Protección legal del embrión humano

A la luz de la discusión abierta ayer entorno al artículo Nace un ser humano y con él renace la esperanza de otros tres y, sobre todo, a raíz del disgusto con que muchos de los lectores de esta casa recibieron mi expresión «paquete de células», me gustaría sacar el tema de la dinámica de comentarios en que se encuentra.

En el centro del debate  sobre si es moral la selección de embriones con fines médicos -como salvar la vida de un hermano, por ejemplo- nos encontramos siempre con la pregunta de si se debe, y en qué medida, proteger la integridad de un embrión humano. No es diferente la discusión si la aplicamos al aborto o a la investigación con células embrionarias totipotenciales. Y nos encontramos con dos frentes perfectamente definidos: de un lado están quienes defienden la protección absoluta de todo embrión humano, proyectando todos los derechos de las personas en los embriones, incluso en cualquier célula totipotente capaz de convertirse mediante división celular en un ser humano. Por otro lado estamos quienes (permítanme que me sitúe desde ya mismo en contexto) pensamos que el embrión humano debe ser protegido en función del grado de desarrollo del mismo.

Quiero dejar muy claro desde ya que estoy hablando de embriones:

que en ningún caso hablo de fetos:

Los defensores de la protección absoluta del embrión humano abogan por un concepto sin grados y por ello por la prohibición absoluta de cualquier intervención en células pluri- y totipotentes. Consideran que desde el momento de la fecundación el resultado de la misma ha de ser necesariamente protegido por la ley. Argumentan que también el embrión más primario posee la cualidad moral de la persona. El embrión goza de la misma dignidad que cualquier otra persona y, precisamente por ello, no puede ser ni destruído, ni utilizado con fines médicos ni utilizado de cualquier otra forma que le haga perder su cualidad de ser humano. Para cimentar estos argumentos se basan en los principios de potencialidad, identidad y continuidad.

Continuidad: el desarrollo de la vida humana es un proceso contínuo, sin grados ni fases diferenciadas significativas. Dado que todo cambio dentro de este proceso está encaminado al desarrollo de un único ser humano, cualquier supuesto o teoría que pretenda establecer una frontera entre mero grupo de células y ser humano sería arbitraria.  No decimos sólo: «he nacido en tal día» sino que retrotraemos nuestra identidad hasta el momento en que fuimos concebidos por nuestros padres. El derecho a la vida, aplicable a todo ser humano, necesita ser aplicado también a cualquier fase temprana de nuestra existencia. Si estoy convencido de que yo no hubiera querido ser abortado -por ejemplo- es natural que defienda el derecho de todo no nacido a disfrutar de su vida. Y por ello es necesario generalizar esa norma aplicando la protección  legal a todo ser humano desde el momento de su concepción.

Identidad: la vida humana es, desde el primer momento, individual, única y caracterizada por su inconfundible identidad.  Con la unión del semen paterno y el óvulo materno aparece una nueva identidad genética, que determina en su desarrollo la identidad de la persona concebida.

Potencialidad: el potencial para desarrollar una capacidad es suficiente para otorgar al embrión el mismo estatus moral que quien ya ha desarrollado esa capacidad. El embrión no es una cosa que simplemente tenga la posibilidad e convertirse en un ser vivo, también puede convertirse en «alguien».  El ser humano se desarrolla como ser humano y no hacia el ser humano. desde el momento de la concepción posee todos los requisitos biológicos para desarrollarse de forma individual con todas las caracterísiticas que le son propias a los seres humanos.  Si considerásemos personas sólo a quienes son conscientes de serlo, los durmientes, los inconscientes o los locos perderían la condición de personas. Pero si al durmiente se le proteje en su condición de persona, no es comprensible por qué a los embiones o a los no nacidos se les niega ese reconocimiento.

Otro argumento comúnmente utilizado por quienes defienden la protección absoluta de los embriones es el que voy a llamar «miedo a que se rompa la presa»: quien utiliza embriones humanos como si de paquetes de células se tratase terminará por, antes o después, provocar que la sociedad pierda el respeto por la vida de todas las personas, facilitando así prácticas deleznables como la eutanasia involuntaria, la eliminación de minusválidos, la clonación de rubios y altos …

Las llamadas a cualquier cambio en la ética social son repelidas desde la perspectiva hitórica y evolutiva: el desarrollo histórico de la moral entre los humanos ha culminado en la absoluta protección de los derechos humanos, entre ellos el de la vida. Los derechos y la dignidad de las personas deben ser defendidos allí donde se ponen en duda: también al principio de una existencia y en su final. Y protección especial precisan los desprotegidos.

Los defensores de la protección del embrión humano en función del grado de desarrollo del mismo argumentamos que en función  del estado de desarrollo de un embrión su uso con fines terapéuticos puede estar justificado.

Frente al argumento de la continuidad pensamos que sí es posible encontrar grados y fronteras en el proceso de desarrollo embrionario que cuestionan una posible continuidad absoluta. Estas fronteras encuentran explicación biológica, pero también cultural. La nidación (o anidación) del embrión en el útero materno marca un antes y un después en el desarrollo del mismo. Sólo un embrión anidado es capaz de desarrollarse completamente como ser humano. Antes de la nidación la naturaleza produce un sobreexceso de embriones del que sólo un tercio anida y desarrolla un ser humano. La verdadera decisión biológica cae en la nidación, no en la concepción.

Identidad: No debemos olvidar la frontera cultural: el concepto «persona» no es una etiqueta de la naturaleza, sino la forma que tenemos nosotros, los humanos, de autodefinirnos. Persona, personalidad, humanidad son atributos culturales que van más allá de la pura biología. Algunas culturas consideran que la protección del ser humanos es una prioridad absoluta desde el momento en que se alcanza la consciencia, otras desde el nacimiento, otras desde la concepción …. Para ser humano desde un punto de vista cultural no basta con tener formas humanas (un robot que fuese exactamente igual que yo, con tejidos biológicos como los míos, no dejaría de ser un robot), es necesario algo que lo dote de personalidad.  Lo cierto es que el desarrollo de una personalidad inconfundible e individual es sólo posible desde el momento en que un embrión genera sólo un individuo. La nidación es la frontera bioógica de este proceso, la aparición de las primeras células neuronales establece el momento en que el feto es capaz de desarrollar autoconsciencia.

