¡Que Amancio Ortega no destroce lo que Lucía Etxebarria dice soñar!

Don Amancio Ortega, por medio de la Fundación que lleva su nombre, decide donar a una institución de caridad privada (Cáritas) 20 millones de euros para cubrir necesidades en alimentación, fármacos, servicios de vivienda y material escolar. ¿Aplausos? No. Esto:

o esto otro:

dos falacias ejemplares elevadas a principio moral válido para todos, utilizadas como arma arrojadiza contra quien pudiendo retener decide dar pero comete el gravísimo error de hacerlo sin contar con la bendición legitimadora de los de los expendedores de certificados social-democrático-justo-solidarios. En castellano: de los envidiosos mayoritarios. Mientras el señor Ortega nos da una loable muestra de madurez personal, los aperroflautadores nos regalan lo mejor de su adolescente estupidez.

“La caridad no es justicia. De hecho, la caridad solo puede existir en ausencia de la justicia”

El atractivo de estas ideas socialistas se basa en su profunda radicación en un principio materialista del que la mayoría de los humanos no se independizan jamás: el deseo por una justicia distributiva capaz de eliminar o suavizar el origen de la desigualdad. La envidia nace de la observación de aquellos que –eso nos parece- viven mejor que nosotros, son más felices que nosotros, tienen más cosas que nosotros. Se nos antoja que eso no es “justo” y aplaudimos cualquier medida encaminada a paliar semejante latrocinio.  Quien se esfuerza no sólo en hacerse mayor, sino en madurar, abandona poco a poco el egoísmo infantil, digiere del altruismo juvenil y termina expresando su voluntad con hechos voluntarios, personales, característicos. El hombre maduro es un hombre adulto, capaz de configurar activamente sus propias dependencias e interdependencias sociales, que accede voluntariamente a compromisos, cierra y cumple contratos, asume su responsabilidad por lo que hace y deja de hacer y convierte voluntariamente el bienestar propio y de los demás en la meta de sus acciones. Después de todo, nadie es feliz en un mundo de infelices.

Los aperroflautadores, sin embargo, no quieren hombres adultos. El placer de dominar a quienes se dejan, la convicción infantil de estar en posesión de la verdad, el mesianismo utópico de quien no ha dejado de ser joven activista asambleario les impide aceptar la madurez del otro. Les obliga a educar en la inmadurez de la dependencia y enseñar los horrores del desarrollo de un criterio propio: pensar diferente pude llevarnos a actuar diferente y lograr diferentes, mejores objetivos. ¡Injusticia! ¡Desigualdad!

Según ellos, la mayoría de la gente necesita protección, para lo que se crean leyes que ayudan en la consecución de una mayor “emancipación” que –tal y como vemos- nunca llega. Es la zanahoria en el palo: sigue mis leyes y serás más libre, serás más justo. Pero cuantas más leyes, menos libertad, menos emancipación, más dependencia…. perfecto para reanudar el camino de la reforma: los progres siempre están de reforma, de cambio, de “podemos”, de … progreso.

Pero no hay progreso, no hay más justicia, porque no permiten que los “protegidos” se conviertan en maduros emancipados. Y cuando uno –Ortega en este caso – actúa en público como tal, la reacción ha de ser democráticamente (es decir, mayoritariamente legitimada) de repudio:

el bien, si realizado fuera de los parámetros de protección que os hemos enseñado, no es bien. 

Es la envidia: no pueden soportar que lo justo sea precisamente que cada uno tenga en función de lo que es y de sus méritos. El mérito, dicen, genera desigualdad, injusticia. El mérito y el esfuerzo hacen que quien trabaja duramente disfrute de aquello con lo que sueña el que no quiere trabajar. El mérito y el esfuerzo terminan llevándonos a la madurez desde la que, conscientes de las carencias de otros, ejercemos voluntariamente nuestro derecho a DAR.

