Diario de un parado: post scríptum

 

Llevo en paro casi cinco meses. Al principio de mi período abierto de desempleo quise exponer algunas de las cosas que me pasaban por la cabeza por aquel entonces, y comencé un diario, con el nada original título, dado el asunto que trataba, de Diario de un Parado. En un post anterior comentábamos Dhavar y yo, cómo no, en los comentarios, que poner por escrito nuestras desgracias nos ayuda a darles un sentido y superarlas, de alguna manera. Yo no sabría valorar en qué medida me ayudó a mi hablar del asunto. Puse un punto final al Diario con un post de despedida del mismo y de Desde el Exilio. Había tocado fondo. A pesar de estar tratado con ansiolíticos y antidepresivos, a pesar de tener una familia maravillosa, a pesar de tener unos amigos fantásticos, aquí y fuera de aquí, no podía dejar de concentrarme en mi desgracia, que no era, como pudiera esperarse, mi situación de paro, sino otro asunto más profundo, de carácter psicológico: en los entornos laborales me siento disminuido. Esto podría deberse a varios motivos, y yo no sabría ponderar el peso de cada cual en el resultado final de mi inseguridad. Pero el hecho es que mi fobia al trabajo, adquirida a lo largo de unos cuantos años, es una realidad, y una realidad que esconde una fobia a cómo se comportan las personas en el trabajo. Es posible que haya tenido mala suerte con aquellos de quienes me he visto rodeado, también es posible que yo sea responsable por algo más que por mi fobia de mis debilidades profesionales, pero el hecho es que la intensidad de la fobia, y del estrés que la acompaña, crecía más que proporcionalmente con el descenso de categoría no del trabajo, sino de los compañeros del trabajo. No tengo porque volver a  contar mi historia, a pocos les interesaría, pues nada tiene que decirles acerca de ellos mismos, probablemente, pero resumo: pasé del departamento de administración a un puesto fantasma y de ahí a un centro de distribución, es decir: pasé de estar rodeado de gente medianamente educada y formada (tampoco demasiado, era un empresa de transportes -logística suena más chuli) a estarlo de un montón de ejecutivos fantasmas que no respondían mis correos, interpelaciones y requerimientos y con la finalidad de crear un imperio de la nada con mis solas fuerzas, a estar rodeado de gente de lo más normal y, al decir normal, utilizo un sutil eufemismo. No soy clasista, ni me considero superior así, en términos generales, a nadie. Pero yo no podía encajar, con mi formación y mi, digamos, delicadeza (no, no soy gay sumiso, ni un osito de peluche) en el nuevo entorno que me crearon, y menos sometido a presiones inmensas y cantidades ingentes de trabajo, además de a flagrantes injusticias -que recaían las más de las veces sobre mi humilde persona.

Visto en retrospectiva creo que aquél día  en que me marché del trabajo a media mañana con la ventanilla llena de transportistas y un montón de curro sobre la mesa, mi cuerpo tomó por mi la mejor decisión que podía haber tomado. Un agente perfectamente racional y optimizador de resultados no habría tomado jamás esa decisión  tan drástica y, para qué negarlo, loca, y menos en el entorno laboral de cuatro millones y pico de parados y gente dándose de ostias por trabajar en lo que yo estaba trabajando por la mitad de mi sueldo. Pero el médico me dio la baja y, durante la misma me ofrecieron lo que eufemísticamente se llama un acuerdo. Lo acepté.

Ahora sigo sin trabajo. Mi próxima visita al INEM será en abril. Pero no estoy parado. No soy un parado del paro. Estoy aprendiendo cosas, haciendo cosas nuevas, descubriendo nuevas dimensiones de la vida que antes me habían pasado desapercibidas. El futuro es incierto, pero no mucho más de lo que pueda ser para cualquiera que ahora asiente sus posaderas en un cómodo sillón de un amplio despacho. Porque cualquier día te despiden, o te diagnostican un cáncer, o tienes un accidente de tráfico, o pierdes a un hijo o a tu pareja. Hay muchas cosas improbables que, sumadas, son una espada de Damocles sobre nuestras cabezas cogida por una crin de caballo. Hay que seguir viviendo, no puedes obsesionarte con lo que no puedes controlar, y eso es casi todo.

