Margaret Thatcher. Una figura imponente

Los Soviéticos la apodaron la Dama de Hierro. Muy distinta del Chamberlain que trataba de apaciguar la bestia hitleriana con palabras y acuerdos de papel mojado y se autoengañaba con la idea de que Hitler “era un hombre que cumplía con su palabra”, o incluso del gran Churchill que dejó a los Soviéticos tomar Europa Oriental tras la Segunda Guerra Mundial, como si Stalin y sus lacayos fueran más de fiar que Hitler, o por “apaciguar” e impedir que se prolongase un conflicto ya demasiado largo y destructivo, Margaret Thatcher, que sabía ya que alianzas eran confiables y cuáles no, se unió a Reagan demonizando al Comunismo.

Los Soviéticos la apodaron la Dama de Hierro. Muy distinta del Chamberlain que trataba de apaciguar la bestia hitleriana con palabras y acuerdos de papel mojado y se autoengañaba con la idea de que Hitler “era un hombre que cumplía con su palabra”, o incluso del gran Churchill que dejó a los Soviéticos tomar Europa Oriental tras la Segunda Guerra Mundial, como si Stalin y sus lacayos fueran más de fiar que Hitler, o por “apaciguar” e impedir que se prolongase un conflicto ya demasiado largo y destructivo, Margaret Thatcher, que sabía ya que alianzas eran confiables y cuáles no, se unió a Reagan demonizando al Comunismo. Mientras, en su propio país, se enfrentaba en una guerra sin cuartel con el socialismo imperante, enraizado en las instituciones y tremendamente poderoso, como comprobaría la primera Primera Ministra en su enfrentamiento con los Sindicatos del Carbón.

margaret_thatcher

Thatcher ganó esas dos guerras que tuvo que librar en defensa del capitalismo y de la libertad, conceptos abstractos que a la postre, y por mucho que les duela a algunos, vienen a ser, en la sociedad, equivalentes.

La Guerra Fría terminó con la simbólica y estrepitosa caída del Muro de Berlín, y parecía que el mundo era por fin libre, o comenzaba al menos a serlo.

La Guerra con el sindicalismo inglés también terminó favorablemente porque se lograron algunos “ajustes” (otros los llaman “recortes”) en el hipertrofiado Estado del Malestar inglés.

Thatcher era una Química –había trabajado como tal en algunas empresas- pero, sea por los principios que le inculcó su padre, un hombre de negocios, sea por propia vocación, siempre estuvo interesada en la política y, con trabajo, hijos que cuidar y todo se lanzó a la lucha por el poder dentro del partido Conservador (entonces MUY conservador, esto es, poco liberal) y logró transformarlo y ganar con él las elecciones en 1979.

Dejó la política a principios de los 90 y, desde entonces, el mundo ha cambiado mucho. Las promesas de libertad de la caída del Muro apenas se han cumplido. El socialismo, en sus múltiples formas, desde la Comunista en un lado del espectro hasta la socialdemócrata intervencionista e “impositiva” en el otro, no ha desaparecido, se ha vestido con otros trajes y ha decorado sus discursos con otras “ideas” y otras palabras asociadas. Y para colmo una crisis financiera devastadora ha dado alas a los que creían que el Capitalismo era un fraude “inocente”. Los liberales seguimos creyendo en el capitalismo no cómo fraude inocente, sino cómo dijera el Economista austriaco Friedrich A. Hayek, como un sistema no organizado centralizadamente en el que la competencia es suave.

Pero la sombra de Thatcher es alargada. Parece que se proyecta, justo cuando muere, sobre las medidas que el actual Primer Ministro Británico David Cameron toma en la economía y en general en la política de su país. Quizás no todo esté perdido, al menos en UK.

Lo nuestro es otra cosa, con esas encuestas que revelan que una inmensa mayoría de los españoles se declaran anticapitalistas. Probablemente muy poco de ellos sepan realmente lo que significa el capitalismo, lo que significan la libertad, la responsabilidad y el individualismo (bien entendido).

Ayer le comenté a alguien que Thatcher había muerto. Pasó de largo cómo si le hablase de un ser irrelevante que nada tuviera que ver con su vida. Poco después le dije que había muerto la gran Sara Montiel. Entonces dijo: “¿Se ha muerto Sara Montiel, en serio?”.