El argumento de la potencialidad puede ser debatido en estos términos: : sí hay una diferencia entre un embrión y un ser humano ya que aquello desde lo que se desarrolla algo nuevo, no puede ser idéntico al producto final. Desde la constatación de que un embrión puede llegar a ser una persona no es posible concluir que sea una persona. Sin ninguna duda, un grupo de 8 células no es  un ser vivo racional. Carece de consciencia, no es independiente, no sufre, su morfología no es diferente de la de cualquier otro embrión de cualquier otro mamífero. No olvidemos que el óvulo, justo antes de la fecundación, se encuentra en estado biológico de recepción, lo cual lo convertiría en potencialmente un nuevo ser humano. El argumento de la potencialidad olvida que los óvulos ya son potencialmente cigotos, pues no pueden llegar a ser otra cosa.  La decisión por la cual el óvulo fecundado poseería una potencialidad de mayor calidad que el no fecundado es arbitraria.  Qué hacemos con los millones de óvulos que se pierden para siempre cada día?

Y termino con el argumento «del miedo a que se rompa la presa».  Si cualquier investigación o avance científico lleva consigo peligros añadidos -y los lleva en muchos casos- y por ello debe ser prohibida, llegaríamos a la conclusión de que  debemos prohibir muchas de las tecnologías que hoy utilizamos, dado que su posterior desarrollo puede acarrear consecuencias negativas en el futuro. Las manos, sus manos, pueden ser usadas para cometer un asesinato. Prohibimos su uso? Las cortamos todas? La lista de tecnologías de uso común que pueden ser usadas para fines no éticos sería enorme. No viene a cuento. El ser humano lo es precisamente, entre otras razones, porque posee la capacidad de decidir cómo usar una tecnología en provecho de todos.

Como ven, las dos posturas están muy lejos la una de la otra. El legislador debe sopesar los argumentos de unos y los de los de enfrente y tomar un camino practicable. Salvar la vida de un ser humano que sufre y facilitar la vida en salud de otro, a cambio de desechar algunos embriones no implantados (no anidados) se me antoja un compromiso necesario. De ahí que estoy a favor del diagnóstico embrionario y la selección de embriones con fines estrictamente médicos.

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Luis I. Gómez
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Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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43 comentarios

  1. Bueno, muchísimas cosas habeis escrito. Gracias a todos. Responderé en un post sólo de réplicas.

  2. Al final, siempre hay dudas… pero hay que decidirse:SI o NO. Si tuviéramos en la mano el bolígrafo que firma una Ley sobre este asunto, qué haríamos? En esto, como en todo lo decisivo, no hay más remedio que tirarse a la piscina preguntando «a pelo» a nuestro instinto, sea lo que sea eso(El ser, la nada, dios, Esto, etc.). Lo que significa justo lo contrario de hacerlo con frialdad, razonando en un sofá con un buen café. No. Hay que decidirse justamente como lo planteas, desgarrado hasta los huesos ante la visión inmediata de los horrores del Doctor Menguele y la maravilla de salvar de una vida de horror sin cuento a muchos enfermos.
    Y, francamente, no sé qué responder, pero me inclino a impedir a Menguele – et alii- que nos terminen de dar caput, en un mundo en el que quizá no merezca la pena ni curarse, ni vivir, ni nada.