España está pasando por una crisis demoledora. Lo descorazonador no es el hecho de que estemos en crisis, sino la incertidumbre que genera, el ver que no termina de tocar fondo, que todo el tejido empresarial y productivo del país se descompone y no hay el más mínimo indicio de recuperación. ¿Qué tal si pasamos de ser uno de los países teóricamente más desarrollados a convertirnos en un país en vías de subdesarrollo? Los países en vías de desarrollo ya los conocíamos, y, vistos desde una perspectiva progresista, e incluso capitalista, eran parte lógica de un ascenso global hacia el bienestar y la riqueza de las naciones. Pero este concepto de dirección contraria me parece más interesante. Asistir al deterioro de una economía y una sociedad como la española es desolador. Y al final, la única conclusión a la que llegas es que puedes extrapolar el fenómeno de la empresa en la que estuviste a toda la sociedad española, y concluir que, simplemente, lo que pasa es que estás rodeado de gilipollas.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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33 comentarios

  1. Felicitaciones, Germánico, por tu post. No lo había visto hasta hoy, pero parece que somos varios los que hemos pensado más o menos lo mismo a la vez. Txirlo ha puesto algo parecido en su blog, y yo he puesto un post esta madrugada en PlazaMoyua en el que llego a conclusiones muy similares.
    Fantástica la frase inicial. Es un problema que se autoalimenta. Al final, quedarán sólo los gilipollas. Porque el resto acabaremos escapando, después de una o cientos de peleas sin éxito contra la mayoría. Echaré de menos España, pero aquí no hay futuro.
    Oh, mia patria, si bella e perduuutaaaaa…. (coro de los esclavos de Nabucco)   

    • Nabucco, mi Ópera favorita.  Parece que coincidimos también en el gusto por Verdi, Sefuela.

  2. Cuando uno tiene la muerte diciéndole al oído: recuerda que eres mortal, pone mucho más los piés en la tierra, ciertamente, pero no al modo usual, tal como lo entiende la gente, lanzándose a mil proyectos, sino tomando entre sus manos esa tierra y dejando que su arena se deslice suave y lentamente entre los dedos hasta el suelo. Mirándola, pisándola, tocándola, sintiéndola. No sabía, Espectador, que hubieras pasado y estuvieras pasando por eso. Pero es cierto que, en ocasiones, la enfermedad, a pesar de tratarse de un mal y algo que nos daña, nos hace mejores. Confío en que la superarás.

  3. Aparte de su triste experiencia profesional, creo que lo más profundo que dice es » … Porque cualquier día te despiden, o te diagnostican un cáncer, o tienes un accidente de tráfico, o pierdes a un hijo o a tu pareja. … Hay que seguir viviendo, no puedes obsesionarte con lo que no puedes controlar, y eso es casi todo.»

    Hace cinco años me extirparon un tumor que resultó ser maligno y de una variedad muy poco frecuente. De repente todo cambió: las cosas que habían sido importantes se relativizaron. En cambio, otras que había dado por supuestas, como ver amanecer cada día o sentir el olor de la tierra mojada después de la lluvia, se volvieron maravillosas. Pero hiciera lo que hiciera, me descubría pensando «me voy a morir». Ya se que todos sabemos que vamos a morir, pero ese convencimiento intelectual abstracto es muy diferente de SABER que vas a hacerlo.

    Otras complicaciones medicas desaconsejaban la administración de antidepresivos, así que la cosa fue bastante desagradable. Solo mejoró el día que empecé a pensar: «Si: me voy a morir, pero HOY no». Y empecé a vivir día a día.

    Esto que para mi fue un descubrimiento, es conocido de antiguo: «Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34)»

  4. En ese caso, no estaría de más revisar la literatura sobre alquimia, a ver si resulta que tenía «tomate» y con unos granitos de sal te sacas 10.000 Ha. cultivadas estupendas, por ej.

    • Intentaremos sacar partido de los cerebros en los que aún se conserva algo de la ciencia de nuestro tiempo, más apropiada para optimizar los cultivos. Lo que nos va a faltar es la tecnología; mucho más trabajo manual, mucho tirar del carro.

  5. Germánico:
    La verdad es que los tienes cuadrados. Apúntate eso en tu haber.
    Respecto al movimiento amplio, es fácil: En 10 años, tanto USA – antes- como Europa serán igual que Latinoamérica. La clase media sirvió desde el 45, ya no sirve.Lo que vemos es ése gigantesco proceso de reorganización.
    ¿Quieres sobrevivir, oh urbanita occidental? Pues ya sabes, mírate en tu hermano esclavo chino.
     

