La amenaza de la igualdad. Sensacional Hermann Tertsch en ABC

Y después convencerlas de que todas son aves de corral. Pocos lo explican mejor que el filósofo alemán Norbert Bolz en su gran libro titulado «El discurso de la desigualdad» (edit. Wilhelm Fink, Munich) que ha pasado desapercibido a las editoriales españolas. Quizás alguna se haya despistado a propósito porque parece un tratado sobre el origen de la miseria moral, intelectual y política de la España de Zapatero. Tampoco se ha traducido el éxito de ventas del escritor judío-polaco-alemán-austriaco, Henryk M. Broder, con su explícito título «Hurra, nos rendimos». Ni su último libro «Crítica de la tolerancia pura» (edit. Panteon, Berlín). En este principio de siglo nos caracterizan paradójicamente la igualdad impuesta y la tolerancia total. Esa tolerancia que, como dice Broder, no hace sino aumentar la osadía y la falta de escrúpulos de los enemigos de nuestra sociedad. Esa tolerancia que parte de la equiparación de todos los hermanntetschsistemas de vida, buenos, peores y fatales. Y que siempre es una cesión unidireccional, hacia los peores, hacia delincuentes, fanáticos y terroristas. «Esa tolerancia, dice Broder, que pacta con los agresores contra las víctimas». ¿Les recuerda a los españoles algo todo esto? ¿Quizás al pacto del Gobierno del PSOE con ETA? ¿Al caso Faisán? ¿A la simpatía hacía el terrorismo islamista que siempre asoma la patita tras los comentarios y análisis del izquierdismo español? ¿A su antisemitismo patológico?

No se pierdan ni una sola línea, por favor: «La amenaza de la igualdad«

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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16 comentarios

  1. Hermann Tertsch es una figura periodística actual de difícil comparativa. Es un privilegio poder leer un par de días a la semana los análisis que realiza sobre las cuestiones actuales. Análisis realizados con una reflesión y una construcción que para mí los querría. Se levantan contra él la mediocricidad por envidia y para negar la diferencia intelectual haciendo alusiones personales de mal gusto que anulen la diferencia.
    Siempre ocurrió así, la historia es así, en Alemania, en Francia y aquí.
    Esto no va a cambiar, pero me reconforta leer reflexiones inteligentes de la realidad. Una gran gratitud de poder leer estos artículos de forma gratuita en la red. ¡Que buen fichaje de ABC!.

  2. Ahora entiendo por que le atacan.
    Si la secta ataca a alguien es casi una garantia de honradez del personaje.
    En la Unión Sovietica toda persona honrada tenía que pasar forzosamente por el Gulag, y aqui todo periodista o politico honrado tambien.

  3. A lo que dice Bastiat: «No puede haber libertad si no nos tratamos entre iguales, si alguien es superior a alguien nunca puede haber un trato de igualdad».
    Me parece acertadísima la distinción entre igualdad e igualitarismo. Con esa herramienta la propuesta de Tersch parace que pierde su sentido.
    Sin embargo encuentro una dificultad al resultar que, de hecho, uno siempre es superior a otro en algo. Ahí radica el problema, en entender qué significa realmente tratarnos entre iguales. Creo que entendido al modo liberal significa respetar la capacidad de elegir en los márgenes que permiten el respeto a los otros.

  4. De «Bastiat» en «Foro liberal»

    «No sé muy bien por qué se confunden los términos.

    La igualdad es básica para la libertad. No puede haber libertad si no nos tratamos entre iguales, si alguien es superior a alguien nunca puede haber un trato de igualdad. Y ese alguien estará capacitado para imponerse al de abajo. Otra cosa es el igualitarismo.

    El igualitarismo es la doctrina por la cual el Estado, mejor dicho, la asociación de una parte de la ciudadanía trata de coaccionar a los demás para imponer unas estructuras que limiten el efecto de la libertad.

