La obsesión por el control

El poeta francés Arthur Rimbaud decía, en uno de sus crípticos poemas, que había que ser absolutamente moderno. Fue quizás esta radical forma de mirar a la realidad lo que le llevó, entre otras cosas, a unirse a la Comuna y a morir joven. Y en una democracia “moderna” dicha visión lleva a algo parecido a la gente: sienten un fuerte deseo de formar parte de una comunidad amplia que les proteja, y aspiran a vivir un eterno presente, al modo juvenil, matando al ser humano maduro que hay en potencia en cada uno –el cual asume responsabilidades y mira hacia el futuro-, tachándolo de viejo, carca y trasnochado.

Esta idolatría de la juventud y de la colectividad viene a sustituir a la fe tradicional en un Dios, y en general a toda forma de tradición. La absoluta modernidad cae en la arbitrariedad, puesto que los nuevos poderes que emanan de ella dictan lo que es bueno y lo que es malo sin atender ni a la experiencia de generaciones pasadas ni a la naturaleza humana. Y así surgen engendros tales como la Educación para la Ciudadanía, herramienta de adoctrinamientos en los valores de la modernidad y de las mayorías, pseudoideas y pseudovalores al servicio del poder del momento.

Con ella se pretende poner un cerco al rebaño humano para que no se desvíe. Pero se trata de un vano intento de poner puertas al campo. Las ovejas resultan ser además todas negras. No es que seamos malos por naturaleza, pero sería cándido del todo creer que somos buenos y que este pudiera de alguna forma ser el mejor de los mundos posibles. Y ningún Opio del pueblo o fantasmagórica definición y proyecto de Ciudadano podrá amansar a la fiera que tantas veces se esconde detrás de nuestra piel de cordero.

En mi último artículo en Libertad Digital hablo del atentado que supone la EpC contra nuestra naturaleza. Y aquí me gustaría mostrar la otra cara de la moneda, puesto que es también la naturaleza humana la que lleva a algunos a cometer esta clase de atentados. ¿Qué es lo que motiva a algunas personas para pergeñar el engendro diabólico de la Ciudadanía? ¿Qué hay en su naturaleza que les vuelve tan liberticidas y adoctrinadores? La respuesta es: la obsesión por el control.

El psicólogo David Geary, en su difícil pero riguroso libro de psicología evolucionista sobre el origen de la mente, habla de la motivación por el control, “una motivación básica para lograr cierto grado de control sobre las relaciones, los sucesos y los recursos significativos”. Esta habría evolucionado junto con los sistemas nerviosos, mecanismos que, al fin y a la postre, sirven a este fin de control del medio. En los humanos conscientes Geary sugiere que dicha motivación por el control llevaría a una especie de fantasía, “una simulación mental centrada en el yo de un mundo perfecto”, en el cual “el individuo es capaz de organizar y controlar los recursos sociales (p.ej., dinámicas social), biológicos (p.ej., acceso al alimento) y físicos (p.ej., refugio)”.

La obsesión por el control, que no sería otra cosa que una desviación enfermiza de esta tendencia por otro lado tan natural, podría llevarnos a soñar utopías y a pretender hacerlas realidad, cambiando la conciencia moral de los demás de forma tal que se adaptasen a nuestro “mundo perfecto”. No hace falta que señale la inequívoca relación entre este aspecto de nuestra naturaleza y el comportamiento de nuestra clase política en materia de adoctrinamiento, digo de Educación.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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6 comentarios

  1. Cierto, Rojirigo, que en la búsqueda de las certezas hemos de empezar por la duda. El análisis presupone que aún no se sabe. Lo que sabemos no merece más atención, si acaso en los detalle, porque los desconozcamos. Lo que sucede es que algunos elevan sus prejuicios a la categoría de verdades incontrovertibles.

    Lo que sucede con la EpC es que pretende sustituir a la religión en la transmisión de valores. No se dan cuenta que caen en los mismos errores que cayeron los adoctrinadores religiosos cuando lo que pretenden es, precisamente, haberlos superado.

    Vuelvo a lo que digo siempre, para mi el problema no está en las religiones ni en ningún otro género de creencia, sino en las imposiciones de los propios prejuicios a los otros, en las tentaciones totalitarias que tantas veces están en la base de la defensa de «la verdad».

    E, nadie escarmienta en cabeza ajena, pero al menos que no se promuevan desde el poder los contravalores que destruyen la sociedad por dentro.

    Pablo, yo no creo que seamos menos animales por alimentar ideas. Somos en todo caso el animal ideador. Esto fue posible gracias al lenguaje que, como es natural sólo podía darse en una especie social, que se comunica. Al ser sociales tenemos conflictos por los recursos ya no sólo con otras especies sino entre nosotros, en particular a la hora de repartirlos. Y ahora que tenemos un dominio del entorno ecológico nuestro principal reto es entendernos entre nosotros. La lucha por el poder y por el control perdura como una prolongación de esa lucha en la naturaleza. Ahora además disponemos de la herramienta cognitiva del habla, para manipularnos (en el buen y el mal sentido) unos a otros.

    Saludos amigos.