    • ¿Crees, Dhavar, que con este post he firmado mi sentencia de muerte profesional? ¡¡¡¡Nadie contrataría a un tipo así!!!! Cada vez que se cruzasen conmigo en el pasillo se sentirían analizados, observados en sus gestos, ademanes, palabras, y fatalmente tildados de GILIPOLLAS. jaajajjajajajajajaa. Bueno, no es para tanto. Pero es cierto que en mi exempresa había poco talento y mucho morro, por decirlo suavemente.
      Sobre el futuro yo estaba pensando en una vuelta al medievo. En mi urbanización ya he propuesto a unos ingenieros agrónomos que hagan el diseño de los cultivos. Yo me estoy preparando físicamente para hacer de soldado. Pondremos un muro muy alto y autarquía!!!

  6. Me alegra leerle, Germámico. No sé si llegué a escribir cuando anunció su retirada, pero sí lo sentí mucho, pues leía sus posts con puntualidad anglosajona. También me di cuenta de que estaba pasando por un momento realmente difícil. Ahora le noto mejor de ánimo, y eso me alegra. Quizás estaba rodeado de idiotas en su trabajo remunerado, pero no en este de aquí, el de este blog. Qué le voy a decir, sé que lo sabe. Esto que hace aquí es muy productivo para los que le leemos, créame, y la autosatisfacción que da saberse útil no tiene precio.

    Yo también estoy en paro (desde agosto), y aunque hasta diciembre ha sido duro, ahora empiezo a ver la luz. No sé muy bien por qué, pues tampoco tengo expectativas de encontrar un trabajo en el corto plazo. Pero como usted, soy un parado que no paro, o que al menos intento no parar. Acabo de empezar un par de cursos que me tendrán ocupado hasta julio. Ya hice otro el año pasado. Y empiezo a pensar, como usted, que solo hay una solución: salir de aquí. Viví algo más de cuatro años en Estados Unidos, entre Boston y Nueva York, y solo puedo aconsejarle que no desprecie la más mínima oportunidad de irse allí.

    Respecto al trabajo, leí este artículo en El Confidencial el pasado lunes. Quizás le interese. Yo estoy por pasarme a ver de qué va eso.

    Por otro lado, y a título personal, pienso que la otra opción, es decir, quedarse aquí, pasa por montar algo por su cuenta. Yo estoy en ello, pero no sé cuánto tardaré. En cuanto un banco me pida garantías… En fin. Pero sí sé una cosa, y ya para terminar: si nos quedamos aquí, hay que montar algo. Al menos, elegiremos a nuestros propios gilipollas. Y ya se sabe que a un gilipollas se le quiere más si es de la familia.

    Un saludo.
     

    • Gracias por tu amabilidad, Antonio. No hace falta que me trates de usted.
      En este blog, en efecto, no estoy rodeado de idiotas, todo lo contrario. De hecho, de haber algún idiota, sería yo. Pero algo tengo de entrañable, porque mis compañeros me tratan con cariño.
      Si lo que escribo sirve a alguien me siento recompensado, no puedo negarlo. Pero todos mis problemas están fuera de aquí. Y esa lección la he aprendido.
      Lamento que te encuentres también en el paro, aunque me alegra que sea activo. Si ya has estado en EEUU tantos años el salto para ti será pequeño, imagino, salvo que algo te ate aquí. Yo el mayor problema lo tengo con la familia. Mi mujer no quiere salir de España. Tienen que empeorar mucho las cosas para que cojámos los bártulos y hagamos las américas. Si estuviera solo yo ya lo habría hecho, y eso a pesar de mis temores.
      He mirado un poco el artículo: suena a mezcla de marcha, ligue y trabajo. Un cóctel explosivo. Seguro que alguno abusa  de él. Viejos verdes directivos buscando jovencitas sabrosas. jejeeje. Yo últimamente no bebo, apenas como, y solo cosas sanas, no salgo de alterne con nadie, hago ejercicio, estudio y cuido de mi familia, aparte de usar la herramienta de internet para mandar CV a sitios en los que sé que ni los van a leer, no al menos a partir de la fecha de nacimiento. No quiero meterme en una de esas reuniones, aunque de hecho he tenido algunas reuniones con personas que tienen proyectos que podrían incluirme. De momento está todo un poco en el aire, pero si se concreta tendría un trabajo. Y sí, la reunión fue en una cafetería-restaurante.
      En parte esto último que comento tendría un importante componente de montármelo por mi cuenta, ya que tendría que organizar muchas cosas en mi mente y traducirlas en un trabajo productivo original y llamativo.
      Gracias por el apoyo. Un saludo.