No me cabe la menor duda: los aperroflautadores y los perroflautas no pueden entender que alguien sea generoso de forma voluntaria porque ellos NO LO SON.

No pueden entender que para ser solidario no basta con usurpar la palabra SOLIDARIDAD y esconderla en los formularios sobre la mesa de un burócrata anónimo, quien ayudado por el aparato de violencia estatal, se asegura de que todos los educados en la inmadurez sean generosos con quienes han sido educados en la dependencia.

Gracias Don Amancio.

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Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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24 comentarios

  1. Y tu crees q esa frase es fruto de la inteligencia de Bardem?? es fruto
    de que lo leyó en algún panfleto de mayo del 68 y de toda la verborrea
    que viene detrás del estado opresor que ahoga a las clases más
    desfavorecidas etc etc o sea el mismo discurso de hace 50 años no
    pienses q esa frase es cosecha propia que ya la tengo muy leida, a parte
    de esto no vayamos a ver como vive el y su hermano progre, pq entonces
    veremos una gran incoherencia,en la justicia social que reclama, no
    creo que lo digan pq ellos son los perjudicados

  2. El pensamiento es libre, y tu eres un facha de los de toda la vida. Lo que no sé es qué haces en el exilio; ahora mismo, España está pensada para gente como tú, que mataría por la palabra España pero se la trae bien floja que se mueran de hambre los españoles..

    • Hay gente que entra en un blog, se retrata bien rebozado en su propio estiércol, y cree haber aportado algo a la humanidad.

      Si leyese este blog y lo que se escribe en él, se avergonzaría de sus palabras. Si a quien se refiere en su comentario es mí en particular, le puedo asegurar que España, ya sea como palabra o como nación, me preocupa exactamente lo mismo que las hormigas de mi jardín: nada.

      Si lo que le ha molestado tanto como para decidirse a insultar anónimamente a un desconoocido es el contenido de este artículo en concreto, ya no me cabe la menor duda de que usted, o bien es de los de la mano siempre abierta, o de los que pretenden que sean muchos los que permanezcan dependientes del estado para así mejor poder manipularlos a su antojo. Esto último, estimado lector y repartidor de etiquetas, es fascismo.

      • No señor Gómez, no soy de los de la mano abierta, soy de los millones de jóvenes sin presente ni futuro, sobrecualificado y viajado, que en mi caso he tenido que volver a España por enfermedad familiar y me estoy buscando la vida a unos niveles que no se conocían desde la posguerra. Lo que estoy intentando criticar es este servilismo caciquil, en el que los mismos que nos están poniendo el pie en el cuello deben por lo visto ser vitoreados porque han tenido un pequeño gesto con sus conciudadanos (evidentemente, y conociendo los usos que tienen con los que manufacturan sus ropas o trabajan en sus tiendas, hay que buscar razones más allá de las humanitarias: lavado de imagen, reducciones de impuestos, etc.). Etxebarría y Bardem? Dos payasos, como todos los de la ceja. Pero es que en este caso llevan razón en lo que dicen: más justicia social y verá como no hace falta tanta «caridad».

        • Siento mucho (lo digo en serio) su situación particular. No, la solución no pasa por más «justicia social» (cosa que además de no existir es redundante), la solución pasa por menos intervención del estado en la creación de riqueza, más responsabilidad individual a la hora de reinvertir el propio dinero. La solidaridad obligatoria no es ni solidaridad ni justa, es robo, lo miremos como lo miremos.

          A más «justicia social» más gasto estatal, a más gasto estatal más deuda, a más deuda más impuestos, a más impuestos menos reinversión y más fraude, a menos inversión y más fraude menos creación de trabajo: la España de hoy, la que usted sufre.

