Pesimismo antropológico

Durante la época de Aznar padecí lo que podría calificarse de optimismo antropológico benigno. Parecía como si en el mundo se hubiera instalado ya una sensatez económica que tomara forma en la globalización y en la venta de empresas públicas, sensatez que más que un colectivo modo de pensar parecía asentarse en cimientos inconmovibles de prosperidad e inercia histórica. Las manifestaciones de la izquierda me parecían grotescos anacronismos y amalgamas de frustraciones, ambiciones y necedades variadas, algo pintoresco y ridículo, inoperante y condenado a extinguirse con el tiempo. Siendo España, como era, uno de los últimos reductos de la ideología en Occidente, que hubiera llegado al poder un partido de derechas, y que se aplicasen recetas liberales, me parecía un signo de los tiempos.

57559705_391776d4a1_1.jpgPero ni la izquierda patria ni la internacional descansaban. Lo que entonces parecían sus payasadas ha terminado por convertirse en el preludio de su hegemonía. El bufón se hizo Rey, para desgracia de todos. Y esto pone de manifiesto lo impredecible del futuro, de todo futuro. Que sea impredecible despierta las esperanzas de muchos, los que padecen el optimismo antropológico maligno, y la incertidumbre desasosegada en otros. ¿De qué nos sirve construir, trabajar, planificar, organizar, proyectarnos, en definitiva, en el futuro incierto, si una mano sucia nos retirará lo que obtengamos como fruto de nuestra previsión? ¿cómo podemos confiar en el progreso, si el hombre tiende a dispendiar lo que genera en el bolsillo roto del demagógico “todos”?

“Yes, We can”. No, no podemos. La lectura entre líneas de la historia, según pasa como una película, velozmente ante nuestros impávidos ojos, convierte en bien informado a un optimismo antropológico que, en el vacío de conocimientos sobre la naturaleza humana, tiende asintóticamente hacia el infinito.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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23 comentarios

  1. Admirado Germánico, menos mal que puedo contar contigo para disimular los desafueros, porque tras la perorata de anoche me veía en la próxima edición de «historia de las malas ideas» (Gil Besa).

    En el tema de los científicos, me estoy acordando de Ramón y/o Cajal, un señor que sólo tenía una técnica, la de tinción argéntica de Golgi, y decidió aplicársela a TODO: el tejido cerebral, el bigote de un gato, la pata de la mesa…más o menos como un borracho que sólo buscase su moneda debajo de las farolas, ¿no?.

    Claro, como era un hombre tenacísimo además de un genio tan absoluto como incomprendido – y nadie, nadie que no haya intentado arrimarse a un microscopio puede comprender lo que ese tío hizo- salió su número de la lotería de Navidad, pero cualquier otro, de descubrir algo, hubiese descubierto el taedium vitae, el orujo o el LSD.

    O imaginemos a Montilla intentando la reconciliación con su exmujer por el procedimiento de ofrecerle un soborno… En fin, cuando sólo tienes un martillo, todos lo problemas parecen herejes. O puede ser que los que piensan que el amor no existe no hayan pasado por aún por tal experiencia, pero también puede ser que la hayan evitado por oscuros motivos y miedos inútiles.

    Lo cierto es que cuando los zoquetes de la especie humana encontramos a la persona que polariza, sin saber cómo, nuestro interés existencial y nuestro mundo se organiza efectivamente en torno suyo, nada nos falta cuando está presente y todo sobra cuando se ausenta luego.

    No hay aburrimento de la vida (aunque caben tedios accidentales, jugar al parchís con una señora demenciada p.e.) y su mera presencia y compañía nos aquieta en una morosidad contemplativa y la lucha se convierte en un deporte y no en una situación de ansiedad en la que parece que se nos mina el terreno ya que el ánimo parece anestesiado para el dolor gracias a la difusa gratificación psíquica que lo invade. Max Scheler afirma que el amor se nutre de la captación personal y concretísima de la identidad del otro. Es una experiencia real, el amor es posible.

    También es real la experiencia inversa: cuando el amor se malogra. ¿Esto es un offtopic o me lo parece a mí? Enomes reverencias, caballeros.