Y tan en serio. Y así de serio es el asunto, de ahí que quizás debamos tomarlo…a broma. Recuerda esto a un corto de Faemino y Cansado en el que jugaban con la misma idea. Uno le decía en un bar a otro que había muerto “F” (no recuerdo el nombre). El otro se mostraba consternado y se lamentaba de que una gran estrella del flamenco como esa hubiera fallecido. Pero el comunicante del deceso aclaraba que no hablaba del famoso “F”, sino de un gran
científico que había descubierto no sé qué remedio para no sé qué enfermedad. De inmediato su interlocutor hacía un gesto que delataba absoluta indiferencia por la muerte y un cierto malestar por haber recibido un susto respecto a su amado “F”.

Lo que relato no es seguramente muy exacto, no sé si me lo contaron, si lo vi yo, si estaban en un bar o en otro sitio o la escenificación y los diálogos exactos, pero creo haber sido fiel a la esencia del mensaje que transmitían detrás de su humor.

Thatcher cambió su país, el mundo y las ideas políticas imperantes. No lo hizo sola, desde luego, pero su figura figurará (valga la redundancia) entre las más importantes de la Historia Universal. Bueno, al menos mientras ésta dure. Y lo hará en la medida en que la gente reconozca la importancia de su figura. Si Thatcher y gente cómo ella, pero especialmente ella, no hubieran llegado a finales de los 70 y principios de los 80 al poder, quizás la profecía de Orwell de 1984 se hubiera cumplido. Quizás no ese año, pero la fecha me parece simbólica.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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15 comentarios

  1. La Dama de Hierro dudo que viniera de los soviéticos, más bien viene de los sindicatos o de la guerra de las Malvinas. Tu admirada fue una estafadora en el mundo de los helados, según un programa recientemente emitido en TVE. Además, una imperialista timadora para con sus ideas privatizadoras volver a colonizar económicamente a los países que entre 10 y 20 años antes había logrado su independencia.

  2. Desde mi óptica «neurocientífica» veo claras las razones por las que es tan adorada y odiada. Adorada por los que tienen la cabeza sobre los hombros con la lógica dispersión que puede contemplarse en cualquier grupo humano.

    Odiada porque exiten personas que no soportan la expresión de la excelencia en un rostro, en unos ademanes, en una voz, en una conducta, en un discurso. Prefieren que les mande un bobo mientras sea o parezca bueno, incluso tontito. O «esté bueno» como Adolfo Suárez y Felipe González. No hay más que ver al carabobo y posturadebobo de zetapé y al ojitos de cordero degollado de Rubalcaba, pasando por la caragarbanzo de Pepiño, etc., etc. Así no se sienten chusma, no se sienten estúpidos. Claro, Zapatero tiene razón, piensan. Como si Zapatero hubiera dicho más de dos cosas con sentido en su vida.

    Se llama ENVIDIA, es decir: la experiencia de displacer interno que se experimenta en la comparación con otro cuando uno resulta perdedor.

    Por eso odian tanto a Aznar, porque es un mierda bajito y feo que les da diez millones de vueltas a cada uno. Por eso odian a Thatcher: porque es una tía, y para estos descerebrados, todavía una mujer no puede ser más lista que un hombre, aunque dé diez millones de vueltas a cada uno. Y si es mujer contra mujer… no me voy a meter en cenagales… me refiero a una mujer de esas que la odian, por supuesto, normalmente las mismas que aborrecen a Esperanza Aguirre.

    Los que tenemos la cabeza sobre los hombros (me incluyo, sin falsa modestia), nomalmente seguidores de DEE, Germánico y un larguísimo etcétera, disfrutamos con el éxito ajeno, y si alguien es mejor que nosotros no tenemos problema no ya en reconocerlo, sino en celebrarlo. No somos nada envidiosos.

    Genial tu entrada homenaje a esa gran mujer, Germánico.

  3. La élite (ejem, ejem) intelectual de la progresía internacional, (como hacía la zorra con las uvas que no lograba alcanzar) depreciaba a M. Thatcher con el clasista argumento de que había dirigido la política económica de su pais con la mentalidad de un tendero (que parece ser eran sus origines familiares).
    Recuerdo que cuando leí dicha crítica pensé que para cualquier persona mdeinamente inteligente, esa supuesta crítica, en realidad era un elogio, en la medida que implicaba que la Thatcher, era exquisitamente cuidadosa y meticulosa en el manejo del dinero (en su caso público), que era justo la práctica habitual de los buenos tenderos que aspiraban a vivir honradamente de su trabajo.
    Esta crítica, viniendo de quien viene, explicita a la mil maravillas, la diferencia entre la mentalidad de tendero de M. Thatcher y la rumbosidad y amplitud de miras con que los preogresistas de todo pelaje y nacionalidad reparten (y se reparten) el dinero que los honrados (y a menudo humildes) tenderos ganan con el sudor de su frente.

