No aporto, luego agrado

Lo vemos todos los días en la cotidianeidad de nuestro trabajo, de nuestras relaciones sociales: aquellos que son incapaces de aportar contenidos en un debate terminan por convertirse en los bufones de la ronda, o los olvidados, o los agradables. No son nunca incómodos, pues su única forma de interacción social es la de agradar a los demás. No encuentran otra vía para ser aceptados en «la ronda», pues toda otra aportación que hiciesen, por baladí, resultaría irrisoria en lugar de simpática. Y para agradar lo mejor es adaptarse, disfrazarse, transformarse. Su vida es un camerino atiborrado de disfraces y maquillajes, lleno de biombos tras los que se esconden las mentiras que les contaron a unos para agradar a los otros.


Mira qué agradables somos!

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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4 comentarios

  1. El título de este post merece un premio. Voy a incorporarlo a mi compendio de frases hechas. Sencillamente, magnífico.

    Lo siento Bazán: sí, es para llamarte degenerado.

  2. Llamadme degenerado si queréis, pero a mí Leire Pajín vestida de esa guisa me da mucho morbo…

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