Estudiando historia económica (y de la otra) con mi hijo de 15 años.

Comienza el curso y hay que hacer frente a un elevado gasto en libros.  Uno de mis hijos empieza el cuarto curso de la ESO. Entre sus asignaturas está una llamada Ciencias Sociales e Historia, el libro de la asignatura no tiene desperdicio.

El libro es de la editorial Vicens Vives y está escrito por dos catedráticas de Geografía e Historia  de IES,  las señoras  M. García Sebastián y C. Gatell Arimont.

Las catedráticas tienen auténtica obsesión con la demanda, como no podía ser de otra manera en unas buenas pertenecientes a la secta keynesiana, ya en la página 19  dice el libro que:

… no se solucionó el principal obstáculo para el desarrollo industrial: la escasa demanda como consecuencia de la pobreza del campesinado.

 

Ya se sabe lo importante no es la oferta, ni la cultura emprendedora, ni las comunicaciones… lo importante es que la gente tenga dinero.

Aunque luego en la página 90 reconoce que no sólo la falta de demanda fue la culpable de la falta de industrialización y de desarrollo económico de España.

 

En la página 52 cuando describe al capitalismo industrial dice que:

En este sistema , la oferta tiende a aumentar más rápidamente que la demanda lo que conlleva la quiebra de las empresas que acumulan demasiados stocks.

Esto produce que en el capitalismo se originen crisis económicas que se repiten cíclicamente. La consecuencia social más grave es el paro.

 

¿Por qué las empresas van a producir más de lo que les demanda la gente? ¿Acaso no pueden bajar los precios si la demanda baja? ¿Por qué la oferta tiende a aumentar más rápido que la demanda? ¿No será acaso por un aumento de la productividad? Pero un aumento de la productividad siempre permite bajar los precios por lo que las empresas no tienen que quebrar. Más tarde insiste en la página 55 en que:

La mejora de los salarios para convertir a los obreros en consumidores fue un elemento imprescindible de la expansión del mercado.

Sin embargo en un cuadro en la misma página se puede ver que el precio  de un Ford bajaba desde 950 dólares en 1909 hasta 490 dólares en 1914, lo que demuestra que no era necesario mejorar los salarios en términos nominales para que el mercado se expandiera.

No falta la típica referencia, en la página 57, a las «terribles» condiciones de los trabajadores durante el siglo XIX cuando

… no existía ninguna legislación que fijase las condiciones laborales de los trabajadores.»

Pero no dice lo que pasaba cuando no existían esos malvados empresarios, sus fábricas y las «terribles» condiciones laborales: que la gente se moría de hambre; aunque reconoce que la población aumento fuertemente durante la última mitad del siglo XVIII y el siglo XIX.

Pero vayamos a temas más importantes, en la página 100 ya se entra pleno proceso de adoctrinamiento:

Bases del socialismo:

«El ideal del Partido Socialista Obrero Español es la abolición de todas las clases sociales y su conversión  en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo. Y como medios para acercarnos a la realización de este ideal tenemos a los siguientes:

– Libertades políticas, derecho de asociación y legalidad de la huelga.

– Reducción de las horas de trabajo, prohibición de trabajar a los niños menores de nueve años, leyes protectoras de la vida y la salud de los trabajadores, pensiones a los inválidos del trabajo.»

Programa del PSOE, 1888.

Y luego el libro tiene el cinismo de preguntar al alumno:

¿Cuáles eran las bases del programa socialista?

Pues mire sras. Profesoras los programas socialistas siempre han prometido maravillas, sin ir más lejos en 1982 yo voté al PSOE convencido de que iban a crear los 800.000 puestos de trabajo que prometían en su programa, pero luego a la hora de la verdad han hecho justo lo contrario.

En el terreno internacional el libro no mejora mucho tratando con mano de terciopelo a los regímenes socialistas, como ejemplo:

En 1929 se inició un programa de colectivización forzosa de la agricultura  que generó grandes tensiones en el campo.

Así describen las catedráticas, en la página163, uno de los mayores asesinatos en masa de la historia.

Y por supuesto no se mencionan las terribles condiciones laborales en las que tuvieron que realizar la industrialización de la URSS los trabajadores

 

Llegamos a 1929 y las autoras se descuelgan con esta explicación de los inicios de la Gran Depresión, páginas 172 y 173.

La sobreproducción. La producción creció más rápidamente que la demanda y las fábricas producían más de lo que podían vender. La acumulación de stocks hizo bajar los precios y muchas empresas quebraron y cerraron sus puertas.