  3. Enhorabuena por el artículo. Me parece que has fijado las dos posiciones de manera exacta y rigurosa.
    En el caso que relatas hay dos problemáticas éticas a analizar:
    1. La destrucción inevitable de embriones en un proceso de fecundación in Vitro 2. La selección y manipulación de embriones según determinadas características buscadas.
    El valorar éticamente sobre esto nos conduce inevitablemente, tal y como explica correctamente rojobilbao, a la ontología del ser humano.
    A la pregunta: ¿Cuándo empieza la vida de un nuevo individuo de la especie humana? Tenemos que intentar dar una respuesta de lo más rigurosa posible.
    Si nos centramos en la característica de identidad que es individualidad, unicidad y novedad tenemos que si buscamos un momento o un evento diferenciador con respecto a esas características en la evolución embrionaria-fetal esa es la aparición del cigoto.
    En efecto el cigoto es el resultado de una bien determinada combinación de genes paternos y maternos. Esto es lo que le otorga individualidad. Cualquier otra combinación de genes daría lugar a otro ser humano completamente distinto. Nada de lo que ocurra después afectará al genotipo adquirido al término de la fecundación.
    La unicidad le viene dada por la propia genética ya que cada nueva unión de gametos abre las puertas a una de entre millones de combinaciones genéticas.
    Y la novedad la encontramos en que al término de la fecundación volvemos a tener a un ser vivo diploide resultado de la unión de dos células haploides que ya tiene metabolismo propio: se alimenta, se mueve, interacciona con el ambiente. Esto es su fenotipo.
    Por lo tanto a partir de la aparición del cigoto tenemos a un nuevo y único individuo de la especie humana, con un genotipo bien determinado y definitivo y un metabolismo autónomo que le permite interactuar con el entorno. Con esos dos ingredientes: genotipo y capacidad de interacción obtenemos el fenotipo. Y que es el fenotipo si no una personalidad primordial del ser humano?
    Si consideramos la característica de potencialidad, la diferencia está en quienes consideramos que el cigoto es un ser humano en acto con potencialidades por desarrollar (algunas incluso tras el parto) y quienes lo consideran un ser humano en potencia. La diferencia entre un ser en acto y uno en potencia reside en que para que algo en potencia se convierta en acto necesita de una intervención externa para pasar de un “estadio” a otro. Una bellota en efecto es una encina en potencia ya que hasta que no se coloque en un ambiente propicio para crecer no podrá pasar de estadio de bellota a estadio de encina. Este cambio sustancial en el ser humano adviene cuando el ovulo es fecundado por el espermatozoide. A partir de ese momento no hay actuación de un agente externo para modificar su esencia. Es el propio embrión quien se abre camino hacia el útero y es el propio embrión quien envía las señales hormonales para que las defensas maternas no lo ataquen como si fuera un cuerpo extraño.
    Algunas objeciones al punto de vista que tú defiendes:
    “Sólo un embrión anidado es capaz de desarrollarse completamente como ser humano. Antes de la nidación la naturaleza produce un sobreexceso de embriones del que sólo un tercio anida y desarrolla un ser humano. La verdadera decisión biológica cae en la nidación, no en la concepción.”
    Sería más correcto decir que para que un embrión pueda seguir desarrollándose como ser humano necesita conseguir anidarse en el endometrio del útero. De que lo consiga o no dependerá si seguirá viviendo o no pero eso no cuestiona su humanidad.
    “Lo cierto es que el desarrollo de una personalidad inconfundible e individual es sólo posible desde el momento en que un embrión genera sólo un individuo. La nidación es la frontera bioógica de este proceso, la aparición de las primeras células neuronales establece el momento en que el feto es capaz de desarrollar autoconsciencia.”
    No hay nada que corrobore esta afirmación de que la anidación es la frontera entre un embrión con personalidad individual y uno sin el valor ético de persona humana. Estas mezclando ciencia con ontología. La capacidad de desarrollar autoconsciencia está presente desde la aparición del cigoto. Lo único que necesita es tiempo y espacio para desarrollarse pero de nuevo, que la característica llegue a desarrollarse o no no cuestiona la humanidad de quien la posee intrínsicamente.
    Para terminar cuando dices: “…sí hay una diferencia entre un embrión y un ser humano ya que aquello desde lo que se desarrolla algo nuevo, no puede ser idéntico al producto final.” Decir que desde el embrión se desarrolla un ser humano es una falacia argumental: el embrión es un ser humano en una etapa muy temprana de su vida como nuevo individuo de la especie humana. Esto científicamente es incontestable. Si por otro lado hablamos de personalidad entonces si que se puede argumentar que todavía no haya adquirido el grado de persona humana. Pero esto es entrar en terreno escurridizo ya que debemos necesariamente tomar arbitrariamente una u otra característica para definir la personalidad y perder así la universalidad en la respuesta a la pregunta fundamental: Cuándo empieza la vida de un nuevo individuo de la especie humana?
    Y sí, los óvulos son potencialmente cigotos pero sin la fecundación tienen otro destino: la desaparición. Por esto precisamente la fecundación y siguiente aparición del cigoto es el momento clave de la reproducción humana. El ovulo fecundado no tiene una potencialidad mayor: es que ya no tiene potencialidad a convertirse en cigoto visto que ya lo es. Ha habido cambio sustancial de naturaleza, algo que no adviene con la implantación que tú defiendes como momento critico de cambio de naturaleza.
    PS: te recomiendo este articulo de Albert Esplugas sobre este tema:

    El liberalismo contra el derecho al aborto: una argumentación liberal pro-vida

    • «¿Cuándo empieza la vida de un nuevo individuo de la especie humana? Tenemos que intentar dar una respuesta de lo más rigurosa posible.»
      Es que esa pregunta no es una pregunta: el espermatozoide está vivo, el óvulo está vivo, el cigoto resultante está vivo y continuará así hasta que muera o lo maten: nunca hay un inicio de una nueva vida: es símplemente la continuación, con otra carga genética. La expresión «empieza la vida» es una expresión coloquial con la que todo el mundo se entiende, pero que no significa su literalidad.
      Como el espermatozoide es de la especie humana y el óvulo es de la especie humana, el cigoto resultante será humano y nunca será de otra manera. O sea, que tampoco hay una ruptura en naturaleza «humana», ni de los componentes, ni del compuesto. No es por tanto la ontología del ser humano la que debe decidir la valoración ética de la actuación. No hay una frontera en la que se empieza a ser «ser humano», más que las artificiales que puedan crearse para justificar ciertas leyes.
      «La diferencia entre un ser en acto y uno en potencia reside en que para que algo en potencia se convierta en acto necesita de una intervención externa para pasar de un “estadio” a otro(…) Este cambio sustancial en el ser humano adviene cuando el ovulo es fecundado por el espermatozoide.» Ese cambio no es el sustancial, (aunque sea imprescindible). Porque es un cambio que le ocurre al espermatozoide y al óvulo. Y además es un cambio que no promete nada. Sin embargo, sí podemos hablar del cigoto ya formado como hombre «en acto» o como hombre «en potencia», en función de que  sus circunstancias externas le hagan o no posible el llegar a convertirse en hombre. Por eso, el cambio sustancial no es su formación, sino una eventualidad externa que le ocure al cigoto ya formado. Y ese cambio sustancial externo es, precisamente, «colocarse en un ambiente propicio» ( como la bellota en un terreno adecuado): es decir, la anidación en el útero. A partir de ese momento no hay actuación de un agente externo para modificar su esencia. No tiene que pasar nada más. Es el primer momento en el que empieza a tener las condiciones para poder algún día nacer, crecer y si puede y le dejan, ser alguien de provecho. No es que en este momento cambie su naturaleza, sino que cambian las circunstancias en las que se encuentra. Y son estas las que hay que proteger, para evitar quitarle la vida a quien, en esas circunstancias, va a nacer.
      Entendería que la cuestión ontológica pueda ser relevante en cuanto al origen de la especie homo sapiens. Pero no en el caso que nos ocupa.

      Un saludo.

      • «La expresión “empieza la vida” es una expresión coloquial con la que todo el mundo se entiende, pero que no significa su literalidad.»
        Por eso pregunto de la vida de un nuevo individuo de la especie humana. No puedes obviar responder a esta pregunta concreta. Yo no he hablado de «la vida» en general si no de en que momento notamos por primera vez una presencia corporal de un nuevo ser humano. Individual, unico, nuevo. Ese es el cigoto.No hay ninguna discrepancia sobre este simple hecho de la biología.

