El lobo ZP

wolf_in_sheeps_clothing_1.jpgPedro Jota acudió hará dos días a Las Noches Blancas, a departir con Fernando Sánchez Dragó ante las cámaras. Como ambos son buenos comunicadores y tienen pocos pelos en la lengua (al menos de los que impidan perorar), así como pocos complejos, siendo en sí mismos bastante complejos, mantendrían seguramente entretenido al público que a tempranas horas de la madrugada sintonizara Telemadrid. Yo entonces dormía. Pero un amigo lo vio por mi y me relató algunas cosas. Una de ellas me pareció curiosa. Por lo que me contó mi amigo ZP se reunía, en la época de la corrupción generalizada, el GAL y el paro del veintipico por ciento con Pedro Jota, a espaldas de su Partido. Dado que por entonces Pedro Jota era el Anticristo particular del Señor X, el Señor Z tenía que ser discreto en sus encuentros. El motivo de los mismos era mostrarse dialogante y complaciente con “el enemigo”, ser conciliador, moderado, liberal con los liberales, prometer Talante. Él, ZP, no tenía nada en contra de Pedro J. Él, ZP, siempre se llevaría bien con todos (y con todas). Parece que tras esa piel de cordero cándido, bobo, se escondía un astuto lobo. Cuando llegase el momento ya les daría el hachazo pero entonces, ZP, diputado raso sin aparentes aspiraciones ni destacadas cualidades, era amigo del enemigo de su líder, traicionaba la línea oficial de su Partido, y pensaba en un futuro en el que las mieles del poder le permitirían sacar las hieles de sus rencores.

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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Un comentario

  1. Hay acciones, gestos, conductas “buenas”, con las que en principio uno está de acuerdo, pero donde faltan la autenticidad, la limpieza, la sinceridad … o la fidelidad a sí, cuando menos.

    En tales actuaciones hipócritas, cicateras, se siente, canta, la contradicción inconfesada entre la intención y la apariencia que pretende darse.

    Resultan impresentables: deprimen, irritan, indignan cuando no dan lástima, en vez de agradar distendidamente, estimular o “ensanchar el alma” de quien se entera o lo presencia. Es precisamente el tema de nuestro tiempo, septiembre de 1992: «Creep».

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