  2. Amigo Germánico, hago mías las palabras de Kenneth R. Miller, cuando en otro artículo por ti traído a este blog afirmaba: “…su deseo por intentar entender la forma en que nuestra naturaleza biológica produce nuestra naturaleza human”. Ese salto “quántico” evolutivo se ha realizado a lo largo de los últimos 400.000 años a través del frágil puente de las ideas. Ellas nos han hecho “humanos“ e “in-humanos”… al tiempo que nos ha roto para siempre nuestra frontera biológica con lo “animal”. Cuando este último concepto lo tomamos como referente, nuestra historia evolutiva nos demuestra reiteradamente que nuestra especie puede ser mejor o peor que la “animal”; pero nunca se comportará y sentirá ya como un animal.

    Sabemos desde la psicobiología evolutiva que una causa de tal diferencia está en que nuestra especie genera emociones (odio, amor, tristeza, etc.,) y cuyo funcionamiento es independiente de las necesidades vitales e instintivas de los animales (deseos de protección de los suyos, de miedo ante el peligro, deseos de huida o defensa propia, etc.). Emociones aquellas, las cuales perseguimos sentirlas y producirlas por encima del resto de las necesidades vitales (sentir amor y odio puede ser más importante que vivir, pues podemos morir por amor u odio). Amor y odio que no sólo podemos sentirlo y producirlo para nosotros mismos, sino que podemos contagiarlo y expandirlo.

    Gracias a las bases científicas anteriores, y más tarde a las actuales especialidades de la psicosociología evolucionista, poco a poco vamos comprendiendo como “las ideas” es el magma fundamental que nos caracteriza como “humanos”. En este sentido, la psicosociología evolucionista nos va permitiendo una mayor autocomprensión de nosotros mismos en lo que refiere al devenir evolutivo de nuestras emociones no animales… y como ellas surgen y se realimentan hasta poder convertirse en pasiones que nos esclavizan.

    Sin lugar a dudas Germánico, tú sabes tan bien como yo que la emoción más genuinamente humana y pasional, no es el amor ni el odio (siendo éstas por supuesto claramente humanas), sino el poder de unos humanos sobre otros… y que el motor que permite contagiarlo y expandirlo, son las ideas. Son éstas a lo largo de los últimos 400.000 años las que han permitido a nuestra especie evolucionar biopsicosociológicamente al mundo de lo humano. Ello es lo que nos distingue del mundo animal, mundo éste al que ya no podemos volver. Por mucho que nos parezca que en la escala evolutiva un orangután está cerca de nosotros (un millón de años aproximadamente)… el puede evolucionar hacia donde nosotros estamos, pero nosotros no podemos volver donde está él.

    Por eso cuando hablas de la “obsesión por el control” (clara expresión de la pasión por el poder de unos humanos sobre otros), podemos comprender rápidamente su nexo de unión con “el adoctrinamiento”; pues son las ideas el magma a partir del cual el poder puede expandirse. A la especie humana ya no le es suficiente dar respuesta a sus necesidades vitales, necesita sentir la emoción pasional del “poder”; y las ideas son el instrumento para contagiarlo y expandirlo. No todas las ideas son buenas o malas por si mismas, pero a los humanos vivir en el magma de las ideas, nos hace sentir nuestra existencia en permanente vigilancia y fragilidad, ante la posibilidad de no poder identificarse con las propias por acabar siendo esclavo de las ajenas. Ese es nuestro sino.

    “Obsesión por el control” versus “EpC”…

    Ha sido un placer Germánico reflexionar con tus dos artículos.

    Pablo el herrero

  3. Amigo Germánico, hago mías las palabras de Kenneth R. Miller, cuando en otro artículo por ti traído a este blog afirmaba: “…su deseo por intentar entender la forma en que nuestra naturaleza biológica produce nuestra naturaleza humana. Ese salto “cuántico” evolutivo se ha realizado a lo largo de los últimos 400.000 años a través del frágil puente de las ideas. Ellas no han hecho “humanos“ e “in-humanos”… al tiempo que no ha roto para siempre nuestra frontera biológica con lo “animal”. Cuando este último concepto lo tomamos como referente, nuestra historia evolutiva nos demuestra reiteradamente que nuestra especie puede ser mejor o peor que la “animal”; pero nunca se comportará y sentirá ya como un animal.

    Sabemos desde la psicobiología evolutiva que una causa de tal diferencia está en que nuestra especie genera emociones (odio, amor, tristeza, etc.,) y cuyo funcionamiento es independiente de las necesidades vitales e instintivas de los animales (deseos de protección de los suyos, de miedo ante el peligro, deseos de huida o defensa propia, etc.). Emociones aqueyas que perseguimos sentirlas y producirlas por encima del resto de las necesidades vitales (sentir amor y odio puede ser más importante que vivir, pues podemos morir por amor u odio). Amor y odio que no sólo podemos sentirlo y producirlo para nosotros mismos, sino que podemos contagiarlo y expandirlo.