    Esto es así no porque la libertad en sí sea perniciosa sino porque en libertad las capacidades individuales se desarrollan… O no.

    Sólo en libertad se puede saber lo que uno verdaderamente vale. Por ello muchos de aquellos que no logran sus objetivos o sus sueños piensan que tienen la culpa otros. Es muy duro reconocer que no has sido capaz de encontrar un trabajo porque te has pasado toda la vida escolar sin pegar ni chapa. Es muy duro reconocer que te han echado de tu trabajo porque tu desempeño deja mucho que desear y que ha venido otro que tiene mas ganas de trabajar que tu, o mas ganas de formarse que tu o que tiene una falda mas corta que tu (las mujeres, claro). Es muy duro reconocer que el paso del tiempo nos apremia a reconocer el cómo y de qué manera nos hemos desempeñado en esta vida. Es decir, es muy duro reconocer cuando las cosas nos vienen mal dadas es que quizás, sólo quizás, no hemos sido responsables con nuestra propia vida. Por eso la libertad es tan perniciosa para algunos, por eso la existencia del Estado trata de suavizar las consecuencias de la dura tarea de la libertad

    Eso no tendría en sí mucha importancia salvo por una nimia cuestión, o que a muchos así les parece, que el Estado usa para lograr ese igualitarismo algo tan nefasto y tan contrario a la igualdad y la libertad como la coacción.

    Cuando en una sociedad en la que no existe el estado las personas se rigen por el principio de la no coacción sólo puede sobresalir el sentido de la responsabilidad. En el momento en el que el Estado, usando la coacción, atempera los efectos de la libertad para con aquellos que no tienen un buen desempeño en su vida lo que está haciendo es limitar el sentido de la responsabilidad personal. Pero es que además acrecienta la falta del sentido del respeto. En el momento en el que lo que a mi me pasa ya no es culpa irremediablemente mía sino de los otros, se empieza a convertir en lícito el coaccionarlos para que “todos” tengamos las mismas oportunidades, como si el hecho de garantizar unos mínimos de igualdad de oportunidades vayan a favorecer el igual desempeño de todos en vez de provocar que aquellos que son igualados a la fuerza o que son menospreciados en sus valores tomen posiciones distintas a las esperadas. Es decir, provoque que se valore poco lo poco que se consiga o que se acabe buscando que sean otros el que les solucionen los problemas puesto que eso es lo que se ha aprendido.
    Por tanto se yerra cuando se identifica la igualdad con la progresía puesto que la igualdad forma parte indiscutible de la libertad.»

  5. Yo no he entendido el trasfondo del artículo del Sr. Tertsch.

    No veo en absoluto «igualitario» la ideología zapateril. Lo único que aprecio es que es un sistema basado en la forma, en el marketing, en la publicidad. Con estos parámetros nos venden la «igualdad» la «justicia» la «solidaridad», la «sostenibilidad». Pero esto son solo etiquetas utilizadas con unos fines manipulativos muy específicos.

    El socialismo de Zapatero no promulga la igualdad por mucho que nos venda esa burra. No hay que caer en su trampa. Este sistema tiene como todos sus amigos y enemigos… sus intereses… sus preferencias. De igualdad no hay nada. Incluso paradójicamente tras la etiqueta de Igualdad se esconden las desigualdades e injusticias más significativas. Vease las políticas de igualdad de género: cupos, violencia de género… desigualdades en las separaciones. En el conflicto palestino, Zapatero se declaró abiartamente sus preferencias por los palestinos… No sé tampoco que baremos igualatorios hacen que un agricultor por vivir en Andalucía pueda trapichearse el sustento de todo el año echando o trapicheandos unas peonas, y un Zamorano en la misma situación tenga que currárselo todo el año… Eso sin entrar en los privilegios de algunos sectores como los artistas que quieren vivir toda la vida de unos trabajos esporádicos que hicieron en la pubertad.