          No, esa no es la solución como vemos. EL gesto del señor Ortega es legítimo y loable. Pero no olvide un pequeño detalle: son millones quienes a pesar de los impuestos deciden entregar parte de su dinero a instituciones como Cáritas… y que seguramente darían más de no ser porque el estado se encarga de robárselo a final de cada mes para…. busque en este blog la serie de artículos sobre subvenciones absurdas y sabrá dónde se va el dinero que debería dedicarse a «justicia social».

    • Los españoles se mueren de hambre principalmente por ser España un terreno abonado de imbéciles como tu. Después de 40 años de dictadura, llevamos 30 años de imbecilidad promovida por los hijos y nietos de los franquistas de toda la vida, lo cual ha producido un país hecho a vuestra medida, RRMM, tontos e ignorantes que ni caen en la cuenta que son un producto de lo mismo que critican.

      • Os pido perdón por entrar en vuestro blog como elefante en una cacharrería, aunque coincida poco o nada con lo que he podido leer. Igual tus insultos sobran, pero en fin, estoy yo ahora como para defender el honor de un nick anónimo… Un saludo!

        • Por supuesto que tus disculpas son aceptadas, y pido también disculpas por haberte respondido en la misma onda… lo cual nunca lleva a nada más que al desahogo inmediato. Cómo dice Luis, cualquier discusión civilizada es siempre provechosa para todos, dejemos los rebuznos para otros blogs, hay cientos de ellos que cubren esa necesidad.

  3. Presumiblemente, Ortega dio ese dinero para ayudar y tal cosa la ha conseguido, digan lo que digan simios o papagayos y ya amenicen los atardeceres de la jungla. Otro asunto es que probablemente hay quien piensa que los twitters de Etxebarria o Bardem son contribuciones sociales de mayor repercusion (y quien piensa lo contrario), pero tales opiniones no tienen valor alguno.

  4. Interpretando las mismas palabras de Lucia Etxebarria desde otro angulo, la primera parte parece que no esta mal: la caridad no es justicia, ya que la justicia (independientemente de su alcance) es un derecho que en nuestra sociedad se presupone que puede esperar todo el mundo, mientras que la caridad es algo plenamente voluntario por parte de alguien que no está obligado a ello. Hasta ahí todo correcto.

    La segunda parte ya es más discutible, ya que depende de qué interpretes por justicia. Si justicia es que quien cometa una ilegalidad pague por ello, y que quien la sufre consiga un resarcimiento, meter la caridad en la mezcla es confundir el tocino con la velocidad. Solo si entiendes la justicia en el sentido redistributivo tiene sentido esto, y de hecho en ese caso es absolutamente cierto: Si hay una redistribución efectiva, todo el mundo tiene por definición al menos lo mínimo para vivir dignamente, por lo que la caridad no resulta necesaria. Vamos, lo mismo que dice la primera frase de Carlos Bardem, solo que mucho peor expresado que en este ultimo caso, ya que Bardem refina más a que tipo de justicia se refiere.

    Es decir, según esta interpretación hasta ahora nada que reprochar, salvo una redacción ambigua en el caso de Lucia Etxebarria, y en ambos casos soslayar la cuestión de si esa justicia redistributiva es un derecho humano que todo el mundo debería tener o no. Pero todo verdad, y aunque no sea toda la verdad creo que es razonable que ellos defiendan que según su filosofía personal debería ser así.

    Y en este punto es cuando llegamos a la última frase de Bardem, que disfrazada con ese «ergo» como si fuera una consecuencia lógica inevitable, confunde un efecto con una causa. Y eso si que no.

    Por lo tanto, así en general no creo que Lucia Etxebarría critique a Amancio Ortega, sino a la situación en la que estamos y que hace que sea tan necesaria esa caridad, a la vez que comunica su convencimiento de que el estado debería ser el encargado de velar porque esa caridad no fuera necesaria. Se puede estar de acuerdo o no, pero me parece respetable. Y por cierto, calificarles de «perroflautas» no me parece lo más respetuoso del mundo, pero eso es solo mi opinión.

