Efecto imitación

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No tiene mucho sentido pedir cuentas a la ministra de Igualdad, como ha hecho el PP, por el número de muertes achacables a la incorrectamente denominada violencia de género o violencia machista. Del mismo modo que Bibiana no tiene culpa de nada, tampoco se podría atribuir ningún mérito en caso de que hubiera descendido la mortandad asociada a esta clase de violencia. Sencillamente, la perfectamente inútil labor desarrollada por su Ministerio no afecta ni en un sentido positivo ni en un sentido negativo al número de asesinatos perpetrados por hombres contra mujeres. Son otros los factores causales. Ayer escuchaba a una psicóloga hablando por la televisión de ciertas correlaciones verosímiles entre crisis económica o clima y violencia. Aunque la correlación no implique causalidad, es bien sabido que la violencia, sea machista o no, aumenta con el aumento de las temperaturas y también que la precariedad económica puede impulsar a las personas a comportarse de forma, digamos, más agresiva. Otro factor supuestamente influyente es el de los mensajes y valores transmitidos por los medios. Se dice que la televisión muestra demasiada violencia. No obstante el mensaje arrojado por los medios, resulta ser más perjudicial en sus valores implícitos que en la violencia que explicita. En nuestra televisión patria se transmiten a diario neovalores, que algunos llamarían sin alejarse demasiado de la verdad contravalores, por eso de que, en su pretendida novedad, atentan contra los valores más tradicionales (esos cuya longevidad se debe por lo general al mérito, pues han superado la prueba del tiempo). Dichos neovalores, al carecer de cimientos, y partir solamente de una crítica a la tradición, se argumentan y defienden desde el relativismo, en particular el moral. Sea como fuere las causas profundas que originan y subyacen esas lamentables explosiones de violencia están más en la naturaleza masculina que en las nefandas influencias del medio social.

Pero ¿cómo afectan los medios, a juicio de la ministra de Igualdad, a la violencia machista? A través del «Efecto Imitación». Los maltratadores en potencia se activarían, como autómatas, tras pulsarse un interruptor en su cerebro determinista; al contemplar noticias sobre otros maltratos imitarían ciegamente al perpetrador.

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Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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6 comentarios

  1. No se esta haciendo lo que se deberia hacer (a mi juicio),ya que tenemos un ministerio de igualdad a la primera mujer que hiciera una denuncia de maltrato a ese maltratador no se le puede tener en la calle porque aun encima de ser maltratada tienen que ser escondidas y vivir atemorizadas,asi que en vez de casas de acogida ,casas de acogidos

  2. Si la cosa se plantea en esos términos yo diría que hablamos de un enorme gasto de recursos, al menos enorme en proporción a los resultados.

  3. Discrepo. Seguramente el PP pide cuentas por la relación recursos-resultados.

    Es posible que estemos analizando el asunto desde distinto punto de vista. Yo por ejemplo si digo que con plegarias y gaitas puedo mitigar los efectos de una sequía, y consumo recursos económicos en mi proyecto: figurantes y demás parafernalias. Si alguien me reprocha los resultados es posible que lo que defienda es que quizás esos recursos económicos habría sido mejor dedicarlos a sistema de riego más eficientes: de goteo nocturno etc.

  4. Lo que yo aprecio, Manuel, es que al pedir cuentas al Gobierno por su gestión de este asunto, lo hacen desde la aceptación implícita de que podría hacerse algo al respecto. Para mi la cuestión es de otro orden. No se trata de hacer una enmienda parcial al modo de llevar el asunto, sino a la totalidad, por la descabellada idea de que se va a poner fin o a reducir drásticamente el número de muertes de mujeres a manos de sus parejas o exparejas gastando dinero en un Ministerio de Igualdad y en sus múltiples campañas asociadas. Y ello por no hablar de la propaganda de pseudovalores, neovalores y contravalores expelida desde este Ministerio.

  5. No tiene mucho sentido pedir cuentas a la ministra de Igualdad, como ha hecho el PP, por el número de muertes achacables a la incorrectamente denominada violencia de género o violencia machista.

    Bueno. Yo considero que sí tiene sentido que se exijan responsabilidades sobre unos resultados, desde el preciso instante que aceptas consumir recursos para ese fin. Más allá de la visión objetiva y razonada, está la realidad contable. Date cuenta Germánico que ese Ministerio no es una ONG de personas ociosas y compremetidas con un problema social específico que se pagan el entretenimiento de su bolsillo, sino que es una cartera que utiliza recursos del Estado para la obtención de un propósito específico.

    Hay casos de asesinatos que según los telediarios, ni los vecinos más cercanos habían tenido jamás constancia de que en esa pareja existieran discrepancias. Esto puede ser cierto o puede que el vecino entrevistado no quiere mojarse… de cualquier modo que sea, en estos casos «repentinos» (de haberlos) difícilmente se puede actuar más allá de la concienciación, tanto de víctima como de verdugo. Pero hay otros escenarios más «anunciados» en que es posible que sí puede ser más determinante haber utilizado los recursos económicos del Estado destinados para ese fin, de una manera que de otra. No sé si se trataría de poner más medios materiales o humanos, eso deberían determinarlo los expertos que estudiaran las diferentes variantes.

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