        • De acuerdo, no lo capté o estoy muy susceptible: la vida orgánica, desde luego que empieza en el cigoto.
          ¿Debe ser protegida la vida del cigoto? Mi tesis es que, después de la anidación, sin ningún género de duda.
          ¿Y antes? Pienso que para dilucidarlo debería tenerse en cuenta, no las fases potenciales por las que puede pasar ese organismo (podría anidarse, podría crecer, podría tener consciencia, podría dirigir un banco), sino la situación real en la que está. ¿Por qué? A mi modo de ver, por el hecho natural: cualquier cigoto que no haya anidado, morirá de forma natural, luego el valor de su vida tiene caducidad de forma natural. Como de forma natural, muchos cigotos se pierden, el valor que doy a su vida es circunstancial.
          Reconozco que esto, sólo lo puedo sostenerlo cuando no hay intervención en la creación artificial de cigotos, es decir, cuando la formación del cigoto se realiza de forma natural.
          ¿Es ética la creación de cigotos de manera artificial para condenarlos a morir? Esa es una pregunta sólo sé responder trasladando la conclusión a la que llego cuando el proceso natural a este caso. Y reconozco que, aún así, no las tengo todas conmigo.

      • En el ejemplo de la bellota y del encina, es el agente externo que permite que la bellota se desarrolle en árbol. En el caso del cigoto es él quién se fragua un camino por las trompas hasta llegar al útero y es él quién envía las señales para que no sea rechazado y pueda implantarse. Que lo consiga o no no cambia su naturaleza de individuo de la especie humana. Una vez implantado sigue sin solución de continuidad desde la fecundación su desarrollo.

        • Por mucho que el cigoto se fragüe el camino, sólo la fortuna nos dirá si tiene éxito. Quiero decir, que puede tener éxito o puede no tenerlo. Claro que el éxito o no no cambia la naturaleza esencial del cigoto. Tiene la misma categoría humana antes y después, si sí o si no. Pero si no tiene éxito, no lo tendrá de forma natural. Y el hecho de que no podamos elevar una queja a la naturaleza, me hace darle al cigoto aún no implantado el mismo valor que le da la naturaleza al cigoto que se pierde por no implantarse.
          Para mí, en el ejemplo de la bellota y la encina: una bellota es como un óvulo fecundado que no se ha implantado en un útero. Dificilmente puedo considerar a esa bellota como si fuera una planta. No cuestiono el que pertenezca a la especie de la encina, pero no tiene el estatus como para que yo piense que va a ser una encina. Sin embargo, a una bellota germinada que ha arraigado con una raíz en el sustrato y que apenas tenga un brote o ni siqueira eso, ya no la sigo considerando un fruto, sino que ya es una planta.

          • Entiendo tu postura pero no la comparto. En este debate ético estamos valorando la responsabilidad de la acción del hombre sobre la manipulación de otro individuo de la especie en sus primeras fases de vida. No podemos menospreciar la vida humana antes de la implantación uterina simplemente porque en cierto modo la naturaleza no permitirá a todos los embriones que vayan a existir implantarse y por lo tanto sobrevivir. El respeto coherente y consistente por la vida humana se ha expresado a lo largo de la historia por leyes, declaraciones, reglas etc que tienen como fin evitar los abusos de hombres sobre otros. En ningún caso el hecho de que se pierden todos los días vidas humanas en accidentes varios le resta valor o importancia al intento de defender la vida de todos los seres humanos del abuso de otros.

  4. Nota: estaré  el resto del día off-line. Esta noche leeré todos los comentarios (y recuperaré lo que se vaya a moderación) e intentaré dar respuesta. Gracias por el debate, sinceras.

  5. Luis, una única y simple pregunta: ¿eres consciente que estás poniendo una frontera arbitraria entre lo que se considera una persona con derechos que deben respetarse y lo que no? Según lo que respondas, te seguiré interrogando, gracias!

    • No soy consciente de que la nidación sea en absoluto una frontera arbitraria. Es una frontera biológica claramente definida. Sin nidación no hay desarrollo del embrión.
      Sobre la «persona». Personalizar a un ser vivo es un acto racional, no biológico. Nuestra mente es la que nos da la capacidad racional de cosificar y descosificar sujetos/objetos y es esa capacidad racional la que, a mi modo de ver, nos hace únicos como especie: humanos. El instrumento de la capacidad racional es el cerebro, pues sin él no puede existir el razonamiento. Si esto es cierto, qué tiene de arbitrario decir que un ser vivo con cerebro capaz de raciocinio es un ser humano y un ser vivo SIN cerebro no lo es? Luego está el hecho genético de pertenencia a una especie. Es decir, esto sólo es aplicable a los seres vivos de la especie Homo sapiens, no a los de la especie Pan troglodytes, por ejemplo.
      Y cuando digo «con cerebro capaz de raciocinio» lo hago porque soy muy consciente de que hay humanos (que lo son, nadie lo dude) con la capacidad de raciocinio muy reducida y que no dejan de ser humanos por ello. Ya discutí en su dia con vosotros sobre disminuídos psíquicos. Quien pretenda cosificar a un ser humano por el mero hecho de que no puede usar debidamente su cerebro es como el que cosifica a las mujeres por carecer de pene o al negro por no ser blanco.
      Te parece arbitrario lo que digo? 🙂

      • Para mí sí lo es ya que estás utilizando la nidación como hecho discernidor de la humanidad de un ser vivo. Además, si  me equivoco me lo dices, pero para obtener las células de embriones, si éste ha anidado, ya no «operarías» en él, pero, si no ha anidado, se produce un aborto espontáneo, con una hemorragia en la mujer en la que se desprende, con lo cuál, probablemente se perdería el embrión. Por lo tanto, la única manera es «manipular» el embrión ANTES de saber si va a anidar o no, me equivoco? Si es así, te estás inmiscuyendo en el proceso natural de ese ser humano (sí, yo no tengo dudas de que es un ser humano).
         