  2. La izquierda nunca descansa, Bastiat, y como mala hierba que es, nunca muere. Aznar también padeció ese optimismo antropológico benigno y ahora pagamos la factura de su siesta en los laureles: una Memocracia Avanzada, como dice Ijon, “con Pepiño, Zapatero, Montilla, Bibiana, Maleni y todos los intelestuales pogres habansando en la banguardia kurtural”. Para nuestra desgracia el precio es elevadísimo y las prestaciones nulas (salvo alguna carcajada ante el grotesco espectáculo ofrecido).

    (*), frente a la variabilidad cultural hay un fondo de naturaleza humana universal que sí tiene mucho que ver con la zoología. Por otro lado el pensamiento simbólico no nos eleva mucho por encima de nuestra condición animal. Sí es cierto, estoy muy de acuerdo contigo, que con las palabras y las imágenes mentales podemos desviarnos de la realidad, si bien es también cierto que esto se produce en un entorno social y económico muy complejo en el que las consecuencias de nuestras ideas y sus subsecuentes acciones no se aprecian de inmediato. Casi todos nos adaptamos, como individuos, a nuestras circunstancias. Sin embargo, como hombre político, ese del que hablaba Aristóteles, el ser humano es tribal y excluyente por naturaleza, con lo bueno y lo malo que tienen esas cosas respectivamente. Sólo una educación depurada nos puede liberar (parcialmente) de nuestra tendencia innata (en tus palabras “haber leído y vivido bastante”). Por desgracia para todos el liberalismo se aprende, no se nace con él. Y ya se sabe que en Educación lo que impera hoy es la Educación para la Ciudadanía.

    Las nuevas generaciones no traen nuevos genes, pero sí un nuevo desarrollo, que se produce en un entorno cambiado por sus mayores. En él su naturaleza humana se proyectará de forma diferente, con diferentes resultados. Habrá algo de eterno retorno de lo idéntico (la naturaleza humana) pero matizado por el variable entorno siempre distinto. Si la cosa toma los derroteros de la Decadencia es, en efecto, “para echarse a temblar”.

    Y la ciencia, ¿qué decir de la ciencia?: al tratarse de crítica y debate continuos (que se aparten consensos y ciencias “oficiales”) está sujeta a los terremotos que traigan los jóvenes. No sé quien decía que las hipótesis científicas morían cuando moría el último de sus defensores….

    Ya lo dijo Pascal, cabe esperar toda clase de cambios y revoluciones del ser humano porque un hombre es incapaz de quedarse tranquilo y quieto en una habitación. Estamos diseñados para la acción, para una acción incesante, más aún en nuestra etapa juvenil. Necesitamos, como señalas, una sociedad que permita todos esos movimientos, una sociedad flexible, una sociedad….liberal.

  3. Dice Gil Besa que es más difícil describir la condición humana que hacer leyes. Pues hablemos de la condición humana.

    La condición humana no es simplemente zoológica ni sus comportamientos funcionan por esquemas etológicos ni sus necesidades se limitan y agotan en el terreno económico, sino que éstas y las motivaciones a actuar se rigen por símbolos más o menos “sacados de quicio” y por anticipaciones más o menos rojas y utópicas de futuro; y además es posible una diversidad de enfoques de realidad y las correspondientes concepciones de la vida. (Nada más el hecho innegable de que no haya habido en los milenios transcurridos dos pueblos solamente que hayan llegado a poseer unas creencias, un arte, una lengua, unas costumbres y unas modas suntuarias iguales, ya demuestra esa constitutiva variabilidad de los sistemas de cultura humanos: ni eterno retorno ni leches, ni siquiera por calculo de probabilidades se sabe ya que una casualidad tal vaya a producirse. Suponer que vaya a exisitir alguna vez una ideología tan científica y objetiva que sea la única valida para todos y que, por añadido, haya derecho a implantarla por cojones y medios de coacción moral y política, privando de derechos a los que no la profesen, eso, es una ingenuidad, más bien ferocidad rayana en el fanatismo.

    Es propio del bicho votante, que cuanto más libre -y ese “libre” incluye haber leído y vivido bastante- se hace, mayores sean las discrepancias de opinión y de valoración de las cosas, porque más rica y diversa es la visión de las cosas y menos sujeto se halla a esquemas o prefabricados y a estereotipias.

