tendrás mucha pasta, PERO feliz…”. Y resulta que sí, que el dinero ayuda a ser feliz aunque otras cosas como la amistad o la familia sean mucho más importantes. Si la superioridad de los demás es demasiado obvia, uno trata de cambiar el campo de juego mediante mentiras de poca profundidad. Lo divertido es que la superioridad (o igualdad) del envidioso en ese nuevo campo de juego sólo existe en su imaginación. Lo grave y preocupante es que, para mantener viva esa fantasía, el envidioso necesita de otros envidiosos que se refuerzan mutuamente desde su imaginación pequeñoburguesa.

La psicología nos enseña que son precisamente aquellos que tienen menos competencia para desarrollar una determinada tarea quienes, mayoritariamente, tienden a sobreestimarse a sí mismos. Se trata del llamado efecto Dunning-Kruger. Se caracteriza, entre otras cosas, por la incapacidad del sujeto para reconocer las habilidades superiores de los otros. Una persona con baja competencia para lograr las metas en su vida, se encontrará siempre ante la situación en la que otros, a quienes consideraba iguales, tienen mucho más éxito que él. Es comprensible que estas personas a menudo se sientan discriminadas y no quieran reconocer el éxito de los demás.

Un paso lógico en esta situación es no buscar la causa del éxito o el fracaso en las propias acciones, sino autoafirmarse en la creencia de que el éxito (de otros) es producto de la casualidad o malvadas maquinaciones. El envidioso, en lugar de reconocer que debe ser más activo en la búsqueda de, por ejemplo, una pareja, prefiere arroparse en creencias como “las mujeres guapas los prefieren malvados y ricos” o algo similar. Es típico de los envidiosos no tener ni idea de cómo obtener el éxito deseado. Menosprecian o difaman el éxito financiero de otros, pero son incapaces de asumir ellos los riesgos y problemas necesarios para lograr ese éxito. Peor: ni siquiera son conscientes de que los riesgos y el esfuerzo son cruciales para obtener cualquier éxito.

Lo verdaderamente destructivo, yo diría que trágico en todo envidioso es que su envidia le distrae de las cosas realmente importantes. Que otros tengan más éxito, no le dificulta en absoluto tener éxito en su vida. Lo importante es ser capaz de ponerse manos a la obra en la consecución de la propia felicidad, no limitarse a denostar la de los otros.

El día que entendemos cómo podemos diseñar nuestras vidas de acuerdo a nuestras ideas, necesidades y sueños y nos ponemos a trabajar en su consecución, ese día deja de ser relevante envidiar a otros por su éxito.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

Artículos: 3201

25 comentarios

    • Hombre, si hubieses leído el artículo de las renovables completo te habrías dado cuenta de que yo ya me había desconcertado por lo mismo. Ocurre que a mí no me hace gracia alguna.

  1. He empezado por ahí porque ha sido el autor del artículo el que ha empezado por ahí.

    El diálogo de besugos lo empiezas tú cuando evitas contestar argumentos y te limitas a lo que mejor se te da, que es descalificar.

    Como observarás, nada se dice en las definiciones que aportas sobre la responsabilidad individual.

    Pero como a vosotros parece que os gusta cargar contra la responsabilidad individual de los fracasados-envidiosos, pues yo me limito a defenderlo, y a quitarles parte de la carga de culpa que os empeñáis en adosarles.

    Mejor así???

    No digo que seáis tal cual, pero rebatir argumentos contra gente de éxito «porque yo me lo merezco y porque yo lo valgo» nunca ha sido fácil.

    • Lendermain, ocurre que las tonterías y la paciencia tienen un límite. Tu argumento, simplemente no venía al caso. Porque nadie ha dicho, que yo sepa, que la única explicación posible de una llegada desigual sea la falta de competencia / esfuerzo. Al autor habla de la envidia, y habla de ella como truco para disculpar esa diferencia de llegada, digamos de responsabilidad propia. Y tú hablas de todos los demás casos. O sea, estrictamente de otra cosa.

      Yo no digo que el autor tenga razón. Creo que la envidia es eso un muchas ocasiones, pero no estoy seguro de que lo sea siempre. La definición en inglés (Oxford dict) apunta a ello:

      – «a feeling of discontented or resentful longing aroused by someone else’s possessions, qualities, or luck»

      Y tu definición de envidia probablemente es única en toda la galaxia. Lo que a la persona que no va cegada debería de darle a entender que hay algún problema en su cerebro.

      Ah, y siento decirte mucho que yo no soy ningún «nosotros». Ya siento.

    • Vosotros? Esos quienes son?

      En fin, como veo que de psicología tampoco has leído mucho, lo dejo aquí por terminado. Infórmate sobre el Síndrome de Solomon, si quieres. Si no quieres, pues tampoco vamos a morir por ello.

      Saludos

  2. Eso sería muy bonito.

    El gobierno y sus malas artes, por ejemplo, nos influyen más de lo que propones.

