Mezcla peligrosa

Tómese un recipiente inestable. Vierta en él una buena cantidad de radicales libres en suspensión. Añada un puñado de soberbia y una pizca de envidia (justificada o no, no importa para esta receta). Como catalizador use 817 miligramos de odio. Deje reposar veinte años, hasta que la mezcla alcance un estado pre-exotérmico.
Ahora añada, en una atmósfera de talante unas gotas de intolerencia homogeneizada con otra pizca de envidia.

Ya puede salir corriendo!

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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