        En el fondo, creo que el problema de esta discrepancia es irresoluble, ya que tú enfocas el hecho desde un punto de vista del derecho positivo (se puede legislar sobre cualquier cosa, como has puesto el ejemplo tú de las tejas de las casas), mientras que yo creo en el derecho natural, con lo cuál dudo que haya una solución, ya que partimos de bases diferentes.

  6. Este nuevo diseño no me ha dejado responde a continuación de tu comentario al último mío.
     
    Luis.
     
    No hablo argumentando ahora. Creo que ni antes.
     
    Soy de la idea de que si algo puede hacerse… simplemente se hará.
     
    Quienes apoyáis la investigación con embriones, la manipulación genética edulcorada en los benéficos fines, en negarse a aceptar las cosas por irresolubles, avance indiscutible de la ciencia, sois, sin querer, tontos útiles.
     
    La realidad es que la potencialidad de estas investigaciones es terrible. Mucho mayor el prejuicio que el beneficio. Al fin y a la postre… si el diagnóstico precoz dentro del embarazo sólo sirviera para saber el futuro trágico de una enfermedad incurable….fíjate lo que te digo…. que aborten.
     
    La humanidad se lo agradecerá. Al fin y a la postre… será mas barato, tambien aquí, para el erario público.

  7. «El embrión no es un individuo humano hasta que no posee las células que necesita para poder llegar a ser consciente de sí mismo» Espacio para ironías , contraejemplos, etc. «Creo que el cambio de “paquete de células” a ser humano se produce antes, como digo, entre la 3-4a y la 7a semana» Creo, creo, creo. Cuando álguien eleva a ley una creencia, ¿no le decimos fundamentalista?  Si no convencí a Diego Gracia (bella persona y creyente, por otra parte), dejémoslo estar aquí.
     

    • Querido (*) no, a ti no te consiento que me crucifiques a un «yo creeo» precipitadamente desparramado en un comentario 🙂 Sabemos que el desarrollo de la notocorda se produce en ese momento. Y lo sabemos porque lo hemos observado. Inténtalo de otra forma.
      Sobre la consciencia… en qué se diferencia un ser humano de un mono según tu? Se que lo sabes, por eso no entro en las ironías.

      • Pues en un 80% largo de proteínas, creo recordar. O quizá en que yo soy rarito, excéntrico, altivo, inseguro y narcisista. ¿O era melifluo sensiblero y fracasado? ¿Seré tal vez un sentimental fétido? ¿O quizá un simple gilipollas? ¿Y eso da derecho a álguien a disponer de mi pellejo?
         

  8. Gracias Ijon, DrGen, Pinciano.

    Pinciano, me alegra haber podido restar algo de visceralidad a tus argumentos antiabortistas. Hay sin embargo un concepto en el no estamos del todo de acuerdo: el embrión implantado adquiere la potencialidad indiscutible de ser humano pero no la individualidad y menos aún la independencia. Su vida depende directamente de la de la madre. Si esta muere, él también. La diferencia entre la madre de un embrión anidado y la tierra en la que germina una bellota es radical: la primera tiene voluntad, la segunda no. Los abortistas sin condiciones alegan precisamente esto en sus argumentaciones. Se equivocan. La mera potencialidad de un embrión anidado le convierte en protegible. De todos modos ya escribía en el texto que hay también una frontera no biológica, que yo llamo -tal vez erróneamente- «cultural». Entiendo la despenalización del aborto hasta el momento en que el embrión desarrolla las primeras células nerviosas por dos razones: de un lado el legislador evita imponer una voluntad inexistente, supuesta ( o la mía) a la portadora de un embrión. Por otro lado, el embrión no es un individuo humano hasta que no posee las células que necesita para poder llegar a ser consciente de sí mismo como tal. No hablo de que tenga un SNC, hablo de las primeras células que albergan esa funcionalidad/potencialidad de la consciencia. Esta es la frontera para mí (en el tema del aborto): estamos hablando de la tercera semana, en la que aparece la notocorda, y de la séptima semana, momento en el que es posible registrar las primeras actividades neuronales. A partir de ahí me considero también defensor de la protección absoluta del feto. Hubo un momento en el que pensaba que se podría establecer esa frontera en las doce semanas … ya no estoy tan seguro. Creo que el cambio de «paquete de células» a ser humano se produce antes, como digo, entre la 3-4a y la 7a semana.

    Pero bueno, esto no iba de aborto, iba de embriones no implantados y diagnóstico embrionario o investigación en células embrionarias. Gracias de nuevo por tu comentario.

    • Lo que quería decir es que el crecimiento del embrión no es opcional para la madre, sino inevitable: la voluntad de la madre no interviene en el crecimiento de la criatura, sino que crece por sí mismo. Por eso el argumento abortista de que la tierra no tiene voluntad y la madre sí, no tiene base. Claro que la madre tiene voluntad para tirarse por un puente, atracar un banco o comprarse un robot aspiradora. Pero, en cuanto a la capacidad de detener por ella misma el crecimiento de lo que tiene dentro, tiene la misma voluntad que la tierra. No obstante, en la analogía, ciertamente hay que salvar las distancias,

      El feto no tiene individualidad porque es dependiente, pero no por eso deja de ser un individuo, en tanto y cuanto tiene un ADN distinto al de su madre. Esto parece conveniente ignorado por las tesis proabortistas.
      Yo pienso es más correcto hablar de una frontera artificial que de una frontera cultural. Cultural es considerar que la vida humana debe ser protegida. Cultural es considerar que la vida humana no vale nada.(los caníbales, comían carne de sus congéneres: también es un hecho cultural). Sin embargo, estar a favor de la protección de la vida y a favor del aborto, no es cultural, es una contradicción y una incoherencia (por no hablar de lo que en realidad se da en la mayoría de los que, últimamente, han adoptado las tesis abortistas: una declaración de falta de rigor intelectual, sectarismo y seguidismo a la doctrina política que te marca el que está en el poder, es decir, seguidismo a ZP). Yo entendería que el caníbal estuviera a favor del aborto. Lo veo coherente. Lo que no entiendo son las cábalas que tienen que hacer los abortistas, cómo retuercen los datos de partida, la realidad, la lógica y el razonamiento con el fin de sustentar su postura.
      Considerar el estar en posesión o no de las células nerviosas para despenalizar el aborto, no deja de ser, más que una frontera cultural, una frontera artificial, que justificas en la potencial consciencia del feto. No existe tal potencialidad de la consciencia. Admitirlo sería contemplar que hubiera, de forma natural, la posibilidad de que no la fuera a adquirir. Sin embargo, la anidación sí es una frontera (en cuanto a protección de la vida del embrión) natural. Esa anidación puede ocurrir o no. Hasta que no ocurre, no tenemos certeza alguna.

