Engañados por la política

De entre las trampas mentales de las que somos habituales víctimas, como usuarios de un cerebro evolucionado por selección natural, podemos destacar algunas por su perniciosa influencia en nuestros juicios y juegos políticos.

Pueden leerlo en Libertad Digital.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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7 comentarios

  1. Estoy de acuerdo con lo expuesto del líder y los beneficios evolutivos…

    Pero también creo que en nuestra sociedad occidental lo que también existe es una alineación algo hipócrita cuando el individuo percibe un asunto como ajeno… como algo que no le compete. En ese punto en individuo filosofa y saca su «ética a relucir» y se dice orgulloso a sí mismo: este soy yo.

    Una de las funciones de los políticos y administraciones en general es la de gestionar los recursos. Mientras la fusión en frío no se consiga, no existe nada gratis. Para meter en un sitio hay que sacar de otro.

    Sorprendentemente, observo que esta realidad es ajena a una gran mayoría. Los políticos ofrecen y ofrecen para agradar y las votantes se alinean con sus posturas «eticoides» para agradarse a sí mismo y porque piensan que a su economía doméstica no les compete.

    Veamos por ejem. lo de los gitanos expulsados de Francia. Lo fácil es alinearse con esta pobre gente, esto es la hipocresía. Suele ocurrir también que los que más exigen son los que menos aportan…

    Efectivamente expulsar a esa pobre gente es una injusticia… Pero la otra opción es evidente. No puede haber ciudadanos de primera y segunda. Supongo que habría que proporcionarles unas viviendas dignas… sanidad… educación para sus hijos… Y ya que se hace con esas personas, también sería bueno universalizar esas básicas medidas entre los conciudadanos que están en una situación de mendicidad -que no son pocos-.

    Todo eso está muy bien. Lo que no se dice es que para que esas éticas medidas puedan llevarse a cabo, por ejemplo hay que alargar la jubilación 3 años… o cabe la posibilidad de que una persona que ha cotizado toda su vida se encuentre en la indigencia en su jubilación porque los recursos se han ido a solucionar los problemas universales.

    Hablo de hipocresía porque esa ética pastelosa está directamente ligada al estómago. Cuando éste está vacío las preocupaciones se aproximan y focalizan en lo cotidiano. Me consta de matrimonios que en la época de Aznar, con dos sueldos próximos a los 3000, se desgañitaban con el ¡No a la Guerra! y el !Aznar asesino!… Hoy, los dos en paro y con la espada del desahucio colgando sobre sus cabezas, se les ha esfumado esos deseos de justicia universal… Gente, en resumidas cuentas, de convicciones y alineaciones efímeras. ¡Joder… mantener el tipo… vuestra vida se ha convertido en una mierda pero con ZP el mundo es algo mejor…! ¡Celebrarlo, leches! 😉

  2. Lo cierto es que pienso que el evolucionismo no sólo nos explicarían las trampas mentales sino que igualmente nos explicaría parte de la imposibilidad del anarquismo.

    Y cuando digo anarquismo digo anarquismo de orientación liberal. Cualquier otro es un oxímoron que puede llegar hasta ser lamentablemente jocoso que algo así se le pretenda calificar de anarquista por un quítame tú allá el poder de… el capital, las empresas, los ricos… cualquiera otra de las quimeras fruto de un complejo de Edipo de carácter político.

    Pero ocurre que de igual manera el propio anarquismo liberal tiene esas lacras psicoanalíticas, siendo, sin embargo, lo más importante la historia evolutiva del hombre no sólo en su faceta biológica sino en la social.

    ¿Podríamos escapar al carácter grupal para no caer nunca, por nuestros propios medios, por nuestras capacidades individuales someter nuestra condición de ser social a la regulación perfecta de nuestras relaciones de manera que en ninguna manera establezcamos de manera mayoritaria obligaciones para todos?

    No es imposible… pero sin hacer caso del cómo habría que preguntarnos si las capacidades humanas se desarrollan más en grupo o individualmente, si somos capaces de mitigar los “pecados cardinales” que nos adornan para asumir nuestra individualidad y nuestra libertad, la individualidad y la libertad de los demás.

    Y sin embargo, dejando de lado las cuestiones meramente de biología, de evolución, de comportamiento grupal, está la parte meramente física de la anarquía…¿Dónde?¿Cómo? ¿Habría zonas comunes, habría límites a la interacción, habría límites a la libertad, habría límites a la pertenencia, habría límites a dejar de pertenecer, uno, lo que tiene, lo que posee?

    Si. Es cosa de muchos otros comentarios.

  3. El enfoque evolucionista de estas trampas mentales, Bastiat, requeriría otro artículo. Y parte del mismo lo haces tú acertadamente, creo, en tu comentario.

    No sé si estoy de acuerdo en la idea de que es precisa una independencia total, un individualismo radical, para lograr una sociedad más anárquica, en el sentido liberal del término anarquía. Me refiero a una sociedad menos centralizada, menos dirigida, menos politizada. Supongo que este asunto daría para un extenso y profundo debate.

  4. Quizás, Germánico, este artículo, con el que estoy de acuerdo, no lo dudes, deberías haberlo orientado también desde el punto de vista evolutivo. Quizás de esa forma habríamos logrado comprender algunos de los mecanismos por los que los humanos no sólo somos seres sociales, sino que para el mantenimiento de esa sociedad precisamos de guías, de líderes. Y para ello existen mecanismos que nos acomodan al grupo porque la pertenencia al grupo nos da seguridad y el seguir al líder asegura homogeneidad en las decisiones y eso da seguridad… al menos a priori.

    De tal forma esto es así, que esa es la razón por la que el ser humanos, ser grupal, tiene muy difícil lograr la anarquía porque para ser perfectamente anárquico es preciso ser perfectamente independiente, perfectamente autosuficiente, perfectamente individuo. Y no somos así.

    Y lo que viene a decir tu artículo, lo que de hecho no dice pero de todas formas trasluce, es que existen mecanismos dentro de la psicología humana por los cuales nos identificamos grupalmente y que esos mecanismos, tratados de la forma adecuada permiten homogeneizar el sentimiento y por tanto homogeneizar al grupo. Establecer resistencias a ello supone, por tanto, un esfuerzo que sólo desde el convencimiento personal, que sólo se refuerza gracias al mismo mecanismo de enlazar esa distinta visión con otro grupo en el cual integrarse y reforzarse, permite la diferenciación y la evolución del grupo.

    Existe pues el mecanismo.

    Lo interesante es saber de su existencia y, si me apuras, saber utilizarlo.

    Que eso es lo que hacen los políticos, mas o menos conscientemente, no nos debe extrañar. Antiguamente el estar del lado de los dioses, o que los dioses estuvieran del lado de uno, conseguían hacer del líder un líder fuerte… y normalmente victorioso. Que en el fondo es lo que todo indivduo desea. Cuando gana mi equipo gano yo… aunque no haya dado mas que botes en el salón de mi casa cuando marca el delantero.

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