El paro obrero se extendió, y como la población tenía menor capacidad de compra, el consumo disminuyó aún más, agravando la situación.

La especulación bursátil. Durante los años de prosperidad económica, muchos americanos invirtieron en Bolsa. El aumento de la demanda de acciones subió mucho su precio y generó grandes expectativas de ganancias que no respondían a un crecimiento de los beneficios de las industrias (burbuja especulativa)

 

Como ven ni rastro de la responsabilidad de la Reserva Federal en la Gran Depresión.

Luego llegó la crisis bancaria porque

…la banca no pudo atender a todos los clientes que querían retirar su dinero.

Ni rastro de:

– El arancel Hawley Smooth

– El cierre del Banco de los Estados Unidos de América.

– La National Recovery Act (NRA).

– La Agricultural Adjustement Act (AAA).

– La Ley Wagner y la imposición del modelo de «empresa cerrada».

El resumen del libro es que

Muchos países confiaron en la intervención del Estado para ayudar a la recuperación económica. Para estimular la producción se adoptaron medidas proteccionistas y se ayudó a las empresas en crisis; para reducir la inflación se controlaron los precios; para estimular el consumo se aumentaron los salarios y para frenar el paro se realizaron ofertas públicas de empleo y se disminuyó la jornada laboral.

Y por supuesto cita de las ideas de Keynes. El sesgo ideológico del libro no deja dudas.

El libro oculta que fueron todas esas medidas las que provocaron la Gran Depresión.

El proteccionismo destruyó el comercio internacional eliminando las ventajas comparativas y allanando el camino a la II GM.

Las ayudas a las empresas en crisis, el control de precios y los elevados salarios eliminaron la competencia, destruyeron la producción agrícola y paralizaron la inversión privada.

Y por último el aumento del gasto público y el déficit que definitivamente hicieron imposible la recuperación mediante la inversión privada.

Pero las autoras del libro parecen pensar que las empresas se mantienen eliminando la competencia, que la inflación se puede eliminar  controlando los precios, que se pueden aumentar los salarios sin aumentar los costes para las empresas y que el aumento del gasto público no tiene consecuencias.

Como detalle: el comentario referente al Crack del 29 lo hace Marx, Groucho por supuesto. No es broma.

Irónicamente y en la página 176 cuando trata de la subida al poder del partido nacionalsocialista en Alemania califica sus propuestas de demagogia, pero las propuestas de Hitler no difieren mucho de las del New Deal y son según el propio libro:

…prometiendo (Hitler) trabajo para todos, la reducción de los beneficios industriales, la mejora de los salarios y una sociedad más solidaria

Y más tarde en la página 179:

El Estado (alemán) ejerció un fuerte dirigismo económico cuyo objetivo era conseguir la autarquía económica (producir dentro del país todo lo necesario). Así se dio prioridad a la industria pesada, sobre todo de armamento, que tuvo un gran desarrollo. Para frenar el la inflación y el paro se ejerció un fuerte control sobre los precios y los salarios y se llevó a cabo un programa de obras públicas con la construcción de autopistas y otras infraestructuras.

 

Volvemos a España. El libro no menciona la participación del PSOE en la Dictadura de Primo de Rivera. Luego califica las elecciones municipales de 1931 como:

percibidas por la opinión pública como un plebiscito entre monarquía o república.

Como se ve las autoras tienen un fino olfato para la percepción de la opinión pública. Luego viene la versión estandar de la memoria histórica de lo que fue la II República y la Guerra Civil.

La Revolución de Octubre no fue un intento de golpe de Estado revolucionario (página 204)…

 En Asturias la revolución tuvo un carácter social. Militantes anarquistas, socialistas y comunistas ocuparon la cuenca minera y proclamaron la revolución social.

Lo de que los mineros entraron a sangre y dinamita en Oviedo debe de ser un mito.

El resto sigue igual: republicanos muy buenos que intentan hacer reformas sociales y conservadores muy malos que intentan frenarlas.

No menciona quienes asesinaron a Calvo Sotelo. Tampoco una vez iniciada la contienda menciona los asesinatos masivos en la zona republicana, los curas y monjas no fueron torturados y asesinado fueron «hostigados» (página 208).  Y además…

… las autoridades republicanas se esforzaron por poner fin a la represión incontrolada, encauzar el proceso revolucionario y mantener la  legalidad constitucional.