    A poco de escribir esto leo que un alcalde socialista ha hecho un calendario que antepone los acontecimientos islámicos a los católicos. Eso desde mi punto de vista no es igualdad. Eso, en un país con profunda tradición católica, es tener un guión y unas preferencias muy definidas.

  6. Ya un tal San Agustín tiempo ha indicó la imposibilidad del estado en ocuparse de la felicidad del individuo, pues la naturaleza humana supera las capacidades del poder.
    Más tarde los escolásticos patrios proclamaron la supremacía de la libertad individual. Congruente con aquello de que sin caridad no hay salvación y la caridad obligada no es caridad…

    Los polvos de renunciar a nuestras raíces traen estos lodos…

  7. Alfredo,cuidado.Ese medio,ensalzo en los primeros momentos a ese pedazo de anormal que padecemos como presidente,mientras pudo disfrutar del legado de Aznar.Pocos en España,aunque hubo,se pusieron en contra ó vieron el peligro que tenia el psicopata.
    Ahora,ese mismo medio,nos cuenta lo que sabemos,para desmarcarse quizas de sus vitores hacia la bestia al inicio.Pero claro,ellos son ingleses y no son «soberbios».

  8. Ha sido magnífico el artículo, lo leí en el ABC esta mañana tomándome el café y justamente estuve pensando en la desigualdad que hay en todo: en capacidad intelectual y cognitiva, artística, cultural etc y en ese afán del democratismo igualitario que pretende decir, con toda la seriedad del mundo, que no hay diferencias entre hombre y mujer, blancos y negros, discapacitados y atletas, entre bajitos y altos, en fin, por fin alguien lo pone en el ABC lo que muchos pensamos.

    Yo hace tiempo que dejé de leer EL MUNDO porque se ha convertid en un periódico izquierdista y el ABC vuelve a la normalidad. Por fin un buen editorial en el periódico para degustar el café y con el purito (de lo que queda de la libertad en este patético país de borregos que vota a ZP y encima se ofenden cuando países mucho más serios como la Gran Bretaña se mofa de zetaparo).

  9. «UnA de las escenas del traileR…»

    (Yo tambien me autocorrijo, para ser IGUAL que Burrhus)

  10. Muy bueno el artículo, que nos recuerda esa frase «iguales ante la ley y NO por la ley».

    Hace un tiempo vi el trailer de una peli que trataba de este tema. Un de las escenas del trailes mostraba cómo unos bailarines de un ballet eran obligados a llevar pesas y otros artilugios, de manera que no pudieran ser MAS GRÁCILES que el resto de ciudadanos (léase borregos). Todo en aras de «la igualdad» (por decreto).

    La he encontrado, no se si alguien sabe algo de cuando se estrena. Claro que a lo mejor SINDE o Guardans la han votado SPAM, o MICROBLOGGING, 😉

    2081 – Everyone Will Finally Be Equal

    Echadle un ojo al trailer, yo creo que Tertsch la acababa de ver antes de escribir el artículo.

  11. A mí el artículo me parece muy bueno. Entero. Podría poner un párrafo como éste:

    La pérdida de la libertad a través de la dictadura de la igualdad preocupaba ya a Tocqueville. Pero ya sabemos que éste era un puñetero aristócrata francés que merece estar más olvidado aún que Montesquieu, aquel maniático defensor de la separación de poderes.

    Pero sería desmerecer al resto.

  12. Estoy de acuerdo. Una joyita, con muchas claves. Me llamó la atención la referencia a las sociedades occidentales como «las más ricas, pacíficas, abiertas y compasivas de la historia». Precisamente por la referencia a la compasión, que está más allá del cálculo económico o del «egoísmo natural».

    • Es magnífico, Germánico, Genjo. Me quedo con esta frase:

      El ser humano tiene el derecho inalienable a buscar la felicidad, dice la Constitución americana. Nadie tiene derecho a impedírselo igualándolo por la fuerza a quién fracasa en ello.

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