La debilidades del estado. Basta ya!

En el fondo debería alegrarnos el proceso de aparente descomposición del Estado al que estamos asistiendo en los últimos dos años. Descentralización, reparto de las funciones de los tres poderes hacia estructuras geográficas y culturales menores, amagos de libre competencia entre comunidades autónomas… Por supuesto que muchas de estas medidas van acompañadas de una enorme carga emocional – prueba inequívoca de la inmadurez política en nuestro país – que se hace patente en el uso y abuso de conceptos como «nación» y sus sucedáneos, en la tozudez de las imposiciones lingüísticas o en la redacción folclórica de los nuevos estatutos de autonomía. Si la minimización de las estructuras del estado (y por ende sus poderes) fuese la meta última de los cambios que observamos, decía, deberíamos estar contentos. Pero lamentablemente no es así.

La bancarrota del Estado Español no es fruto de un movimiento liberal, no se basa en los principios de responsabilidad individual, justicia para todos y libertad de las personas. La bancarrota del Estado Español es fruto exclusivo de la debilidad de sus administradores. Debilidad humana y debilidad política. Y del paulatino distanciamiento – por desidia resignada – de sus administrados ante todo lo que tenga que ver con la labor de aquellos. Ningún partido político español en el Gobierno ha sido capaz jamás de transmitirnos con certeza que gobernaban para todos. Mientras los grandes partidos nacionales siguen empecinados en una absurda lucha ideológica hace años caduca, prisioneros de la autocomplaciencia y servidores de la más rancia endogamia política, los partidos nacionalistas gobiernan aferrados a sus principios decimonónicos, nostálgicos en la mayoría de los casos de una historia inexistente, opresores de voluntades con la palabra (la lengua) como arma.

Las ideas, los principios, se tornan en dogmas si alguien las toma como verdad absoluta y decide que todos los demás DEBEN asumirlas como propias. Más peligrosas aún son las ideas en manos de quienes, en lugar de perseguir una sociedad de individuos pensantes, diferenciados entre sí por sus capacidades y méritos, prefieren una sociedad de individuos iguales y «protegidos por el estado». Protegidos de otros y de sí mismos por el PODER estatal. Entonces asistimos a la glorificación del Estado no sólo como principio aglutinador de voluntades, sino como GENERADOR de voluntades. El individuo se ve arrebatado de su capacidad de decisión propia, impedido en el desarrollo de criterios propios, abandonado a la vorágine de la corriente de pensamiento «estatalmente correcta». Primero delegamos nuestra voz en unas siglas, luego en un Estado. Cuando la codicia por conseguir ese poder sobre los demás puede más que la ambición por devolver el poder a los individuos, la clase política abandona los principios de la democracia y la libertad para entregarse a un absolutismo paternalista disfrazado de democracia parlamentaria.

No es la voluntad de los andaluces la que ha generado su Estatuto de Autonomía. No es la voluntad de los catalanes o los gallegos la que estigmatiza al castellanoparlante. No es la voluntad de los vascos la que mantiene viva a ETA. La casta política andaluza, el sectarismo absolutista de los nacionalismos y la efectividad de la violencia ante la debilidad de los gobernantes en forma de réditos políticos son los verdaderos motores de esos cambios.

Y el silencio. El silencio doloroso de los individuos (del color que sean) sometidos a la «disciplina de partido». El silencio doloroso de los ciudadanos, sometidos al miedo de lo «políticamente incorrecto», hipnotizados por medios de comunicación al servicio de quienes, conscientes de todo esto que describo, ansían tomar las riendas del Estado (no importa si grande o pequeño). Las riendas de nuestras voluntades.

Ha llegado el momento de la rebelión civil. La rebelíon pacífica. La rebelión sin siglas. La rebelión de los individuos. Ha llegado el momento de retomar las riendas de nuestra voluntad. Es el momento de decir basta. El individuo no es una ficcion del neoliberalismo para justificar principios de mercado capitalista. Yo soy un individuo. Y existo. Tú, lector de este blog, votante de éste o de aquél partido, tú eres un individuo. Te invito a decir «basta ya» conmigo. Por un estado mínimo, por un poder judicial verdaderamente independiente, contra cualquier forma de imposición (lingüística, religiosa, social), contra el chantaje de los violentos (de todos los violentos). Es mi voz, es tu voz la que realmente cuenta en tu vida y la mía, no la de los políticos. No mientras abusen de la confianza que en ellos depositamos para, una vez en el poder, olvidando tu voz y mi voz, pretendan imponer -falazmente y en mi nombre- la suya.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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9 comentarios

  1. Erróneo, Neira. Por un lado, Hoppe acertadamente nos recuerda que en 1914 ya era evidente el proceso de infantilización hoy predominante, y por otro, no olvidar a la legión de campeones de la libertad que continuaron su obra hasta el final de sus días, léase Rothbard, Bastiat o Mariana, por nombrar tan sólo algunos. Dicho de otro modo, no mejora sus dotes quien envidie al difunto Rubirosa ni le quita lo bailado.