  3. Lendermain, como siempre solo lees lo que te conviene. Me autocito, que mi tiempo es valioso:

    El día que entendemos cómo podemos diseñar nuestras vidas de acuerdo a nuestras ideas, necesidades y sueños y nos ponemos a trabajar en su consecución…

    Para los ad hominem tengo menos tiempo todavía.

  4. Teniendo en cuenta que este mundo es injusto por naturaleza, es terreno abonado para que los envidiosos saquen sus afilados cuchillos a pasear.

    La envidia es mala, pero es natural.

    La prefiero a esas estupideces que parecen sacadas de una convención de expertos en coaching y recursos humanos:

    » El envidioso detrae el éxito de los demás porque cree que ellos no lo merecen, ya que él también lo hubiese merecido. »

    Pues probablemente!

    » Siempre deseamos pertenecer al grupo de los mejores, aunque apenas seamos mediocres. Por ello intentamos relativizar, incluso demonizar, el éxito de otros.»

    El problema es que dentro del grupo de los supuestamente mejores, hay muchos mediocres.

    » La psicología nos enseña que son precisamente aquellos que tienen menos competencia para desarrollar una determinada tarea quienes, mayoritariamente, tienden a sobreestimarse a sí mismos»

    Vaya un análisis científico de pacotilla.

    Todo lo que comentas no es más que un lavado de cerebro más que parece salido de una convención de expertos en recursos humanos y manipulación personal.

    Es algo así como: «Te va mal??? Pues jodete, porque aquellos a los que les va mejor seguro que han hecho las cosas mejor que tú, son más listos que tú, que encima no tienes ni modestia suficiente como para asumirlo».

    «La suerte no influye, es sólo la capacidad y las destrezas personales del individuo».

    Esto es, encima de cornudo, apaleado.

    Vamos, una mentira más del sistema en un sistema absolutamente corrompido.

    • Lendermain, ¿cuál sería exactamente la mentira? Porque no lo he entendido. ¿Quieres decir que porque existe la suerte (o el éxito sin mérito), eso significa que no existe el mérito? Tampoco veo de dónde sacas lo de -¿te va mal?, pues jódete-.

      En resumen, entiendo que criticas, pero no entiendo qué criticas.

      • La mentira es querer responsabilizar exclusivamente al individuo de su éxito de su fracaso, cómo sí otras circunstancias (lugar o familia de nacimiento, contactos, trampas legales, corrupción, suerte, etc) apenas influyeran, cuando realmente son las que más influyen.

        Todo esto es muy propio de la moral católica y el fomento del sentimiento de culpa del individuo.

        • No entiendo, Lendermain. El artículo habla de la envidia como herramienta para excusar la propia responsabilidad. Tú dices que puede haber excusas diferentes de la propia responsabilidad. No entiendo cómo puedes pensar que estás hablando de lo mismo.

          • Está clarísimo!!

            El artículo no habla de excusas diferentes a la propia responsabilidad, como si no existieran.

            El sistema quiere gente que no busque excusas diferentes a la propia responsabilidad. Algo cómo lo que sigue:

            «Sí me va mal, es por mi culpa»

            «Sí al resto le va bien, es porque son mejores que yo»

            Así, protestarán menos. Es un punto perverso, no???

            Es evidente que el que ha escrito el artículo es pro-sistema, y probablemente le va bien, en los tiempos que corren.

            • Lendermain, lo que está clarísimo eres tú. El artículo no habla de excusas diferentes a la responsabilidad porque se está fijando en la envidia, que es una herramienta que, según la propuesta, sirve para eludir las propias responsabilidades. ¿Crees que el cojo tiene envidia del que no lo es, y quiere que se rompa la pierna? Yo nunca lo he visto. Pero tú sí que estás claro. Debes padecer un monotema, y transformas en tu manía lo que no lo es.

              Sé feliz.

          • Es que la envidia no es aquello que sirve para eludir las propias responsabilidades.

            Primer error. Primera afirmación directamente sacada del catecismo Ripalda.

            Es aquello que siente la persona menos favorecida cuando dos individuos obtienen resultados distintos en aparente igualdad de oportunidades, que luego no es tal.

            Hacer ataques personales o ironizar sobre mi estado de felicidad no es rebatir argumentos: limitate a contestar los mios.

            Para ser feliz, conoce la verdad. Y no dejes que te engañen.

            • Ah, vaya, directamente el diálogo de besugos. Si crees que la envidia no es la cura para eludir las propias responsabilidades, ¿por que no has empezado por ahí? Esa es otra discusión, y no descarto que no puedas tener tus puntos de razón. Pero en vez de eso, te lías con las no responsabilidades, con el sistema corrompido, y su puta madre en el trampolín de la muerte.

              Me limito a lo que me da la gana, Lendermain. Y si haces argumentos de besugo, que parecen directamente traídos de la obsesión personal, juego con ellos lo que me parece. Y si no te gusta, ajo y agua.

          • Es aquello que siente la persona menos favorecida cuando dos individuos obtienen resultados distintos en aparente igualdad de oportunidades, que luego no es tal.