    Por el contrario, si que me parece mal el comentario de Carlos Bardem, no por su ideología, que se puede coincidir o no, sino por una conclusión que no se soporta desde un punto de vista objetivo.

    Un saludo,

  5. ¿Y qué es la «(in)justicia distributiva», propia de monstruos estatales con agujeros negros de Okun, sino una forma de caridad mal entendida, en la que se fuerza al dador y se hace la vista gorda con el receptor?

  6. Es el clásico control social de la izquierda. Ellos controlan la educación, la sanidad, la cultura, la información, la solidaridad.

    La izquierda tiene que estar continuamente amedrentando a los demás: sin el Estado, sin nosotros, no sois nadie: los empresarios os explotarán, os pondréis enfermos y no tendréis para pagar el hospital, vuestros hijos no podrán estudiar, las multinacionales os engañarán, os venderán alimentos en mal estado, el clima cambiará…

    Control, miedo, dogmas, superioridad moral ¿Qué más da que haya elecciones?

  7. Churchill decía «El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, el evangelio de la envidia. Su virtud inherente es la repartición igualitaria de la miseria.»

    Estos pijiprogres ni siquiera cumplen la última parte; lo que ellos tienen, no lo reparten. Ellos si tienen derecho a conservarlo, no como los malvados capitalistas (es decir, todos los que no son de su cuerda).

    Pero por supuesto, Churchill era un fascista, dirán los perroflautas. El que fuera una de las personas que más hizo para derrotar el fascismo no afecta a estos expendedores de carnets de demócrata (ellos) y de fascista (los que no están de acuerdo con ellos).

    • Churchill era un socialista de tomo y lomo, un personaje tenebroso que adoraba la guerra y despreciaba la vida de sus semejantes. También era un gran orador, pero como cualquier político, incongruente y peligroso como el que más.

      Hitler también decía cosas muy interesantes en contra del tabaco y en favor de la actividad física y una vida saludable…

      • Hombre, sin ir más lejos, Churchill fue aliado de Stalin…

        No obstante, cuando alguien tiene una frase afortunada, hay que reconocerle el mérito. ¿No le parece, Juano?

        Hago notar que Churchill estuvo en la guerra, a diferencia de todos los que escriben o comentan en este blog, que somos personas que han crecido y vivido en tiempos de paz. Churchill experimentó las sensaciones que provoca el enfrentamiento bélico a cara de perro, los efluvios de la adrenalina en una carga de caballería, y todo eso. Churchill, por otro lado, recibió el Premio Nobel de Literatura. El whisky no le impedía expresarse con elegancia.

        Sí, Juano, también Hitler dijo algunas cosas muy acertadas. Dijo, por ejemplo, que los pesimistas se amargan la vida ellos solos, lo cual es tan cierto como una operación aritmética del tipo de 2+2=4. Pero su producción literaria no merecía un Premio Nobel. El «Mein Kampf» es un tostón, y cualquiera que haya intentado leerlo se lo podrá confirmar.

        • Si nos fiamos de los premios Nobel Obama es un hombre de paz… Si la obra literaria de Churchill hubiera estado firmada por cualquier otro sólo le habrían dado un huevo Kinder como mucho.

          A lo que iba es que sacar una frase de un socialista hablando en contra del socialismo en una de sus jugadas populistas mientras lo que hacía era todo lo contrario no me parece una gran estrategia, puesto que el argumento de autoridad buscado no se sostiene. Como anécdota o puntualización de incongruencia puede ser útil, nada más.

          Además, Churchill estuvo en la mayor guerra porque él la creo. Y el resultado que obtuvo fue un desastre absoluto. Como botón de muestra basta ver que la justificación que usó para meterse en el conflicto fue la defensa de la independencia de Polonia. En primer lugar luchó contra uno de los invasores. En segundo lugar al acabar el conflicto le dejó el país al otro. De hecho al segundo invasor le regaló medio mundo…

          No discuto la validez de la frase, sólo indico que elegir ciertos referentes para basar un discurso producen más chirrio que aplomo.