    Para terminar: Have you ever been at the wrong end of eminent domain, Neira?

  2. Te entendi perfectamente Luis. Lo de la estrategia y demas no viene por ti, jeje, que creo que tienes las cosas bastante claras. Estaba siendo un poco capciosamente «izquierdista».

    Voy a ser un poco mas malo. JMG debería jubilarse, como Del Olmo. Y no lo digo con rencor ni nada por el estilo, es que deseo sinceramente que ambos pasen los últimos años de sus vidas conversando y pasandoselo bien con sus amigos mas intimos, viendo crecer y jugando con sus nietos,… vamos, esas cosas que uno se merece a ciertas edades, después de toda una vida trabajando.

  3. Es de agradecer que haya cientos, y mejor miles, de sitios web como éste operados y financiados por sus creadores. Ello no impide notar que JMG es capaz de superar una audiencia de 10 millones. Pero para sostenerla y consolidarla en el tiempo de modo que la inmensa mayoría quede inmunizada contra el expolio en sus muy variopintas manifestaciones serán imprescindibles las valiosísimas e irrefutables contribuciones de miles de seres pensantes como tú, Luis. A partir de ahí aumentan las posibilidades de captar recursos para una TV internet 24/7 que incluso podría compartirse con, por ejemplo, Lew Rockwell.

  4. Claro, Alberto. Aquí nadie descubre nada nuevo. Se trata simplemente de pronunciar las cosas, llamarlas por su nombre. Y de ponerlas en práctica.

  5. Fiajte Luis que esto mismo que dices al principio del texto ya lo exprese yo hace un tiempo en esta anotacion.

    http://untoqueliberal.blogspot.com/2005/12/esta-la-salvacin-de-espaa-en-el-propio.html

    En general estoy de acuerdo con todo lo que dices. Aunque para llegar a ese Estado minimo hace falta mucho camino y muchas decisiones y periodos intermedios. Y algunos no se enteran de que las guerras se ganan por batallas, aunque ayuda mucho tener una estrategia general y una meta claras. Los socialistas en esto nos ganan por kilometros. Una pena.

  6. Señor Iracundo, sería usted tan amable de enviarme por e-mail más detalles (si los hubiere) sobre la ALCD? Ha conseguido despertar mi interés.

    #Frid: eso es, los ciudadanos moviendo a los artidos y no al revés.

    # Alberto Dietz: no sé si JMG sería el «revulsivo» adecuado. Sí se que yo estoy lo bastante motivado para no necesitar de ningún revulsivo. Este blog es el canal que he elegido para dar rienda suelta a mis ideas. De momento me basta. No necesito un vocero, pues quiero creer que si son muchas las voces que se unen, al final terminaremos por ser oídos.
    Efectivamente: todas las Cartas Magnas que reconocen la existencia de los derechos de los individuos son eternas. La de León (más para mí como leonés) es una de ellas.

  7. El rosario de flagrantes agresiones contra el genuino derecho individual sobre la propiedad privada justamente adquirida alcanza hoy tal criminal magnitud -léase «agente urbanizador»- que requiere un Bastiat a la medida. Este podría ser José María García, quien ha manifestado su intención de crear un programa sobre «corrupción urbanística». JMG sabe llegar a una audiencia masiva a nivel nacional y engancharla argumentando convincentemente. Tiene acceso a recursos que le permitirían contar con personas del calibre de Huerta de Soto, Valin y Caparrós, por nombrar tan sólo algunos de los actuales defensores del impulso civilizador desde Laozi, Aristóteles, Ulpiano, Cicerón, via Aquino, Mariana, a Jefferson, Bastiat, Molinari, Spooner, hacia Menger, Mises y Rothbard entre otros. Puedo imaginar a JMG provocando la fulminante abolición de la criminal figura de «agente (expoliador) urbanizador» tras compararla a la trayectoria del duque de Lerma, trayectoria que hubiese sido imposible, al igual que las actuales aberraciones, de haberse simplemente observado al respecto los artículos 6, 9, 10, 19 y 21 de la constitución más antigua conocida del mundo y hasta hoy la mejor, que no es otra que la Carta Magna de León de 1188, la cual no «otorga» derechos sino que en ella se reconocen derechos individuales, y éstos no levan fecha de caducidad.

  8. Te voy a citar desde Aragón con el enlace y la conclusión… frid pero para acabar con la tiranía hay que cumplir la ley. Partidos políticos sí, pero cambiemos cuando podamos la ley electoral. elección directa ya.

  9. Puede usted unirse a esa rebelión en la Hay que acabar con la tiranía de los partidos políticos, de esa reducida oligarquía que se ha degenerado completamente, y hacer que España sea una nación unida por el voto, unida por la libre voluntad, de una vez por siempre.

    Salud y libre comercio

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