      Yo creo que establecer esa frontera en el momento en el que posea las células para poder albergar esa funcionalidad/potencialidad de la consciencia, es artificial. Porque desde el momento en el que anida y empieza a desarrollarse, nada nos induce a pensar que no vaya a poseerlas. No es la mera potencialidad de consciencia de un embrión anidado lo que le convierte en protegible, sino su destino cierto de crecimiento, desarrollo hasta nacer y vivir, como una pesrona, hasta morir. Por decirlo de otra manera: es el hecho de que, de forma natural, por sí sólo, sin intervención de nadie, va a llegar a tener células nerviosas, un cerebro formado, unos riñones, etc., es decir, todo lo necesario para que, con el tiempo, nazca y pueda vivir. Si su destino cierto fuera el nacer muerto (que careciera de pulmones, por ejemplo), ¿qué sentido tendría proteger su vida dentro de la madre, aunque tuviera todas las células que albergaran esa funcionalidad/potencialidad de la consciencia? Pienso que ninguno.

      No obstante, la frontera de la tercera semana de gestación (en la que empieza a desarrollarse el cerebro, el corazón y la médula espinal para sorpresa de los abortistas que creen a pies juntillas que el cerebro empieza a formarse justo justo cuando nos dice la ministra en la ley, qué casualidad), puede ser defendida desde un único punto de vista, a mi entender: que poco se pierde cuando tan poca cosa es. Desde luego, yo me daría con un canto en los dientes y firmaría ahora mísmo para que le próximo gobierno la estableciera así.
      ¿Y por qué es obligatorio, por qué debe haber un momento en el que el embrión se convierta, de repente o progresivamente, en ser humano?¿porque le interesa a los abortistas? Ya me contesto: yo sostengo que no hay ninguna transformación mágica en el embrión desde la nada a ser humano. Y sí, establecer esa inexistente metamorfosis es lo que les interesa a los abortistas.

      Lamento haber derivado el tema al aborto en estos comentarios, pero es que, aún con las discrepancias que pueda tener con lo dicho, lo que has puesto para defender la investigación con embriones, es una alegato antiabortista en toda regla, tal y como lo defienden hoy en día (con la guía moral de ZP) los proabortistas. Así que gracias a ti.

  9. 1º Dices:
    La nidación (o anidación) del embrión en el útero materno marca un antes y un después en el desarrollo del mismo. Sólo un embrión anidado es capaz de desarrollarse completamente como ser humano.
    A lo que respondo, no hay ninguna diferencia ONTOLÓGICA entre el feto anidado y el que está por anidar. Que el no anidado termine muriendo no significa que no sea un ser humano en formación. Lo que dota de humanidad al feto no es su viabilidad, pues de ser así los fetos anacefálicos (cuyos casos más graves de nacer vivos mueren en minutos) al ser inviables no serían propiamente humanos.
    2º Dices:
    No debemos olvidar la frontera cultural: el concepto “persona” no es una etiqueta de la naturaleza, sino la forma que tenemos nosotros, los humanos, de autodefinirnos.
    Y digo: Pasa lño mismo con los derechos, cada cultura dispone de unos, por lo que a la porra el concepto de derecho natural o el de DD.HH. pues el derecho al marcarlo cada cultura es aceptable per se allí donde prevalezca.
    3º Dices:
    No olvidemos que el óvulo, justo antes de la fecundación, se encuentra en estado biológico de recepción, lo cual lo convertiría en potencialmente un nuevo ser humano.
    Y yo digo:
    Un óvulo sin fecundar no puede ser nada, precisa de un cambio ontológico para ser otra cosa. Si no bien pudieramos decir el absurdo de que un espermatozoide es un futuro presidente del Madrid y por ello debieramos prohibir las ayaculaciones nocturnas.
    y 4º Dices:
    Quiero dejar muy claro desde ya que estoy hablando de embriones:
    Y yo digo:
    Feto se considera a partir de la octava semana.Resulta una división muy cómoda para los abortistas o para los que restan derechos a los fetos pero no tiene una consistencia filosófica. Desde el punto de vista natural, un embrión de 7 semanas  ya tiene párpados en los ojos, las orejas siguen creciendo, y está empezando a asomar la nariz. Por ello, no estamos hablando de cuatro células por dividir (que ni así acepto la división) sino de algo que morfológicamente comienza a parecer humano (algo poco importante pero emotivamente relevante.)

    • Rojobilbao, gracias por el cambio de «tono» 🙂

      La diferencia ontológica es fundamental, dado que un embrión no anidado carece de cualquier potencialidad. No ES un ser humano. No podrá llegar a serlo tampoco.

      El óvulo cambia su estado bioquímico para mejorar su recepción al espermatozoo. Ese cambio bioquímico es el que hace posible la fecundación. Por qué trazas ahí una frontera? Es arbitrario, ya lo digo más arriba.

      Efectivamente, como comento en mi últmo comentario:

      Hubo un momento en el que pensaba que se podría establecer esa frontera en las doce semanas … ya no estoy tan seguro. Creo que el cambio de “paquete de células” a ser humano se produce antes, como digo, entre la 3-4a y la 7a semana.