      • De nada, para eso estamos. Es una alegría poder leerte de nuevo. Respecto al artículo, yo también pensé que tenía pinta de marcha, ligue, trabajo. Ese cocktail. Pero luego me metí en la web y parece, aunque no esa una gran web, que lo tienen mejor organizado. No sé si iré. Lo que sí sé es que no pierdo nada y, que si no me gusta lo que veo, puedo irme cuando quiera. Los americanos aceptan muy bien este tipo de iniciativas, a nosotros nos cuesta más trabajo. Seguimos en contacto y, si termino yendo, te contaré. Un saludo.

        • Sí, dímelo, por favor. Tienes razón en que los españoles somos más desconfiados para esas cosas, pero es que tenemos también más razones para desconfiar los unos de los otros. Los americanos, como decía Tocqueville en su Democracia en América, tienen una larga tradición de hacer grupos, grupetes, grupillos, asociaciones, etc, etc espontáneamente, no de estos tingladillos que se organizan aquí para beneficiar a cuatro a costa de todos, sino auténticos grupos, que dan una gran fuerza y elasticidad a su tejido social.

  7. Aquí el problema en primera instancia es que el nivel de intervención en la economía hace que el beneficio no dependa de la competitividad, sino de la relación con el poder vía subvenciones, reglamentos, etc…

    Eso conlleva que la empresa no precise establecer una meritocracia para…, nada.  No hay lógica en el sistema más allá que cumplir unos requisitos esenciales y no pisar ningún callo a los que te dan la gracia del salario por tu presencia.  Ser bueno o el mejor es irrelevante.

    Por eso yo me voy a un sitio donde el marco legal es más flexible y voy a cobrar en base a lo que produzca.  Si me lo curro y tengo un poco de suerte, estupendo.  Si no soy capaz de encontrar la mejor manera de hacer mi trabajo, pues tendré que ir a buscar otro donde esté.
    Obviamente un planteamiento aquí no es que sea atípico.  Es que está prohibido… 😛 

    • Y sin embargo, Juano, es el planteamiento que nos sacaría del estancamiento económico, moral y existencial en el que estamos. Pero su prohibición es tácita. Es parte de los cimientos del edificio en ruinas de España. La gente tiene miedo a que el edificio se venga abajo: es una porquería, pero es dónde viven. No se dan cuenta que con un poco de trabajo, inteligencia y sentido común podrían tirar abajo esa destartalada edificación y construir una mucho mejor al lado, con cimientos más sólidos y flexibles, que se elevase los suficientes niveles del suelo para que cupiéramos todos y no hubiera que expulsar a unos cuantos con cada leve temblor de tierra.

      • Desgraciadamente la prohibición no es tácita, es absolutamente explícita e impuesta por una legislación absurda, copiosa y kafkiana…

        ¿Y cómo piensa arreglar esto el nuevo gobierno?  Pues con más leyes absurdas, que incrementen la copiosidad y que serán más o menos kafkianas.

        Y luego nos preguntamos por qué hay crisis 😛 

        • Bueno, tácito es lo que no se dice porque se da por supuesto. Esa prohibición tácita de desplegar las alas de la libertad económica se traduce en una telaraña de normativas que impiden el despliegue efectivo de esas alas. El vuelo de nuestra economía con el PP será como el de una gallina, que se eleva un poco por encima del suelo, con el PSOE se tienden a quitar plumas (a desplumar al contribuyente) y, si no se arreglan con eso optan por la amputación del miembro.

  8. Muy apropiado, Cara de Palo. Argentina es un ejemplo paradigmático de esa vía al subdesarrollo, pero no les estigmaticemos más, bastante tienen con lo suyo. Mejor usar una expresión más genérica, sea esta propuesta o cualquier otra.

    En cuanto me saquen la tarjeta roja aquí en Expaña me saco yo la verde en EEUU. Gracias por la información.

  9. Hay un término acuñado desde hace tiempo para denominar el proceso por el que un país desarrollado toma la dirección del cangrejo: «argentinización».
     
    Germánico, si estás pensando en emigrar a los EE.UU., tal vez te interese echar un vistazo a esto.
     
     

  10. Saldremos, Eclectikus. Aunque sea de patas a otro país. Yo había pensado en EEUU. Mira que aquí en estepaís siempre se ha puesto de gilipollas a los americanos medios. Pero la trágica verdad es que es el español medio el gilipollas, con sus tres lecturas, su impávida absorción de propaganda mediática, y su discurso informal pretendidamente profundo.

