«Nichts läßt die Erde …

… mit größerer Sicherheit zur Hölle werden als der Versuch des Menschen, sie zu seinem Himmel zu machen» Johann Christian Friedrich Hölderlin.

En castellano:

«Nada consigue con mayor seguridad convertir la tierra en un infierno, como el intento de los hombres de hacer de ella su cielo»

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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5 comentarios

  1. Estas profundas palabras de Hölderlin me recuerdan estas otras de Nicolas Berdiaeff: «Las utopías parecen mucho más realizables de lo que antes se había creído. Nos encontramos actualmente ante una cuestión realmente angustiosa: ¿Cómo evitar su realización definitiva? Las utopías son realizables. La vida marcha hacia las utopías. Y puede que comience un tiempo nuevo, un tiempo donde los intelectuales… imaginen medios de evitar las utopías, de volver a una sociedad no utópica, menos «perfecta» y más libre.» (Citado por Aldous Huxley como encabezamiento de su novela «Un mundo feliz»).

  2. Día a día las dificultades van surgiendo y amontonándose; el mito del progreso adecuadamente no puede ocultar la realidad el sufrimiento y del cansancio; a la inteligencia que busca le es inherente el sudor y la fatiga: Quien añade saber añade más bien cansancio.

    Suelen, sin embargo los segundones imaginarse que por haber perdido la carrera de la víspera habrían de ganar automáticamente la del día postrero y tampoco faltan los “asletas” que esperan alzarse con la victoria en la prueba de velocidad precisamente por haber quedado últimos en la de fondo, cosas todas ellas palmariamente falsas, porque para ganar no basta con haber perdido.

    Son mayoría, de todos modos, los que tras pensar que las grandes gestas exigirían grandes esfuerzos, concluyen ilícitamente que los hechos pequeños se pueden despachar con pequeñeces.

    En cualquier caso, conviene no olvidar que la rosa florece porque florece, no sólo porque se la cuide primorosamente.

    Como la rosa, el sapiens sapiens es frágil. Con escasas excepciones, no hay que pensar al científico ni al político como genios en las alturas, Zarathustras de las montañas o águilas de Patmos. Ahorrarse metáforas candentes es de todo punto obligado, lo que no brinda alternativas, en modo alguno ,es la noche, porque ella, estrecho desfiladero, vendrá. Mas la sabiduría pide que la noche cuente con la esperanza de la mañana y que no se deje cercar nunca por el manto de plomo de la soledad, la desesperación o el dolor incontrolable.

  3. Creo que Hayek cita esto mismo en alguna parte, pero cambiando «tierra» por «Estado».

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