      • La diferencia ontológica es fundamental, dado que un embrión no anidado carece de cualquier potencialidad. No ES un ser humano. No podrá llegar a serlo tampoco.
        NO. La esencia, lo que define al ser humano no es una potencialidad que otorguemos los espectadores, sino que es ALGO de lo que dispone desde su inicio como ser humano. Si su ser no varia objetivamente (esto es, existe un cambio que lo convierte en otra cosa)  no hay ontologicamente diferencia. Un feto anidado no varia geneticamente al momento previo de la anidación. De la misma manera que un recién nacido no varia esencialmente con uno por nacer.
        Pero aún más, la anidación se suele dar sobre el 6º, 7º día,por lo que no entiendo bien lo de la 7ª semana como frontera. Si acaso la 1ª…
        Por último, ante las posibles dudas, lo mejor es siempre ser garantista, pues hablamos de seres humanos y por ello nada mejor que salvaguardar sus derechos.
         

        • sino que es ALGO de lo que dispone desde su inicio como ser humano

          La dotación genética? Como la de las uñas de uno de los comentaristas menos acertados?
          Os comentaba en el articulo que el de la continuidad es uno de los argumentos a tener en cuenta. Ocurre que ontológicamernte un embrión es un embrión y no un ser humano, que es en lo que puede convertirse si se dan una serie de circunstancias que ya hemos discutido.
          Efectivamente, tanto en el artículo como en el comentario hablo de dos fronteras, la biológica y la que doy en llamar como cultural. La biológica es el momento de la anidación, pues sin anidación no puede haber desarrollo embrionario. No es una frontera definitiva, pues el embrión sigue siendo dependiente de la vida de la madre y no es consciente de absolutamente nada. No lo es porque no tiene las células que le permiten tomar consciencia de nada. Por eso la segunda frontera con la aparición de las células nerviosas.
          Como tu lo mentas te digo que no, un anacefálico no es un ser humano, pero sí un feto humano, pues su dotación genética es la propia de la especie. La anacefalia no es compatible con la vida. Es un caso extremo que, menos mal, tiene una bajísima prevalencia.

          • Como tu lo mentas te digo que no, un anacefálico no es un ser humano, pero sí un feto humano, pues su dotación genética es la propia de la especie. La anacefalia no es compatible con la vida.
             

            Temo que la discusión no pueda continuar pues cuando restringes la naturaleza humana a seres que para mi sí lo son.

            • Los niños que nacen con anecefalia debido a la carencia de una corteza cerebral funcional generalmente son inconscientes, además de ciegos, sordos, e insensibles al dolor. Aunque algunos pacientes con anencefalia pueden nacer con un tallo cerebral rudimentario, la falta de un cerebro operativo elimina permanentemente la posibilidad de recobrar el sentido. Pueden ocurrir acciones reflejas como la respiración y respuestas a sonidos o al tacto. Si el niño no nace muerto, por lo general fallece algunas horas o días después del nacimiento. Yo entiendo que nuestra empatía con los padres nos lleve a ver esto como una desgracia. Lo es. Pero un ser humano no es un montón de células cualesquiera y en este caso faltan demasiadas.
              La ironía que antes mencionaba (*) tal vez tenga que ver con el hecho de que yo no creo que el ser humano se caracterice por tener un alma, sino por tener consciencia de sí mismo. Y para ello no hace falta un alma, hace falta un cerebro. Y no me vengan con discapacitados mentales de cualquier grado: ignoramos de qué son conscientes. Este no es el caso: el órgano de la consciencia falta, no está. No estuvo nunca.

  10. Sinceras felicidades por el post. Me parece de lo más inteligente que he leído acerca del derecho a la protección de su vida que tiene el embrión. Perdona mi inmodestia pero, has puesto en términos moderados y perfectamente explicados, lo que yo pienso y defiendo (con más bilis, indignación y desesperación)  cuando explico mi postura antiabortista, de forma más torpe y caótica.
    Con una precisión: la potencialidad en bruto, en general, no es nada; potencialidad «autónoma» o «individual», sí. A ver si me explico:
    Como bien dices con un ejemplo: «el argumento de la potencialidad olvida que los óvulos ya son potencialmente cigotos».
    Pero es que esa potencialidad es teórica: así, en bruto, no debe proporcionar ninguna protección. Sin embargo, existe una potencialidad «autónoma», es decir, aquello que puede llegar a ser algo por sí mismo, y esta sí debe disfrutar de esa protección. ¿Y dónde/cuándo se inicia esa «potencialidad autónoma? Tú lo has dicho: en la nidación.
    Un óvulo fecundado no es nada: ¿va a crecer?¿va a desarrollarse?¿va a evolucionar? Así, en bruto, pues no. Sin embargo, un óvulo fecundado e implantado en el útero tiene las condiciones necesarias y suficientes para que pueda crecer y madurar hasta nacer por sí mismo, sin intervención de la voluntad de nadie más (ni siquiera de la suya que no tiene), sólo por su cuenta (ni siquiera de su madre, que se limita a ser una expectadora privilegiada: no depende de su voluntad que crezca en su vientre: símplemente crece). Le podrán sobrevenir circunstancias que lo malogren, pero no dependerán del embrión. Serán circunstancias externas. Es decir, el embrión, correctamente anidado, nacerá a menos que lo mates (muerte extrínseca: aborto inducido) o se muera (muerte intrínseca, aborto natural, enfermedad, defectos vitales). En un caso, existe un culpable, en el otro no. En un caso, existe un crimen, en el otro existe una desgracia.
    Por poner un ejemplo (que me han puesto una de esas múltiples discusiones sobre el aborto), y salvando las distancias por lo basto de la similitud y lo simple del argumento (y perdón si insulto vuestra inteligencia):
    Un óvulo fecundado no implantado es como una bellota en el bolsillo. ¿Está viva? sí, si no está seca. Puede llegar a convertirse en un árbol? Sí, pero no basta esa potencialidad para que yo piense que se va a convertir en un árbol: tendría que plantarla primero. ¿Es una encina en potencia? sí. O no. Es potencialmente comida. Es potencialmente muchas cosas. Pero, si la planto y arraiga, ¿puedo seguir diciendo que es una bellota? lo sigue siendo pero ya es más que eso: ¿potencialmente es una encina? Sí, porque el destino de esa bellota germinada no es otro que crecer hasta brotar, por sí misma. Puede llegar a malograrse en el futuro, pero ya es una planta que llegará a ser un árbol. Yo, si veo una bellota que ha brotado, no se me ocurriría destruirla sin pensar que soy responsable de cargarme lo que iba a ser una encina. Sin embargo, no se me ocurriría pensar, si veo una bellota en el suelo, que pisándola destruyo algo más que una bellota.
    En fin, que has dado en el clavo. Un saludo.