    • Si en EEUU son bobos, ya: más de 200 premios nobel en Física, Química, Medicina y Fisiología, y Economía (España solo dos, y uno de ellos, Severo Ochoa, por sus investigaciones en USA). Por no hablar de nuevas tecnologías, sólo en California: Windows, Google, Facebook, Twitter, Apple… En fin, muchas veces pienso que tenemos lo que nos merecemos, ni más, ni menos.

       

      • Como país sí, Eclectikus, pero ¿tú te lo mereces? Eso es lo que deberían preguntarse todos a sí mismos. Pero algunos nunca llegan a tener la llave que les abra la puerta a semejantes pensamientos o preguntas.

        • Me has dejado sin palabras. Bueno, quiero decir: que has posteado sin palabras.

        • Anda la leche, pues yo juraría que había escrito:

          «Sí Germánico, pero ahí pagamos justos por pecadores. Y para muestra uno de los peores botones pecadores, o botonas: Leire Pajín

          (O similar) 

           

          • Si, este es el país de los que pecan en nombre de la justicia. ¿Cómo no íbamos a pagar los justos por los pecadores?

  11. Grande Germánico. Me alegro de leerte esa actitud, más que nada porque en otro campo, pero con circunstancias parecidas he vivido/estoy viviendo circunstancias parecidas. Saldremos, tampoco queda otra. 😉

    Y esta frase (o la foto de cabecera) es para hacer una camiseta con ella, buenísima:

    Y al final, la única conclusión a la que llegas es que puedes extrapolar el fenómeno de la empresa en la que estuviste a toda la sociedad española, y concluir que, simplemente, lo que pasa es que estás rodeado de gilipollas.

     

  12. Si, una manzana podrida echa a perder un cesto, ¿pero qué ocurre cuando una manzana fresca es puesta en un cesto lleno de manzanas podridas?

    Mi última «oficina» era más bien un barracón, y sobre mi cabeza había un grande y pesado aire acondicionado que en cualquier momento podía desprenderse sobre mi, igual que el tejado de la estructura salió volando un día con el viento. Eso no era una espada de Damocles, sino algo más gordo. En fin, en ese entorno físico privilegiado, pude asistir a un espectáculo ilustrativo a la par que divertido: a TODOS  mis excelentísimos compañeros les entró un terror cerval con la victoria del PP en las municipales. Creían que era el fin del mundo. Ya te puedes hacer una idea de la categoría de los personajes. Otros, eran además moralmente depravados e insensibles por completo al daño que hacían. Se podía separar el grano de la paja, pero no de la paja mental.  Pero bueno, esa es mi historia y quedará bien guardada en mi memoria. Sin embargo, ¿no podemos concluir, a partir del terror que padecían mis compañeros, la mentalidad de gran parte de la gente de estepaís que ha llevado a lo que ahora somos y nos conduce hacia dónde nos dirigimos?

    • Este país es como es, a mi me recuerda mucho a la picaresca que se describe en el Lazarillo de Tormes, o quizás, como un familiar me comenta en el Buscón de Quevedo.  
      La paja mental que tiene  «este país» en la cabeza es alucinante – como anécdota, la gente se vanagloria de la «ignorancia» los americanos y aquí ya vamos por la edición número 13 de Gran Hermano y tienes récords de audiencia Sálvame – .

      Aquí culpamos a «los políticos» cuando son un perfecto reflejo de una ¿mayoría? del pueblo español.

      En cierta manera, nos hemos ganado a pulso nuestra situación. Lo que poca gente sospecha es que no está escrito en  ningún sitio que debamos de pertenecer al primer mundo, y que como comentan más abajo, podemos caer en «el vía de desarrollo de nuevo». 

  13. Lo que ocurre Germánico, no es que estés rodeado de gilis. Es que basta un tonto l’haba para que todo un equipo de trabajo que funciona como el mecanismo de un reloj suizo salte por los aires. 

    En cuanto a tu último párrafo, por lo que veo, sostengo que si nos quedamos con el  nivel de vida de los años 80 me doy con un canto en los dientes, porque para empezar aquí queremos que el «Estado» no solucione nuestros problemas y nos cuesta ponernos a solucionarlos nosotros. Y para seguir, porque queremos que las facturas no las paguen otros. 

  14. Hay que acuñar un nuevo concepto para España y similares, propongo: «países en vías de sub-desarrollo».

     

      • Pero lo leíste, eso muestra claramente el fenómeno del imprinting. Se quedó grabado en tu psique, de pronto lo pensaste, y te pareció una idea divertida.

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