  8. Toc, toc (toque de atención).

    Tienes razón, Luis (y comentaristas). Mas no demasiada perspectiva. No hay que recurrir ni a la envidia, ni a la perroflautez -ni mucho menos a la hijoptuez- para entender esas reacciones. Ni siquiera al tribalismo progresí, ni a su odio a todo lo que huela a Iglesia. Probablemente lo llevamos incrustado en los genes.

    Anécdota. No recuerdo el estudio o libro, ni siquiera el autor. En todo caso un antropólogo muy conocido, y un estudio de campo en África. Probablemente en el Kalahari.

    Un joven trae al poblado una gran pieza de caza, que ha conseguido solo, y la pone al reparto de la tribu, según costumbre. (Nota: los chimpancés también reparten la caza). Y para asombro del antropólogo, ve que la tribu no solo no le jalea por la pieza conseguida, sino que más bien hacen alarde de ignorarle.

    Pregunta el estudioso: ¿Por qué os portáis con tanta frialdad, si ha traído él solo una pieza tan importante, que va a dar comida para varios días?

    Respuesta: No vaya a ser que si le alabamos, se crea que es alguien, y piense que nos puede mandar.

    • Ese joven tal vez se lo piense dos veces antes de volver a madrugar para traer al poblado una gran pieza de caza. Le sale más a cuenta quedarse dormitando en la choza, a la espera de que algún otro joven, menos resabiado que él, traiga la carne.

      • Cara de Palo, supongo que dependerá de muchas cosas (suma de incentivos más condicionamiento moral menos inconvenientes). Pero también supongo que esa tribu lleva con ese esquema unos cuantos siglos, sin haber sentido necesidad de cambiarlo. Sí, podemos pensar que nosotros somos listos, y ellos tontos. Pero rara vez es ese el caso. Normalmente suelen ser bastante listos para lo suyo, y nosotros no -para lo suyo-.

        • Tiene razón, Plazaeme. Ya pensé en eso mientras escribía mi comentario en respuesta al suyo, pero fue más fuerte la tentación de practicar el humor socarrón a costa del joven cazador. En cuanto a la ecuación {incentivos+condicionamientos morales-inconvenientes}, eso es impecable y no tengo nada que objetar. Por otro lado, es bien sabido, entre los aficionados a la antropología, que hay un largo historial de tomaduras de pelo a los antropólogos por parte de las poblaciones primitivas que son objeto de estudio.

  9. No son aperroflautado o perroflautas. Son simplemente SINVERGÜENZAS.

    Supongo que cuando el otro hermanito Barden pago miles de euros pro el parto de PE también era para redistribuir riqueza. Lo que me extraña, como dijo Alfonso Ussia, es que no se fueran a Cuba a tener a su hijito.

  10. No sé si esta gente es consciente de lo que dice hasta el punto de aceptar que una buena parte de lo que poseen me pertenece (ya que yo no tengo casi nada) en virtud de su principio de «justicia redistributiva», y que lo retienen de manera ilegítima e injusta, sin importar cómo lo hayan ganado y cuáles sean sus méritos o los míos. Como no quiero hacer juicios de intenciones, porque eso significaría incurrir, por mi parte, en otra falacia, me limitaré a decir que estas actitudes suelen significar estar a favor del latrocinio aplicado a los demás, no a quienes lo defienden como virtud del Estado. Si su renta o patrimonio son superiores a la media mundial (pues la «justicia redistributiva» en la cosmovisión de sus defensores, debe ser de ámbito planetario), deben aceptar, en coherencia con su visión de las cosas, que sería legítimo arrebatarles lo que sobrepase de esa media. Todos al lecho de Procusto. Tal vez se llevarían un disgusto al comprobar que sus pies sobresalen del lecho, y que su destino es ser mutilados.

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