La cocina "nacional"

El nivel cultural del país (y seguramente el coeficiente intelectual de quienes intervienen en el debate público) ha descendido en los últimos tiempos hasta extremos indecibles. Ahora se define la ciencia política y el derecho constitucional a través de las cualidades gastronómicas.

Carme Ruscalleda es una gran cocinera. Peca, como tantos cocineros mediáticos, de colocar el continente (en el caso de los cocineros catalanes, el diseño) por encima del contenido, pero sus platos son de ovación y vueltas varias al ruedo. Aunque lejos de seguir los viejos aforismos de la sabiduría antigua, zapatero a tus zapatos y cosas así, Ruscalleda cree que con los cacharros de su cocina puede demostrar la existencia, si no de Dios, sí al menos de la «nación» catalana:

«Cataluña no es un invento; hay una lengua, una cocina. Por lo tanto, es una nación.» (€)

Alguna vez hemos hablado en BBS de la gastronomía nacionalista, aportación esencial a la historia del pensamiento occidental. A fuer de sinceros, hemos de agradecer profundamente a los nacionalismos que nos pongan las cosas tan fáciles y se muestren tan, tan transparentes. Tanto que ya nadie puede creer en España su discurso victimista y pendenciero, tan falsamente progresista, tan profundamente provinciano.

En BBS no vamos a boicotear la estupidez etnicista. Simplemente disfrutamos de ella: reír siempre viene bien. Y luego dejamos propina.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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8 comentarios

  1. Y tanto que via BBS, como que es un copypega sin que el texto esté en modo cita, indentado o entre comillas.

  2. A esta tipa la nación en el fondo le da igual, en la entrevista lo que dice literalmente es que Cataluña está harta de ser la teta de España, vamos, que lo que quiere es la pasta, y no precisamente de la de comer. Conclusión: entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero.

  3. Frank Zappa decía que para ser reconocido entre los países del mundo hacía falta tener una aerolínea y una cerveza.
    Como aún la Nación no tiene una Air Catalonia, y las cervezas locales si las hay no se conocen fronteras afuera, el estándar de Zappa no se ha alcanzado aún. Sigan trabajando.

  4. Vamos que, con el pescaito frito, Triana república independiente, como dicen de coña los trianeros en las camisetas.

    Ah, la lógica nacionalista. Cuánta faramalla para vestir la pura simple paletería.

  5. ¡GB no es nación!
    Ni siquiera Inglaterra.
    El sandwich y el jamón york no son suficiente argumento.

    ¿Alemania es nación?. ¿El apfelstrudel y el sauerkraut son suficiente garantía?.

    Si es que no, tendremos que avisar a Kofi y expulsar a estas naciones fallidas de la ONU.

    ¡Paella über alles!

  6. Tuve que leer dos veces los comentarios a toda página de esta señora en EL Mundo para darme cuenta que no era broma lo de la cocina, porque me pregunto: ¿si ellos son nación porque tienen cocina, entonces la fabada, la paella, los chopitos, el cocido, las migas, las fabes, las papas, el lacón con grelos, el pulpo a feira, y tantos y tantos otros son también países?

    PS: lo que me gustó fue cuando dijo que cuanto más catalán se sentía, más española es. (uno a dios y otro al diablo)

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