Los amigos del Estado, de la imprenta de los bancos centrales y de lo ajeno están de enhorabuena ante la cagada de los Nobel Reinhart y Rogoff sobre el límite del 90% del PIB como límite para el endeudamiento del Estado (más allá de la pifia de la tabla de Excel, esto de elegir los datos que más le convienen a la ideología de uno queda muy feo… vamos, yo les echaba de mi empresa).
A vuelapluma, unas preguntas:
– Haciendo bien las cuentas, ¿qué resultados darían? ¿Que sí, o que no?
– ¿De qué empleos destruídos / no creados se habla en referencia a la austeridad provocada por este estudio, cuando nadie realmente ha aplicado dichas medidas de austeridad? ¿Encontrarán una excusa los políticos para profundizar en sus comportamientos?
– ¿En qué posición quedan los neoclásicos a la hora de defender posturas liberales? ¿Y qué tienen que decir los austriacos y los publicchoice? ¿Por qué nadie, especialmente en los grandes medios les hace sigue haciéndoles caso a día de hoy?
– ¿Cómo es posible que, quien pidió una burbuja inmobiliaria -ni de broma ni gaitas- y la tuvo -con efectos estos sí devastadores-, Paul Krugman, pueda seguir siendo referencia de nada -salvo en materia de globalización-?
– Y ya en plan retorcido… ¿Se acuerdan del Climategate? ¿Dónde narices estaban las tablas de Excel para tirar de las orejas a esos genios y hacer bien los cálculos? ¿Por qué, mientras bajo el abrigo del informe hecho por una comisión de investigación, se fue infinitamente más benévolo y ahora estos mismos señores que critican carecen de dicha piedad? Al menos con los economistas americanos cualquiera podía replicar los análisis y cálculos. Con los británicos, ni eso. Más bien siguen siendo considerados una referencia internacional en la materia.