    Así que aunque la especie mute o se la haga mutar en algún laboratorio, abandonad toda esperanza de que vaya a existir mas concordia y acuerdo entre sus ejemplares.

    Serían factibles a lo sumo, estabilizaciones provisionales siempre de nuevo superadas y destruidas por la dinámica misma del grupo y de los grupos sociales en competencias. Y ya no a causa del narcisismo colectivo y de la dinámica de agresiones sublimadas en forma de celo político (“también mataron abuelito”), patriótico sesuaaarrrrl, clasisita o racista –señora Obama…-, sino por una razón mucho mas simple: las nuevas generaciones.

    En la actualidad se cuenta únicamente con factores presentes o pasados, pero nunca se recoge otro dato sumamente real, y es que cada generación, incluso las de fracaso escolar al 30%, aporta nuevas dimensiones del problema y aporta datos inéditos de lo real. Los jóvenes de antes -esos yeyés que menciona Antonio Yuste- o de ahora, ejem, su primito el del acné, querido lector, parecen suponer y atribuirse una eterna juventud; tallan cortan y confeccionan el mundo a su medida, y no parecen convencerse que el mundo del futuro no va a ser suyo, sino de otros que por estar todavía in utero -allí donde los úteros todavía se dediquen a eso- nos son desconocidos.

    Mas una cosa es cierta, esas nuevas generaciones van a ver las cosas de otra manera distinta y, sobre todo, van a criticar el mundo que les ofrezcan los jóvenes de hoy, que ya habrán dejado de ser jóvenes desde otros parámetros mas complejos, multiculturales, racistas, supremacistas, como los jóvenes actuales conocen muy bien, a menos que vivan en Mirasierra. Cada nueva generación, más si nace del lado equivocado del charco, aporta nuevas inquietudes, mati ces nuevos, versiones inéditas, puntos de vista insospechados –o psicopáticos- para enfocar los problemas de la existencia, y se siente vitalmente impelida a reformar la cocina que encuentra ya “hecha” por las anteriores.

    Lo cual, que en la desestabilización de las sociedades no intervienen sólo factores económicos o indigenciales -que en decenios pasados fueron relativamente fáciles de prever y de organizar satisfactoriamente- sino que uno de los datos mas importantes es lo imprevisible de los enfoques y reacciones, necesidades simbólicas y aspiraciones, de las nuevas generaciones que están por venir, pero que ineludiblemente vienen, y esta imprevisibilidad es lo específicamente “antropológico”.

    Y es que no sólo hay lucha de clases, lucha de intereses, lucha de débiles contra fuertes, lucha de sexos y oposición construcitva sino además oposición de generaciones. ¿Qué nos ocurre una y otra vez? Que ninguna generación tiene capacidad para imponer a otra, sin critica ni transformación posible, su propio mundo a la siguiente, por limpio y ordenado que este sea….

    Una sociedad tan perfecta, y estabilizada definitivamente, como la que se pretende en cenáculos vegetarianos o carnívoros, en la que no se cometieran desmanes y todo abuso de fuerza, en cualquier sentido, estuviese sin excepción excluído habría de ser necesariamente conservadora y profesar el error histórico y antropólogico de suponer que haya algún sistema social y cultural definitivamente ferpecto y por lo tanto inmutable e imponible por la fuerza (por no mencionar el derecho “a cagarla” que asiste a todo humano: es más humano profesar libremente un error que verse obligado coactivamente a estar en la verdad).

    Ninguna disciplina científica va a eliminarnos de raíz toda capacidad de crítica y podemos estar seguros de que seguiremos ejercitándola, pues nada hay tan “científico” y “perfecto” que no pueda concebirse siéndolo más; además de que, cuando se tiene algo, siempre se suele echar de menos otra cosa, tal vez indefinida, o incluso lo contrario: en una ciudad limpia se echa de menos una ciudad donde haya libertad para no ser limpio y para ensuciar lo que apetezca; en el desorden se echa de menos el orden, en lo racional-utilitario, lo irracional y en lo apolíneo, lo dionisíaco. También, sí, es parte de la condición humana que nos hastíe todo lo bueno, lo bello, lo limpio, lo ordenado y lo perfecto, las mujeres demasiado bellas sorprenden menos al segundo día y damos en la paradoja de que un orden social ferpecto necesitaría incluir un cierto coeficiente de imperfección precisamente para no hastiar, con lo cual necesita de los mismos peligros de los cuales es preciso defenderse, volviendo así a la casilla uno…