            RAE:
            Tristeza o pesar del bien ajeno.

            Wiki:
            En términos médicos la envidia ha sido definida por diversos términos según los diagnósticos psiquiátricos. El que más ha marcado redundancia en los últimos tiempos es la frase citada por el Dr Saúl F. Salischiker:
            «Cuando una persona se obsesiona y deja de vivir por estar pendiente de tu vida o en este caso en la vida de su adversario, de su entorno, y entre otras cosas siente agobio por cada uno de sus triunfos… Aparte de mostrar signos graves de inferioridad, te muestra que estas tratando con una persona psiquiátricamente enferma.»

            Supongo que es el sistema y tal. Pero, ya siento, a mi tu definición de envidia me parece una mamarrachada producto de una ideología. Nada que ver con la realidad.

  5. Recomiendo una película española dirigida por Fernando Fernán-Gómez en 1963 y titulada «El mundo sigue».

    Tema: la envidia haciendo de las suyas entre dos hermanas.

    Advertencia: la historia es más negra que un congoleño saliendo de una mina de carbón.

  6. Como dijo Schopenhauer; «La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuanto se aburren»

    Mark de Zabaleta

  7. Ya conocéis que tanto Madariaga como W. Fdez. Flores nos decían que la envidia es el mayor pecado del español.
    En la sociedad americana se acepta con facilidad el enriquecimiento de otro que aporta algo positivo. Aquí le denostamos y quizás sólo admiremos al friki o al sinvergüenza que tiene éxito defraudando a otros.
    Entiendo que la envidia -aunque sea sana- siempre existe. Personalmente yo envidio al mecánico que me arregla el coche averiado sin que yo tenga ninguna idea…y así en multitud de ocasiones.
    Lo grave es la envidia malsana que nos lleva a desacreditar méritos ajenos llegando a la descalificación, lo más común entre nuestros españolitos. Pero hay una envidia peor; es la que se produce entre triunfadores llegando a una confrontación que es un sin sentido; muy común entre nuestros grandes personajes desde la literatura a las finanzas.
    Saludos. Ángel

  8. Juas!

    Que la envidia tiene su lado «positivo» (o debería escribir «natural»?) ya lo escribo yo más arriba: es un mecanismo de autoprotección.

    El problema que plantea tu anécdota surge por la aparición de otro mecanismo «natural», el de la vanidad 😉

    • No, no es eso. Tú lo miras desde el lado de la persona, y ves «auto-protección» y «vanidad». Pero creo que no es el caso de mi ejemplo. Es un asunto de grupo, y lo que hay es «supervivencia del grupo» (no auto-protección de nadie). Y gestión del poder, guiando, no la «vanidad», sino la «admiración» (que daría poder a manos inadecuadas).

      Pero los «liberales alegres», no creéis en los bosquimanos, sin saber que lo sois. 😉

      Tampoco se puede dividir el mundo en envidiosos y envidiados. Casi todo el mundo es un poco de las dos cosas. Pero sí, tienes razón. La envidia, siendo natural, puede ser una patología. Especialmente una patología social. Y la suma de incultura más igualitarismo (democracia) es el caldo de cultivo ideal.

      • Se trata de que los ancianos bosquimanos son gente con experiencia, y saben que si le dan alas al cazador ése, igual les sale un tonto vanidoso que pretenda mandar. Ellos también fueron jóvenes y cometieron en su día los mismos «pecados» 😉

        Sí, todos somos envidiosos y envidiados. Es parte de la condición humana. Pero también: es mejor vivir sabiéndolo.

  9. Hmmm, es cierto. Sin embargo, las mujeres guapas prefieren de largo a los ricos y a los abusones, si las demás condiciones son iguales. Las feas también, pero lo tienen más difícil.

    Anécdota. No recuerdo autor y otros detalles, pero es literatura científica. Hacia 1930.

    Desierto del Kalahari. Antropólogo estudiando una tribu de bosquimanos, aun básicamente cazadores. Un día, un joven cazador trae él solo una gran pieza. El antropólogo espera que le hagan mucho festejo, pero ve que apenas le hacen caso. Y pregunta:

    – Os ha traído comida como para una semana, que vais a repartir entre todos. ¿Y lo ha hecho solo? ¿No estáis contentos? ¿No le dais la gracias ni enhorabuena?

    – Es la costumbre. Si le damos mucha importancia, ese jovenzuelo podría acabar pensando que nos puede mandar.

    El antropólogo concluyó que era un buen sistema. El joven sabía que había hecho un buen servicio a la tribu, sin ninguna necesidad de que se lo dijeran. Pero no era buena idea que se creyera superior, y con capacidad de mando, porque ese no era el caso.

    En resumen. No saquemos las cosas de quicio. La envidia tiene muchas cosas malas, pero está en nuestra naturaleza, y por buenos motivos. Todo es cuestión de equilibrio.

    Nota: Es por joder un poco (como ya imaginas). 😉

Los comentarios están cerrados.