 

En fin no merece la pena seguir. Luego viene el franquismo y una visión adulcorada de la transición y los últimos 30 años de democracia con loas al Estado del bienestar (página 276):

… el aumento del gasto público ha permitido la generalización de servicios y políticas asistenciales para la ciudadanía… prestación por desempleo, incremento de las pensiones de jubilación y el establecimiento de pensiones no contributivas,… atención sanitaria pública, enseñanza obligatoria y gratuita hasta los 16 años,… servicios de ayuda a las familias…

Si volvemos a la historia internacional el libro sigue la misma linea: minimizar u ocultar los crímenes de los diversos regímenes socialistas y comunistas, en el caso del régimen comunista chino ni siquiera menciona los millones de muertos durante el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural.  Y  el régimen castrista no es una dictadura es una Revolución (y añaden foto y frasecitas del Che Guevara, hay cosas a las que nunca renuncia la izquierda).

La crisis de los años 70 no fue culpa de la expansión monetaria de los años 60 (Guerra Vietnam, War on Poverty…) que acabó con el sistema de Bretton Woods sino…

En 1973 una grave crisis económica (crisis del petróleo) provocó  depresión económica, hundimiento del comercio y problemas para el dólar que dejó de ser convertible en oro.

Pero como todo el mundo sabe el dólar dejó de ser convertible en oro en 1971.

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Nada cambia en nuestros días.

Finalmente el libro deja la Historia y entra en lo contemporáneo, es decir en la crisis.

Ni rastro del papel de la Reserva Federal o del BCE o del BdE, ni rastro de Fannie Mae ni de Freddie Mac, ni rastro del gasto público desbocado…  la culpa es de los especuladores y de la desregulación y el gobierno de Zapatero fue sacudido por una crisis internacional.

Luego citas a los indignados y a Stéphane Hessel, ya saben el cretino de «¡Indignaos!», más teología del calentamiento global,  feminismo igualitarista, comentarios de textos sobre artículos con una fuerte carga ideológica aparecidos en «EL PAIS»,… el pack completo.

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En definitiva el panorama de la historia  del mundo en los últimos tres siglos y de la mismísima actualidad que ofrece el libro es el que le gustaría que fuese a los miembros de la secta progre.

– Explotación de los trabajadores en el siglo XIX.

– Mito de la lucha obrera.

– Minimización de los crímenes de los régimenes socialistas y de sus fracasos económicos. Minimización de los éxitos del capitalismo.

– Manipulación de la historia durante la Gran Depresión para justificar la intervención del Estado. Glorificación del keynesianismo y del Estado del bienestar.

– Mito de la crisis del petróleo de los 70.

– Y ya finalmente todas las grandes causas de la progresía actual:

Estado del bienestar, feminismo, calentamiento global, buenismo con el islamofascismo, en cuanto a la crisis ya saben: los malvados especuladores.

¡¡Y ME QUEJABA DE LA EpC!!!

Esta asignatura sí que es adoctrinamiento.

PD: en la página 159 se escribe avituallamiento con h y con b (habituallamiento), ni siquiera se molestan en que los becarios sepan escribir.

 

 

 

Arturo Taibo
Arturo Taibo

Economista. Liberal. Cansado de ver como se engaña a la gente y como se desperdician las posibilidades de desarrollo económico. Intentando que la gente aprenda un poco de Economía.

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12 comentarios

  1. Pues vaya. No sabe uno por donde empezar. Resulta que en todos los puntos son las autoras de Vicens Vives quienes tienen razón y no el señor Mill. Hay alguna excepción, como cuando se minusvalora la violencia izquierdista, pero poco más.

    Resulta imposible responder a todo, pero tomemos la primera afirmación:

    … no se solucionó el principal obstáculo para el desarrollo industrial: la escasa demanda como consecuencia de la pobreza del campesinado

    ¿Esto le parece a usted «secta keynesiana»? ¿Sabe usted algo de historia, ni que sea un poco? ¿Ha repasado los niveles de renta del campesinado del siglo XIX y su correlación con el éxito de la revolución industrial? Sin duda es usted economista, pero ¿ejerce? ¿Tiene usted alumnos que sirvan de interlocutores a sus peculiares teorías? ¿Escucha sus respuestas o las de cualquiera con un mínimo de conocimiento?.