    Total, que siempre hay que defenderse de los ataques de las nuevas generaciones, los jóvenes son rebeldes, críticos e inconformistas aunque sólo sea para suspender ocho y esnifar coca y eso es también la condición humana, el encontrar fisuras y flancos a la crítica, envolver y rebasar, todo lo pasado, sobre todo, todo lo del pasado reciente. Que se hable de utopía, progreso, progresista y progresado a unos seres así es para echarse a temblar.

    El objetivo debe ser que no descarriarlos hacia órdenes utópicos cada vez más perfectos sino en enseñarles a enfocar y criticar más agudamente la insuperable imperfección de sus propias obras.

    Parece que el bicho humano para encontrarse contento necesita que siempre haya algo que cambiar, y de hecho siempre dejará de estar de acuerdo en algo y tenderá a cambiarlo, a perfeccionarlo, aunque no siempre lo consiga, y esta conciencia de transformación la vive como una tarea importante que da sentido a la vida.

    Si carece de esa dimensión de lucha transformativa, su existencia se banaliza entrópicamente hasta un aburrimiento total e incluso total. El anhelo más profundo del hombre es transformarse.

    ¿Dónde nos deja esto? Lo ideal parece ser organizar una sociedad que disponga de los cauces y la elasticidad para permitir una lucha indefinida y abierta igualmente a todos, para seguir eficazmente transformando todo lo transformable, y que coordine a la vez los intereses de todos en sus antagonismos inevitables evitando así que los más fuertes lleguen a copar el poder en beneficio propio. gracias a un sistema de constricciones, elásticas, impersonales, que frenen las demasías y eviten las fricciones directamente personales o fácticas.

    El “estao” ha de facilitar la libertad de ser cada uno lo que tenga que ser, contando con los medios suficientes para ello, sin entrometerse a dictaminar como hayan de ser libres los antropobichos que se desarrollen en su seno, pero proveyendo a que esta libertad no sea demasiado inútil o entrópica para los procesos los procesos colectivos ni para el libre despliegue de las posibilidades de los demás.

  4. Señor abreparéntesisasteriscocierraparéntesis…. muy buen comentario….. si señor….

  5. Muchas gracias, Sr. Juano.

    Cafeles, whiskisies o solysombras varios…. Que lo mismo nos vemos en la tesitura de extendernos demás al tener que poner en marcha el partio….

    Anda que como saliera adelante…

  6. Mil disculpas señor Bastiat, prometo no mentar la lengua de Shakespeare durante nuestros cafeles (pues espero superen la unidad en el tiempo).

    “The best argument against democracy is a five minute conversation with an average voter.” – Winston Churchill
    El mejor argumento contra la democracia es una charla de cinco minutos con un votante medio.

    Democracy is the worst form of government except for all those others that have been tried.
    – Winston Churchill
    La democracia es la peor forma de gobierno, exceptuando todas las demás que han sido probadas.

    “We should never despair, our Situation before has been unpromising and has changed for the better, so I trust, it will again. If new difficulties arise, we must only put forth new Exertions and proportion our Efforts to the exigency of the times.” — George Washington
    Nunca debemos desesperar, nuestra situación anterior ha sido desfavorable y cambió para mejor, así que creo, lo volverá a hacer. Si nuevas dificultades aparecieran, sólo debemos de poner nuevo empeño y realizar un esfuerzo proporcional a las exigencias de los tiempos.

    Espero quede resarcido el estropicio 🙂

  7. No, la culpa no es de YOko Ono… la culpa es del ombligo, de mirarnos el ombligo.

    Cuando haces referencia a ese optimismo antropológico creíamos que todo iría a mejor, no podría ir nunca p’atrás. Nunca. Dejamos de estar vigilantes, nos relajamos en la luchas por nuestros ideales. Enfrente estaba Bambi y era poco menos que despreciado y no entramos en destruir el ideal socialista que anida en el corazón de los hombres…. “el Estado es esa gran ficción por la que todos los hombres esperan vivir de los demás”. Y esa lucha hay que reiniciarla cada día.