  11. Luis:
    Me pareció correcto el análisis y la forma en que mostraste los puntos desde ambas posturas.
    Personalmente comparto tu postura y no encuentro argumentos que justifiquen prohibir la investigación médica en células embrionarias.

    Tampoco encuentro defendible el argumento de no investigar por miedo al posible uso negativo de los adelantos científicos y tecnológicos.
    Acaso no es peligrosa la electricidad? Acaso no es peligroso el uso de anestésicos? y así podríamos seguir con casi cualquier cosa…
    Pareciera ser que quienes defienden esto no se dan cuenta que sin los mismos todavía estaríamos como cavernícolas.

  12. Luis…. Lamento todo esto. Lamento el que aquellos que defendáis una postura honesta, como el hecho de que, al final, si me lo permites y sin ningún tipo de deseo de ofender,…. hagáis de “tontos útiles”
     
    No eres Mengele. Ni probablemente muchos de los que investigan “para el bien de la humanidad” con embriones o células plenipotenciales embrionarias (que resulta que son mejores las células madre adultas como se está demostrando).
     
    No. No eres Mengele. Ni tan siquiera piensas que puedas llegar a serlo. Ni tu ni quien apoya esto como haces tú. Pero lo cierto es que cuando de una técnica como ésta sólo se quiere ver “lo positivo”, potencialmente menor, mucho menor, que lo potencialmente negativo, terriblemente negativo, resulta que les estáis haciendo el caldo gordo a aquellos que sí son y que sí buscan ser Mengele.
     
    No se trata ni tan siquiera de hablar de la dignidad de la persona. No se trata de hablar del derecho a la vida como derecho fundamental y que nadie tiene que tener capacidad de decidir en qué momento sí se puede acabar con la vida de otro y cuando no. No se trata de ninguna postura religiosa. Es una postura basada en la ciencia. Es una apostura basada en la lógica y, sobre todo, es una postura basada en el liberalismo.
     
    Si. Ya hemos hablado de ello.
     
    Piensa. ¿Qué mayor dictadura puede haber que aquella que ya no necesita la Educación para la Ciudadanía si puede crear a su antojo seres perfectamente manejables?
     
    No eres Menguele. Pero hay por ahí muchos que desean serlo.
     
    Lo peor de todo es que, con el beneplácito de algunos, ya pueden pensar en serlo.

    • Bastiat, para evitar aquello que tememos, que aborrecemos, lo «negativo» de lo que hablas, para eso está la ley. Es interesante ver cómo no reparamos en argumentos y nos sentimos capaces de legislar sobre el color de las tejas de la casa del vecino y, sin embargo, no nos sintamos capaces de legislar en el sentido que apunto en la entrada evitando así los desmanes(la rotura de la presa) que ciertos elementos podrían generar.
      No me siento tonto útil de nadie. Si acaso, voz de quien padece una enfermedad incurable, dolorosa y gracias a los miedos de muchos, a su incapacidad para legislar sobre estos temas, sigue en su dolor hasta su muerte. Sigamos diciendo «no, en ningún caso» siempre, total, si algunas ovejas sufren, será voluntad de algún ser intangible y no queda otra que resignar.
      Escribía más arriba:

      El ser humano lo es precisamente, entre otras razones, porque posee la capacidad de decidir cómo usar una tecnología en provecho de todos

      Pues decidamos. Dejo de salvar vidas hoy por temor a que mañana deba luchar contra quienes abusan de una tecnología? (agresores, al fin y al cabo) Yo, querido Bastiat, soy un luchador. Y no tengo miedo. En muchas cosas ya estoy en el otro lado del mainstream 😉

      • Perfectamente explicado Luis.
        No negaré que hay argumentos a favor de la «defensa de la protección absoluta del embrión humano» como bien denominas. Pero palidecen ante la posibilidad de curar a un enfermo antes incurable.
        Sé que no aporto nada pero era solo por hacer ver que no eres el único por aquí que opina así.

      • El problema no son las consideraciones éticas ni el tener o no tener la oportunidad de curar a alguien. El asunto es que es una técnica que permite, fuera de la ley, como la droga, llevar a cabo cosas terribles.

        Lo preocupante es que gracias a las «cosas buenas»… están calando en la sociedad las «cosas malas». La ley contra el tabaco es liberticida. La ley se agradece porque es “buena para la salud” y el cáncer de pulmón muy caro para el erario público.

        • Prohibamos las armas, pues. Prohibamos la investigación en nuevas fuentes de energía pues. Prohibamos la física. Y la química.
          Bastiat, ese no puede ser el argumento. Tiene que haber otro.

          • Las armas matan personas. No crean personas. Las fuentes de energía nos can calor. NO elegimos el cómo serán las personas.

            Lo horrible es que por ser como somos alguien quera cambiar cómo somos.

            El cambio social en vez de ser cuestión filosófica o económica a partir de ahora puede ser cosa de la biología.

            • NO elegimos el cómo serán las personas.

              Qué es lo que no he logrado expresar bien en esta frase?:
              De ahí que estoy a favor del diagnóstico embrionario y la selección de embriones con fines estrictamente médicos.
              También estoy a favor de los avances en física de la luz, aunque no estoy a favor de su uso como arma.
              Estoy a favor de la investigación en fármacos vectorizados, pero no estoy a favor de las drogas de diseño en base a catecolaminas. Ni de sus derivados mortales.
              No entiendo el argumento, Bastiat, lo siento.

      • Perdona que no te haya contestado antes, pero algunos, pese a todo, trabajamos.
         Mi comentario no pretendía argumentar nada, sólo era una constatación. La voluntad no siempre es suficiente. 

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