    Solo por decir algo, ¿Conoce usted las fechas de la NRA y de la AAA? Porque las autoras están hablando de la crisis bancaria de 1929. No veo como pueden ser «causas». En fin, todo por el estilo. Decididamente, el día que usted redactó este artículo no fue su mejor día

  2. Yo creo que en la opinión pública ya existen dos acepciones de «progreso». Una cargada de connotaciones positivas y otra de carga altamente negativa.
    Por ejemplo, decir que la afirmación que hace Rita Levy Montalcini sobre la capacidad e idoneidad del cerebro femenino para las tareas intelectuales, es progresista, parece innegable. Es progresista porque en su experiencia y la de muchas mujeres de su época era minoritaria esa idea. La entrega personal que emprende por demostrarlo es incluible en eso que conocemos como progreso.
    Que junto a ello aparezca todo un intento por asimilar realidades y conceptos que nada tienen que ver bajo esa misma denominación, no invalida lo anterior.
    Yo creo que tan malo como caer en una generalización, crear conjuntos indiscriminadamente con palabras y conceptos dotados de valor es negarlos o dotarlos automáticamente de una connotación de valor negativa.
    Un saludo

  3. Hombre, seamos serios, ¿Quién no adoctrina cuando puede? Lo ha hecho la iglesia durante siglos, el fascismo, los partidos comunistas, los conservadores etc. La Historia es una asignatura muy golosa a la que no meterle mano, moldea la imagen que tenemos del mundo y condiciona nuestros comportamientos. Dicho esto la Historia debería servir para planterase que las cosas no son siempre lo que parecen, reflexionar sobre ellas y sacar nuestras conclusiones más que ofrecer idea cerradas.El buen profesor y el buen libro de Historia anima a seguir investigando, a replanterase las cosas constantemente y a hacerse preguntas.Con estas premisas dudo mucho que se pueda lavar el cerebro a alguien.S2

    • No estoy de acuerdo, a los 15 años la mayoría de los chavales no se preocupan de la Historia, aceptan lo que les dicen, se quedan con la copla y la mayoría ya no cambia el chip.

      Además el libro entra en la más pura actualidad, y eso sí les interesa a los jóvenes, y les da una explicación fácil, la mayoría de los padres también reciben la misma información de los medios y ya está, nadie hace más preguntas.

      Lo que sí está claro es que el libro no ofrece nunca una visión alternativa, es monolíticamente progre.

      Saludos.

    • El «buen» profesor anima siempre y cuando los animandos estén dispuestos a animarse. Normalmente no es así: ya vienen bien «enseñaos» (históricamente, digo) de casa, así que «lo ven peor» como dice Alberto y con tal fondo arqueológico llegan ellos al animatorio, sabiéndolo todo, absolutamente todo, sobraos de técnica textual, conceptos económicos y escepticismo histórico. Y de voz, sobre todo de voz.
      En mi experiencia personal, quien más se animaba era el animador, porque a partir de las pamemas de tales libros -que sufrió durante años- empezó a estudiar un poquito de economía (e Historia) digamos… distinta… y a volverse radical partidario del homeschooling.

  4. Totalmente de acuerdo Esopra: el progresismo ha infectado con su ideología particular la totalidad de lo que podríamos llamar el «espíritu de nuestro tiempo», entendido en sentido amplio como el conjunto de ideas (morales, sociales, económicas, educativas, etc, etc) predominantes en Occidente desde mediados del siglo XX. Tal y como sucede con la metástasis del cáncer y siguiendo la teoría «memética» de Dawkins, se podría enunciar que el «supermeme» del progresismo ha tenido en Occidente un éxito «psico-biológico» solo equiparable al que en su momento tuvo el «supermeme» del cristianismo.
    Y la cuestión que se plantea en los dos casos es la misma, tal y como la denuncia Dawkins: una vez que se inocula esos memes-ideas-creencias concretas en el cerebro de un niño, estadísticamente se puede comprobar que habrá una mayoría que una vez adultos no estén en disposición de cuestionarse de una manera crítica, la validez de esas ideas.
    Un ejemplo paradigmático de esto en relacción con el catolicismo: Hace poco vi un documental del caso de un niño judío italiano del siglo XIX, al que la Iglesia católica arrebató a sus padres y educó como católico, y que cuando tuvo la oportunidad de volver con su familia, (gracias a la titánica lucha de su padre que no se conformó con el atropello sufrido, y removió Roma con Santiago para poder recuperar a su hijo), se negó a ello, porque ya le habían lavado el cerebro.
    Los ejemplos de este mismo proceso de lavado de cerebro sibilino, en relación al progresismo imperante son ingentes y muy difíciles de combatir por su ubicuidad y persistencia.