    • El clasismo y el snobismo de los intelectuales «progresistas» ya empezaron con el propio Karl Marx, a quien retrató implacablemente Paul Johnson: despreciaba ostensiblemente, incluso detestaba, a los revolucionarios de clase trabajadora.

  4. Pues como homenaje a Thatcher, os pongo aquí una entrevista que me gustó mucho, a Lee Kwan Yew, del que quizás Thatcher pudo haberse inspirado…(ni idea de si fue así).

    Este hombre convirtió Singapur de una ciudad tercermundista en un peñasco malayo en lo que es hoy. Y refleja muy bien lo que es Europa y lo que es Asia hoy:

    «Hungría está junto a Austria y la provincia de Fujian está enfrente de Taiwan. Los húngaros dicen: «América, Europa, por favor, ¡ayúdennos con un Plan Marshall!». Quieren que alguien les saque del agujero para acortar distancias con Austria. En Fujian no se lamentan diciendo: «¡Ayudadnos, hermanos taiwaneses!». Lo que dicen es: «Por favor, vengan a hacer negocios con nosotros. Trabajemos juntos». »

    http://elpais.com/diario/1996/01/28/internacional/822783614_850215.html

    Saludos

    • Singapur, Austria, paraísos fiscales.

      Singapur guarda en una nave la mayor colección privada de arte del mundo.

      Austria será considerada por los franceses paraíso fiscal si sigue conservando el secreto bancario.

      Habría que explicar a los que los envidian, que, con financiación (la que sea, da igual: Bárcenas, Corinnas, traficantes de drogas, gansters, traficantes de armas, etc, etc, todo es mucho más fácil)

  5. Pues yo tengo una pena enorme, porque no veo a nadie en Europa , ( ni siquiera Cameron en el UK ) , y menos aún aquí en España, que nos pueda salvar , ( y no sólo a España y a los españoles , sino al mundo entero ), del totalitarismo «buenista» que nos está invadiendo «por nuestro bien».
    Y, aunque no sé si aquí me lo dejará poner, traigo el enlace a un video fabuloso de Thatcher, que le he copiado de su blog a No a Todo

    http://www.youtube.com/watch?v=cVje4C1nTt0&feature=player_embedded

  6. Justo antes de leer esta entrada he leído también el excelente artículo de David Jiménez Torres en LD, donde también usa la metáfora de la sombra («la alargadísima sombra que Thatcher y sus aristas proyectan sobre el país que tanto quiso»), y debo decir que yo mismo he podido comprobar la veracidad de una de sus observaciones: el nombre de Margaret Thatcher cae como una bomba en cualquier conversación en Gran Bretaña. En dos o tres ocasiones me ha sucedido que, estando en un bar inglés, he pronunciado su nombre y varios rostros desconocidos se han vuelto repentinamente hacia mí, como diciendo «¿qué pasa con Margaret Thatcher?», aunque nunca he tenido muy claro si eran rostros de admiradores o de detractores.

  7. He estado también leyendo este otro artículo sobre el tema.
    Aparte, me hace gracia el «nacionalismo» que desprende el artículo. Creo que podría compararse con la la visión que se desprende de España a raíz de la encuesta esa que citáis. Es… muy rancia, como poco. Garrulus populis iste…

  8. Hola Germánico

    No deja de ser curioso, que en contra de lo que se dice, no recortara excesivamente el gasto público, al menos por algunas de las gráficas que he visto durante esta mañana.

    En parte, creo que se le desprecia porque ella apostaba por el esfuerzo individual. En un país como España , donde una encuesta te dice que más de la mitad de la población cree que el que mejor hace su trabajo no debe de cobrar más, una figura como esta debe de producir un grave sarpullido. No sé que mecanismo sicológico hace que en España el que se esfuerce y triunfa sea una especie de apestado social. Una figura como Thatcher es difícil que surja en la política española. Sólo tenemos que ver la selección inversa que hay en los partidos.

    • Gracias Eclekticus por traernos ese documento audiovisual que pone de manifiesto la precision de mi memoria…..

      Dritzz, Thatcher fue contracorriente e hizo lo que pudo. E n efecto aqui en España no hubiera siquiera podido hablar en la plaza publica.

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