El caso Wagner

Friedrich Nietzsche, filósofo apasionado, amó primero y odió después, intensamente, a su contemporáneo y conocido Richard Wagner. Pasó de considerar su arte como la más excelsa expresión del espíritu humano a percibir en el mismo una degeneración casi corporal. Y es que, para Nietzsche, la importancia de una filosofía no radicaba tanto en su contenido de verdad cuanto en la salud de cuerpo y mente indisociables que revelaba. Habría, según su juicio, unas filosofías de negación y otras de glorificación de la vida, unas sabidurías de decadencia y otras de grandeza, unas ideas que conducían al rebaño y otras al individuo, con los respectivos y consiguientes colapsos y triunfos de la civilización.

Nada soliviantaba más a Nietzsche que la deliberada negación del interés y el egoísmo como fundamento de nuestro obrar en sociedad. El presunto desinterés del que decían partir los asimismo presuntos altruistas de su tiempo repugnaba a su gusto, que gozaba de un muy fino olfato para detectar el hedor de los fariseísmos, tartuferías y mojigaterías a los que es proclive nuestra naturaleza, siendo en ese aspecto un precursor de la psicología evolucionista. Seguramente se equivocó al señalar al cristianismo como culpable último de estas imposturas, y se equivocó al creer que Dios podía morir tan fácilmente entre los hombres. Lo que sucedía es que el disfraz que entonces llevaban los representantes de la decadencia vital era el de la caridad cristiana, porque cada época tiene sus modas y vestimentas del alma.

Pueden leerlo en Libertad Digital.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

Artículos: 465

4 comentarios

  1. El cristianismo lo único que cambia es el horizonte del fruto de la acción, posponiendo la obtención del rendimiento a la muerte física.  Pero el esquema en esencia no varía.
     
    Valga como ejemplo el análisis que hace San Agustín proponiendo límites al estado, pues éste no puede procurar de ninguna manera los fines últimos del ser humano.  Si a ello sumamos su cita: «en la necesidad unión, en la duda libertad, en todo caridad», creo que el análisis de Nietzsche no está muy afinado…

  2. Habia otra, muy buena razon, para que Nieztche odiase Wagner:  Nietzche era intensamente anti-antisemita y decia que habria que deportarlos.  Por ciertos aspectos de la filosofia de Nietzcshe que gustaban a los nazis proviene de libros publicados despues de que cayese en la locura y fueron diagmoa «editados»  por su hermana.

  3. Pués yo opino que seguramente NO se equivocó al señalar al Cristianismo como culpable. Tal y como él señalaba, marxismo y anarquismo eran una nueva versión de la moral del rebaño que había creado el Cristianismo. 

    Una curiosidad: en su Anticristo señala al protestantismo como la peor de las formas del Cristianismo por estar más cerca de lo racional, de lo científico. En fin, todo es opinable, pero no creo que faltara a la verdad al decir que toda esa moral del autosacrificio nace con Cristo, por razones obvias.

    Interesante artículo.

Los comentarios están cerrados.