El Estado de Bienestar se autodestruye irremediablemente

Este trabajo de Friedrich Heinemann, investigador del Centre for European Economic Research, le va a encantar a Wonka (a quien ruego, si tiene tiempo, nos haga un comentario serio sobre el mismo). Según Heinemann, el crecimiento del Estado de Bienestar Social destruye la moral social. Pretende demostrar (y creo que lo ilustra perfectamente) que un Estado generoso provoca la caída inevitable de la moral laboral y la iniciativa individual. Más o menos lo que vengo defendiendo hace tiempo, sólo que Heinemann lo hace con números en la mano.

Alguien cercano a Rajoy y que le pase el documento .pdf? Eso sí, que no se entere el tal Costa, por favor.

Vía Oliver Luksic

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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8 comentarios

  1. Wonka, lo de la diferencia por edades es lo único que me había llamado la atención. Si pedi tu consejo fué por eso: tras leerlo dos veces seguía sin verlo claro del todo. Ahora, a la luz de tu comentario, lo veo menos claro. Es una buena idea, pero poco trabajada.
    De todos modos la conclusión del trabajo refleja justamente la sensación que existe hoy en Alemania. Tanto CDU, como SPD y FDP han tocado el tema varias veces. Y se convierte en fundamental en estos días en los que se está discutendo la ampliación en un año del pago del subsidio de desempleo a mayores de 50 años.

  2. Yop, puede que tengas razón. Puede que mi comentario sea excesivamente mordaz e inhumano. Puede que la compasión que siento por todas las familias de todas las víctimas del terrorismo se haya tornado en el caso de Manjón en puro desprecio. Y es que considero absolutamente despreciable su actitud. Mi madre también perdió un hijo(en otras circunstancias, ciertamente, aunque no menos trágicas) y es por ello que se perfectamente como se llevan esas cosas con dignidad. Manjón no lo hace, y usa el cadaver de su hijo para curar su obsesión. O puede ser que la muerte de su hijo provocase la obsesión.

  3. Luis, vengo de leer tu comentario en batiburrillo sobre Pilar Manjón y va a ser en tu casa donde te lo comente. Tus referencias a su salud mental te convierten en un perfecto hijo de puta.

  4. Con una lectura rápida me parece que sus datos no les permiten hacer afirmaciones muy tajantes en ningún sentido. Fijaos, sobre todo, en el cuadro 2 y el gráfico 1 y comprobaréis que la asociación entre crecimiento del estado del bienestar y disminución del porcentaje de honestos (es decir, los que creen que nunca es admisible cobrar prestaciones públicas si no se tiene derecho a ello) está todo menos clara. Si se torturan un poco los datos, sí parece emerger una relación mediada por la generación: el aumento del gasto social provocaría una disminución del porcentaje de honestos entre los jóvenes, pero no en los mayores. En todo caso, la relación es débil, y tendría que comprobar que la técnica que utilizan les permite estimar bien los efectos de variables supraindividuales (como la variación en el % del gasto social).

  5. No he querido decir que haya que rebatir a Sennet. De hecho, en su libro hace una loa del papel del trabajo en la autoestima. Mantenerse a sí mismo, sentirse útil, es parte fundamental de la autoestima. La ética del trabajo fortalece el carácter. Responsabilidad individual.

    Pero su libro fue usado por muchos izquierdistas como demostración de la maldad intrínseca del capitalismo. De modo que no estaría mal que escribiera una segunda parte sobre la corrosión moral que produce el socialismo. Además de nihilismo y desorientación.

    Su pregunta quizás la respondiera Ortega diciendo que la desorientación y la falta de carácter son inherentes a la masa. Y el socialismo fomenta la masa en detrimento de los individuos. Quizás masa y socialismo se retroalimentan. Los líderes socialistas en el fondo le dieron la razón a Ortega: la masa no se rebelaría sola sin una vanguardia revolucionaria que ejerciera de cabeza y diera las órdenes. Tenían el mismo desdén por la masa que Ortega el elitista. Aunque no se les cayera de la boca la palabra igualdad.

    Ya se sabe que en la granja todos los animales eran iguales, pero unos más iguales que otros. ¿La lectura de Rebelión en la granja formará parte del temario de la EPC?. Va a ser que no. Quizás le pegaría más el nombre de EPM: educación para la masa.

  6. Si te refieres a este Sennett (que ya se que sí), decirte que no es necesario rebatirle, sino aprender de sus observaciones para evitar los desmanes del carácter que describe. Un trato igual merece Heinemann.
    En cuanto a las rebeliones triunfantes, por algún misterio de la naturaleza humana ninguna ha sido capaz de, en definitiva, traer algo distinto de la desorientación, el nihilismo o la corrosión. No son éstas comunes a todos? o sólo propias de quienes ostentan el poder tras la rebelión victoriosa? Saber que siempre ha sido así, nos impide volver a intentarlo? Nunca aprendemos?

  7. Senett podría ponerse a la labor de escribir «La corrosión del carácter. Segunda parte.» Esta vez sobre las maldades del socialismo.

    Ortega y Gasset podría escribir «El triunfo de las masas». Se rebelaron, triunfaron y cantaron: «Here we are now, entertain us». Desorientación, nihilismo, corrosión.

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