  5. Hola Mill.

    Ninguna sorpresa para el que haya visto con cierto detenimiento libros de texto durante unos años.

    http://tinyurl.com/c4e553t

    Como digo allí, «Basura transversal a raudales, EpC es una broma explícita y como tal se puede combatir fácilmente, como en una guerra tradicional, lo grave está en lo no explícito, que vendría a ser como al qaeda, que no sabes de dónde te vienen las hostias y así no hay manera.»

    Aquí, otro que se dedica al homeschooling clandestino.

  6. Al principio provoca risas, luego da una mezcla entre repulsión, pena, paranoia y miedo horribles. A eso le sumas que la mayoría de los padres piensan peor que lo que pone el libro y te echas a temblar.

  7. Hola Mill

    A mi lo que me produce hastío es debatir una y otra vez porqué las políticas keynesianas de estímulo no funcionan: No basta con que les digas que Japón gastó miles de millones de yenes durante la década de los 90 en planes qe no funcionaron. Que la FED va ya por la QE3 y tampoco tiene muchos visos de funcionar. Los planes E de Zapatero y cia …

    Y no digamos cuando les dice que el sacrosanto Estado es el principal agente económico de la UE, ya que gasta el 50% del PIB de media anualmente.

    • «en la página 159 se escribe avituallamiento con h y con b (habituallamiento), » Bien podria ser que el avituallamiento se componia entera y completamente de alubias «habas» …

  8. MILL, todas las ciencias sociales de primaria y secundaria son EpC´s. Yo me encargué de explicárselas a mi hijo. Por supuesto, aprendió el doble, lo que le exigían para aprobar y lo que yo le enseñé. Hoy es un «austriaco». Lo estás haciendo muy bien con tu hijo. La «planificación Central de la Educación Pública» es puro adoctrinamiento fasciosocialista.

    Un consejo, cómprale el libro:

    ECONOMÍA

    Autor: Jordi Franch Parella, (Unión editorial).

    PROLOGO
    por Jesús Huerta de Soto

    Me produce una gran satisfacción prologar esta pequeña joya que sin duda es el» libro de texto de Economía para bachillerato que ha escrito el Dr. Jordi Franch Parella». Primero, porque el profesor Franch Parella es uno de mis más brillantes y prometedores discípulos. Segundo, porque desde hacía años venía acariciando la idea de impulsar la publicación de un manual introductorio para jóvenes estudiantes que fuera capaz de zambullirlos plenamente, ya desde el principio, en la verdadera economía científica del siglo xxi; es decir, en aquella elaborada tomando como centro al ser humano de carne y hueso, entendido como actor creativo dotado de una innata capacidad empresarial y que a la vez es el protagonista indiscutible de todos los procesos sociales y de mercado. En tercer lugar, porque este manual, a la vez que incluye todos los contenidos docentes tradicionales, añade gran frescura y claridad al incorporar a cada paso la concepción dinámica del mercado, la importancia del factor tiempo y de la teoría del capital, la estructura por etapas del proceso productivo y, en suma, la relevancia determinante de los precios relativos y de la idea de que éstos no son fijados por misteriosas funciones o curvas sino que surgen continuamente de las acciones concretas y siempre cambiantes de los seres humanos. Finalmente, y en cuarto lugar, porque frente al enfoque intervencionista y de ingeniería social que hoy, ya en pleno mundo globalizado y en continua expansión innovadora, ha quedado superado y obsoleto, Franch Parella ofrece en este libro una visión mucho más moderna de la economía que reconoce, respeta e impulsa la importancia protagonista de la creatividad humana y de la libertad de empresa.

    Hace poco más de cincuenta años, los profesores Enrique Fuentes Quintana y Juan Velarde Fuertes publicaron un legendario libro de economía para estudiantes de bachillerato que, con el título de «Política Económica», habría de tener una influencia decisiva a la hora de despertar la vocación de generaciones y generaciones de jóvenes economistas que, con el tiempo, serían los protagonistas e impulsarían la gran modernización y desarrollo económico que España ha experimentado en las últimas décadas. Hoy, sin duda alguna, este hito histórico se vuelve a repetir en nuestro país de la mano de Jordi Franch Parella que, con este libro, no sólo ofrece a los jóvenes españoles un manual por el que yo personalmente hubiera dado cualquier cosa antes de entrar en la Universidad, sino que, además, sienta las bases sobre las que las futuras generaciones de nuestros economistas desarrollarán a lo largo de las próximas décadas de este siglo su curiosidad intelectual, espíritu crítico y amor a la búsqueda de la verdad.

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