    Gracias a las bases científicas anteriores, y más tarde a las actuales especialidades de la psicosociología evolucionista, poco a poco vamos comprendiendo como “las ideas” es el magma fundamental que nos caracteriza como “humanos”. En este sentido, la psicosociología evolucionista nos va permitiendo una mayor autocomprensión de nosotros mismos en lo que refiere al devenir evolutivo de nuestras emociones no animales… y como ellas surgen y se realimentan hasta poder convertirse en pasiones que nos esclavizan.

    Sin lugar a dudas Germánico, tú sabes tan bien como yo que la emoción más genuinamente humana y pasional, no es el amor ni el odio (siendo éstas por supuesto claramente humanas), sino el poder de unos humanos sobre otros… y que el motor que permite contagiarlo y expandirlo, son las ideas. Son éstas a lo largo de los últimos 400.000 años las que han permitido a nuestra especie evolucionar biopsicosociológicamente al mundo de lo humano. Ello es lo que nos distingue del mundo animal, mundo éste al que ya no podemos volver. Por mucho que nos parezca que en la escala evolutiva un orangután está cerca de nosotros (un millón de años aproximadamente)… el puede evolucionar hacia donde nosotros estamos, pero nosotros no podemos volver donde está él.

    Por eso cuando hablas de la “obsesión por el control” (clara expresiónb de la pasión por el poder de unos humanos sobre otros), podemos comprender rápidamente su nexo de unión con “el adoctrinamiento”; pues son las ideas el magma a partir del cual el poder puede expandirse. A la especie humana ya no le es suficiente dar respuesta a sus necesidades vitales, necesita sentir la emoción pasional del “poder”; y las ideas son el instrumento para contagiarlo y expandirlo. No todas las ideas son buenas o malas por si mismas, pero a los humanos vivir en el magma de las ideas, nos hace sentir nuestra existencia en permanente vigilancia y fragilidad, ante la posibilidad de no poder identificarse con las propias por acabar siendo esclavo de las ajenas. Ese es nuestro sino.

    “Obsesión por el control” versus “EpC”…

    Ha sido un placer Germánico reflexionar con tus dos artículos.

    Pablo el herrero

  4. …en materia de adoctrinamiento, digo de Educación.

    Cuando era un poco mas joven, pensaba en la modificación de mis propios comportamientos, para establecer control y disciplina sobre determinadas tareas y acciones, estudiando un poco sobre programación de comportamientos, premios, castigos, uso de PNL, entre otras tecnicas. Me di cuenta poco a poco que es extremadamente pobre y de gran menosprecio a la capacidad de analisis humano, el adotrinamiento vs el analisis, mejor dicho que es ciertamente ridiculo el menosprecio humano en el sentido de la «educación» a demonizar y a diosificar, en contra de analisis de la realidad y descubrir el funcionamiento, uso y aplicacion de ideas por el analisis. De nada sirve que constantemente reciba electrochoques repitiendo que una manzana es un vegetal, si he analizado las caracteristicas de los vegetales y de las manzanas asi como de las frutas llegando a la conclusion de que es fruta.
    Que me digan que es bueno y que es malo por simple posición de control y poder no tiene el mas minimo sentido, y este es el gravisimo error que se incurre al creer que la educación es obligar a otro a que haga lo que yo quiero por que me considero portador de la verdad. Tristemente se inculca en muchos paises, culturas y grupos, la pereza mental, el catalogar la duda, el analisis y la critica como pecados mortales y en el peor de los casos hasta crimenes a la humanidad (ley de Islamofobia).
    El error de la EpC es el menosprecio al analisis, es enseñar demonizando y diosificando, para que obedezcan mi verdad. Es cierto que la educación es importante, y tambien que no sabemos muchas cosas y que debemos escuchar otros puntos de vista por que podemos cometer errores, pero tambien es cierto que tenemos derecho a criticar con parametros de analisis, que aunque no debemos menospreciar a las personas a ciertas ideas si las podemos descalificar por medio de discurso argumentativo, debate y critica pero aun asi se deben analizar sus causas y consecuencias, y tener claro el «porque» son erroneas usando como parametros la realidad observable y las contraposiciones logicas.
    Las conductas retrogradas de politicas basadas en el Coran, se pueden descalificar totalmente por medio del analisis, y no por que me obligen a creer que son erroneas, y mucho menos se deben respetar o ser consideradas sagradas para no ofender a otros. No digo tratar todas las ideas como iguales, digo el uso del analisis de la misma forma que por medio de analisis instantaneo puedo decir que otorgarle status de animal a una manzana es ridiculo y no por que me obligen a pensar que es ridiculo.
    Actualmente es gravisima la postura de diferentes grupos que se consideran portadores de verdades absolutas y logran legislar la duda, la critica y el analisis como crimenes de odio, en aras de protejer la «libertad» es escalofriante el menosprecio a la misma humanidad, y la prepotencia de ciertos lideres que se consideran intelectuales por que sus amigos adictos al control celebran sus mutuas pajas mentales en las que inventan fantasias en las que salvan al mundo y a la humanidad de si mismos, por que el ser humano para ellos es ignorante, y nunca sabra lo que le conviene, pero misteriosamente ellos han evolucionado a otra cosa y conocen las verdades absolutas y que dudar de ellos es crimen.

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