    ¿En qué momento pensó Aznar que negarse a debatir abiertamente con los sindicatos sobre la estructura productiva del país, el mercado de trabajo, era peor que rajarse en la aplicación del decretín que derogó con los calzoncillos manchados? ¿En qué momento pensó que para acabar con el monopolio polanquil habría que inventarse otro monopolio audiovisual telefónico? ¿En qué momento pensó que no provocando un cambio constitucional en las leyes que constriñen la libertad del suelo sería bueno dejarlo para mañana?

    No fue ya sólo ensimismamiento, fue dejadez estúpida y pretenciosa de quien se vio en lo alto sin fuerza para seguir adelante.

    Juano… acabo de invitarte a tomar café…. Pero si no puedes asegurarme que no me vas a recitar citas en inglés…. Mejor lo dejas…. ¿¿¿Por qué no pensáis que no todo el mundo habla inglés? Es que no sabéis que los que ya tenemos una cierta edad o estudiábamos inglés o estudiábamos francés…..???

    Por cierto, y en relación al hilo sobre el artículo de Germont, si no hay un idioma oficial… cómo nos entenderíamos entre nosotros si no queremos hablar el de los demás… En el fondo estamos haciendo un flaco favor a la comunicación el promover la defensa de las lenguas minoritarias…. Las lenguas, los idiomas están para comunicarse no para dividir.

  8. Por cierto, Ijon, esto es como el juego en el que cada vez que se pierde se quita uno una prenda. Primero te quitas el jersey, luego la camisa, luego el pantalón, luego…..al final uno termina despelotado. Vamos poquito a poquito avanzando democráticamente por el camino a la servidumbre.

  9. Es un fallo de transcripción, querían poner Memocracia avanzada. Con Pepiño, Zapatero, Montilla, Bibiana, Maleni y todos los intelestuales pogres habansando en la banguardia kurtural.

  10. Lo de Zapatero y las naciones ya no tiene nombre…. con lo fácil que es someter estas cosas a referéndum! Que conste que a mí me da igual que Cataluña (o Gordón, o España) se autodenominen nación, país o redil, pero las vueltas «intelectuales» de este hombre son patéticas.

  11. Juano, ¿Nos suicidamos todos juntos, así en colectivo, o lo hace cada uno por su cuenta para rematar su individualismo? Lo de Churchill si es pesimismo antropológico. Yo a su lado soy un fervoroso creyente en la humanidad, un filántropo desmedido.

    Yoko Ono es culpable, sin duda Ijon. Lennon siempre quedará como la bella canción Imagine, esa utopía. Como decía Nietzsche, los poetas son los mentirosos por excelencia. ¡Y que nadie ose matarlos!….llegará un tiempo en que los desenterrarán y los mitificarán, tanto más cuantas más mentiras hayan contado.

  12. Jeje, Juano, la segunda cita de Churchill es más conocida, pero en efecto, a mí también me gusta confrontarla con la primera.

  13. “The best argument against democracy is a five minute conversation with an average voter.” – Winston Churchill
    ¿Jodido, verdad?. Peeero:

    Democracy is the worst form of government except for all those others that have been tried.
    – Winston Churchill
    Y:

    “We should never despair, our Situation before has been unpromising and has changed for the better, so I trust, it will again. If new difficulties arise, we must only put forth new Exertions and proportion our Efforts to the exigency of the times.” — George Washington
    Osea, a Dios rogando y con el mazo dando…

    Queda así explicada la causa de la enfermedad pesimista y el remedio 🙂

    Saludos…

  14. Jesus, murio porque no tenia talento politico.Claro que luego Pablo mejoro el cuento bastante y fijate como viven ahora en el Vaticano.

  15. Yo me inclinaría a creer que la culpa la tiene Mahoma, pero como lo diga muy alto se me echa encima la Ummah, así que también culparé a Jesús, …¡total, murió por nuestros pecados, se le puede cargar con unos pocos más!

  16. Es que algunos llevan tiempo «descubriendo» (cosas del Derecho Natural…) que el «We the people» era una especie de macabra promesa de campos de concentración. Pues que les vaya bonito con eso.

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